Partida Rol por web

Sil Auressë

[19] Un nuevo día

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01/12/2018, 21:39
[SA-serv] Bergil

ZONA CASTILLO

Parecía que todos se habían salvado, o al menos la mayoría, ya que algunos soldados estaban malheridos y otros habían pagado con su vida el intentar ayudarlos. El joven escudero no se detuvo y buscó a algún comandante para saber que podía hacer.

Tras echar un vistazo preguntó a un soldado de allí

-El señor Gaerel, ¿donde está? o alguien que esté al mando en esta parte del castillo, quiero ayudar en lo que pueda

Si bien notaba que la herida sangraba, eso no le detuvo, ya se curaría más tarde. En ese momento le vino a la mente su señor, no sabía nada de él pero también era consciente que lo estarían atendiendo y que ahora, rodeados de enemigos, su lugar era estar allí, hasta tener noticias sobre el lugarteniente.
 

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02/12/2018, 10:45
Director

"Sikil Kaluva Tielyanna"

Esas palabras escritas en un sencillo tablón de madera daban la bienvenida a los que cruzaban el portón del castillo de Sil Auressë. “La Luz iluminará tu camino”. Una frase para dar la bienvenida a los visitantes. No obstante, era más que un lema. Era una declaración de intenciones. De fe y de esperanza. La razón última por la que se había emprendido la obra de reconstruir el castillo. La existencia de Sil Auressë era la búsqueda del camino de la Luz, en muchos sentidos. Era su razón para existir.

Lo que se encontraban los que regresaban de la batalla era ese mensaje, y una multitud que les recibía en el patio de armas. Les saludaban y ayudaron a bajar a los heridos de los caballos y a trasladarlos hasta el lugar de curación. No hubo vítores ni grandes aplausos, pero sí palabras amables y gratitud en los gestos y en las miradas. Muchos habían caído en la guerra, y las familias habían tenido huir de sus granjas en busca de un lugar seguro.

En su inmensa mayoría eran mujeres, niños y ancianos. Pocos llevaban armas. Había heridos de distinta gravedad por doquier, otros arreglando las precarias defensas. El castillo estaba aún en construcción, y parecía que se estaban reformando unas ruinas antiguas que se asomaban entre los andamios y las telas que cubrían los defectos. La gente estaba cansada y tenían miedo, pero en sus miradas se podía ver la firmeza, y en su corazón latía la convicción de mantener esa débil luz con vida ante la amenaza de  las fuerzas oscuras. Y fue esa fe la que convirtió el castillo de Sil Auressë en un bastión de la esperanza que desafiaba la oscuridad.

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02/12/2018, 10:47
Eärnil

ZONA CASTILLO

Eärnil volvió a pisar el patio de armas del castillo. Era el preciso lugar donde había acudido cuando Khoradur había hecho la convocatoria. Veterano de las guerras en la frontera septentrional, el dúnadan se había ofrecido para ingresar en el pequeño ejército que se estaba ampliando para hacer frente a una amenaza que entonces había parecido distante.

En cuestión de pocas semanas, todo había cambiado. La misión de exploración inicial del monolito había resultado ser mucho más importante de lo que se podía pensar. El regreso de allí fue un camino solitario para Eärnil donde se vio perseguido por los orcos. Pudo escapar y se llevó a un prisionero hasta el castillo. Gracias a ese prisionero pudieron saber más de las intenciones el enemigo, y de allí le mandaron a reforzar las defensas del Paso de la Loma. Y fue cuando vio la gran hueste enemiga del sur, y la llegada de los treinta jinetes de Garan Gwalorn.

Eärnil guardó por fin sus armas. Recordaba la Batalla del Eclipse, la caída de Khoradur y la última misión de encender las hogueras y alejar a los enemigos de las puertas para permitir la entrada al castillo. Al cruzar el puente, había visto en el oeste dos caballos sin jinete, y dos cadáveres en el suelo. Eran los jinetes que él había enviado para alejar a los huargos.

Necesito un trago…

Notas de juego

PNJtizo. Concluye el viaje de Eärnil. No le marquéis de aquí en adelante.

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02/12/2018, 10:49
[LC] "Acero Rojo"

ZONA CASTILLO

Acero Rojo cruzó el puente y el portón del castillo, y por un instante sintió cómo si los gruesos muros fueran a atraparla en una trampa sin salida. Estaba acostumbrada a los espacios abiertos de las tierras altas de Cardolan y a sentir el viento en su rostro, y no compartía la sensación de seguridad que producía una construcción así en otros.

