Partida Rol por web

Escuela primaria Littlewood

Es la escuela para los alumnos de primaria. Esta justo al lado del Instituto Shelwood. En el patio se ven a niños corretear por todas partes llenos de energía.

En la puerta se ven a muchos niños corriendo de aquí para allí.

Pero justo en la entrada, se puede ver a un chico joven, con dos gemelos uno a cada lado. Con los brazos cruzados mirando cada uno para un lado.

El chico tiene una sonrisa divertida y parece que mira de un lado para otro.

Ay, dios...

Murmura cuando detecta a sus hermanos. Se acerca a ellos y saluda, con una sonrisa nerviosa:

Esto... vengo a buscar a Matt y Mike... ¿Se han metido en algún lío?

Vaya pregunta... SEGURO que se habían metido en un lío.

Hola, chicos.

Mira ahora a los gemelos y le revuelve el pelo al que tiene más cerca.

Robert se quedó allí parado, esperando que la hermana de los diablillos se encargara de ellos.

Espero que no se me suban a la chepa. Pensó mientras sonreía.

¿Usar mis poderes con ellos? Bueno... sólo si se ponen pesados.

Aunque aún hay algo que me da vuelta por la cabeza...

Amy habló de malos... y si nosotros somos los buenos... ¿quiénes son los malos? Anda que no decirnos eso para andar con cuidado.

Esta chica es tonta.

Los gemelos, cuando te ven, van a correr hacia ti, pero al ver que ambos lo iban a hacer al mismo tiempo, se miran y dejan de hacerlo, sacándose la lengua el uno al otro y quedándose como estatuas al lado del chico.

El chico te sonríe. Ah, tu debes ser Norah. Dice calmado. Yo soy su profesor, James Ford. Se presenta extendiéndole la mano.

Pues verás... digamos que en su primer día de clase me han tenido muy ocupado y han dejado de ser hermanos unas.. -medita- 5 veces. Parece que el último enfado no se les ha pasado. Dice poniendoles una mano en la cabeza a cada uno.

En efecto, los gemelos siguen sin mirarse.

Norah estrecha la mano del profesor de sus hermanos apenas sin mirarlo. Está más pendiente de la actuación de los pequeños... Enarca una ceja, extrañada y luego sí se dirige al profesor.

Vaya... lo siento... Se excusa... sin embargo no parece avergonzada, más bien, acostumbrada. Hablaré con ellos... Gracias por su paciencia.

Se explica mientras se agacha para quedar a la altura de los gemelos.

¿No sois hermanos? Entonces... ¿No sois mis hermanos tampoco?

Pregunta con un tono de tristeza tan exagerado que sólo ellos pueden dudar de que sea falso.

Robert miró entristecido la escena.

Pero no por la situación, sabía que eran niños, que eran unos trastos y que lo normal es que sucedan este tipo de cosas.

Estaba triste por qué pese a todo, a él le hubiera gustado tener un hermano o hermana con quién pelear.

La voz de su hermana apareció en ese momento en su cabeza.

Recuerda ese nombre, decía.

Y Robert no olvidó.

Los dos te miran, y parecen pensar durante unos minutos.

Sí... dicen los dos a la vez sin mucho entusiasmo. Al ver que lo han dicho a la vez, se sacan la lengua mutuamente y se vuelven a girar dándose la espalda. Era realmente como ver el reflejo de un espejo.

Así que estos son los gemelos del demonio. Por fin los tengo cara a cara.

¿Por qué están enfadados? Joder... lo único bueno que veo de esto es que si están enfadados y no se hablan, seguramente estén más tranquilos.

Pero son crios, espero que se les pase pronto.

¡Hey! ¡Vosotros! Dijo señalando a los hermanos Robert con una sonrisa. Sí, sí. Vosotros, los iguales. ¿Queréis un helado? ¿O preferís un refresco? ¿O chocolate? 

El rubio los miró con cara seria, frunciendo el ceño y negando con la cabeza.

¿Y estos son los que me iban a dar una paliza a los videojuegos?

Siempre queda el recurso de "convencerlos", pero no creo que a su hermana le guste mucho la idea

Norah sonríe con algo de tristeza al escuchar como asienten pero vuelven a enfurruñarse. La volvían loca cuando estaban aliados... pero... cuando estaban peleados... se le rompía el corazón. Entonces llega la voz de Robert de fondo, y volviéndose a poner de pie, lo mira para hablar con tono de voz fanfarrona.

¿Una paliza? No... Dos te darán. Juntos son el mejor equipo que te puedas echar a la cara.

Explica sacando pecho y mirándolos de reojo. Sabía que no iban a fallar ante una provocación tan directa. Y menos cuando su honor de jugador está en juego.

¿Dos palizas? ¿Estos dos enanos? Pero si están peleados. Juntos no sé, pero separados, les meto una paliza a lo que sea. Dijo el rubio mientras miraba a Norah.

Y a ti. Continuó señalando a la chica. A ti también te puedo dar una paliza cuando quieras, que lo sepas. 

O un beso, lo que quieras.

Norah se echa a reír a carcajadas.

¿Habéis oído eso, chicos? ¡Que nos va a dar una paliza, dice!

Vuelve a echarse a reír mientras se acerca a él con sonrisa desafiante. Con el dedo índice de su mano derecha le da un par de empujones en el pecho.

Te retamos.

Sentencia, sin esperar confirmación de los gemelos. Sabe que no podrán resistirse...

¡Ah! ¿Tres contra uno, eh? Me los cepillo a los dos y a ti también. Dijo el rubio sonriendo.

¿Por qué coño se mete? Ahora me darán una paliza los tres y ella también se reirá de mi... ains...

No. No puedes perder. O por lo menos, ella no te puede ganar.

Como yo soy minoria, elijo juego, ¿vale?

A los gemelos se les hincha una vena.

¿Qué? ¡Pues claro que te ganaremos! Exclaman a la vez apuntándole con un dedo. Se ponen delante de Norah, en frente de Robert. Tú no te manches las manos hermana. Nosotros solitos podemos con él. ¿Verdad? Le pregunta Matt a su hermano.

¡Verdad! Exclama Mike, y ambos juntan sus brazos a modo de gancho haciendo una pose a lo power ranger.

Ya se les había pasado en enfado, y el profesor se despide y retira más tranquilo.

¡Venga a qué juego! Dice un presumido Matt.

Norah sonríe de forma radiante al ver la reacción de los pequeños. Mira a Robert y con la mirada, le agradece lo que ha hecho. Odiaba verlos así. Aunque ella también podía haberlo arreglado solita, por supuesto.

Vale, vale... pero vamos tirando para casa mientras lo discutís.

Empieza a caminar ella misma, pasando por delante de los tres y esperando a que la sigan. Recuerda algo en un momento y se da media vuelta, mirando a Robert.

¿No tienes nada que hacer ahora? Si es así, estás invitado a nuestra casa para morder el polvo.

Exclama en un tono ya más propio de ella, divertido y con ganas de picar.

¿Morder el polvo? ¿Morder el polvo? Juas. Ya veréis. Les dijo a los tres Robert mientras se frotaba las manos. Me los voy a merendar con mermelada para la cena a ambos y a vuestra hermana la cubriré con chocolate y también me la comeré. Continuó.

Hum... creo que eso último no ha sonado nada bien.

Si veo que estoy por perder, algo se me ocurrirá seguro.

¿Un empujoncito? 

Todo se andará.