Partida Rol por web

Asintiendo a las palabras de Agnor, modificando y mejorando su propuesta, Girion se puso a cabalgar a la derecha* de Agnor, formando la punta de la flecha que precededía y protegía a Khôradur y Bergil.

Como pidió Agmor, permanecían bastante cercanos por si algo se les acercaba poder luchar contra ello y cerrar filas en torno al lugarteniente.

La marcha comenzó con alguna dificultad, pues el hecho de ir a oscuras y monados a caballo les hacía tener que ir con mil ojos puestos en el camino y encima tener que estar atentos de cualqueir enemigo que pudiera asaltarles. Pero Girion poco a poco se fue acostumbrando a la poca luz y fue cogiendo más confianza. Además, Viento, su corcel, era una ayuda inestimable en estos casos, pues parecía tener un sexto sentido que le hacía ir por la mejor ruta previendo caulquier circunstancia en el camino.

Cada poco, el joven dunadan miraba a sus compañeros y sobre todo a Bergil y el lugarteniente, por si estos necesitaban que parasen o por cualquier otra circunstancia, pues era importante llegar, pero sobre todo que llergara Khôradur y bien.

​-Grupo de Tarbrand:

El montaraz estaba satisfecho de cómo había empezado el combate, sin duda, la formación adoptada había maximizado el número de bajas posibles y por ende, esos sucios orcos corrían ahora como cobardes, mas él no iba a dejar a ninguno con vida, por lo que alentando a los suyos exclamó:

-¡Vamos muchachos! ¡que no quede ninguno con vida! -gritaba para aterrar aún más a sus enemigos, a la vez que miraba de reojo a Aaren y le decía con mordacidad- ya llevo dos amigo, ¿quieres que te enseñe como se hace? -preguntó con sorna, acompañado de una media sonrisa, sin perder la oportunidad para intentar motivar, a través del pique al guerrero rubio.

Al mismo tiempo, proseguía en su letal avance, pues en cuanto se trabase el combate empezaría a favorecer al enemigo; por lo que aprovechando el movimiento de Centella, que estaba convirtiéndose en un letal corcel de guerra, descargaba a diestro y siniestro, sendos ataques de su mortífera espada...

Grupo de Tarbrand

La maniobra de limpieza parecía desarrollarse por buen camino. Los Orcos eran presa fácil para quienes íbamos a caballo. huían despavoridos sin rumbo fijo, desperdigándose por delante de los jinetes. Lo único malo, es que la formación que había dispuesto Tarbrand no duraría mucho, si pretendíamos alcanzarlos antes de perderlos de vista deberíamos dividirnos para perseguirlos.

A pesar de lo mucho que me costaba mantener el ritmo del resto de jinetes, mas experimentados que yo, conseguí alcanzar a uno de los exploradores con mi martillo. Aquel hijo de la sombra no volvería a levantarse.

Sin perder la inercia de la carga, trate de dirigirme hacia la derecha, donde pude divisar la estela de uno de los jinetes de huargos.

Ejército de Sil Auressë

Theon organizó la unidad con mano firme, y todos estaban centrados en la tarea más inmediata. La formación propuesta era sencilla a la par que efectiva. Los heridos estaban situados en el centro de una especie de caja, y los exploradores más adelantados.

Dejaron atrás el resto del ejército, y siguieron avanzando con algunas antorchas encendidas pero intentado no llamar en exceso la atención. Una fina lluvia comenzó a caer, y aunque no dificultó en exceso el avance, sí redujo el campo de visión. El grueso de la unidad perdía de vista a los exploradores más adelantados con frecuencia.

Llegaron a la colina escogida por Khôradur para la defensa de Sil Auressë. Era un punto estratégico donde se había librado una de las contiendas más disputadas de la guerra. En la ladera habían preparado algunas barreras y estacas, así como agujeros donde parapetarse de las flechas orcas. Más arriba, numerosos terraplenes permitían disparar a varias filas de arqueros. Con todo, los orcos habían logrado sacar a los defensores de sus posiciones defensivas y arrinconarlos junto al río donde los encontraron los jinetes de Garan Gwalorn. Ahora iban a regresar al lugar donde todo había comenzado el día anterior.