Una vez dentro, saludó a Tarbrand y a los otros. Tanto a los que conocía como a los que no. Con gestos, pero sin hablar. A los que no conocía de antes les dijo un escueto: -Acero Rojo, acompañando las palabras con un gesto de sus dos manos bajando con fuerza y movimiento de un dedo hacia la cara para después pasar dedo índice por la barbilla hacia abajo.

-Arthondir, gracias por el caballo, le dijo al dúnadan una vez sus pies tocaron las piedras del patio de armas. Buscó un lugar con hierba pero entonces vio cómo se llevaban a las monturas a unos establos. Mientras hablaba, no podía evitar mirar furtivamente alrededor. Buscaba a una persona en concreto, pero no veía su rostro entre la multitud.

¿Dónde estará?, se preguntó y de nuevo su propio pensamiento le sorprendió. Algo más nerviosa, añadió:  –Llevo los caballos allí, y me aseguro de que estén bien cuidados.

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02/12/2018, 10:51
[SA-ej] Soldado

ZONA CASTILLO

-El señor Gaerel, ¿donde está? o alguien que esté al mando en esta parte del castillo, quiero ayudar en lo que pueda

-Dirgon Gaerel os ha convocado en la sala de Othrind. A ti también, Bergil, le contestó un soldado al joven escudero. A continuación el soldado buscó a Belegund y a Faelimir para comentarles algo.

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02/12/2018, 10:52
[Mt] Belegund

ZONA CASTILLO

Belegund escuchó al soldado, y su mirada se cruzó con la de Faelimir. Asintió con la cabeza, y se acercó a los recién llegados pero no sin antes darle un abrazo sentido a Caldrim. -¡Caldrim de Dol Tinare! ¡Qué extraño destino te ha traido hasta aquí! ¿Ya te has cansado de los páramos de Rhudaur?

Vio la preocupación en el rostro del mercenario, y cómo su mirada seguía a su hijo Cathael quien acompañaba a Bakar aún inconsciente hacia la casa de la curación. –Vi cómo le rodearon, dijo Belegund. –Al final cayó, pero creo que porque fueron muchos los golpes que recibió. Ninguno le penetró la armadura. Aquí hay buenos curanderos por lo que he visto, aunque están algo saturados de trabajo. Seguro que se recuperará.

En cierto modo, los mercenarios eran como una gran familia. Belegund los conocía a casi todos, y aunque en ese oficio uno se enfrentaba a la muerte casi a diario, le resultaba difícil imaginar que un día le podía tocar a Bakar o a Caldrim. Eran auténticos referentes para muchos aspirantes a ganarse la vida luchando a cambio de monedas.

Luego vio llegar al jinete rubio. -¿Theon? Nos vimos brevemente tras la Batalla de Metraith, le dijo y se presentó pues aquellos días habían sido algo caóticos y había pasado más de un año que en Cardolan equivale a más cambios que en otros reinos se daban en décadas. –Soy Belegund, entonces me quedé al mando de una parte de las defensas y desde entonces coordino las espadas libres que se reúnen en Metraith. Venía de camino para reunirme con Khoradur cuando sucedió lo que fuera aquello que pasó en el cielo.

Miró a los jinetes que iban desmontando, muchos de los cuales portaban el ribete rojo. –Caldrim. Theon. Nos han convocado en la torre. Tú también Tarbrand, le dijo al dúnadan que le había saludado y se había presentado antes y quien ahora retaba a un compañero a disparar desde las murallas. –La competición de tiro tendrá que esperar. Gaerel os espera. A los dos.

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02/12/2018, 10:56
[SA-ej] Faelimir

ZONA CASTILLO

El sargento Faelimir le dio un sentido abrazo a Agnor. Sin palabras, simplemente le rodeó con sus brazos al norteño en cuanto sus pies tocaron el suelo. Ambos eran sargentos y habían compartido vivencias de todo tipo. Y ahora, con la guerra, eran ya como hermanos. –Ya me contarás todo, amigo. Pero cuando te mandaron a traer ayuda, no supimos lo mucho que la íbamos a necesitar, ni nos atrevimos a soñar con algo así. ¿De dónde has sacado a estos jinetes? No he visto a otros como ellos. ¡Se harán canciones de vosotros!

Fue entonces cuando el soldado le informó que se iba a celebrar una reunión en Othrind, y que los dos sargentos tenían que acudir.

