Partida Rol por web

El Lugarteniente Khôradur le dice algo al guardia Walec, y a continuación éste se dirige a Eärnil y Russef, los dos recién llegados: -Disculpen la demora, en breve estaremos con Ustedes. Les ruego esperen un poco más. Debo informar de lo sucedido.

Después, el Jefe de Guardia extiende una lona para tapar el cofre que descansa en el carromato, y se dirige hacia el interior de Sil Auressë.

Khôradur le hace señas a Eben y Ragi para que ellos dos se acerquen a hablar con él de inmediato.

Mientras tanto, el montaraz Denelloth sigue observando la escena con la cara tapada por su capucha, algo apartado, apoyándose en la pared con los brazos cruzados.

Hago señas a Denelloth para que se acerque, en cuanto se pone a nuestra altura me dirijo a Eben y Ragi

-Eben, Ragi -pronuncio su nombre mientras les saludo con una leve inclinación de la cabeza- Walec me ha informado de que os envió a ayudar a la caravana en cuanto tuvo noticias del ataque que había sufrido. Necesito saber que os encontrásteis cuando llegásteis a la caravana y como fue el viaje de regreso. También quisiera saber algo más de esos dos-hago un leve gesto con la cabeza señalando a los dos hombres que se unieron a la caravana tras su ataque-¿notasteis algo raro en ellos durante vuestro viaje de regreso?, ¿os han dicho quienes son y hacia dónde se dirigían? -Bajo la voz para que sólo me oigan ellos y Denelloth- ¿Conseguisteis abrir el cofre?, si es así, ¿que había en su interior?

El montaraz se acerca al pequeño grupo cuando Khôradur se lo indica, saludando levemente con la cabeza a Eben y Ragi. No necesita mirar a los otros dos hombres cuando el Lugarteniente se refiere a ellos porque ha podido observarlos antes de acercarse. Uno parece un mercenario de Saralainn. El otro es un dúnadan con algo inquietante en su mirada y aspecto.

Aguarda ocultando a duras penas su interés por conocer el misterioso contenido del cofre...

La presencia de Khôradur y Denelloth impresiona a Ragi - Vaya comité de bienvenida. Parece que el asunto del ataque es más serio de lo que nos contó Walec - piensa. Ante el aluvión de preguntas del imponente Khôradur se siente algo aturdido, y el cansancio del día no ayuda. Con un esfuerzo decide relatar el día paso por paso: - Durante el ataque hirieron al carretero y se rompió un eje de la carreta, aunque sobre eso seguro que Eliver os puede decir más cosas. Entre los guardias, el carretero, Eben y yo conseguimos cambiar el eje, pero nos llevó algo de tiempo. Justo cuando acabábamos llegaron esos dos hombres. No se decirte mucho sobre ellos, aunque el dunadán parece algo susceptible. - añade, recordando el incidente de su llegada. - Nos dijeron que se dirigían aquí y nos han acompañado.

- En cuanto al cofre, sigue cerrado. Se estaba haciendo de noche y el hombre herido necesitaba los cuidados que le puedan prestar aquí, así que lo cargamos en el carro y lo hemos traído con nosotros. La cerradura es compleja, pero el mecanismo es similar a otros que he visto. Con algo de tiempo y esfuerzo es posible abrirla. - termina, y mira a Eben- Eben, no se si se te ocurre algo más... -

-Hicisteis bien, el bienestar del herido era primordial. Así que esos dos se presentaron tras sufrir el ataque y que se dirigen hacia aquí...interesante -afirmo mientras miro de reojo a los hombres- Cuando dices que el dúnadan es algo susceptible ¿a qué te refieres?, ¿os ha dado problemas en vuestro viaje de vuelta?. El cofre está custodiado pero dado Ragi que parece que tienes conocimiento en abrir cerraduras, necesitaría de tus artes en esa materia para que examines al cerradura y abras ese cofre, cuando vayamos a hacerlo.

-Eben ¿algo más que añadir al informe de Ragi?

