Partida Rol por web

Mientras ellos conversan y se agradecen por el trabajo, Wynn los mira un momento antes de salir de la enfermería, había hecho la acción buena del día, así que abrió la puerta, dejando a sus compañeros en la enfermería.

-Creo que ella puede esperar-dije tomando la jaula de las manos de Thad – supongo que será un misterio, hasta que todos estemos bien-  por el momento no me interesaba ponerle un nombre o saber si era hembra o macho, me interesaba mas la salud de mis amigos – Bueno lo mejor será dejar descansar a Artie y Kayla, ye tuvimos bastante ajetreo hoy- dije encaminándome a la puerta.

-Chicos mejórense- sonreí alegremente, mientras abandonaba la enfermería, para estos momentos tenía demasiada hambre y el mejor lugar era ir al gran comedor para saciar ese apetito.

- De acuerdo chicos, cuidaros, nos vemos en clase - le dio un abrazo a cada uno y salió de la enfermería con el resto.

- si estoy bien, solo ha sido un chispazo, creo que perdí la concentración-

Thad se acerca a Artemis y le dice cabizbajo que siente no haber sido de más ayuda, siento ser un inútil sin ningún talento.

- Intentaré mejorar para que esto no vuelva pasarme, no quiero volver a ver a nadie sufrir así y no poder hacer nada.

Tranquilo hombre todo va a ir bien, estamos aquí para aprendet y mejorar después de todo, no te sientas mal.

Venga Thad, ve a descansar que Kayla y yo estaremos bien muy pronto. - digo animando a Thad.

El profesor Rowle llegó de nuevo, casi sin respiración de tanto desplazarse sin parar, a la enfermería. Anteriormente había decidido aparecerse nuevamente hasta el lago para tomar en brazos a la jovencita herida, pero al llegar ya no había nadie. Intuyó que los muchachos habían hecho el esfuerzo de entre todos, como un equipo, acompañarla poco a poco.

Al entrar a la sala observó que la muchacha ya estaba en una de las camas siendo atendida y suspiró aliviado. Ártemis también parecía ir recuperando fuerzas y aún quedan allí tanto la señorita Sinclair como el bueno de Thad.

- Me alegro mucho que estés bien, jovencita. Le susurró a Kayla Silver acercándose a su lado. Siento no haber llegado a tiempo al lago, incumplí mi palabra de traerte en brazos. ¿Me disculpas, cierto? Y trató de fingir estar muy apenado para poco después sonreír y guiñarle el ojo izquierdo. Entonces... ¿Ya estáis todos bien? ¿O hay alguien más atrapado entre los tentáculos del calamar gigante pentacular? Uff, eso me recuerda que pronto tendré que conseguir un poco más de tinta... No es nada agradable...

Entonces miró las caras de desconcierto de sus estudiantes y movió los hombros indiferente.

- ¿Alguien tiene que hacerlo, no? Y sonrió divertido. Lo pequeños no sabían que había formas de hacerlo de forma segura. Quizá en un futuro...

Voy corriendo hacia el profesor Rowle y le abrazo. Las lágrimas me caen por las mejillas y no puedo contenerme.

- Tiene que enseñarme a no dejar que le pase esto a nadie más. Necesito aprender más rápido y dejar de ser tan inútil.

Muchas gracias por todo profesor, ahora si me disculpa voy a intentar descansar un poco, pues aún me siento un tanto adolorido. - digo mientras me echo en la cama dándole la espalda a la puerta para ponerme a dormir.

Una vez me acomodo en la cama le dedico una sonrisa a Kayla y le guiño un ojo para luego cerrar mis ojos y fingir dormir, mientras aguzo el oído para estar pendiente de los movimientos de Chad y el profesor Rowle

Kayla no estaba particularmente mal. El dolor de la rodilla era soportable y Artemis estaba bien. ¿Qué más podía pedirle a la vida?. Le sorprendió, eso sí, que su profesor se hubiera recorrido todo el castillo para encontrarla y se alegró de verle, gesto que se evidenció cuando la niña sonrió, brillando sus ojos en el proceso.