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02/12/2018, 10:57
Director

ZONA CASTILLO - Interior - Denelloth

Denelloth ayudaba en lo que podía al cocinero, pero pronto ambos se dieron cuenta de que estaba cansado y que estorbaba más que otra cosa. Así que Intorin le sirvió algo de caldo con trozos de carne curada y una hogaza de pan recién hecho, y una jarra de vino dulce para recuperar fuerzas. Con eso, el montraz se sentó en el suelo junto a la puerta de la sala de Othrind y descansó unos instantes. No recordaba haber saboreado un pan mejor que aquel en toda su vida. Desde fuera se escuchaban ruidos de la muchedumbre y cómo el portón se abrió y se volvió a cerrar.

Al rato escuchó unos pasos, y vio llegar a Curudae. Llevaba unas cartas en la mano.  

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02/12/2018, 10:59
Curudae

ZONA CASTILLO - Interior - Denelloth

-No te levantes amigo. Necesitas recuperar fuerzas, comenzó e hizo un gesto con la mano para que Denelloth se quedara sentado. Mostró las cartas. -Ha regresado Russef. Herido pero no de gravedad. Ha traído algunas misivas. Son de Norión. Una era para mí, y la otra me la guardo para entregársela a la Dama Finduilas cuando regrese.

 A pesar de todo lo sucedido en los últimos días, a pesar de haber desafiado a la Oscuridad, Curudae no pudo evitar que con solo mencionar el nombre de aquella hechicera se le erizara la piel.

-Toma, le dijo y le entregó la carta.

"Senescal,

Hemos logrado con éxito la misión que Khoradur nos encomendó, la amenaza del monolito ha sido eliminada y Gothdust ha muerto de mi propia mano. Quien te entrega esta carta es testigo de ello. Denelloth y los demás han ido al encuentro de Khoradur y yo estoy en un lugar seguro. Espero que este tiempo oscuro llegue a su fin pronto.

Además... tengo noticias de Ayla. Ella ha vencido en el este, y ha cumplido su parte así como yo. Los Valar nos han bendecido a ambos y oro para que te bendigan a ti también, Curudae. Te encomiendo que protejas a Finduilas y a Sir, sus vidas son más importantes que las nuestras, eso es algo que nuestra sabia y hermosa dama sabía muy bien.

Que Yavanna te llene de fuerza y Namo ilumine tu juicio

Norión"

Cuando Denelloth terminó de leer la carta el Senescal le habló de nuevo. –Finduilas se ha marchado. Quiso acompañar a la niña. No sé si obramos bien. Pero si ella hubiera querido hacerle daño, creo que ningún poder aquí podía haberlo evitado. Y nunca lo hizo. Estas palabras me reconfortan. Guardaré la otra carta para ella por si regresa.

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02/12/2018, 11:01
Director

CAMINO DESDE METRAITH

Siguieron avanzando, ahora con Abêl y sus dos compañeros que hacían de guía. Se desviaron un poco del camino para buscar un pequeño campamento escondido a los pies de una colina. Llegaron al lugar un poco antes de la noche. Eran solo tres tiendas y un corral para una docena de caballos, y un fuego pequeño para no llamar la atención.

En un saliente a mitad de altura de la colina había un soldado haciendo vigilancia, y les había avistado bastante antes de su llegada. Era inevitable, pues iban un grupo numeroso con dos caballos y camillas. Así que les estaban esperando, y un hombre al que Abêl reconoció como Aelloth les recibió.

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02/12/2018, 11:01
[Gi] Aelloth

CAMINO DESDE METRAITH

-Saludos, Abêl, le dijo Aelloth con una sonrisa y le agarró el antebrazo. –Me alegra ver que estáis bien.

Aelloth era más bien joven, y su constitución no era la de un guerrero formidable. Pero a base de astucia e inteligencia, y de una lealtad incuestionable hacia Echorion, había ascendido en la jerarquía militar del Príncipe Desterrado. Se presentó a los demás. –Soy Aelloth, y mi lealtad es con Hir Echorion, el legítimo soberano de Girithlin y Protector de estas tierras. Y ahora lucho por Sil Auressë.

Hechas las presentaciones, Aelloth miró con curiosidad en el extraño grupo que viajaba ahora con Abêl. –Fui yo quien acompañó a los emisarios de Sil Auressë para hablar con Lord Echorion antes de todo esto. Solicitaron ayuda, y Echorion envió a un grupo de sus mejores jinetes. Yo cabalgué con ellos hacia Sil Auressë. Eramos pocos pues no se sabía el alcance de la ofensiva. Aún así derrotamos a los orcos en varias batallas, y en una nos encontramos con Abêl, Menegor y Egnadan. Ellos estaban en el grupo liderado por Theon, y varios se unieron a nosotros. Abêl y los dos se fueron a pie a avisar en el oeste.

