Partida Rol por web

Se acerca a ti lentamente, sin dejar de mirarte, pone una mano por debajo de tu oreja, acariciándote con el pulgar la mejilla y se dispone a besarte.

En ese momento, la puerta del aula se cierra y hace que os sobresaltéis. Ni os habíais dado cuenta de que se habían ido.

Seth se levanta y comprueba que no haya nadie. Una vez hecho, te tiende una mano con una sonrisa, para que te levantes.

Mitra se levanta lentamente, dándole la mano a Seth, asqueada por el móbil del emo. Pero suspira y sonríe al chico.

¿Te has enterado del final? Dejé de prestarles atención cuando el emo recibió el mensaje.

Seth sonríe malicioso.

Qué casualidad, yo dejé de prestar atención en el mismo momento. Mientras dice esto se acerca mucho, hasta casi rozar las narices y cuando está ahí, sonríe, para alejarse de nuevo. Abre la ventana y entra de un salto sin problemas, y una vez más te tiende la mano.

Le coge la mano y entra en el aula.

Me ha gustado este jardín - dice divertida, pero antes de dejar que él se aleje... Mitra niega con la cabeza - Nosotros no tenemos que ir a ningún lado, así que... - se acerca un poco más a él, hasta llevarlo en contra del armario donde estaba Laia - termina con lo que empezaste, ¿no...?

Se deja llevar, sonriendo.

Una vez contra el armario, dirige la mirada al techo. Vaya.. no se te olvida. Bromea.

Luego baja la mirada, una mirada llena de picardía. Con una mano, te acerca por la cintura, pegando vuestros cuerpos. Sin dejar de mirarte a los ojos, y dejando los rostros juntos unos segundos. Sintiendo uno el aliento del otro, los latidos del otro. Acaricia tu pelo con dulzura y finalmente llega el momento que esperabas. Esto te pasa por jugar con fuego... Te susurra antes de besarte. Primero un beso corto y tímido. Se aparta, para mirarte y mirar tu reacción. Él no estaba sonrojado ni avergonzado. Sigue con su mirada pícara. Vuelve a besarte, esta vez con más entusiasmo. Juega con tus labios e introduce lenta y dulcemente la lengua en tu boca, a la vez que con su mano, que estaba en tu pelo, hace el recorrido hasta llegar a tu cintura. Unas caricias perfectas para ser el primer beso.

A diferencia de otras veces... Mitra no se separa, ni le da un puñetazo, ni chilla... esta vez, por primera vez, deja que Seth la bese... el primero que ella deja que la bese. Asciende su mano hasta el cuello de él y se lo acaricía mientras cierra los ojos y le sigue devolviendo el beso, algo torpemente al principio...

Las caricias provocan que se le ponga el vello de punta, y coge con fuerza la camisa en la altura de su cintura... intensificando un poco más el beso.

El beso se vuelve más intenso y Seth cambia los papeles y ahora eres tú la que está contra el armario. Acorralada por los brazos del chico que se encontraban en el armario al principio, y que luego una de ellas empieza a acariciar tu mejilla y tu cuello.

Se separa unos milímetros para coger aire. ¿No me digas que soy el primero? Te pregunta juguetón sin llegar a burlarse realmente de ti. Para luego besar tu cuello para, entre otras cosas, dejarte responder.

Se pone roja como un tomate.

Más o menos... - murmura, dirigiendo la mirada hacia otro lado, y recordando con asco el beso del cine... se muerde el labio inferior cuando él empieza a besarla en el cuello, algo nerviosa.

O sea que sí.. Responde aún jugando divertido.

Luego eleva la mirada, para mirarla a los ojos. Vaya... es todo un honor. Dice divertido sacando la lengua, para quedarse ahí a unos milimetros de los dulces labios de la chica.

Cállate. - le espeta, avergonzada y totalmente roja... aunque con lo que él la conoce ya sabrá que no lo dice totalmente en serio - Ya sabes que no soy pura dulzura...

Y además tenía el vago recuerdo de su padre, que era la que más la había influenciado... pero eso no venía a cuento.

¿A no? Pues yo creo que eres toda dulzura, a pesar de que intentas esconderlo tras esa fachada de chica dura. Dice con el mismo tono juguetón, aún cerca de ella, con una mano en el armario e inclinado hacia adelante, para que ambas miradas estuviesen al mismo nivel.

¿Qué dices? Esto no es verdad... - lo mira y le pone morritos, aun avergonzada - ¿Y tu qué, Don Experto? ¿Con cuántas te has liado? Total, siendo eso un pueblucho supongo que con todas...

Se cruza de hombros y mira hacia otra dirección... avergonzada, y además celosilla.

¡Oh! ¿Me sales celosa tan pronto? Pues para que lo sepas, no he estado aquí todos los días de mi vida. He viajado bastante con mi familia, que como ya sabes, es rica. Dice sin sentirse demasiado orgulloso.

Se aleja, hacia el piano, tocando algunas notas. Parece que recordar a su familia le había puesto de mal humor.

No soy celosa... - murmura en voz baja, ruborizándose de nuevo.

Se sienta a su lado en el piano, y lo mira de reojo.

¿Tú tampoco estás bien con tu familia...? Vamos a tener muchas cosas en común, al final. - sonríe de medio lado y observa com toca algunas notas... siempre que estaba en un sitio con instrumentos le daban ganas de cantar, cosa que solo hacía en la ducha, a pesar de saber que cantaba muy bien.

Es simplemente que a lo mío no se le puede llamar familia. Dice encogiendose de hombros sin darle más importancia.

Pero he encontrado una familia en la Orden. No somos cariñosos, pero nos protegemos los unos a los otros. Dice mirándote con una sonrisa. Y ahora tú, formas parte de ella, así que no voy a tener más remedio que protegerte. Te guiña un ojo.

Sonríe de nuevo con algo de pesar... y suspira. Mitra no estaba segura si lo que quería era una familia... ya estaba harta, y Lathenia...

Lathenia dijo... que conocía mí más preciado deseo, o algo así, ¿verdad...? - y también había hablado de cambiar el pasado... pero el único final feliz que tendría su pasado era si ella no hubiera nacido, si sus padres no se hubieran conocido.

Se levanta de repente, siempre que pensaba en ello se ponía mal, se muerde el labio inferior, nerviosa.

Será mejor que vaya a casa...

Te acompaño. Te dice cogiéndote de la mano para vigilar que no hubiese nadie en el pasillo.

Parece que os entendíais aún mejor de lo que pensabas.

¿O prefieres que me transforme en un caballo blanco? Pregunta en voz baja riendo.

Consigue hacerla sonreír, lo mira divertida... y se queda pensando.

No creo que sea muy fácil cruzar la consergería sin que nos pillen y nos hagan preguntas... - sonríe y se muerde el labio inferior - ¿Qué tal si te conviertas en un ratón blanco, asustas a las secretarias y cuando yo haya pasado te sujeto la puerta y pasas tú? Te cojo y nos largamos corriendo. Puede ser divertido.

Mitra, tú si que sabes explotar mi poder. Asiente motivado y luego ríe.

Vuelve a confirmar que no hay nadie en el pasillo y os dirigís con sigilo hacia la puerta, pasando antes por la secretaría.