Partida Rol por web

Los Guardianes del Tiempo

Riesgo Extremo

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20/02/2009, 17:52
Betty Kingston

Lo observo como quien mira un punto intentando fijar la vista justo antes de desmayarse, pero no siento debilidad, no me falla la coordinación ni nada por el estilo. Estudio sus gestos. Me acuerdo de ese cuento que leí hace poco. Se llamaba "El Dagerrotipo"... Y Vince me parece una ilustración perfecta del mismo.
Trago saliva y sonrío observando cómo se serena al hablar de su hermana Sera. Hay mejores nombres, desde luego, pero a él debe sonarle bien.

- Sera... Debía ser una monada -no me muestro condescendiente, digo lo primero que se me pasa por la cabeza, como siempre, y en éste caso se me pasa cierta ternura, aunque tenga el vestido de vinilo rasgado y esté sujeta contra la pared por una fuerza sobrenatural- ¿Sabes cómo me la imagino? Me la imagino blanca de piel, pero con los mofletes regordetes y rosados, y los labios de fresita, así -frunzo los labios como para dar un beso, me río- Y con el pelo lleno de rizos oscuros. Como tú. Puede que los ojos grandes, negros y brillantes... -hablaba de ella como si pudiera conocerla, como si pudiera aparecer en cualquier momento, no me planteaba en ningún momento que hubiese desaparecido... Pero al mismo tiempo me agobiaba que Vince tuviese aquella pérdida en los ojos. Es como si él fuera el que no dejaba salir a Sera a jugar, o a mí jugar con ella.

Una pregunta curiosa, ¿tengo hermanos? En papeles sí...
Me relamo los labios y luego los junto mordiéndolos dentro de la boca, levantando una ceja y entrecerrando los ojos.

- "Hermanos"... Illianne es mi hermana adoptiva... Pero me he enrollado con ella más veces de las que puedo recordar. Es mi mejor amiga. Pero lo que es familia... Pues no lo sé. Supongo que puedo tener un hermano, o dos, o Dios sabrá. Recuerdas la explosión de la que te hablé, ¿no? Pues eso -me encogí de hombros cuanto pude en aquella posición. Me mordí un trozo de piel suelto que tenía en los labios y lo arranqué, dubitativa- En realidad tú y yo podríamos ser hermanos. Es decir... Hermanos son los que surgen del mismo sitio. ¿Has leído a...? No, no tienes pinta de que te guste leer -esbocé una sonrisa pícara, enigmática- Si me bajas... Te cuento un cuento que me leí la semana pasada. Mientras podemos follar.

Estoy segura de tener una mente privilegiada. No me supone ningún esfuerzo pensar y conversar mientras echo un polvo. Mi ex (¿o es mi novio? No recuerdo haber cortado con él. Sencillamente me fuí) por ejemplo me deslumbraba porque antes de encamarse conmigo, se tomaba una papelina con nadie sabe qué, y flipaba. A veces me decía lo que veía parando en mitad del acto, yo me partía de risa y luego seguíamos tan felices. Ésto con Vince era nuevo: Yo nunca "contaba" cosas.

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20/02/2009, 18:27

¿Estaba utilizando algún truco de psicología o ilusionismo? ¿Unas cuantas afirmaciones probablemente ciertas y basadas en la observación para sacar conclusiones básicas que puedan influir en la mente de otros? Aquello podía ser perfectamente lo que Lavenna estaba haciendo con el recuerdo de Sera, lo que me hizo fruncir aún más el ceño. Pero el caso es que no parecía estar haciéndolo con ninguna intención... Resultaba tan natural que pensar que estaba intentando molestarme de alguna manera era... No sé... Difícil de imaginar.

No confirmé ni negué nada acerca de Sera. Su recuerdo estaba bien en mi mente, de donde no debería salir. Es más, tan pronto volviera a casa probablemente me desharía de todas y cada una de las fotos que encontrara de ella. Tampoco consideraba que Jack y... ¿Cómo se llamaba la madre de Warren? Ah, sí, Jeannie, pudieran ver aquellas imágenes. Habían dejado que se marchara, y como yo no podía hacer nada desde mi exilio ellos eran los responsables absolutos de lo ocurrido.

-No tengo pinta de leer, ¿eh? -sonreí, más tranquilo ahora-. En realidad me encanta leer, pero nunca he tenido demasiado tiempo para hacerlo. Porqueeee... Ya sabes, a Warren no le gustaba leer, y había veces en que la "casa" había cambiado de dueño... -aquello fue dicho con creciente asco. Sólo ahora que me había deshecho de Warren empezaba a ser consciente de lo mucho que en realidad le había odiado durante toda mi vida. Y, por otra parte, parecía que había sustituido un "hermano" por otra de verdad. Hermanos son los que surgen del mismo sitio... ¿Por qué no?