Miró a los tres, y les tranquilizó. –Theon se encuentra bien, le he visto en el castillo de Sil Auressë hace pocos días.

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02/12/2018, 11:54
Eben

ZONA CASTILLO:

Llegaron por fin a las puertas del castillo con cierta ventaja sobre los grupos de orcos que les precedían. Eben estaba cansado por la carrera, aunque había reducido su ritmo al actuar de escolta con los guardias que llevaban al herido.

Eben hizo un saludo general a sus compañeros, especialmente a Arthondir y Acero Rojo que era con los últimos que había estado. No encontraba a Denelloth.

¿Sabéis dónde puede estar Denelloth? Le perdí la pista al subir la colina.

El montaraz ya se movía a la almena superior desde donde esperaba hacer frente a la inminente llegada de la horda con su arco.

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02/12/2018, 12:09
[SA-ej] Sudwyll

ZONA CASTILLO

El explorador de Sil Auressë estaba exhausto. Se apoyaba en el arco para tomar aliento tras las carreras y las peleas. Cuando vio a Eben le saludó con la mano y sonrió. Eben era un joven discípulo de Denelloth que se había unido al grupo de cazadores en las últimas semanas. El extraño azar de la guerra le habían llevado a misiones mucho más complicados de lo esperado, y ahora Sudwyll veía en él a un hombre curtido. Con aplomo y decisión. Y ganas de seguir luchando desde las almenas. -Espera Eben, le dijo. -Eres un explorador de Sil Auressë, y nos han convocado a Othrind. A ver qué órdenes nos dan.

Luego miró las defensas superiores donde había una docena de arqueros en posición. No eran muchos, pero tampoco había un ejército asediando el castillo. Al menos de momento.

-Las murallas están defendidas de momento.

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02/12/2018, 12:18
Eben

ZONA CASTILLO

Eben saludó de inmediato a Sudwyll, no se había percatado de su presencia allí. Se paró al instante dejando de subir a las almenas.

- No sabía nada... entonces, partamos hacía Othrind... ¿crees que nos puede dar tiempo a hacer la reunión allí antes de que lleguen más orcos?

Aunque estaba exhausto, a Eben aún le quedaba fuelle para seguir luchando y miraba a su alrededor por si podía ayudar en algo.

 

Notas de juego

Si es posible, entonces parto para Othrind (que entre otras cosas quizás debería saber qué es? ¿pueblo, refugio...?)

DJ: EDITO.

Othrind es el nombre del Consejo de Guerra, y la sala donde se celebra está en el mismo castillo en la torre de homenaje. No hay que ir lejos :) Cambio un poco el post.

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02/12/2018, 13:28
Director

La guerra te puede matar, pero vivir sin victorias, ni gloria, es morir todos los días.

Othrind. Así había denominado Khoradur el lugar y el sistema que se usaba para organizar los asuntos militares. En la Sala de la Asamblea del castillo en construcción se solía reunir con sus hombres de confianza y con sus consejeros. El nombre "Othrind" les sonaba incluso a los recién llegados. Significaba el “Círculo de la Guerra”. Era una tradición militar númenoreana que aún seguía vigente en Arthedain, donde el Príncipe Comandante se rodeaba de caballeros veteranos para decidir la mejor estrategia. 

Sil Auressë distaba mucho de ser un poderoso feudo dúnadan, pero los ideales de Númenor estaban presentes en la misma esencia de este lugar. En cada piedra, en cada viga, en cada uno de los corazones de los que aquí habitaban. Así que tenía sentido mantener una organización militar similar a la de los reinos dúnadan. Muchos de los hombres que llegaban ahora tenían experiencia en las guerras del Norte, y conocían esa estructura militar.

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02/12/2018, 15:29
Aaren

Zona Castillo

El último de los lobos cayó, y por unos instantes, los tres jinetes que permaneciamos allí descansamos nuestra mente de la terrible tensión que nos exigía la batalla.
Nos miramos complacidos solo unos segundos para inmediatamente levantar la vista y comprobar que la batalla de las puertas del Castillo había finalizado.

