Partida Rol por web

La oscuridad había dado paso a un nuevo día, y aunque la persistente niebla dificultaba un poco el avance del dúnadan por el terreno escarpado, cada vez estaba más cerca del borde sur de la meseta. Al otro lado, los arroyos y luego la zona de los molinos y la aldea de Sil Auressë. Aún quedaban unas tres o cuatro millas, según sus estimaciones.

Se tomó un pequeño respiro, y desde una posición elevada observó la meseta que se encontraba al norte de su posición. Había dejado atrás al primer grupo de seis jinetes de huargo, pero ahora pudo ver a otros seis jinetes a una media milla de distancia. Tres de los orcos habían bajado de sus monturas y estaban investigando un lugar donde se había librado un combate. Había varios cadáveres humanos en el suelo, pero por el atuendo y sobre todo por el trato que les daban los trasgos, no eran de Sil Auressë sino aliados de los orcos. Al rato, volvieron con los huargos. Más al norte, otra unidad de seis jinetes. Y aún más lejos, llegaban huargos en dos manadas de diez.

¡En la meseta había un pequeño ejército enemigo! Y todos se dirigían hacia el este, desafiando la luz del día, peinando la zona, persiguiendo algo. O a alguien. En dirección a Sil Auressë.

La visión era descorazonadora, grandes grupos de huargos se iban reuniendo para confluir a Sil Auresse. Desde luego tendria que pasar a traves de ellos por la zona de los arroyos asi despistaria al olfato de los huargos y el terreno era más apropiado para usarlo a modo de pantallas que me ayudaran a no ser visto.
Busque con ahinco la mejor ruta para descender y continuar chacia mi objetivo.

Eärnil halló una ruta para bajar de la meseta. Era una senda estrecha, pero en algunos puntos se había reforzado con piedras que además marcaban el camino, lo que le dio cierta tranquilidad. Cada paso que dio le alejaba de los huargos, que solamente ocupaban la meseta en su camino hacia el castillo de Sil Auressë.

Entonces algo le llamó la atención hacia delante, ya en el llano. ¡Un jinete! No le distinguía el rostro desde la distancia, y en ese momento se bajó del caballo para observar con atención el suelo. Parece que estaba buscando la forma de subir a la meseta, o siguiendo el rastro de alguien.
 

El jinete era desconocido para mi desde esa distancia, aguardo pruduntemente escondido hasta que pueda distinguir de quien se trata. Pongo una flecha en mi arco y espero.

Eärnil se escondió en un lugar inmejorable, y esperó apoyándose contra la roca, acariciando la flecha que tenía en la cuerda. El desconocido tendría que subir por el sendero que pasaba cerca de su escondite, y en ese momento le podría disparar desde corta distancia. De momento, seguía esperando.

Escuchó cómo el desconocido le dio unas palmadas a su caballo, comenzó a subir con cierta dificultad, jadeando.

Y al rato apareció en el campo de visión de Eärnil. Estaba de espaldas, pero aún así el dúnadan lo reconoció. ¡Era Girion!

-¡Girion!, dijo el guerrero sorprendido detrás del joven y aflojó el arco. Había aparecido de entre las rocas, a pocos pasos de Girion. Una vez superado el sobresalto, le comentó: -No hay tiempo que perder. Estoy bajando de la meseta, allí arriba el enemigo se agrupa. He visto varias unidades de seis jinetes de huargos, y manadas de lobos. No estamos seguros aquí.

La aparición de Eärnil pilló a Girion desprevenido y tomándolo por un enemigo logró aferrar su espada e intentó sacarla. Pero en ese impás descubrió el rostro de su amigo y el joven se calmó.

- ¡Por lo Dioses!, ¡qué susto me has dado!.

Tras escuchar las palabras de Eärnil, Girion asintió y habló a éste.

- He venido siguiendo el rastro que dejó Denelloth desde el río. ¿Lo has visto? Temo que siga por aquí solo, sin que nadie le proteja- temió Girion por su compañero.

Tranquilo Girion, si hubiera sido un enemigo ya estarias muerto, hay que estar siempre alerta,dije bajando el arco.
Lo cierto es que no, de hecho he perdido de vista a Ragi, tuvimos unos encontronazos planeados con wargos y sus jinetes alli arriba...les hemos causado cierta conmoción y confusión, esperaba retrasarles, iban detras de alguien, sin duda les he causado más de un quebranto, la pena es que Ragi no era muy ducho en estas artes y en un momento dado nos separamos, espero que este bien.

Desde lo alto de la meseta llegaban ruidos... Gritos lejanos, y gruñidos de huargos. Era imposible saber exactamente de dónde venían, y si estaban lejos o si se acercaban. Pero de lo que no había dudas era de que el enemigo se hallaba cerca.