Soltarla podía resultar peligroso, aunque también tenía su punto de excitante. Máxime con el plan que proponía... Bizarro, extraño, pero interesante. Todo lo parecía con esa chica. Podía arriesgarme. Podía jugármela y soltarla... Así pues, esbocé media sonrisa, más tranquilo y seguro ahora.

Y entonces me giré hacia una de las butacas de la casa y le hice un gesto con el dedo, como si pudiera moverse y venir hacia mí. La butaca, de aspecto algo pesado pero cómodo, salió disparada por los aires mientras yo comenzaba a flexionar las piernas para tomar asiento sobre la nada. Y, justo cuando parecía que yo iba a caer, la butaca terminó su vuelo, quedando comodamente sobre ella. Un movimiento rápido, elegante y perfectamente controlado. Acto seguido, volví a mirar a Lavenna, alzando dos dedos hacia ella y efectuando con ellos el mismo gesto para que se acercara. Y así lo hizo. En un grácil movimiento voló segura hasta quedar sentada en mi regazo, donde yo abracé su cintura con una mano. Ahora ya estaba libre de cualquier atadura.

-Vamos a escuchar ese cuento. Mientras tanto... Haz lo que mejor sabes, preciosidad -sonreí, pícaro.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Tk
Dificultad: 98-
Resultado: 5 (Exito)

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20/02/2009, 18:52
Betty Kingston

La exhibición de "magia" me regalaba los ojos. El abuso de lo extraño en general me refrescaba, y ésta escena se sucedía como un constante abuso de lo extraordinario, incluso en el detalle más cotidiano como lo es "sentarse" o "ir a ducharse".

Una vez estuve en su regazo, recliné el cuerpo hacia delante, sobre él, arqueando la espalda y retirándole el pelo de la cara hacia cada lado, con las manos extendidas y las puntas de los dedos aún en su rostro. Yo le miraba como mira una pendiente a un lago: Vertiendo una catarata de intensidad, fría y arrolladora a la vez... Su rostro y el mío quedaban en ángulo recto, y yo podía respirar el aire que manaba de su boca, utilizándolo para contarle aquel cuento, hablando entre susurros. Yo misma imaginaba una película en sepia, con algún que otro fotograma dañado y la estabilidad irregular, como cuando las imágenes fijas parecen saltar en el cine mudo... Y ahí estaba Vince, repeinado igual que ahora, levantándose con uno de esos pijamas antiguos de cuerpo entero de su cama... Ésta tendría la madera raída por el paso de las generaciones. Se colocaba la bata color burdeos (aunque eso solo podemos imaginarlo, pues la imagen está en sepia), las pantuflas a juego y un pañuelo blanco al cuello, como todo un señor victoriano... Se acercaba entonces a la ventana desde la que entraba una rendija de luz, clavándose como un estilete en las sábanas revueltas, y su gesto taciturno mutaba en una mueca de asombro y confusión infinitas al abrir las cortinas...