Por todas partes había cadáveres de orcos y de hombres. Más de los primeros, y también vieron varios trolls muertos en una zona despejada entre los dos ejércitos. Un escalofrío recorrió la espalda de los milicianos, y algunos comentaron cómo Barendil y Khôradur se habían enfrentado solos a media docena de trolls que cargaban para romper las defensas.

El agua de la lluvia pronto se tiñó de rojo sangre, y el silencio se apoderó de la comitiva. De forma inconsciente, aminoraron la marcha para dejar atrás aquel campo de batalla lo antes posible.

Ejército de Sil Auressë

Eärnil avanzaba lento a lomos del caballo rodeado de infantería. Trataba de ver algo en el horizonte, pero la oscuridad y la lluvia se lo impedían. -Atentos a una señal de luz desde el castillo, les instó a los exploradores. Aún era pronto, pero por otro lado desconocía el alcance del artilugio de los enanos.

Grupo Avanzadilla

Siguieron el curso del río y dejaron atrás a su derecha la colina que había escogido Khoradur para armar la defensa de Sil Auressë. El lugar hacia donde se dirigía ahora el ejército. En la oscuridad apenas se podía ver el detalle de las estructuras defensivas, pero parecían ser estacas y terraplenes que habían sido preparados a toda prisa. Lo que sí vieron eran multitud de cadáveres esparcidos por los alrededores, y numerosas aves carroñeras que desafiaban la lluvia para darse un festín. Entre los cuerpos había algunos de enorme tamaño. Los trolls abatidos en la Batalla del Eclipse.

Continuaron avanzando a mayor ritmo cuando llegaron al camino, o más bien senda, que acompañaba al río. Había sido pateado por el ejército de Sil Auressë hacía pocos días, pero la lluvia había vuelto a ablandar el terreno. Milzarak ya se había bajado de su montura, y Bergil acompañaba andando a Khoradur a paso lento. Agnor y Girion eran jinetes expertos y de momento podían seguir sin problemas encima de sus monturas. Aquello le permitió un mejor ángulo de visión, y de repente entre la oscuridad y la lluvia, Agnor vio un fugaz destello. Desapareció al instante, pero en su corazón estaba convencido que lo había visto. Un punto de luz roja en la lejanía. Llegaba de la dirección de Sil Auressë.

Y el amanecer estaba ya cerca.

Grupo Tarbrand

La caza de los orcos snaga seguía en la oscuridad. Cada vez estaban más dispersos y las distancias se alargaban. Muchos de los jinetes perdieron de vista a sus compañeros mientras perseguían a los exploradores que se escondían en los recovecos de las rocas, en los desfiladeros y en los puntos más elevados.

Tarbrand tenía a su derecha a Aaren, pero el jinete de su izquierda se había quedado rezagado rematando a un orco. No había tiempo que perder, así que el dúnadan buscó con la mirada el siguiente objetivo. Lo encontró corriendo en lo alto de una elevación. Inalcanzable para el caballo, pero Tarbrand dirigió su montura para cabalgar en paralelo y atacarle cuando el terreno se lo permitía. Su ataque impactó en la pierna, y acto seguido volvió a golpear pero el orco logró alejarse de las acometidas del montaraz. Aún así, no tenía escapatoria.

Al otro lado del risco, Aaren perseguía a dos exploradores. Sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra, y el caballo parecía disfrutar de la carrera. Alcanzó al primero justo cuando trataba de subir encima de una gran piedra. El martillo impactó con fuerza brutal en el pecho, justo donde se hallaba el negro corazón del orco. El crujir de los huesos se escuchó con claridad en la noche, y el orco cayó muerto. Sin tiempo que perder, Aaren dirigió su caballo al siguiente objetivo y logró encerrarlo en un desfiladero sin salida. Aún así, se defendió del primer envite.