En ultimo lugar entramos juntos al Castillo atraves del portón y pasamos al galope bajo el arco dominado por el emblema de la villa. Un tablón con una frase en la lengua alta nos dió la bienvenida.
Que apropiada pensé al pasar bajo la boveda de piedra.

Las puertas se cerraron a nuestras espaldas mientras los gritos de los aldeanos se cruzaban por encima de nuestras cabezas, tratando de organizar las defensas de las murallas.

Unas decenas de metros más adelante, unos muchachos nos esperaban a los pies de sendas construcciones de madera, apenas 4 vigas y una techumbre que hacian las veces de establos en un lateral del patio de armas.
Todavia al trote detuvimos en seco nuestras cabalgaduras y desmontamos dejando los caballos en manos de los aldeanos, para dirigirnos prestos al encuentro de nuestros compañeros.

Busqué a Theon entre la multitud, y no tardé en divisar su cota blanca y su escudo reluciente. Me acerqué a donde se encontraba y tras aseverar que se encontraba bien, sonreí y le golpeé el hombro con energías en muestra de la alegría que sentía.

Has estado enorme ahí fuera Theon. Nada de esto hubiese sido posible sin ti... entonces me giré para encarar a todos los que allí se encontraban y añadí...sin ninguno de vosotros uno a uno fui saludandolos y ofreciéndoles mi mano. Me alegró ver de nuevo al joven Cathael. Se había quedado solo en mitad de la batalla de la loma y por un largo tiempo temí no poder cumplir la promesa que le habia hecho a su padre, hasta que me reencontré de nuevo con él en la aldea, pero de un modo u otro el chico había sabido ponerse a salvo. Era ya un miembro de pleno derecho de los Galan Gwalorn y sin duda su padre estaria orgulloso de él. Apreté con fuerza el brazo de Caldrim y me preocupe por el estado de Bakar y de Ginawr. Poco tiempo habiamos compartido el camino, y sin embargo los lazos que nos unian se habían hecho ya fuertes. Mucho mas de lo que hubiese imaginado semanas atrás.
A medida que los segundos transcurrian el cansancio se apoderó de mi cuerpo, como si toda la fatiga acumulada durante las duras jornadas previas se hubiese abalanzado sobre nosotros, arrojada desde una red que se había roto al fin, ahora que la tensión del combate se esfumaba.

Llegué por fin a donde Tarbrand se encontraba y lo saludé efusivamente, algo impropio de mi conducta. Sonreí a su chanza y le di un golpecito amistoso en el cuello con mi mano. El montaraz seguía manteniendo el sentido del humor a pesar de todo lo vivido y aquello era algo que me fascinaba. Su arrojo y confianza habían dado valor a muchos de los que lucharon a su lado y aquel optimismo sin sentido era algo que los que teniamos una concepción mas pesimista del mundo envidiabamos.
¿Darle la vuelta? Espero que no le otorgues el mismo valor a mis Huargos que a eses orejas torcidas que has estado coleccionando... respondí en alusión a los orcos con quienes se habia trabado en última instancia el montaraz.
Le sonreí y me dispuse a acompañarlo hasta las almenas de la muralla cuando fuimos interrumpidos por Belegund quien nos conminó a seguirlos hasta una de las torres ,donde una importante reunion debia celebrarse sin demora.

Notas de juego

Enhorabuena a todos chicos.
Esto no está terminado, pero todos nos merecemos un pequeño descanso para disfrutar de nuestra proeza. Aunque el deber nos llama y no hay tiempo para muchas celebraciones

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02/12/2018, 17:34
Theon

ZONA CASTILLO: Reencuentro

La avanzada hacia el ala este había sido breve pero eficaz, el apoyo que brindó junto a la desconocida mujer y a Arthondir que se sumó a su llamado fue suficiente para darle tiempo a Caldrim y Tarbrand para que rescatasen a Eärnil, mientras Cathael hacía lo propio con Bakar. Con rápidos y precisos movimientos los jinetes dejaron atrás a los orcos y se encaminaron hacia el castillo. Para cuando llegaron al puente casi todas las tropas a pie habían ingresado, Aaren, Agnor y Ungail se sumaron al grupo de jinetes que entró a lo último a través de la gran puerta, la cual se cerró tras ellos.