Girion iba a contestar a Aärnil cuando escuchó los gruñidos de los huargos que se acercaban. No quería delatar su posición y tener que salir corriendo o, peor aun, enfrentarse a ellos. Quería esperar a ver si Ragi y Denelloth aparecían y se marchaban de ahí rápidamente.

El joven dunadan miró a su compañero  y esperóa ver qué hacía este. Él no era un rastreador, ni un hombre de campo, por lo que no era muy duchoen trepar ni en emboscar a los enemigos. Por esto le dejó la responsabilidad de actuar a Eärnil.

Mi mente trabajaba rápido, Girión me habia dejado la responsabilidad del curso de la acción, y me debatia entre la idea de volver a acosar y llevar la desgracia y la confusión a mis enemigos, realmente esa opcion me agradaba y una sonrisa feroz surco mi rostro reflejandolo, y volver a la aldea con Girión que no parecía muy dispuesto a desempeñar esa clase de trabajos.
La segunda opción ganó debido a que si bien deseaba volver a por mis enemigos y retrasarlos habia perdido la iniciativa y no sabia su posición, por tanto resolvi ir con Girión por las tierras bajas hasta la aldea.
Volvamos Girión, hemos perdido la iniciativa y el enemigo esta sobre aviso, ya he causado conmoción en sus filas y me estan buscando, flaco favor hariamos a nuestra causa si nos dejaramos matar inutilmente, ya devolveremos el golpe cuando las circunstancias sean propicias.

Girion asintió, pero su rostro denotaba no la aceptación de la acción dicha por Eärnil, si no porque entendía lo que este decía y comprendía el por qué.

- Sé que lo mejor es marcharse y más si contamos con que no soy un experto en acechar y moverme por estos lares, pero sigo pensando en nuestros compañeros- volvió a repetir el joven adan.

- Sabes dónde están?, ¿sabes si necesitan ayuda?, ¿sabes si quieren que nos vayamos para buscar ayuda?, ¿o es que piensas que es la mejor solución?

El joven expuso las dudas que rondaban en su mente a su compañero. Era seguro que debían informar y que cuanto antes lo hiceran mejor que mejor, pero nunca había dejado a nadie a la deriva. Ni siquiera cuando la tormenta arreciaba.

Los ruidos de los enemigos se escuchaban de nuevo desde lo alto. Los dos compañeros no estaban en un lugar seguro, y tenían que tomar una decisión. Hacía ya muchas horas que Denelloth había pasado por aquí, según los cálculos de Girion. Y Eärnil le había perdido la pista a Ragi bastante lejos de aquí.

Por otro lado, los ruidos parecían alejarse de su posición. Tal vez era posible subir y ver algo más, aunque no dejaba de ser arriesgado.

- Debemos avisar de lo que has visto cuanto antes- confesó Girion siendo crítico con lo que debían hacer-. Perooo... perono puedo dejar de pensar en Denelloth y en Ragi. Tal vez necesiten ayuda-se sinceró.

- ¿Tú que opinas?- preguntó el joven a su compañero.

- De todas formas me gustaría echar un vistazo ahora que parece que se alejan. Así, si nos volvemos, podré decir algo de lo que nos tendremos que enfrentar.

Girion intenta escalar tomando muchas precauciones para poder ver a los huargos o lo que hubiese allí arriba. No quería llamar la atención, ni caerse, por lo que fue con mucho cuidado tomándose el tiempo necesario.

Ese imberbe conocido como Girion no parecia darse cuenta de lo precario de nuestra situación. Sin duda no me gustaba dejar compañeros atras, pero tampoco me gustaba ir a ciegas.
Bien Girion, ire a la aldea a avisar del enemigo tu ve a echar un vistazo y asi te quedaras más tranquilo, intentare volver con refuerzos, ten cuidado, la situación a la que te expones es peligrosa

Le salude, y con la misma emprendí el camino hacia la aldea todo lo rápido que pude sin exponerme en demasía. En mi fuero interno curiosamente no pensaba si la decisión era acertada...sino si mi caballo habria encontrado el camino de vuelta.

Girion mira a Eärnil algo confuso. Parecía que no le importaba lo que le ocurriera a sus amigos. Pero le duró solo un segundo, luego comprendió que la seguridad de todo Sil Aurësse estaba en peligro. Debían alertar cuanto antes de la amenaza.

- ¿Tienes caballo?- le preguntó antes de que se marchara.- Si no tienes caballo te llevo yo, si no parte, yo te seguiré enseguida.

Tuve que dejarlo, para...entorpecer los movimientos del enemigo, espero que haya vuelto por su cuenta, no pierdas mas tiempo, ire a pie, tu lo necesitaras para la vuelta
Dicho esto seguí mi camino con rápidez.