- Oh profesor..., siento mucho que no le hubiésemos esperado, pero tampoco queríamos molestar demasiado... Muchas gracias por ayudarnos, no sé qué hubiera sido de Artemis si usted no llega a aparecer.... - le indica ella dando las explicaciones pertinentes -... ¿disculparle yo a usted?.... claro que sí, pero sólo si nos enseña a elaborar aceites esenciales mágicos que permitan que Artemis no vuelva a estar como hoy ha estado....- dice la pequeña, evidenciando que se le daba muy bien hacer tratos en su beneficio -... lo hará...¿verdad?.... - casi le faltaba pestañear.

- ¿De verdad va a sacarle tinta al calamar gigante?...., suena fascinante... ¿puedo acompañarle cuando lo haga?... - la muchacha solía ser prudente pero confiaba plenamente en su profesor. El profesor Rowle todo lo podía, todo lo sabía y hacía cosas maravillosas como extraer sustancias mágicas de la naturaleza para posteriormente, darle un uso práctico -... ¡hay tantas cosas que me gustaría aprender!....

De repente una vocecilla rompe con el ambiente circundante. Thad lloraba, como era habitual en él. Si Kayla hubiera pertenecido al mundo muggle sabría que en la escuela podría haber sido catalogado como un niño con necesidades educativas especiales, una suerte que estuvieran en Hogwarts con su mágica existencia. Allí tenía la oportunidad de aprender cosas que otros no podían.

- ¡Oh Thad!... no llores, no te pongas así..., no ha pasado nada...., míranos..., estamos en perfecto estado los dos... - ¿Por qué tenía que animarle ella si era la lesionada?.....-... venga amigo..., respira profundamente..., ve al gran comedor y tómate un zumo de calabaza.... - mira de reojo a Artemis -.... vaya perdona, no era para provocarte...- y es que hablar de calabazas en ese ambiente quizás no había sido la mejor de las ideas -....un zumo de... algo... anda ve para allí, seguro que Wynn está deseando pasar un tiempo contigo..., o Altair..., sí, sí... Altair..., así le cuentas la aventura.... - le dice sonriendo

Kayla observa cómo su compañero y amigo se gira a dormir, despidiéndose del profesor. La muchacha mira al techo, ella era en extremo vivaracha, estar tumbada le era muy desagradable. Suspira esperando que toda la magia se concentrase en su pierna y así pudiera correr de nuevo por los terrenos del castillo. ¿Se irían finalmente el profesor y Thad?....

Thad sale hacia el gran comedor cabizbajo, el profesor Rowle, su referencia como mago acababa de pasar totalmente de él, Melker había rechazado enseñarle, Kayla deseaba estar a solas con Artemis y le había dicho más o menos que se largase, Wynnona le había despreciado cuando la abrazo por hacer el hechizo, todos estaban alejándose de él cada vez más. El pozo en dónde estaba cayendo era profundo y oscuro, ahora echaba de menos a los abusones del orfanato, por lo menos ellos no le daban esperanzas de amistad. Quizás era cosa de su mente pero empezó a escuchar una especie de silvido siseante por el pasillo y lo siguió intrigado.

Preocupado por el estado de los jovencitos malheridos, el profesor Rowle no advirtió que Thad lo estaba pasando francamente mal en aquel instante. Si bien es cierto que habló con la jovencita Kayla, no se percató de cuando fue que el pequeño Castle salió del lugar...

- No tienes que agradecer, jovencita. Y en cuanto a esas complicadas esencias que mencionas que quieres aprender... ya hablaremos de ello en otro momento. Ahora mismo necesitáis descansar para mañana estar en plenas facultades... No sabía si Ártemis ya había cerrado los ojos ni si le escuchaba, pero lo comentó para ambos. Y para lo de la tinta del calamar pentacular...primero deberíais conocer algunos hechizos para evitar problemas. Todo en su momento, no queráis correr cuando todavía no sabéis caminar. El mundo de la magia es demasiado hermoso para ir saltándose etapas...