Aaren y Tarbrand se encontraban relativamente cerca uno a cado lado del risco, e incluso podían oír los ataques y los gritos que llegaban desde el otro lado. Del resto de los jinetes no sabían nada, pero con la carga y posterior persecución por las tierras altas, el amanecer estaba ya más cerca. Pronto el cielo se iba a aclarar un poco, lo que tal vez les iba a permitir situarse mejor. Por otro lado, unas nubes oscuras se habían formado en el cielo, y en muchos puntos había aparecido la lluvia.

Ejército de Sil Auressë

La formación que había dispuesto resultó efectiva para avanzar, los heridos estaban protegidos por los milicianos en caso de que fuesen atacados y marcaban el paso del grupo, mientras que los guardias estaban dispuestos de modo tal de poder sumarse al combate con rapidez. Los jinetes, al frente de la formación, podían moverse con facilidad y tenían el mayor campo de visión. Desde allí Theon podía ver toda la unidad y los alrededores, y si bien la oscuridad y la lluvia estorbaban su visión, intentaba no perder de vista a los dos exploradores que había envidado delante de ellos e incluso percibir las señales que enviasen el grupo de Agnor y el castillo de Sil Auressë.¹

Habían llegado al punto que Barendil quería alcanzar, una colina en la que las fuerzas de Sil Auresse se habían asentado originalmente para hacer frente a la horda. Theon se daba cuenta de porqué Khoradur había elegido ese punto, el terreno les daba una notable ventaja a los defensores, que habían sabido aprovechar a juzgar por los cadáveres de orcos y trolls. Sin embargo muchos hombres habían perecido allí, era un campo de muerte que oprimía a quien pasase por allí, imponiendo un respetuoso silencio. Por suerte la noche ocultaba la dimensión de la masacre que allí había ocurrido, pero al amanecer el grueso del ejército combatiría allí . No será fácil sobreponerse a esto, pensó, sin aminorar su paso.

-Grupo Tarbrand:

Tarbrand maldijo que aquella rata escurridiza aprovechara los riscos para seguir respirando, pero eso no lo salvaría durante mucho tiempo porque su montura se había colocado en su flanco y eso le permitió alcanzarlo con otro letal golpe de su espada bastarda, que cayó sobre el snaga y con un poco de suerte sería el último...

Tras ello, vio como Aaren daba buena cuenta de sus enemigos, aunque para su desconsuelo cayó en que todo su grupo estaba disperso, confiaba en la habilidad de los jinetes, y el enemigo por lo que parece no era muy dado a luchar, sino que prefería huir, por lo que no correrían mucho riesgo, pero era importante reagrupar a sus tropas y evaluar la situación, si seguían corriendo en la oscuridad, sólo el desastre se abatiría sobre ellos, por lo que le dijo a su compañero:

-Aaren, cuando acabes con ese debemos reagruparnos, algo no va bien, no sé porque esta escoria huye sin plantar batalla, algo va mal -y acto seguido hizo sonar el cuerno con todas sus fuerzas en un total de 3 ocasiones.

Finalmente, viendo que el amanecer estab más próximo de lo que se imaginaba, optó por usar sobre sí mismo el hechizo que le permitía ver en la oscuridad, pues lo iba a necesitar para examinar el terreno.

Grupo tarbrand

Mi martillo probó por primera vez la sangre de Orco en aquella demoníaca noche sin Luna...y pude sentir como su mango vibraba en mis manos sedienta de mas de aquel liquido negro y ceroso. ¿O era mi brazo el que temblaba ante el frenesí de la batalla?

Tras arrinconar al siguiente Orco, supe que no tardaría en caer. Me tomé mi tiempo para asestarle el golpe de gracia, no quería que me ocurriese como en mi enfrentamiento con Ulog-Plak...si perdía el arma ahora ya no tenia repuesto para defenderme.

No muy lejos de mi, podía escuchar la voz de Tarbrand conminándome a regresar a la formación.

En cuanto terminase con aquel fallo de la naturaleza, volvería a su lado. Y tal vez tuviese tiempo de avistar algun explorador más por el camino.

