Partida Rol por web

Suavizó el viaje y disminuyó la velocidad cuando estaban sobre el bosque y volvieron al lago, pudiendo verse reflejados en sus aguas, se veían alegres, compartían el amor por el vuelo, por la competencia incluso, la chica  giró un poco su rostro hasta que sus labios podían rozar la mejilla de él.

— es lo que más amo hacer, además de cantar — nadie la había escuchado, pero ella cantaba, la niña ladeó un poco su rostro para verlo mejor, y siguieron volando hasta llegar al bosque, en donde habían partido, la niña lo dejo bajar y ella lo hizo después, arreglándose la ropa y su cabello.

— *me agradas... * — le dice, con sus mejillas sonrojadas y nuevamente haciendo más intensa su naturaleza.

Al bajar de la escoba me estire mis brazos y mis piernas un poco e hice que la escoba volviera a mi mano sin girarme a ver a Gin, pero al hacerlo nuevamente volvió a pasar esta vez por sus tiernas mejillas, otra vez estaba embobado con su encanto, no respondí a nada de lo que dijo aunque tenía pensado preguntarle sobre lo de cantar.

En vez de eso me fui acercando a ella despacio hasta que la cogí de las manos y me seguí acercando, estaba totalmente hechizado e iba a besarla. Realmente no es que sus encantos me hubieran hechizado totalmente si no que mas bien se aprovecharon de las ganas que reprimía y las sacaron a relucir ahora para aprovecharse y forzarme a hacer aquella mala acción.

Se paralizó cuando se dio cuenta que iba a besarla, su corazón comenzó a latir muy muy rápido, demasiado rápido y de hecho, sus ojos se fueron cerrando, creyendo que era lo que ambos debían hacer, que todo estaría bien, pero la duda de que el chico realmente lo hiciera proque lo deseaba y no por su naturaleza la asaltó así que debió tomar una decisión, tampoco quería espantarlo, ni hacerle algo malo, o salir corriendo.

Ginevra cerró sus ojos y desvió su rostro para besar la mejilla de Alen, un beso cerca de la comisura de los labios, un beso que los salvaría de una situación complicada, de una decisión que no era natural, que Alen no tomaría si no fuera ella, además, a él le gustaba otra niña. Ginevra sintió que debía protegerlo de sí mismo y de sus malas decisiones. Además, si alguien la besaba deseaba que lo hiciera porque realmente le gustaba y no porque le pareciera "hermosa". Era tan difícil saber cuando un chico era sincero. 

Acaricio sus manos con tenura, mientras mantuvo ese beso inocente, y no le quiso decir nada, solo mantenerlo acogido en su amistad. Eran niños y estaban terriblemente confundidos, sobre todo Gin quien se debatía entre lo que debía hacer y lo que deseaba hacer. 

Para cuando me di cuenta estaba besando la mejilla de Gin, había vuelto en mi y ahora me veía en esa situación y también sabía que fue la propia Gin quien sin apartarme no dejo que la besara, lo cual no tenía del todo claro si agradecía. Me mantuve abrazado a ella, pensando sobre el peligro que era estar mucho con ella. Aunque a la vez disfrutaba mucho el tiempo que pasábamos juntos entendía que si Vic me veía así no habría excusa posible.

- Al principio dudaste... -lo deje caer con una mezcla de tristeza en mi tono de voz, no sabía como me sentía el cerebro me decía algo y el corazón lo contrario vivía divido entre dos pensamientos radicalmente opuestos, uno bueno y otro malo, uno me decía que la besara de verdad y otra que me alejara lo mas que pudiera

— es que no sé lo haces porque te nace o porque estás encantado por mí... prefiero que estés seguro de eso... incluso si tienes otras dudas — se apartó un poquito, aunque seguían abrazado. 

