Partida Rol por web

Russef entró en medio del combate, pasando entre el cuerpo moribundo de un rufián y del montaraz Denelloth herido. Iba directo a por el hombre que con su cimitarra amenazaba a la arquera.

Con preocupacion segui el rastro, y tras sacar las conclusiones oportunas decidi que esos murcielagos tenian aviesas intenciones. Con sigilo volvi sobre mis pasos con sigilo y ocultandome a buscar el concurso de Ragi para salir a por Russef Tambien porque no deseaba medir mis fuerzas yo solo y con poca o ninguna luz contra esas murcielagos sobrealimentados pense riendome de mi ocurrencia.

Eärnil regresó al bosque para reunirse con Ragi, y juntos siguieron los pasos de Russef lo más rápido posible en la noche. Llegaron al río, y se dispusieron a cruzarlo. Entonces Eärnil vio a un grupo avanzando a marcha forzada desde el oeste en dirección al este... Se agachó rápidamente, y agarró a Ragi también. ¡Eran nueve orcos! Iban armados con lanzas y cimitarras, y llevaban capas con capucha. Pero su forma de avanzar moviendo sus extremidades y balancéandose era la de un orco. El primero parecía de mayor tamaño, y el segundo lleva en una cuerda a dos murciélagos. El resto de las aves voladoras ya habían desaparecido.

Se dirigían directamente al primer desfiladero a la derecha, con forma de V. Miraban con recelo el cielo, ya que el amanecer estaba próximo. Las huellas de Russef iban al mismo sitio. Estaban demasiado lejos como para poder ver a Ragi y a Eärnil, y se dirigían en línea recta hacia su destino, pasando por delante de los dos.

Viendo a los orcos me preocupe por Russef.
Creo que hay que ralentizarlos maese Ragi, dije sonriendo maliciosamente mientras tomaba mi arco.
Que te parece si les emboscamos a distancia segura?, tal vez si nos dieramos prisa podriamos adelantarles y emboscarles en el desfiladero, en cualquier caso hay que hacerles perder tiempo hasta que salga el mas odiado enemigo de esas viles criaturas, que me dices?, decidete rapido compañero!

-De acuerdo, lo haremos, contestó Ragi. No había convicción ni firmeza en su voz, pero sí la voluntad y el ímpetu propias de la juventud. Sacó su arco corto y miró a su compañero más experimentado en la lucha. -Yo te sigo, y trataré de ser certero con mi puntería.

Había cazado con su arco pequeños mamíferos, conejos principalmente. Pero nunca había disparado en un combate de verdad.

Los dos avanzaron de prisa para adelantarse al grupod e orcos. Subieron a lo alto de la loma, cerca de la etnrada al desfiladero. Desde allí podrían emprender su huida después por la meseta. No podían esperar vencer a un grupo de nueve, pero sí ralentizarlos tal vez y hostigarlos. Es lo que Eärnil había hecho en el pasado en las tierras del norte.

Los dos se colocaron en posición detrás de unas rocas. Los orcos marchaban hacia ellos, y Ragi esperaba la señal de Eärnil. Venían en dos columnas, delante había uno más grande, seguramente un Uruk. Detrás dos columnas de tres y más atrasado uno de retaguardia. Delante de todos había un orco pequeño que olfateaba el suelo prácticamente, corriendo a más velocidad.

Corrí rapida y sigilosamente, Ragi me siguio como pudo y nos apostamos en un alto para tener cierta ventaja de posicion y poder escapar si las cosas se torcian. Vi al vil orco explorador avanzando y decidi que debia ser erradicado antes de que desvelara nuestra posicion a su jefe uruk al que precedia y asi se lo comente a mi compañero.
Me prepare adecuadamente y solte mis flechas al orco explorador a la vez que daba una orden baja a Ragi:
Dispara ahora!

Eärnil preparó con habilidad el ataque, y en instante preciso que el orco explorador se hallaba a unos cien pasos disparó su arco una vez y acto seguido de nuevo. Dos flechas salieron una tras otra hacia al orco de menor tamaño. La primera flecha le impactó de lleno en la cabeza, y el trasgo se cayó de rodillas. El rudimentario yelmo de cuero le salvó la vida. Gritó de forma desgarradora, preso del pánico al agarrar lo que quedaba de su yelmo, donde aún estaba clavada la flecha. Pero entonces el segundo proyectil de Eärnil le alcanzó la entrepierna, y el orco soltó todo lo que llevaba para agarrar sus partes con ambas manos. Sangraba profusamente, y estaba a punto de perder el conocimiento. 

Para entonces, Ragi ya había preparado su arco. Su alcance era inferior, pero los demás orcos habían llegado a la posición del explorador, y siguiendo las instrucciones de Eärnil, el joven de Tharbad disparó. El orco grande llevaba una cota de malla larga, y se movía con lentitud. La flecha dibujó una parábola desde arriba, y le impactó en el pecho pero sin perforar la armadura. El orco mostraba sus colmillos y alzaba la vista, tratando de ver de dónde llegaban los disparos. Aún no habían descubierto la posición de los dos asaltantes...

-¿Nos retiramos?, preguntó el joven a Eärnil.