Grupo avanzadilla

Sabía que el que él fuera andando retrasaría al resto, pero de todas formas el caballo de Khoradur tampoco podía ir muy rápido, o la vida del lugarteniente correría peligro. Su mirada se dirigía constantemente hacia donde debía estar el castillo. Deseaba volver a ver a Eren y saber que estaba bien. Ahora que la situación estaba en calma recordó algo y se giró hacia Girion.

- Vos sois el hijo de Gildûr - dijo sorprendido al caer en ello - Llegué al castillo con vuestro padre justo antes del ataque y no paraba de preguntar por vos. Ambos tenemos a alguien importante en el castillo. Solo espero que la situación no este peor que cuando los dejé-

Grupo Tarbrand

Tarbrand remató al escurridizo orco^O10, y después invocó las fuerzas sobrenaturales para adaptar sus ojos a la oscuridad, igual que había hecho en la Batalla de la Loma. No podía arriesgarse a perder el rastro de los orcos, ni el del resto de sus compañeros.

En el otro lado del risco, Aaren golpeaba al orco^O12 una y otra vez hasta finalmente dejarlo inconsciente y así pudo rematarlo. Después, siguiendo el llamado del cuerno de Tarbrand, se reunió con el líder del grupo.

Con la visión mejorada, Tarbrand pudo ver en la distancia a una pareja de orcos que corrían a toda prisa hacia el sur. En el otro lado, vio a un jinete aproximarse hacia su posición. No obstante, no hubo rastro del resto.

Grupo Tarbrand

El jinete llegó hasta Tarbrand y Aaren, y se subió la visera para respirar mejor. -He abatido al primero, confirmó. No tenía gran mérito, pues cuando se había quedado rezagado ya lo tenía aturdido y a merced de su lanza. De todos modos, quiso confirmarlo. -Al resto les perdí de vista. Ginawr cabalgaba a mi diestra, pero le vi alejarse a galope. Del otro flanco no sé nada. Ah, escuché a Bakar gritar que habían matado a uno de los jinetes de huargo.

Miró alrededor en la noche, y luego al cielo. El cielo ya mostraba un tono algo más claro. El amanecer estaba cerca. Pero el grupo se había reducido a tres, y las distancias en la meseta eran grandes.

Ejército de Sil Auressë (grupo Theon)

El avance con los heridos resultó incluso más  lento de lo esperado. Habían dejado atrás la colina defensiva, y ahora seguían el camino que transcurría en paralelo al río hasta Sil Auressë. Era la misma ruta por la que habían marchado los defensores desde el castillo para plantar cara a la hueste invasora. Ahora regresaban, pero no abatidos por la derrota ni lamentando los heridos ni los muertos. Habían resistido los ataques de la oscuridad, y en sus corazones sabían que la guerra no había terminado.

Theon permanecía atento al horizonte, y de repente vio algo. Un fugaz destello entre la lluvia y la oscuridad. Una luz roja... y otra blanca. Luego desapareció, pero no lo dudaba. Lo había visto.
 

Grupo avanzadilla

Bergil permanecía en silencio, aguardando las indicaciones de los caballeros a quienes tenía el honor de acompañar

Son gente honorable, mi señor estaría orgulloso de ellos, y estoy seguro que si sobrevive les recompensará como se merecen

Observaba tanto el terreno que les rodeaba, por si aparecía cualquier peligro, como a su señor. Khôradur, a pesar de su lamentable estado y las heridas, seguía parecido imponente encima de su caballo.

Cualquiera que lo vea pensará que ha resucitado y regresa de entre los muertos para continuar luchando, ojalá que sea así, le necesitamos.

Grupo Tarbrand

La visión nocturna de Tarbrand le permitía situarse en la meseta, y la información aportada por Ungail confirmó algunas de sus sospechas.

Caldrim y Bakar se habían dirigido hacia los jinetes de huargos. Ahora seguramente ya se dirigían de vuelta al ejército, o para encontrarse con el grupo de Agnor. Cathael se había dirigido hacia el sudoeste, mientras Ginawr había perseguido en solitario hacia el sudeste.

Ejército de Sil Auressë

Mientras avanzaban, Theon pudo divisar a lo lejos dos luces que parecían provenir del artilugio que habían diseñado los enanos en Sil Auresse. El código, según recordaba, indicaba que avanzaran con precaución y eso confirmaba que había fuerzas enemigas en los alrededores de la muralla. 

