Partida Rol por web

Derek, que ya había echado a andar, como si una nube negra le persiguiese, se gira, con los ojos y la boca un poco más abiertos de lo normal.

Eso es porque todavía no has jugado contra mí. Te dice animado guiñándote un ojo.

Finalmente llegáis a casa.

Bueno, aquí os dejo. Se agacha delante de los gemelos y les pone una mano en cada cabeza.

Cumplid vuestra promesa, ¿vale? Los gemelos levantan la mano llevándosela a la frente, obedeciéndole como si fuera un sargento. Y sin más, entran en casa.

Derek se levanta, como si nada hubiese pasado y se despide de ti.

Tu padre sigue dentro, pero Michelle no está por ninguna parte. Max parece agotado y te da las gracias y te pide que acuestes a los gemelos y que tu también descanses.

Norah enarca una ceja, mirando desafiante a Derek.

Cuando quieras, te demuestro lo que vale una chica en el campo.

Le espeta con una media sonrisa, desafiante, y la barbilla bien alta, sin echarse atrás. Luego llegan a casa y su ceja vuelve a alzarse. Tres veces en la misma tarde... aquello era demasiado incluso para ella...

¿Qué promesa?

Pregunta sin comprender y con un escalofrío por el cuerpo. Que se llevara tan bien con los gemelos, vale... pero que consiguiera que le hicieran una promesa... seguro que no era nada bueno. Pero ya es demasiado tarde y Derek se ha alejado demasiado. Así que se encoge de hombros y se apunta mentalmente el preguntarle sobre esa promesa en un futuro...

Nada más entrar en casa, ya nota la tensión... y asiente obedeciendo a su padre, al menos en la primera parte de la orden. Tras acostar a los enanos y meter la leche en la nevera, mira el reloj. Y comprobando que no es demasiado tarde todavía si conseguía dormirse nada más tumbarse, baja al salón y se sienta junto a su padre... La intención había sido buena. Quería que le explicara que había pasado... Pero la parte "practica" era más complicada. ¿Cómo empezar?

Esto... papá. ¿Pasa algo? ¿Dónde está Michelle?

Max se ha sentado en el sofá, con los codos sobre las rodillas y la cabeza en las manos, mirando al suelo.

Cuando te oye, levanta la cabeza. Parece que le han metido una paliza mental.

Nada Norah... ahora no es el momento... de verdad... Te intenta decir, cansado.

Voy a acostarme. Dice levantándose. Se pone frente a ti, y te da un beso en la frente. Hasta mañana cariño. Te dice con mirada triste, y sube las escaleras hasta su habitación. Oyes como cierra la puerta.

Norah se queda pasmada por la reacción de su padre.

¿Qué le ha hecho esa harpía?

Es la única pregunta que se repite una y otra vez, mientras nota la rabia empezar a acumularse en todas las células de su cuerpo. Hacía mucho tiempo que no veía a su padre tan mal. Y en parte, toleraba la presencia de Michelle sólo porque a él le hacía feliz. Pero... ¿ahora qué? No podía ni imaginarse qué habría pasado, y ahora que sabía que su padre no iba a contarle nada de ello la rabia se acrecentaba.

¿Cura sus heridas para dejarlo así después? ¿Quién se ha creído que es? Cuando la vea, se va a enterar...

Ni siquiera quiere pensar en todo lo que dejaron atrás para venir aquí, sólo por ella.

No se da cuenta de la fuerza con la que pisa los escalones hasta que está arriba del todo, y entonces, procura dejar de hacer ruido al caminar para ir a su cuarto. Debía tranquilizarse... Hoy tenía una misión. Mañana ya pensaría en lo demás.

Después de tumbarse en la cama y comprobar que no podía relajarse, se levanta y se da una ducha con agua caliente. Después de ponerse un pijama limpio y recién planchado, vuelve a la cama a intentar dormir.