- Bueno, es momento de que os dejemos descansar y recuperaros. Será momento de que nos vayamos, ¿verdad señorito Cas...? Entonces se dio cuenta que Thad ya había abandonado el lugar y se sintió un poco decepcionado consigo mismo. Quizá necesitaba de su apoyo y no se lo había ofrecido como debería. Ya se ha marchado... Ejem... Haced caso a la enfermera Pomfrey en todo lo que os diga. ¡Hasta mañana!

Kayla había sonreído a su profesor con simpatía, le encantaba ese hombre. Siempre dispuesto a ayudar y enseñar, si todos los docentes del castillo fueran iguales el aprendizaje sería un paseo por las nubes.

La muchacha observa a Artemis el cual quizás estaba dormido ya. Ella se recuesta en la cama, dejando que los sedosos cabellos rojos caigan sobre la blanca almohada. Quería cerrar los ojos y dormir pero no podía, el exceso de adrenalina la tenía completamente despierta.

- Artemis... - susurra -... Artemis...¿duermes?.... - esa pregunta era odiosa cuando realmente una persona está dormida, porque la respuesta en cualquier caso sería que no.

En cuanto escucho la puerta de la enfermería cerrarse detrás del profesor Rowle, abro mis ojos y sonrío, con algo de dificultad tomo asiento y empiezo a buscar algo en el bolsillo de mi túnica.

Prometí que te mostraría algo, sé que no es tan espectacular pero es muy importante para mi, adelante abrélo, no te cortes, sólo son dos fotografías viejas una mágica y una normal. -digo mientras le entrego un sobre cerrado a Kayla.

Ellos son mis padres, Víctor y Olivia, él es un auror, nació en París, pero estudió en Inglaterra y se hizo camino desde abajo en el departamento de seguridad mágica, ella es una periodista muggle, ambos han tomado un juramento inquebrantable el uno por el otro.

¿Recuerdas que la noche en que te conocí, mencioné que hubo una misión que mi padre no pudo completar? Pues esa misión fue borrarle la memoria a mi madre, pues ella logró descubrir el callejón Diagon y una serie de cosas más sobre el mundo mágico, eso al Ministerio no le gustó y mandaron a un auror tras ella.

Ya te imaginas a quien mandaron, estuvieron jugando al gato y al ratón durante meses, pero conforme mi padre la investigaba y perseguía a la par, iba descubriendo muchas cosas sobre mi madre, cosas que empezaron a fascinarle, aspectos de su personalidad que lo cautivaron. - comento con con cierta fascinación.

Por su parte mi madre no tardo en hacer su tarea, pues sabía de lo que era capaz el Ministerio, pero ella estaba más que dispuesta a publicar su investigación y nada la detendría, menos un mimado petulante francés de buen nombre. Sí así lo llamó, al menos hasta que descubrió al hombre detrás del nombre.

¿Quieres saber como terminó esa persecución? Pues pudo más la admiración mutua que los llevo a encararse y tras una noche en la cual un auror no pudo ni echar mano de su varita, la admiración se convirtió en respeto y en algo más.

Algunos meses después se casaron y tomaron un juramento inquebrantable en virtud del cual si ella publicaba su investigación y hacía público nuestro mundo, mi padre moriría y si mi padre destruía la investigación el moriría, la verdad que lo único que queda del trabajo de mi madre es una sola página, pues las demás las quemó mi madre cuando nací. - añado con una sonrisa cómplice.

Es por eso que esas fotos son tan especiales, la de ella, la única mágica, es la que le dio el ministerio a mi padre para rastrear a mi madre y la de él es la que le tomó ella cuando lo descubrió siguiéndola.

Ese es mi mayor tesoro.

Kayla cuando vio al muchacho levantarse con tanta agilidad pensó que le había asustado al hablarle, pero al visualizar su rostro determinó que no había sido como ella pensaba, sino que estaba deseando que se marchasen los demás de la sala para poder tener una tranquila charla. La Slytherin se incorpora de la cama y observa al Hufflepuff rebuscar en su túnica, sacando finalmente un sobre. La pelirroja, curiosa por naturaleza cotillea el interior, visualizando finalmente dos fotografías.

