Partida Rol por web

Una mañana Curudae se le acercó a Ayla. -Tengo dos noticias que darte, Ayla. En primer lugar, quería comentarte que se ha encontrado una fuente de agua natural al excavar un pozo en el castillo. El agua siempre está fresca, y parece que no se agota. Es un buen augurio, y pensaba que merecía la pena comentártela. También nos reduce la posibilidad de enfermedades entre los trabajadores, y nos abastecerá en gran medida en caso de asedio. La otra noticia es que Adhellin llegará esta misma tarde, en la caravana.

Luego añadió algo más...

-Una pregunta quería hacerte Ayla… El otro día dijiste que era muy importante que tu nombre no fuese revelado fuera de estas tierras, y que deberíamos referirnos a ti como la Dama Lis. ¿Podrías confirmarme si es fuera de Cardolan, fuera de Sil Auresse, o fuera del círculo más cercano de personas? Lo digo porque no se está haciendo un gran esfuerzo en ocultar tu identidad, y cada vez hay más comercio y personas que pasan por aquí. Después de tu discurso en Metraith, la fiesta… La gente de los alrededores inevitablemente hablará de ti, aunque puedes poco a poco quedarte en un segundo plano si así lo prefieres. La decisión es tuya. Ah, y también vi preocupado a Khôradur por tu seguridad, por si tenía que tomar medidas o si tu vida corría peligro, añadió dirigiéndose al Lugarteniente que se había unido a los dos en el paseo matutino.

Habían pasado unos días de su última reunión, y Ayla se alegró de coincidir con sus compañeros de nuevo. Le dijo a Curudae:

-La noticia del agua es extraordinaria, el agua es vida, es una señal de los Valar como que aprueban lo que aquí hacemos, aquí amamos la vida... Además coincide con la llegada de Adhellin, el último en incorporarse en la Academia, y que puede llegar a ser muy importante para su desarrollo y el de Sil Auressë. Cuando llegue quiero darle la bienvenida personalmente por favor.

-En cuanto a tu última pregunta, en Cardolan soy bastante conocida, viví en estas tierras y combatí aquí juntos a los nobles. Es difícil para mi pasar desapercibida en estas tierras, pero fuera de Cardolan ese es el nombre con el que se me debe conocer. Poco a poco se irá estrechando el círculo hasta nuevo aviso. Curudae, la gente ha asociado Sil Aüresse conmigo. Está bien en un principio, pero yo no soy Sil Aüresse, Sil Aüresse es algo mucho más grande de lo que yo sea o pueda llegar a ser, y eso es lo que debe percibir la gente. Si yo no estoy por la causa que sea, Sil Aüresse debe tener la misma fuerza que si yo no estoy, porque yo no soy la fuerza de Sil Aüresse, nuestra fuerza está en el corazón de cada uno de nosotros. Mi misión aquí es alimentar, proteger y extender esta idea y ya está. Pero para eso aún tardaremos un tiempo...

Luego miró al Lugarteniente. -En cuanto a la seguridad, Khoradur, no debéis preocuparos porque lo que podéis hacer para protegerme ya lo habéis hecho. Escuchadme Curudae y Khôradur. Ha recaído sobre mi una responsabilidad mucho mayor y de efectos más grandes que lo que aquí ves hoy día y mi destino me lleva hacia ese momento, y ese día librare una batalla, pero no serán las espadas las que me apoyen, sino el amor, ahí estará mi fuerza, en el amor que cada persona que me conozca pueda profesarme, y no me refiero a amor carnal, sino al cariño que se tiene a una persona que te enseña algo valioso o que devuelve algo de un gran valor, como la esperanza. Esa será mi mejor arma, y de ahí será de donde obtenga mis fuerzas. Pero no debeis preocuparos, ahora Sil Auressë crece y llegará un momento en la semilla que hoy hemos plantado se convertirá en un árbol de grandes raices que el viento no podrá derribar, y tan fresco que el fuego no podrá quemar, y ese será mi legado en esta tierra.