- Érase una vez un hombre que despertó una mañana sin poder dar crédito a lo que vio por su ventana. El hombre vivía frente a un parque, y más allá no había más que fango y terreno estéril. Pero esa mañana, al otro lado del pequeño parque, apareció una casa. Se trataba de una casa exactamente igual que la suya. Una pequeña multitud de vecinos se había congregado en el parque, y cacareaban sobre lo loco que estaba aquel tipo por haber construido una casa igual a la suya de la noche a la mañana... -en éste punto, nuestro Victorian Vince ya ha bajado, está siendo agobiado por las preguntas de los vecinos ya vestidos (al contrario que él, quien es el más sorprendido y echa furtivas miradas a la réplica de la casa) y algún rizo se ha escapado del orden de su peinado, cayéndole por la cara. Imaginármelo así me eleva la líbido a niveles astronómicos- Argumentaba el hombre que era imposible que nadie construyera una casa de la noche a la mañana, y además no se sentía culpable de haberlo hecho, pues la casa no parecía precisamente "nueva"... -entrelazo los dedos de ambas manos con los suyos, que imagino en sepia acariciando las estructuras dañadas... Mi voz se atenúa, me gusta contar cuentos, por lo que veo... Y me gusta imprimirles misterio- La pintura de las paredes estaba desconchada, la aldaba tenía manchas de óxido, había moho bajo el techo del porche, exactamente igual que su casa. Era una réplica perfecta... -abro la boca y acaricio sus labios con los míos, cerrándola poco a poco, sin dejar de mirarle, apenas pestañeando, aunque ahora mismo no le veo en color o sentado en una silla conmigo encima... Sino que se anudaba la corbata airadamente, ahora vestido con un traje, frente a un espejo oval y oblongo, con el marco de algún metal precioso y filigrana muy historiada. Se viste para ir al trabajo, pasa junto a la hija del alcalde (?) en la cocina, está desayunando con una de esas mariconadas de tacitas de té con flores pintadas y bordes dorados, le da un beso cogiéndole los hombros y se marcha después de sonreírle- El hombre decide que, al tener la conciencia tranquila por no haber sido el hacedor de aquella casa, lo mejor es seguir con su vida... Pero cada vez que vuelve a su casa y ve la réplica o escucha los murmullos de sus vecinos... -Oh, ahora lo entiendo... No es Vince... Es Warren... Y ahora mismo la cámara le enfoca aquella mirada destartalada, confusa e indefensa suya... Y en sus ojos se refleja dos veces (una por cada ojo) la réplica de la casa...- Se obsesiona más y más... -mis dedos se clavan en su rostro para dar impresión, el tono ha sonado algo sádico- Su mujer le deja... Los vecinos no le hablan... Le despiden del trabajo y su vida se convierte en demencia... Intenta entrar a la casa pero es imposible: La puerta no se abre, los cristales no se rompen y el que intenta entrar por la chimenea se ve incapaz debido al vértigo...-Aquí Warren está ojeroso, hecho un ovillo en la escalera, arañando el barniz del pasamanos y observando la ventana tintada junto a la puerta... Pero la luz le empapa la cara, y entra una figura que solo puedo ver de espaldas, mostrando algo que saca de debajo de un trapo largo...- Hasta que un día, alguien llega a su puerta y le dice que tiene la solución, mostrándole un daguerrotipo y procediendo a montarlo, esgrimiendo la disparatada idea de que "si los seres tridimensionales que somos nosotros podemos crear réplicas bidimensionales de nuestra realidad, ¿porqué no pensar que unos seres cuatridimensionales puedan crear réplicas tridimensionales...? Sería como fotografiar un cuadro para ellos". Pero nuestro protagonista es escéptico... Teme que le timen... Y acaba echando de su casa al fotógrafo... -sonrío divertida, imaginándole ahora en la puerta y dándole una patada en el culo a la figura sin rostro, que tiene capa y chistera, eso sí. Me contoneo un momento sobre él relajando los dedos y volviendo a acariciarle de la cara al pelo- Pero al tiempo empieza a arrepentirse de haberlo hecho... Le pica la curiosidad... Así que localiza el hogar del fotógrafo... Va a su casa y le abre el ama de llaves... -Aquí salgo yo, vestida de ama de llaves antigua, con mi delantal de puntillas, mi cofia y mi vestido negro, el plumero en la mano y una sonrisa radiante, haciendo un ademan de muestra en dirección a un sofá... - Le indica que está sentado en el sofá... Pero lo que él ve no es al fotógrafo... Sino a una copia exacta de éste, con el daguerrotipo delante... Mirando al infinito, inexpresivo...

Incluso emulo ésta mirada al final, clavándola en él... Y en mis ojos será que se reflejen dos réplicas de Vince...

- Y así es como concluye el cuento...

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20/02/2009, 20:03

Una curiosa combinación... El cuento y la sensualidad permanente que imprimía aquella pelirroja a cada uno de sus movimientos. Me sacaba de mis casillas por momentos... No le costaba demasiado. Por suerte aún tenía cierta capacidad de control sobre mis propias acciones, y estaba poniéndola en práctica en aquél mismo instante, en esa situación. La postura que había adoptado, con todo, no ayudaba en absoluto a que lo consiguiera.

Recorría, conforme el cuento tomaba forma, sus desnudos brazos con las yemas de los dedos, sin apartar la vista de sus ojos en ningún momento, serio e interesado por el relato que tenía poco (a mi juicio) de infantil. Bien se le podría contar a un niño, desde luego, pero a menos que aquél fuera especialmente avispado sería incapaz de hallar la naturaleza real del cuento, su esencia y espíritu. Siendo yo un adolescente con bastantes luces (a decir verdad, siempre había sido muy inteligente) ya me resultaba complicado.

Pero tampoco tenía mucha intención de enfrascarme en un debate sobre ello. Sobre todo porque en la mayoría de los casos, un cuento tenía interpretación libre. Que el lector aprendiera lo que pudiera de él. No, yo me quedé con lo hermoso del relato, con la perfecta narración de Lavenna, quien modulaba a la perfección la voz y los gestos para conseguir ser el centro de atención en todo momento, y sobre todo con la pequeña magia que había invadido aquella pequeña parcela de terreno ocupada por nuestros cuerpos, nuestras voces, nuestras respiraciones y nuestras miradas.