Dentro del castillo había civiles y heridos, y los pocos hombres de armas que había visto pelear y no habían caído en la batalla. En nada se parecía a Metraith, y menos aún a Fornost, por el contrario, sus murallas apenas estaban preparadas para defender el interior del castillo y las construcciones no estaban terminadas. Recordó que las máquinas de asedio habían sido destruidas, y al ver la precaria defensa agradeció que así fuese, de lo contrario el enemigo hubiese podido entrar con facilidad a esa formación. Divisó las murallas, había apenas un puñado de arqueros ubicados en el Noreste, que continuaban disparando a los orcos que venían desde ese frente. Demasiado pocos, pensó, entendiendo porqué no había recibido el apoyo que había solicitado. Theon continuaba combatiendo en su mente, viendo las debilidades del lugar y cómo ordenar el reducido grupo para resistir un nuevo ataque, y recién cuando vio trabarse la puerta tras él, se permitió relajarse. Entonces sonrió, lo hemos logrado.

Su mente se hizo a un lado, y en lugar de un militar o un noble, había un joven que había arriesgado su vida junto a sus amigos, dándolo todo para defender a esos desconocidos que a la vez eran su pueblo. Sus ojos brillaban con lágrimas incipientes y sonreía con una felicidad que colmaba su ser. Lo primero que hizo fue acercarse a su amigo Aaren y lo abrazó - Que hubiese hecho sin ti, amigo mio - dijo, agradeciendo sus palabras y reconociendo lo vital de su compañía, ese hombre había entrado en esa contienda por la amistad que los unía y había sido su soporte en todo momento. Se acercó luego a Tarbrand y Agnor estrechó sus brazos con firmeza - Amigos, no he vivido gloria mayor que combatir a su lado, quien hubiese pensado que ese combate contra el Uruk en la granja iba a ser la menor de nuestras proezas - dijo sonriendo mirando a los tres. Tarbrand era un hombre leal a Echorion como pocos había conocido, Agnor un sargento norteño que lo arriesgó todo por Sil Auresse, a Aaren lo había conocido en Arthedain, no era un lobo, pero sino un águila, un espíritu libre se sumó voluntariamente, Theon estaba ligado a todos ellos sin haber encontrado aún su lugar definitivo, era un amigo de Echorión, un militar de Arthedain, un noble de Dol Tinaré, pero esa mezcla de rasgos se había templado junto a esos hombres. Los cuatro jinetes eran una pequeña muestra del complejo crisol de fuerzas que se habían unido tras esa contienda y habían dado origen al Garan Gwalorn. 

Se acercó luego a Caldrim y estrechó su brazo de igual modo - Aún recuerdo el momento en que aceptaste mi pedido de que te unieses a esta justa causa, siendo un hombre libre y sin ninguna atadura, y pusiste a todos los jinetes de acero bajo el mando de este joven inexperto. Todos ustedes han sido hombres valientes y ejemplares, como nunca antes he visto. Quiero que sepas que he aprendido mucho contigo, Caldrim, te estaré siempre agradecido - su tono era diferente al que había usado con los otros tres, Caldrim no era un amigo, sino que había sido un mentor suyo junto a Meltechtor, ambos habían confiado en él cuando nadie más lo había hecho, y gracias a ellos él había podido convertirse en lo que ahora era. Su agradecimiento hacia los dos era sincero y duraría por siempre.

Siguió saludando a los jinetes, a Ungail con quien había combatido a los huargos de cerca, a Cathael a quien había protegido de varias maneras para que Caldrim no perdiese a su hijo en esa batalla, a Bakar que apenas estaba consciente y era todo un héroe para él, a Ginawr que permanecía inconsciente y a quien habían salvado por muy poco, a Eärnil que había confiado en Theon al punto de haber arriesgado su vida por un plan que podía fallar y gracias a ello pudieron entrar al castillo, a la extraña mujer que se sumó hacia el final y con la que juntos cubrieron la retirada de los jinetes, y por último a Arthondir. Se detuvo frente a él, dubitativo en un principio, Theon había sentido su abandono con gran pesar, le había ofrecido su amistad y contaba con él, pero aquél jinete le había dado la espalda, había entre ellos una herida abierta que tardaría en cerrarse, sin embargo no podía negar su alegría al ver que había sobrevivido y su satisfacción por el apoyo que le dio durante la retirada - Me da gusto verte de nuevo, bienvenido - dijo finalmente estrechando sus brazos también.

Notas de juego

Post emotivo de Theon para sus queridos amigos jinetes ;). 