- ¿Por qué no se mueve la persona de esta fotografía?... - fue su duda más directa. Ella no conocía el mundo muggle, de hecho le aterraban las cosas de los muggles, era una fobia irracional que tenía por culpa de su abuela, una bruja que hace honor a esa nominación, le contaba historias terribles de muggles cuando era pequeña, y su miedo infantil se acentuó con la edad.

Kayla escucha a su amigo hablar de su mayor tesoro. La fotografía de sus padres, la historia de amor que les unió y que provocó que Artemis estuviera allí con ella. Estaban forjando una muy buena amistad, tenían confianza y se contaban detalles de su vida que otras personas no conocían.

- Artemis..., es muy bonito lo que dices..., entiendo que te llevas muy bien con tus padres... ¿verdad?.... ¿tienes más hermanos?... - le mira a los ojos, mostrando siempre esa curiosidad innata que Kayla mostraba ante los demás -....lo primero es la familia..., mis padres también me lo han dicho en más de una ocasión, aunque mi abuela paterna no está demasiado convencida de eso..., opina que lo primero es ser un buen mago o bruja y que la familia es algo impuesto por el destino, y que éste en ocasiones es cruel, como la fortuna... - indica casi textualmente, citando a la vieja bruja Andrómeda.

- Me alegra mucho de que hayáis compartido conmigo este tesoro vuestro, es algo muy personal y agradezco la confianza que tenemos Artemis, ha sido una suerte encontrarnos en el castillo, y ojalá hubiéramos sido de la misma casa, así no existiría entre nosotros ni competición a nivel de quidditch... - sonríe la pelirroja -.... aunque supongo que eso también puede llegar a ser muy emocionante... y divertido...., que podamos competir en algo..., siempre y cuando prometamos no enfadarnos.... - el rostro iluminado de la pequeña se muestra alegre, como ella es, siempre intentando agradar a las personas que le rodean.

- ¿Por qué no se mueve la persona de esta fotografía?... -

Es una fotografía mágica, es normal que se mueva, la otra es muggle. - respondo con tranquilidad para luego empezar a narrar mi historia.

- Artemis..., es muy bonito lo que dices..., entiendo que te llevas muy bien con tus padres... ¿verdad?.... ¿tienes más hermanos?...

Mis padres son geniales, salvo por algunas pequeñas discusiones que siempre terminan entre risas, todo es genial en casa. De momento no tengo hermanos, pero mi madre está embarazada, espero que cuando nazca mi hermana, vea en mi a un amigo más que un hermano.

Yo no podría enfadarme contigo y menos después de lo de hoy, la forma en que cuidaste de mi en el lago, en verdad lamento mucho que te hayas lastimado por mi culpa. - confieso un tanto sonrojado. - En verdad Kayla, eres mi mejor amiga y me gustaría que podamos permanecer siempre juntos.

Sé que apenas te conozco, pero me pareces una persona maravillosa y sin importar lo que suceda, sé que puedo contar contigo, es por eso que quiero mostrarme ante ti tal como soy, aunque a veces parezca un tonto de capirote, jejeje.

Significas mucho para mi Kayla y sin importar lo que pase siempre voy a estar allí para ti. - digo mientras me pongo de pie y camino hasta su cama.

Espero que no te moleste que te acompañe hasta que te den el alta. - añado mientras me siento en un banco al lado de la cama de Kayla y la tomo de la mano con una sonrisa cálida.

