Partida Rol por web

En cuanto abres la puerta, un gran sofocón te invade. La sala está cubierta de llamas. Muchas de ellas no son reales, pero hay algunas que sí. El ambiente está muy caldeado y sin remedio empiezas a sudar.

Mitra entra al lugar notando enseguida el calor de las llamas... el sudor cubre su frente, y se lleva la mano a la cara para darse aire.

Hace un poco de calor, ¿no? - le pregunta a Marduke, girándose y mirándolo. Casi le pediría ir a otra Sala de Entrenamiento, pero por algún motivo más que explícito, no lo hace.

Marduke te mira, con seriedad, y levanta una ceja. Suspira y levanta una mano, dejandola verticalmente delante de toda la sala.

La temperatura disminuye poco a poco, hasta que llega a ser caliente, pero sin sofocar. El no parece immutarse. Quizá es debido a que tu poder tiene que ver con el agua y que un ambiente cálido es precisamente tu debilidad.

Vuelve a mirarte, de la misma forma, sin expresión alguna, esperando alguna queja más.

Sonríe mordiéndose el labio inferior, seguramente reprimiendo una carcajada, de espaldas a él, claro... se pasa la mano por debajo de la nariz, intentando mantener la seriedad, y cuando mira a Marduke, ya está completamente seria, como siempre.

Gracias, ¿qué quieres que haga? - le pregunta, esperando instrucciones para empezar a entrenar, por algo habrían ido a la sala de entrenamiento. 

Puedes notar como Marduke aprieta su mandíbula, como reprimiendo las ganas de hacer algo, ya que se nota en que su mandíbula se queda más marcada de lo normal. Vuelve a relajar su expresión y se cruza de brazos delante de la puerta.

De momento, sentarte y quedarte calladita. Dice en tono rudo. Obviamente, solo debes esperar unos minutos ahí, lo de quedarte callada lo ha dicho por su bien, no porque fuese necesario.

Sí, amo...  

Con un suspiro, Mitra se dirige a una de las sillas y se sienta en ella... cruzándose de brazos y estirando las piernas para pasar una por encima de la otra... mira las llamas con curiosidad y tranquila, sin decir nada más. Tampoco es que ella fuese muy habladora, así que estarse callada, no le suponía ningún problema. 

Oyes a Marduke gruñir mientras te diriges al sofá.

No soy tu amo. Sentencia, para mantenerse en silencio.

Poco a poco vas sintiendote más débil, a pesar de que la temperatura había bajado, estar tanto tiempo a esos grados te provocaba sofoco. Tu cara se vuelve un poco roja, y parece que es la señal que reactiva a Marduke, ya que se acerca a ti.

Está bien. Ahora intenta utilizar tu poder. Dice dejándote un vaso de agua delante. Vuelve a enderezarse y se cruza de brazos, analizándote con la mirada.

Se empieza a intentar pasar aire, apartándose el cuello de la camiseta y subiéndose las mangas... resoplando y con la otra mano dándose aire. Mira a Marduke cuando este le habla, y se levanta pesadamente.

Se queda mirando el vaso de agua... concentrándose, y poco a poco, el agua va ascendiendo y finalmente, como una burbuja de agua, se queda elevada encima del vaso. La vuelve en su sitio, volviendo a sentir el calor de la sala... y mira a Marduke, tan seria como siempre... se estaba irritando con aquella calor.  

Marduke hace ruidos grotescos, pero no parecen de desaprovación. Ni siquiera te felicita, simplemente notas, como el calor de la sala augmenta.

Vuelve a intentarlo. Te dice de forma desagradable.

Mitra se concentra de nuevo... entrecierra los ojos, pero es que está sudando, tiene tanto calor que la ropa se le pega, se asfixia.

No puedo... - murmura, dejándose caer hacia un lado, cogiendo su brazo para no caerse al suelo - Creo que me estoy mareando.

Pierdes el conocimiento, pero notas como antes de desmayarte te resbalas pero sin llegar a caer al suelo. Notas una presión en tu cintura.

Cuando recuperas el sentido, estás tumbada en un sofá. Sigues en la misma habitación, pero ahora está mucho más fresca. Ni siquiera tiene ese aspecto rojizo.

Oyes voces detrás de ti.

La has forzado demasiado Marduke. No seas tan duro. Oyes la voz de Lathenia.

Pero mi señora, no tenemos tiempo. Los de la Guardia ya están formando a los suyos. Debemos ganar tiempo. Es Marduke.

Lo sé, mi querido Marduke. Y te agradezco todo el empeño que le estás poniendo y también que hayas aceptado entrenarla. Pero muerta no me sirve de nada, ¿no crees? Vuelve a ser la voz de la mujer.

Sí, mi señora. La voz de Marduke, sumisa como nunca antes la has oído.

Veo que se ha despertado. Ya no puedes seguir fingiendo.

Cuando te giras, ves en una pantalla 3D la cara de Lathenia, y delante, arrodillado en una pierna, Marduke, que al oír estas últimas palabras se está levantando para mirarte, con la severidad de siempre.

Se incorpora de golpe al ver el careto de Lathenia allí... y abre los ojos sorprendida, menuda pantallaza.

Ho-Hola, Lathenia... - hace una leve inclinación de cabeza... y devuelve la misma mirada a Marduke - No me mires así, ha sido por tu culpa. Antes estuve entrenando también con Seth.

Esboza una leve sonrisa y mira de nuevo a Lathenia, aun asombrada por la pantalla.

¿Aquí es dónde miráis los partidos? 

Lathenia ríe ante tu broma y el pique con Marduke, pero él parece igual de serio. Incluso quizá más, ya que puedes ver como se le ha hinchado una vena en la sien.

Venga, venga.. Le calma Lathenia. Bien, yo ahora os tengo que dejar. Tengo muchas cosas de las que ocuparme. Marduke. Le llama la atención para que la mire y deje de fulminar con la mirada a Mitra, aunque podría hacerlo perfectamente, y así lo hace el hombre. Se gira immediatamente. Déjala descansar un poco más y luego seguís. Le instruye. Marduke asiente con elegancia y hace un gesto con la cabeza despidiendose. Tómatelo con calma, Mitra. La cara de Lathenia desaparece y Marduke se apoya en la pared. Parece algo impacientado y cansado de esperar.

Claro.

Sonríe como si nunca hubiese roto un plato y mira a Marduke.  

Ya sabes, pórtate bien y deja que me lo tome con calma... muerta no sirvo para nada, ¿recuerdas? - y sonríe de nuevo, mirándolo y esbozando una malvada, divertida y cabrona sonrisa... típica de Mitra. 

Marduke mantiene la compostura hasta que la imagen de Lathenia desaparece, después se gira con violencia y se acerca a ti.

Mira niñata, no voy a permitir que te rías de mi ni de Lathenia. El Caos es una cosa muy seria y aquí mandamos todos menos tú, así que ya puedes irte tranquilizando tu solita si no quieres acabar en el fondo del lago, ¿lo has entendido? Te pregunta con una mirada escalofriante y con una voz aún más terrorífica.

Lo mira y frunce el ceño, va a replicar... y está a punto, pero no es tan tonta, y el escalofrío ha hecho huella en su piel.

Vale... perdona...  

Será borde el tío imbécil. Ahí se quede, cuando sea más fuerte lo meteré yo debajo del lago.

Se levanta y se pone bien la camiseta, lo mira y suspira.

¿Qué hago?

Marduke parece satisfecho y vuelve a alejarse. La sala se calienta un poco más.

Vuelve a intentarlo. Te dice señalándote un cubo de agua. Que poco a poco empieza a herbir.