Escucho toda la conversación mientras se desarrolla. Ragi lo ha explicado todo con bastante detalle.

Cuando Ragi se dirige a mi para solicitar más información, me quedo unos segundos pensando, pero al oir la voz del lugarteniente Khôradur pronunciar mi nombre, me saca de mi ensimismamiento.

-"Bueno, tan pronto como estos viajeros nos divisaron, el dunadán bajó de la montura, iban ambos encima, y se escondió entre la maleza del otro lado de la carretera."- voy diciendo, intentando no mirar a los viajeros que han hecho el camino de regreso con nosotros.

-"Al principio, pensamos que eran asaltadores que venían a rematar el trabajo, o a ver si quedaba algo que aprovechar, al menos es lo que yo pensé, pero luego se acercaron con calma y...". hago una pequeña pausa, subo los hombros -"al menos el que se hace llmar Russef. Hemos hecho el viaje de regreso juntos, como ha contado Ragi, y por ahora no han causado ningún problema, todo y que yo iba más pendiente de asegurar el camino que de los componentes de la marcha."-

Finalizo mi frase y me quedo mirando a Denelloth y Khôradur.

-Así que por lo que deduzco aparecieron después del ataque y simplemente os han acompañado, ¿no?. -Miro a Denelloth y luego vuelvo a mirar a Ragi y Eben.- ¡Qué oportunos!, ¿verdad?, -sonrío- bien vamos a presentarnos y a ser corteses, no queremos que los visitantes de Sil Auressë vayan diciendo por ahí que somos hoscos y maleducados -comento con cierta ironía y justo cuando me voy a dirigir hacia los dos extranjeros me detengo y miro a Ragi y Eben- Si tenéis que decirme algo más sobre esos dos decirlo ahora, no me gustaría enterarme luego en otras...circunstancias.

Denelloth escucha atentamente el informe de Ragi y Eben, y luego las palabras de Khôradur, reflexionando sobre lo que oye. Los jóvenes parecen serenos y confiados; no es mala señal. Han hecho un buen trabajo, sin duda. Su primera impresión sobre el dúnadan se confirma con los comentarios de ambos. A pesar de ello, Sil Auressë es un lugar de acogida. Él mismo está aquí por ello, y no quiere negarle lo que ha comenzado a llamar "el don de Ayla" a quien pueda necesitar de esa acogida; al menos hasta que demuestren no merecerla.

Sí, presentémonos y seamos amables. No conocemos las intenciones de los recién llegados, qué asuntos les han traído aquí, si están de paso o pretenden quedarse, ni qué pueden aportar. Convendrá echarles un ojo, en cualquier caso.

Pero simplemente asiente tras las palabras de Khôradur.

Russef y Eärnil esperan junto a los dos guardias, el nórdico Leanach que está quitando la silla de montar de su caballo, y Eliver quien está echando un ojo a las cajas de mercancías para ver que está todo en orden.

A poca distancia, el Lugarteniente Khôradur parece estar interrogando a Eben y a Ragi. Les acompaña el Jefe de Guardia Walec, y también se les ha unido el montaraz que estaba junto a la entrada.

-No se preocupen, ahora mismo podrán entrar, comenta el guardia Eliver. -Es que no es el primer ataque que hemos sufrido, y el Lugarteniente Khôradur se toma muy en serio cualquier amenaza a esa ruta de comercio, añade haciendo un gesto con la cabeza hacia el umbareano.

-Además estamos ya a punto de comenzar los festejos de Ioënde, así que podrán descansar y disfrutar.

Por supuesto guardia, esperaremos tranquilamente. Un umbareano, tienen una mala fama bien merecida esos sureños, espero que este sea diferente. Observo con aire calculador al Umbareano conocido como Khoradur.

Ante el silencio de los dos jóvenes, Khôradur se dispone a reanudar su camino.

-Bien, es hora de ser corteses y presentarnos. Eben, Ragi, venid conmigo. Denelloth, tú también, quiero que los tres seais mis ojos y mis oídos.