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02/12/2018, 19:35
Theon

ZONA CASTILLO: Reorganizando

Tras haber saludado a cada uno de los jinetes con los que había compartido la heroica hazaña que acababan de vivir, Theon llamó a Eärnil para reunirse con el resto de la unidad que había partido del campo de batalla la noche anterior, custodiando a los heridos. Se acercó a Faelimir, en quien había delegado el mando de la mayoría de sus hombres y quien lo lo había defraudado - Has hecho un gran trabajo, Faelimir, Sil Auressë es afortunada en tener hombres como tú que la protejan - le dijo con sinceridad. Junto a él estaban los guardias y los milicianos que habían protegido a los heridos, los saludó uno a uno felicitándolos por su labor. Cuando alcanzó a Bergil, el valiente y fiel escudero de Khoradur a quien poco antes le había salvado la vida se detuvo - Vuestro general es un gran hombre, y tiene a su lado al mas fiel de los escuderos. Bergil, gracias por todo lo que has hecho, pocos hombres han mostrado tanta templanza en momentos tan duros como los que nos tocó vivir- dijo alentando al muchacho.

Los exploradores también habían sido claves para el éxito de la misión, Belkazir había quedado atrás en la zona cercana a la aldea, pero Sudwyll había llegado al castillo. Éste invitó al hombre que se había sumado sobre el final de la contienda y Theon les expresó su agradecimiento a ambos - No todo es el acero en una batalla, vuestro apoyo ha sido clave para haber llegado hasta aquí. En cuanto a Denelloth no me preocuparía por él, creo que moviéndose solo es aún más peligroso que acompañado - había conocido poco al montaraz, pero él conocía a la perfección ese terreno y estaba en ventaja frente a cualquier orco que tuviese la mala suerte de cruzarse con él.

Entretanto, uno de los hombres de a pie se acercó, habían cruzado miradas antes en batalla y al mencionar los eventos de Metraith su rostro le vino a la memoria - Belegund, es un gusto haber compartido esta batalla contigo- le dijo con evidente respeto por su desempeño en la contienda, él había sido un hombre clave para ganar la posición del centro y cubrir la retaguardia - Soy Theon Vilarión, por aquél entonces había llegado a Metraith junto a Echorión. Planeo ir a esa ciudad cuanto antes, debo ponerlos al tanto de todo lo ocurrido en los alrededores de Sil Auressë, del apoyo de Lord Echorión y de la preocupación del Príncipe Minastir de Arthedain. Debo además hablar con mi tío Lord Barahir y explicarle estas cosas yo mismo. Podríamos partir hacia allí juntos, cuando la situación del castillo esté estable- le ofreció al hombre, a sabiendas que podían ponerse mutuamente al tanto de todos los sucesos mientras buscaban refuerzos en Metraith.

Cuando el soldado vino el anuncio de la convocatoria de Gaerel, Theon cambió su semblante, a él le había hecho llegar la nota con todo el plan por medio de una paloma, y era quien estaba al mando de las defensas del castillo. Theon había gritado su nombre en varias ocasiones y esperaba con ansias conocerlo. Cuando Belegund lo incluyó en la invitación él respondió afirmativamente - Tenemos información importante del alto mando, acudamos cuanto antes -

Antes de acudir, fue por el yelmo de los enanos que habían transportado junto a Khoradur, era más que un yelmo, era el símbolo de una emblemática victoria de los pueblos de bien por sobre las fuerzas del mal que había tenido lugar unos años atrás, y era justo que ocupase el centro de aquella reunión en aquél día memorable.

Notas de juego

post siguiendo la trama

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02/12/2018, 20:36
Norión

LA CABAÑA – Ayla y Norión

El anamarta escuchó atentamente las palabras de la Guardiana de la Luz, ella le estaba revelando los misterios que su mente no había comprendido en el momento de recibir las visiones, ahora todo estaba más claro para Norión. Sintió envidia de Kaldor al escuchar dónde estaba en ese momento, las estancias de Mandos, el hogar de mi señor. y sin conocer a ese elfo más que de nombre y en visiones, de dio cuenta que mucho le debían él y todos los hombres a ese valiente heraldo de la luz. Cuando Ayla se llevó su mano a su espada, él se llevó la suya a la cintura y le mostró una daga oscura con restos de sangre y grabados en lengua negra - Fue también el acero el que puso fin a la vida de Gothdust, su cuerpo no resistió cuando lo apuñalé... pero ese hombre aún revestido de oscuridad fue alguien a quien respeté, si él hubiese tenido la guía adecuada, hubiese sido uno como tú o como yo. Pagó sus errores con su existencia - hablaba con solemnidad sobre el líder de orcos, huargos, demonios y no muertos, un mortal que al igual que él, había entregado su vida a lo que consideraba correcto, con fe y pasión, hasta su último aliento.