Tomar una actitud defensiva y avanzar con cautela podía llegar a ser la mejor alternativa para defender a los heridos, pero también dejaría más expuesto a Khoradur si se atrasaban, y eso era justamente lo que quería evitar. Pero si mantenían el ritmo, tenía que estar preparado para un ataque o lograr una distracción para confundir al enemigo. Debía adaptar su plan a la nueva información recibida.

Dio indicaciones a Faelimir para que compactase la formación de guardias y milicianos y estuviesen atentos a cualquier movimiento. Por otro lado dio instrucciones a los exploradores para que no se alejasen demasiado y se turnasen para mantenerlo informado con mayor frecuencia. Luego volteó hacia Earnil - Las señales indican que en los alrededores del castillo hay tropas enemigas, una vez que estemos cerca voy a necesitar crear una distracción. Eres el único jinete que conoce bien el terreno y los alrededores de la aldea como para crearla de un modo eficaz - le dijo a su compañero, mientras le  dejando claro que la misión era ser señuelo y estaba poniendo su vida en peligro - Quiero que te separes del grupo junto a dos jinetes y avances hacia el lugar opuesto al que se está dirigiendo Agnor, cuando estés a una distancia prudencial enciende algunas antorchas y simula un campamento. Inmediatamente después muévete bordeando el castillo por detrás, pero manteniendo la misma distancia, y busca una posición en la que puedas divisar la puerta por la que entrará Agnor. Apenas veas que se acerca quiero que te alejes nuevamente en la dirección opuesta y enciendas antorchas y toca el cuerno. Una vez generada la distracción los huargos seguirán tu rastro, pero no quiero que te sacrifiques, busca el río para confundir tu rastro y ocúltate. Una vez que hayamos entrado al castillo buscaremos el modo de acabar con el sitio y podrás sumarte a las defensas- dijo con seriedad y estrechando su mano con firmeza. - Nos volveremos a ver - prometió con convicción, era un gesto de esperanza que esperaba se hiciese realidad. 

Grupo Tarbrand

Con su nueva visión nocturna, Tarbrand comprendió mucho mejor el esquema táctico que se abría ante él, sin embargo aún quedaba mucho por hacer, por lo que rápidamente se dispuso a dar órdenes. En primer lugar miro en tono tranquilo a Ungail, y le dijo:

-Buen trabajo -indicó aunque fuese el miembro que menos ha conseguido de momento, pero los ánimos lo son todo en la contienda- en cuanto al resto de nosotros, yo voy a ir hacia el este, buscaré a Ginawr, a la vez que hago sonar el cuerno; vosotros dos perseguid a los orcos que huyen por el sur, y si encontráis alguno más matadlos también; el único que me preocupa es Cathael, pero su padre está cerca junto con Bakar, por lo que espero que podrán auxiliarse mutuamente; el primero que despeje su frente que vaya junto con los demás, no obstante recordad que debemos ir hacia Sil Auressë, por lo que si la situación se complica o si os perdéis, retomar el camino hacia el este y tarde o temprano nos encontraremos -expuso dejando claro el plan a seguir, no le gustaba tener que separarse, pero tenía que auxiliar a sus compañeros o de lo contrario podrían sufrir alguna baja- si veis a algún Jinete de Acero, informadle de lo que os he dicho, si la situación me lo permite volveré hacia vosotros, de lo contrario, nos vemos en la zona este, ¿entendido? -concluyó esperando que no hubiese dudas, a la ves que dejaba un tiempo a Aaren para añadir algo si lo estimaba oportuno- si es así, mucha suerte y que Eru esté con vosotros... -dijo finalmente deseándoles la mayor de la fortuna.

Grupo Tarbrand

Las órdenes de Tarbrand eran claras y concisas, y acto seguido se dirigió hacia el este no sin antes indicar la dirección de los dos orcos que había visto en el sur. Pronto su silueta se perdió en la oscuridad para Aaren y para Ungail, pero su cuerno aún sonó desde la distancia.