Y dicho esto reanuda su camino hacia los dos visitantes.

Camino con paso decidido hacia los dos hombres que han venido con la caravana. Al llegar hasta ellos me detendo y les saludo

-¡Saludos viajeros!, mi nombre es Khôradur, soy el lugarteniente de Sil Aüresse. Me han llegado noticias de que acompañásteis de regreso a nuestro humilde aldea a una de nuestras caravanas que había sido atacada. Por ello, en nombre de Sil Aüresse, os doy las gracias. Tengo entendido que os dirigíais hacia aquí, así que menos que preguntaros si necesitáis algo u se os puede ayudar de algún modo.

Observo las rudas maneras del Umbareano al dirgirse a nosotros. ¡Bien! parece que por lo menos es directo.
Hola, mi nombre es Eärnil, he venido a Sil Auressë en busca de trabajo y a ser posible algo que merezca la pena más alla del dinero. Soy un ex-miembro de los ejercitos de Cardolan, estuve sirviendo en la frontera y más allá de ella a veces...tal vez pueda serles de ayuda un hombre de mis capacidades.

Situado al lado de Khôradur escucho la conversación sin nada que añadir, -"Donde hay patrón, no manda marinero"-.

Ejército de Cardolan...frontera. Las palabras de Eärnil llaman la atención de Denelloth. Hacía mucho tiempo que Cardolan no contaba con un ejército propio, desde la división del reino en pequeños principados. Demasiado bien sabía Arthedain lo solo que se encontraba en la guerra en el Norte. Los señores de Cardolan sólo se unían bajo un estandarte para luchar contra Angmar durante las grandes invasiones, y de eso hace ya tiempo. No obstante, hubo un conflicto, una guerra, con Rhudaur. Cuando el rey usurpador Ermegil Brazodepiedra se hizo con el poder, Arthedain se tuvo que mantener al margen a pesar de que se sospechaba que era un títere de Angmar. Los montaraces situados en la frontera de Angmar sabían la importancia de Rhudaur en la guerra, y se llevaron a cabo actos de guerra sin que ésta haya sido declarada. Y desde Cardolan llegaron soldados a luchar en aquella frontera. A su manera, ayudaron a Arthedain evitando que Rhudaur se hiciera fuerte. La frontera que tenía Arthedain con Angmar ya era extensa de por sí.

Una guerra de desgaste, donde el invierno, el hambre y las epidemias causaron más bajas que las armas. Ataques a las rutas de suministros, destrucción de puentes, incendios, secuestro y asesinato de mensajeros, incluso asaltos rápidos a columnas de tropas que se desplazaban en el territorio de Rhudaur y en la frontera. Los que lucharon en aquellas guerras aprendieron mucho y muy rápido.

Eärnil llevaba los pantalones atados con cuerdas por encima de las botas (para evitar que entrara nieve), refuerzos en las rodillas, otras cuerdas en las muñecas, la capa reforzada... Pequeños detalles que pasarían desapercibidos para la mayoría. Salvo para aquellos que habían visto la guerra en las fronteras, y más allá como Denelloth.

Miro pensativo a Eärnil durante unos segundos mientras medito sus palabras "he venido a Sil Auressë en busca de trabajo y a ser posible algo que merezca la pena más alla del dinero"....a veces el destino es muy curioso.... pienso mientras cruzo una mirada con Denelloth.

-Nunca se sabe lo que el destino puede ampararnos Eärnil. Sil Auressë de momento es una modesta aldea, pero con ganas de crecer y ser un faro de esperanza en esta buena, pero a la vez castigada tierra. Es posible que aquí encuentres lo que buscas.

Desvío la mirada hacia su compañero

-¿Y vos, caballero, que os ha traído a Sil Auressë?

La mirada del Lugarteniente encuentra los ojos de Denelloth, apenas visibles bajo la capucha. Tras las palabras del dunadan, el montaraz sigue observando, callado, ahora atento a lo que el otro recién llegado pudiera decir.