El ataque no habia salido como hubiera querido, mi plan era herir al orco jefe y retrasar al grupo, pero en el combate las cosas nunca salian como uno queria. Maldije en un susurro y mire a Ragi.
Por ahora, vamonos, no hay porque arriesgarse, volveremos a atacar.
Esperaba que el ataque les retrasara algo, bien fuera por el orco herido, cosas poco probable puesto que lo mas seguro es que lo abadonaran a sus suerte, bien porque ahora andarian más despacio para evitar posibles emboscadas, les volveria paranoicos...y lentos, si, me encantaban este tipo de acciones pense, mientras se dibujaba una sonrisa siniestra en mi cara.
Tome un paso veloz para adelantarnos y preparar alguna otra sorpresita para estas lamentables criaturas.

Los dos se alejaron del escondite, y avanzaron sigilosamente en paralelo al desfiladero. Entonces vieron el fulgor de las hogueras al fondo del mismo, o quizá de una cueva que había. Y escucharon ruidos de huargos y orcos… ¡Allí había una base enemiga! O al menos un campamento grande. Para evitar posibles guardias que podría haber en el perímetro, tomaron rumbo hacia el interior de la meseta, hacia el este. Hacia la dirección aproximada de Sil Auressë.

-Eärnil, allí hay algo, susurró de repente Ragi tratando de recuperar el aliento después de la tensión del ataque y la carrera. –Mira, se están reuniendo aquí arriba.

A unos seis cientos pasos, junto a varios árboles arriba de la meseta donde estaban también Eärnil y Ragi, se veían las sombras de cinco enormes huargos ensillados, y de pie estaban los jinetes y otro orco de gran tamaño, formando un círculo.

-¿Huimos, o nos acercamos?, preguntó el joven nervioso.

Sin duda la suerte no nos sonreia, primero el campamento de orcos y luego lo jinetes de huargos montando algun tipo de guardia y cortandonos el paso hacia Sil Auresse. Solte una maldición por lo bajo, estabamos en un buen lio. Habia pocas alternativas y eso no me gustaba. Los orcos dominaban la zona desde esa altura y si nos ibamos acabarian encontrandonos con esos condenados huargos, si es que no nos habian olido ya.
Tengo un plan Ragi, pero es complicado y por mi experiencia los planes complicados rara vez salen bien.
El fuego no les gusta a los huargos, verdad Ragi?, tal vez podriamos rodear a los huargos en un circulo de Fuego, se asustaran y crearan el caos entre los orcos, momento que aprovecharemos nosotros para atacar desde dos puntos para converger al final sobre sobre el punto alto de la meseta.¿que te parece?, debemos encontrar ramas secas,dije mientras miraba al suelo en busca de las mismas.

-Me parece una buena idea, asintió Ragi. -Sé algo de preparar trampas para animales, añadió mientras comenzaba a trabajar. El joven criado en las calles de Tharbad había pasado veranos en el campo, y sus manos habíles y sus movimientos sigilosos.

-Aunque nunca me he enfrentado a un huargo... Y no quiero empezar esta noche.

Rapidamente fui juntando muchas y ramas y hojas secas mojandolas con algo de aceite para lamparas, a la vez que las iba extendiendo detras de las trampas de Ragi y unos metros por delante creando una elipse. Cuando alguno pase encenderemos el fuego y dividiremos el grupo en dos para ir eliminando a flechazos desde dos puntos opuestos en altura preferiblemente subidos en arboles a los blancos iluminados por el fuego eliminandonos consecutivamente dando prioridad a los orcos que dominen mejor a sus bestias.

Los dos prepararon las trampas y la emboscada a los huargos. Eran conscientes de que se estaban arriesgando mucho, pero también sabían que en campo abierto esas bestias no tardarían en alcanzarlos. A veces la mejor defensa era un ataque certero para crear confusión.

Ragi encontró un escondite en un árbol de poca estatura, y en la otra punta de la elipse estaba Eärnil junto a unas rocas. Los orcos ya estaban montados en sus huargos, y pudieron escuchar la voz del orco de gran tamaño que les gritaba las últimas órdenes. -El Amo Gothdush quiere a la niña viva. No puede estar lejos, Raku tenía que haberla traído ya. Buscadla, y traedla. ¡De una pieza!

El terreno cerca del punto de reunión era algo irregular al estar ya cerca del desfiladero, y Eärnil había aprovechado ese hecho para preparar la emboscada en el lugar más lógico por dónde podían partir los trasgos con los huargos. Rápidamente, dos de los jinetes tomaran la delantera, y un poco más atrasado iba un tercero. Los últimos tres se quedaron a más de cincuenta pasos por detrás. Eärnil dejó pasar a los dos primeros, y en ese instante encendió el fuego para que alcanzara al tercero.

-¡ES UNA TRAMPA!, gritó uno de los jinetes más rezagados. El que iba más adelantado se giró con la montura, y sacó un arco corto de forma instintiva. En ese momento, la noche se iluminó con un fuego que separó en dos al grupo que lideraba. Buscó con la mirada, y vio a Eärnil apuntándole con su arco.

El plan no me gustaba, pero no se me ocurria otra manera de salvar el pellejo, la cosa habia salido mal y posiblemente yo no habia estado muy hábil. Un orco nos detecto, pero el fuego ya habia prendido, con rapidez dispare una flecha sobre el ORCO esperando herirle y que el huargo con el fuego se llevara loco de miedo a su jinete con él. Con rápidez puse otra flecha en mi arco y me prepare para disparar otra vez.