— en realidad prefiero que así sea con cualquiera... Alen, no puedo difereciar si genuinamente le gusto a alguien o solo se siente atraído por eso que ya sabes... — ahora puede ver su rostro más cerca y las pecas en su nariz así como sus ojos tan verdes y con pupilas dilatadas — no quiero que me odies... o algo así... — saca la punta de su lengua, y se ríe — y... y dudé... eso, perdón... — volvió a sonrojarse, bajando su mirada, apenada por no saber la razón de sus dudas, quizás también le gustaba o creía que su vida sería más sencilla si se quisieran. Eso también debía resolverlo antes de decidir algo.

La mire a los ojos con la cabeza ligeramente caída, aunque sus ojos eran bonitos los míos no se quedaban atrás y es que mis padres me habían legado unos ojos azules preciosos aunque yo no poseía las pecas que ella sí.

- No lo se, lo peor es que no se por cual de las dos razones lo he hecho. Tal vez por una mezcla de ambos -y es que cada vez se me hacía mas difícil la elección- Yo nunca te voy a odiar, no tienes culpa de ser como eres -entonces finalmente nos separamos aunque por mi parte alargue el soltar su mano todo lo posible- ¿Quieres hacer algo mas?

Arruga un poco su ceño, y mantiene sus manos juntas hasta que se separan.
— pero puedes odiarme por hacerte hacer algo que dañe a otra persona — dijo con mucha tristeza, pero volvió a sonreír, era la forma en que lograba superar las penas, aunque pronto llegaría a su límite.

— eh.. ummm ¿un duelo? Eso me gusta mucho, veamos quien vuelva por los aires primero — aplaude, y saca su varita — eres competitivo, igual que yo, Alen — le apuntó con la varita, iban a tener un duelo, Ginevra no podía negar que le agradaba mucho el chico.

Aparte la mirada, tal vez mi opinión por ella cambiaría pero es que ella no era si no otra... no, la mayor víctima de su propio encanto ineludible, no respondí de inmediato si no que me tome varios segundo para hacerlo.

- No te odiaré -me limite a contestar con el pensamiento de ver a Victoria llorando por que me viera embelesado por Ginevra pero el cambio de tema a un duelo me animo un poco, saque la varita de inmediato- Claro nunca es mal momento para un duelo y si soy muy competitivo pero sobretodo conmigo mismo. -apoye la escoba donde pude para tener ambas manos libre y me puse en guardia

Si algún día ella le llegaba a gustar a Alen por ser ella y solo ella, sería muy distinto, pero para eso podrían pasar muchas cosas, eran niños y nadie les decía que estarían con aquella persona que les gustaba por siempre, así que prefería seguir comportándose como la niña que se sentía. 

Apuntó su varita e hizo una reverencia, tal como habían aprendido en el club de duelo, esa idea de mantener la tradición le había gustado mucho, aunque la primera clase del club había terminado con Silver gritándole cosas a Snape, lo que había sido un espectáculo triste y desagradable.  Ginevra apretó su varita y lanzó el primero de los hechizo, aguamenti, y el chorro de agua salió de su varita directo hacia el chico.

Hicimos ambos el saludo como dictaba y en cuanto estuvimos en posición mis ojos habían cambiado, antes eran tranquilos alegres y relajados, ahora eran serios, fríos y calculadores. Ginevra empezó lanzando un Aguamenti que esquive con un salto hacía un lado. Antes de caer al suelo del salto mi varita ya se había cargado de energía mágica que salió con una gran potencia en dirección a la chica, desde luego no me estaba conteniendo ni un poco por lo que no sería nada fácil el duelo.

No era para nada sencillo el duelo, sin embargo la niña no iba a dejarse vencer aunque termine en el suelo y sangrado, nunca se echaba para atrás en nada, por lo menos cuando eran cosas de competencia, ojalá fuese así en otro tipo de cosas, como enfrentar a su madre. La chica mordió su labio inferior, cuando lo vio ejecutar aquel hechizo, ella, por su parte, dio un saltito hacia el costado, logrando evitarlo pero por los pelos, casi le dio y la hubiera mandado a volar. 

Echó el pie hacia atrás, y apretó su varita nuevamente lanzando otro hechizo de ataque, esta vez sus labios pronunciaron "Rictusempra", y se fue directo hacia Alen.