Podía verme reflejado, como un espejo, en aquellos gélidos ojos azules que, aún con todo, no eran azules, sino de un color mucho más vivo, intenso y único. Y, al tiempo, sabía que ella estaba reflejándose también en los míos, aunque quizá no con tanta nitidez. Sobre todo porque eran muchos más oscuros que los de ella. Y, como hizo ella al principio del cuento, entrelacé los dedos de mis manos con los de las suyas. De alguna manera, el cuento y aquella mirada me habían dejado sin palabras, y no era ni es algo habitual...

"Vaya una puta mierda de cuento". Podría haber dicho aquello, mimetizándome a la perfección con la práctica totalidad de quienes se suponían mis "compatriotas": la nación yanqui. Aunque yo siempre me había sentido muchas cosas, pero nunca yanqui. Igual que aquella casa del cuento, igual que mi "hermana" Lavenna, yo había surgido de ninguna parte, por tanto no tenía patria, y haría del lugar en el que me encontrara mi hogar. Ahora que era completamente libre, podría hacer uso de aquella libertad hasta sus últimas y máximas consecuencias. Y no tenía ningún miedo de hacer aquello.

-Y ahora voy a hacer una típica pregunta sin respuesta... ¿Por qué has pensado en un cuento como ese en este preciso momento? -sentía verdadera curiosidad por saber aquella respuesta, pero también sabía, tal y como había dicho, que no esperaba una respuesta. Empezaba, creía, a comprender algunas de las motivaciones o modos de conducta de aquella chica con sólo haber pasado unas horas con ella. Simplemente se le habría ocurrido aquél cuento en ese momento, y decidió contarlo... -. ¿Por qué ponerse a pensar en el "por qué" de algo cuando, simplemente, puedes hacerlo?

Aquello fue un pensamiento emitido en voz alta. Y no me gustó decirlo. Es más, fruncí levemente el ceño en desaprobación conmigo mismo, pero emití una muy leve sonrisa al mismo tiempo. Tantas novedades empezaban a hacer incluso... Agobiantes. Y jamás pensé que podría llegar a sentir algo semejante ante la novedad. Pero, por muy agobiantes que pudieran ser, eran mucho más estimulantes. Así que, sin apartar los ojos de los de ella, esperando nuevamente que pudiera ella misma verse también reflejada.

-No te voy a obligar con mis poderes a hacerlo. Pero... -aquello fue una apuesta arriesgada, pero aún con todo me tiré un All-In, porque empezaba a pensar que el premio lo merecía. Mis palabras, espontáneas e increíblemente sugerentes, cargaban una sensualidad que nada tenía que envidiar a la que Lavenna misma emitía-, vas a besarme y me vas a dar tu alma con ese beso. Porque la verdad es que te mueres por hacerlo... Y ni siquiera vas a pararte a pensar en el por qué de esa necesidad... ¿A que no, Lavenna? -sí, era muy arriesgado. Tanto como deseado.

Fácilmente podría obtener como respuesta una carcajada burlona... Pero tenía una confianza en mí mismo aplastante. Y, a decir verdad, cierta esperanza. No sabía si eso me gustaba.

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25/02/2009, 15:18
Marduke

De repente, un hombre, que si no fuera por la horrible cicatriz que tiene en la cara, podría considerarse un humano normal y corriente, entra por la puerta.

No os da tiempo a reaccionar, y de un fuerte golpe estampa a Vince contra la pared con fuerza, haciendo que pierda el sentido.

Notas de juego

Lo siento UDrums... el jugador que hacía de Lavenna se ha dado de baja de momento. Me ha dicho que volverá, pero que no sabe cuando. ^^U

En seguida pasaré de hora y te avisaré de que te has despertado.

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02/03/2009, 15:17
Director

De repente unos gritos te hacen volver a la consciencia. Aunque eres incapaz de abrir los ojos, pues los párpados te pesan mucho. Aún así consigues abrirlos y notas como alguien te coge en brazos. Es tu padre.

Todo tu cuerpo está paralizado. Oyes a lo lejos una ambulancia.

Notas de juego

Tu cuerpo está paralizado, pero si quieres puedes hablar... si mañana a esta hora no has posteado nada, te doy entrada al hospital ^^

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24/03/2009, 12:07
Director
Cargando pj

Llegas sin problemas a la cabaña.

Todo está desordenado. Todavía quedan las marcas de los jueguecitos de ayer, pero no hay nada, ni un rastro de Lavenna.

¿Qué recuerdas de aquel momento? Quizá que no hayan pistas, no era tan anormal, pues aquél hombre tampoco era común y corriente.

Notas de juego

Libertad de decisión ^^

EDITO: ¿Hola? ._.