Curudae le escuchó visiblemente emocionado por sus últimas palabras. -A lo largo de mi vida he visto personas especiales, con una presencia que presagiaba que tenían un destino distinto, que su iba a transcurrir por caminos fuera del alcance de la gente corriente, como yo. Personas cuyas gestas rigen el porvenir de pueblos y de reinos. Tú eres sin duda una de esas personas, Ayla. Y es un honor poder compartir contigo un tramo de tu camino. La luz que emanas brilla con mucha intensidad, todos lo perciben. Y por eso cuando algún día falte esa luz, tu ausencia se sentirá irremediablemente. Pero estaremos preparados. Estamos enseñando el camino a toda esta gente, creando un pequeño nicho… Un refugio para que puedan seguir adelante con sus vidas. Durante mis años en la vorágine que es Tharbad he hecho cosas de dudosa legalidad, como todos me imagino. No considero que haya causado un mal a nadie, salvo quizá en lo económico. Pero no con una maldad semejante a la que se ve por el mundo, bajo la Sombra. No obstante, tampoco he obrado siempre pensando en el bien de todos.  Pero lo que estamos haciendo aquí, en Sil Auresse, es distinto. Trabajamos sin descanso para darles una oportunidad, una esperanza. Pero realmente a los que salvamos es a nosotros mismos.

-Volviendo brevemente al tema de Fram… Es sin duda una de esas personas cuya vida transcurrirá siempre por senderos sólo al alcance de los grandes héroes. Su paso por Cardolan fue breve, y poco tiene que enmendar aquí, y nada se le puede reprochar. Ha viajado por todo el Norte, desde el Brezal Seco de los dragones hasta Angmar y más allá. Siempre se ha encontrado más cómodo entre las bestias que las personas. Pero si su fuerza se uniera, aunque brevemente, a la de Sil Auresse, podría darnos un empujón importante. Le daría la bienvenida con los brazos abiertos. Su llegada cerraría un círculo en mi vida. Dirhavel me dijo aquel día, antes de la llegada de Fram, que éramos fichas en una partida de ajedrez. Me lo encontré en mi posada, junto a un tablero. Me invitó a sentarme, y a echar una partida, se quedó pensando en aquel encuentro, que al parecer se le había quedado grabado en su memoria. -“¿Blancas o negras?... y luego me habló de la Partida, donde las fichas negras se mueven al unísono, gobernados por grandes estrategas. Sin embargo, las blancas están descoordinadas, cada una por su lado. Y de repente, el tablero cambió, y con alguna magia las fichas se movían o cambiaban de forma. No tuve tiempo de percatarme de los detalles. Pero había figuras imponentes, auténticos amos del destino. En ambos bandos. Dirhavel estaba allí, así como Dagorhir. Sin embargo, Dirhavel hizo hincapié en que las grandes partidas que marcan la historia las deciden los peones, las fichas más insignificantes a priori pero al mismo tiempo las que mayor potencial tienen. Porque pueden convertirse en las fichas más poderosas, y porque nadie se fija en ellas. Aquel día cambió mi vida, y podía haber sido mi último si no fuera por Fram. Entró en la posada justo a tiempo para evitar que Dagorhir me matara a mí y a Dirhavel. Fue el destino, de eso estoy seguro El mismo que me llevó a abandonar Tharbad con Dirhavel.

-Sobre tu destino, Ayla. Esa batalla que narras. Por tus palabras intuyo que estás segura de que irás a la batalla, pero no tan segura de que alcanzarás la victoria. También veo que es algo que prefieres o debes afrontar sola, aunque acompañada de nuestros mejores deseos y nuestro amor. Si hay algo en que te podamos ayudar para que te prepares lo mejor posible, o algo que debamos hacer en tu ausencia no dudes en decirnoslo, le dijo mientras le agarraba afectuosamente del brazo.

Ayla le superaba en estatura, pero el porte de Curudae en los últimos tiempos había cambiado: parecía más alto, más noble. Más seguro de sí mismo. Curudae, el tabernero de Tharbad, Curudae el viajero, luego el jefe de una unidad de mercenarios, de allí a ostentar el cetro de los Gremios de Tharbad… Y ahora el Senescal de Sil Auresse. Pero los distintos trajes y oficios no le habían cambiado por dentro. Su corazón siempre había sido el mismo. Tuvo razón Dirhavel en confiar en él. Nunca había sido el mejor guerrero, ni el héroe en esta partida. Pero sus acciones habían podido ayudar a cambiar el curso de la misma. Dirhavel abandonó la partida, pero no sin antes poner en marcha un elemento tan imprevisible como Curudae. El nexo de unión que al final había traído a más fuerza a la lucha contra Angmar. El Enemigo haría bien en tener más en cuenta a los que consideraba peones…

-Adhellin ha llegado hace una hora, le he dejado temporalmente una de las habitaciones de la Casa de Comercio. Te espera allí, le dijo el Senescal a Ayla, interrumpiendo sus reflexiones y dando por concluida la improvisada reunión.