Por muy poco no la mande a volar con ese Flipendo, pero lo esquivo bien y contraataco de manera muy rápida de hecho para esquivarlo tuve que tirarme al suelo y dese esa posición lance un nuevo Flipendo que voló hacia ella rápido como el rayo, de esta no se escaparía y me di cuenta por lo que empecé a sonreír ante mi victoria inminente.

Había soportado bien los embates de Alen, esquivando y logrando responder, estaba realmente disfrutándolo, así que cuando lanzó su maldición de la risa, viendo como el chico debe agacharse, hasta tirarse al suelo, pensó que le había dado, pero luego ve como apunta su varita hacia ella, lanzando su mejor hechizo, Ginevra intenta esquivarlo, echándose hacia atrás pero...

El bonito duelo de la pareja de los que en pocos meses deberían prometerse en un gran evento frente a familias distinguidas estaba siendo muy entretenido e igualado. Ambos eran buenos duelistas y a medida que avanzó el combate se fueron calentando, lanzándose hechizos cada vez más rápidos y potentes para impactar en el otro.

Entonces ocurrió lo que no se podía evitar, uno de los dos sería alcanzado, y en esta ocasión fue la joven semiveela la que salió despedida por los aires tras un potente Flipendo de Alen. La joven tuvo la mala fortuna de caer en los rosales del profesor Rowle, por lo que además de las heridas, lo suyo sería ir a disculparse con el docente. De no hacerlo, probablemente el profesor Rowle buscaría al culpable, y los arañazos de Gin parecían a priori muy evidentes y llamativos...

El flipendo le dio de llenó y sin poder evitarlo ni siquiera protegerse, la levantó y la hizo girar en el aire hasta caer de llenó sobre las rosas, ella no lo vio sino cuando iba directo hacia ellas, logrando caer de costado, cubriéndose la cara, pero no tardó mucho en sentir como las espinas se clavaron en su piel y lastimaron a la joven. Dolió mucho, sentía espinas en todos lados, y cuando se quiso mover, el dolor se hizo más intenso. 

— Alen... — intentó llamarlo, e volvió a moverse, pero más se clavaron, en sus mejillas, en sus manos y en sus piernas, sobre todo en sus piernas — no...no puedo salir — intentó mantener la calma, pero ya quería llorar del dolor, volvió a moverse, pero más rasgaban las espinas. 

En cuanto la vi volar por los aires ya me estaba levantando pero el ver los rosales hizo que saliera disparado en su dirección, se había hecho mucho daño y encima no podía salir. Entonces a falta de una idea mejor deslicé con sumo cuidado mis brazos debajo suya y con una pierna baje los rosales mientras la sacaba lo cual me hizo perder el equilibrio en cuanto estuvo fuera y me caí de espaldas con ella sobre mi abdomen sentada.

Quería reír por la caída y por todo pero la verdad era difícil con la posición en la que estaba la verdad.

- Ginevra... puedes... -me costaba un poco hablar con ella encima y le hice gestos para que se moviera- por favor...

Seguía atrapada en los rosales, arañada por las espinas, volvió a moverse, pero causaba mas dolor, pero Alen no dejaría que fuera atrapada en ese lugar o por lo menos, no entre las rosas, así que en su rescate, logrando jalarla, lo que hizo que se lastimara aún más, pero por fin, estaba libre para caer sobre Alen. Cuando él le dijo que se bajara, ella lo hizo, y quedó sentada en el suelo, gimoteando, pero no tan fuerte, sin embargo tenía lagrimas en los ojos, mientras intentaba sacarse las espinas de las manos, sentía que las tenía por todos lados.

— Rowle me matará... me matará... destruí sus rosas — sollozaba contenidamente mientras buscaba sacarse las espinas con los dedos, pero tenía rasguños por todas parte, en las manos, en las piernas, además del golpe en la cadera que ahora si qué le dolía — ...me matará... — le hizo unos pucheros a Alen, lo bueno es que no lo estaba culpando, y no podría, estaban jugando y el juego salió mal. 