Kayla abre mucho los ojos cuando le dice que una de las fotografías es de origen muggle

- Ten cuidado a ver si va a estallar o a provocarte alergia o..., algo mucho peor... - dice la muchacha con miedo en sus ojos, y es que las cosas muggles eran artefactos del diablo

- Bueno, al menos las discusiones de tu casa acaban en risas..., en mi casa las que se inician suelen acabar conmigo castigada...., es lo habitual... -se encoge de hombros -....¿tu madre está embarazada?..., oh es genial...., pero os lleváis mucha diferencia de edad, ¿tanta guerra diste de pequeño que tuvieron que pensárselo tanto?.... - sonríe -.... seguro que serás un hermano mayor fabuloso, o un amigo hermano mayor fabuloso...., en cualquier caso..., fabuloso...^^

- Artemis..., todos cuidamos de ti en el lago..., cierto es que pasamos mucho miedo..., y me hubiera gustado ayudarte de mejor manera...., no saber qué hacer es horrible... - le dice suspirando -... y no me herí por tu culpa, fueron esas malditas raíces..., estaban por todas partes..., y tampoco es que sea muy ágil..., de todas formas no ha sido anda grave, seguro que saldré andando.... - o eso esperaba -... tú también eres mi mejor amigo y me encanta estar contigo...., podemos hacernos la promesa de estar siempre juntos y apoyarnos... - le dice ella al Hufflepuff, se pone la mano en el corazón de forma cómica -... yo Kayla Silver prometo solemnemente ser tu mejor amiga, cuidarte y respetarte y no quitarte los cromos de las ranas de chocolate... - esa promesa era firme de verdad, los cromos eran algo sagrado.

- Tu presencia nunca molesta Artemis... - tenían la mano cogida, ella le sonríe y propone algo...- por cierto..., he hablado con el profesor Melker sobre que me de clases particulares para practicar el rictusempra..., me ha dicho que si llevo pareja sí que me entrena... ¿querrías venir conmigo?....

Kayla yo con gusto te acompañaría hasta el fin del mundo. - respondo para luego llevar una mano a mi corazón y proceder a repetir el juramento de Kayla.

Yo Artemis Flamel prometo solemnemente ser tu mejor amigo, cuidarte y respetarte y ayudarte con todas las tareas por siempre y para siempre, en especial la de los historia y astronomía. - digo con una mano en mi corazón y otra sosteniendo la mano de Kayla.

Pues bien, ahora aquí me quedo hasta que podamos salir caminando juntos y luego a cenar, sin calabaza por favor, pues prefiero amanecer en mi habitación y no aquí salvo que tu te quedes cuidándome, en cuyo caso podría hablarte de mi primo Steven. - digo sonriente mientras guardo con mimo las fotos.

Por cierto, las cosas muggle no muerden a lo sumo explotan, pero eso casi nunca sucede, si gustas puedo contarte como funcionan algunas de ellas, mamá me lo ha explicado con mucha paciencia.

La pelirroja sonríe cuando Artemis realiza el juramento, al igual que ella. Iban a ser muy buenos amigos y el apoyo que podían procesarse facilitarían los estudios en el colegio, así como sus avances en las asignaturas. Juntos podrían ser imparables. Solo esperaba que no se matasen vivos por cuestiones de quiddich, y es que animar al equipo de sus casas era cuestión de orgullo y honor.

- Bueno, digamos que no me importaría pasar la noche aquí contigo charlando sobre tu primo Steven, pero por favor, que no sea por intoxicación por calabaza, que si me das otro susto como el de hoy quizás ni sobreviva... - indica con su rostro siempre amable -... ¿qué tiene de particular tu primo Steven?...., como me digas que adora la Astronomía mejor ni me lo presentes... - ríe tras pensar, como odiaba la asignatura

Cuando Artemis habla de cosas muggles ella se pone seria. No le gustaban las cosas no mágicas, no eran seguras, le aterraban y podía hasta reconocerlo públicamente.

- No,no, no... - indica la muchacha -.... yo no quiero saber nada de cosas muggles..., con lo fáciles de manejar y maravillosos que son los objetos mágicos, fácilmente intuibles y con manual de instrucciones..., es una locura pensar en esos cacharros que explotan.... - le mira algo seria -... me da mucho miedo todo lo que tiene que ver con ese mundo...., mucho pero que mucho miedo....