Asintió agradecido a las palabras de la elfa cuando se refirió a él de se modo, que la dadora de esperanzas hablase de ese modo lo llenaba de orgullo. Las noticias que le daba la dama sobre como las fuerzas del mal fueron vencidas hicieron que su rostro se relajara, eran noticias alentadoras para esos tiempos oscuros. Incluso la certeza de Ayla sobre la victoria en Annuminas lo reconfortó, aún sin conocer ese lugar. - Pues entonces los conoceré cuando sea el momento apropiado - dijo cuando ella mencionó a los misteriosos señores que le entregaron a Sir. Le sorprendió la actitud que mostró cuando mencionó a unos de los acólitos que sacrificaron inocentes, aún en su inmensa bondad, sentir compasión por alguien así era algo que le sorprendía, pero luego recordó que ella le había dado una oportunidad a él, cuando todos huían de su presencia, y comprendió porque Ayla era mucho más que una Guardiana de la Luz, e incluso más que la imagen de Varda, ella era única a su modo y podía sacar lo mejor de las personas, incluso de aquellas que estaban perdidas.

Cuando salió con el libro de los Enach, Norión se cruzó en su camino y estiró su mano para que se lo devolviese - Mi señora, ese libro fue escrito en tiempos antiguos, por los altos hombres de Númenor. Finduilas me lo entregó y juré a Ferrim, hijo de Ferric, que se lo daría tras hacer unas copias. Los Naugrim y los Enach tienen mucho en común y es en la profundidad de las montañas dónde debe estar - dijo con amabilidad y determinación a la vez - Haré tres copias antes, una para la Hechicera de Dol Caladir, otra para la Guardiana de la Luz y otra para el Custodio del Abismo. La primera será la vuestra, pero hasta entonces debo trabajar sobre éste libro - afirmó tomándolo entre sus manos.

- Mi señora, me alegra que haya elegido quedarse en estas tierras por un tiempo, aún tenemos mucho por hacer. Pronto partiré a Sil Auressë y me seguirán mis dos discípulos. Allí continuaré dando soporte en la Academia y cuidando a Sir hasta que su momento llegue. Necesitaré vuestro apoyo para levantar un Templo a los Valar, que no abandonaron a los hombres en los momentos de mayor oscuridad, y un Mausoleo para que la memoria de aquellos que han dado su vida por defender Sil Auressë sea respetada a través de la historia-  muchas cosas habían cambiado y Sil Auressë ya no sería una aldea, nunca más. Ahora era un ícono de luz, un signo visible desde todo Cardolán de valor, de templanza, de bien, de conocimiento y de esperanza. El sueño de Ayla estaba cumplido, y el Guardián de los Muertos la acompañaría hasta que ella decidiese dejar esa tierra en busca de otro destino al que él no estaba llamado. - Que el Justo despeje tus caminos y su sabiduría te guíe, Ayla - 

Se quedó observando como la dama blanca se alejaba a lomos de su caballo. En sus brazos abrazaba el libro que otra dama le había dado, una que aún ardía como fuego dentro suyo. La oscura figura de Norión permaneció quieta por unos instantes mientras Ayla se alejaba. El fuego, la luz y la sombra eran el lenguaje que había unido a esos tres mortales, cuya grandeza no residía en su poder, sino en su voluntad, los tres habían ido más allá del límite de sus fuerzas, y habían elegido regresar.

El olor a las empanadillas de Otho envolvía la cabaña y el anamarta no pudo resistirse a su llamado, caminó lentamente arrastrando su pierna hacia la puerta de entrada. El hambre y el dolor de su rodilla le hacían recordar que estaba vivo, y sonrió agradecido por esa bendición.

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02/12/2018, 21:21
[CM] Cathael

ZONA CASTILLO

Cathael se bajó del caballo y se quitó el yelmo. Y llenó sus pulmones de aire una y otra vez. Había luchado como uno más. Había dado y recibido golpes. Había matado. Y había sangrado. Se sentía como uno más de los jinetes con los que cabalgaba. Pero sus piernas no dejaban de temblar, y tenía la garganta seca.

Saludó a los que tenía cerca mientras trataba de fijar la vista. Estaba desorientado y sentía su mano extraña ahora que no sujetaba la empuñadura de un arma.

-¿Es siempre así?, preguntó a nadie particular.