En cuanto se bajo de encima mía me levante de inmediato y no sabía que hacer con ella, estaba llena de cortes pero si la llevaba a la enfermería todos se enterarían de que había estado con ella y Victoria se enfadaría otra vez, ¿ahora que iba a hacer?

- Espera, espera, no te muevas -agarre su mano por el dorso donde no había espinas y fui sacando las que tenía en la palma- Yo me encargo, al fin y al cabo fui yo quien te lanzó por los aires. Eh, eh no llores venga ya verás como todo se solucionara, ahora tu y yo iremos a ver a Rowle en su despacho y le contaremos lo que ha pasado seguro que te cura y no se enfada ya verás así que no llores porfa -pase a la otra mano para seguir quitando espinas- Venga, cielo anímate.

Estaba diciendo todo lo que me solían decir mis padres cuando lloraba de pequeño sin pensar muy bien si funcionaría con ella pero desde luego no quería verla llorar bajo ninguna circunstancia.

Lo que no sabía Alen es que nunca había recibido un consuelo así por parte de sus padres, pues para su madre era completamente indiferente mientras que su padre, no estaba el tiempo suficiente como para poder consolarla. La niña bajó sus manos y con temor se las extendió para que sacara las espinas, quejándose un poco con cada movimiento. pero de pronto sacó´sus manos y se quedó con la cabeza gacha, le dolían todas las heridas, no eran profundas pero ardían. 

— te-temes que sepan que estábamos juntos... ¿cierto? — le preguntó, no sabía como sentirse con eso, y lo pensó así porque debería llevarla a la enfermería, pero quería llevarla con Rowle, así que supuso que la quería llevar donde el profesor y mantener todo eso en secreto. Bueno, se lo había dicho, sin embargo le causó pena, debía esconder tantas cosas y no se sentía tan hábil como para eso.

— tranquilo, no te preocupes — levantó su mirada y le sonrió, aún adolorida, ahora le estaba doliendo la cadera y la pierna por la caída — yo iré y diré que me caí de la escoba o algo así, no tienen porqué saber que estábamos juntos, te dije que... que no te causaría problemas ni molestias — su mano fue hacia la mejillas de él y la tocó con la punta de los dedos, en una pequeña caricia — todo estará bien, para todos... — amplió su sonrisa, aunque era extraño verla, su blanca piel estaba llena de arañazos y rastros de sangre, pero se hizo la valiente y con algo de dolor se puso de pie, lastimada, adolorida y con lágrimas entre sus pestañas, pero aún así lo hizo.

— me gustó... a pesar de esto... eso Alen — se despidió con un pequeño movimiento de su mano y se fue cojeando, pero intentó mantener el ritmo, dejando atrás el libro que había quedado bajo el árbol donde estaba leyendo. 

Me mantuve en silencio cuando me pregunto, claro que lo temía pero si era necesario lo aceptaría sin ningún problema y me debatía entre si hablar o no y si debía o no volver a agarrar sus manos para continuar quitando una a una las espinas que le hacían daño.

- No... no... no... -susurraba de forma débil y casi inaudible mientras ella hablaba sobre tomar toda la culpa de lo ocurrido, se levantaba y se marchaba, la mire como se alejaba cojeando hasta que tome una decisión, corrí a por su libro y mi escoba y luego hasta ella, colé mi cabeza por debajo de su brazo y la mire con una sonrisa- Vamos a ir juntos ya te lo dije, además te dejabas tu libro -le di el libro que lo llevaba en la mano derecha la cual era la que pasaba por detrás de su espalda y una vez tuve esa mano libre agarre a la chica por la cintura y la ayude a andar, puede que todo el mundo se enterara de como Ryder y una Carrow herida de los pies a la cabeza caminaban por Hogwarts juntos pero me daba igual ya encontraría la forma de salir de esta indemne como siempre lo hacía- A mi también me gusto mucho Gin.