Tras despedirse de Curudae y Khôradur, Ayla se dirigió a la Casa del Comercio en busca de Adhellin... Entró en el Salón y le hizo llamar mientras esperaba con un par de copas de vino.

-Saludos maestro Adhellin, Sil Auressë y su Academia han esperado impacientes por vuestra llegada. Muchos se pondrán contentos de verte y otros e incluso estarán impacientes. Te aprecian mucho tus compañeros y eso te honra. Aquí inicias una nueva etapa de tu vida. Lo que se te ha ofrecido no es solo un trabajo, sino una forma de vida aquí. Como te manifesté en la carta, nos estamos rodeando de los mejores y solo así este sueño puede funcionar. Por eso se te ha llamado. Espero que no me guardes rencor por la decisión que adopté, no fue fácil. Estaba sujeta a restricciones monetarias y debía ceñirme al presupuesto, pero desempolvé mis papeles y encontré una serie de notas que encuadernadas serían de gran valor, de hecho ya hay dos vendidos a la espera de que los confecciones. Fue entonces cuando pensé que si editaramos tales libros, no solo tendríamos financiación adicional para Sil Aüresse, sino que además puse patente que encesitábamos a alguien más en la Academia para llevar esta labor. Así fue como les expuse a los Maestros de la Academia mi idea, y mi intención de contratarte, y no solo lo aprobaron sino que además no cesaron de exaltar tus cualidades y pusieron bien patente su ilusión en tu venida, por eso redacté lo más presta posible la carta que tienes. El mensajero que te entregó dicha carta obtuvo todos los materiales para que empieces tu trabajo cuanto antes. Se te dispondrá de un taller en la Academia, a no ser que Cerveth se me haya adelantado...

Ayla sonrió y se quedó pensativa esperando ver  la reacción del joven artista.

Adhellin entró por la puerta del Salón y le saludó respetuosamente. [40] Mientras Ayla le ofrecía la copa, se fijaba en su aspecto, y aunque estaba muy cuidado se podía notar el cansancio del viaje, pero también un aparente deseo de concretar un nuevo comienzo, abrazar esta nueva oportunidad.

El joven le escuchaba atentamente mientras ella le exponía con más detalle su oferta. Finalmente le dijo: -no puedo negar que lo de Maestro Adhellin me suena bien. De todo lo que me ofrece Sil Auressë, me quedo quizá con la sinceridad. Creo en la verdad por encima de todo, y la realidad que aquí se está creando bien se merece un gran esfuerzo.

-Me preguntas si te guardo rencor. [47] No voy a mentir, no fue una noticia agradable. Sobre todo porque creo que de entre los candidatos yo era el que más ganas tenía de venir. Pero entendí tus motivos.

-Ven conmigo Adhellin, le dijo Ayla y subieron al balcón de la Casa del Comercio. -Eres la primera persona después de las más cercanas a mi que ha subido aquí. Quiero que observes a toda esta gente, esto es Sil Auressë y esta es tu familia. Aquí no hay lugar para el hambre, el dolor, la desesperanza... Solo para la dicha, el amor, la esperanza, el honor... Y todos debemos comportarnos como hermanos, no importa la raza, ni tampoco el pasado, sino lo que vas a hacer con el tiempo que se te extiende por delante y solo si se le da un noble uso, se tiene el derecho a quedarse aquí. Adhellin, aquí no conocerás el infortunio toda Sil Auressë te protege y tú deberás protegerla también. Aquí podrás crear sin preocuparte por poder comer todos los días o que te roben o que te hagan daño. Nada aquí se ha concebido para eso.

Adhellin observó desde el balcón. -Cada persona de allí abajo tiene su historia. Sus sueños y esperanzas. Amores y desamores. Su vida. ¿Qué les hace distintos? ¿La protección de los soldados quizás? No puedes pretender cambiar su forma de ser. Siguen teniendo las mismas debilidades y defectos que cualquier otra persona. Tendrás ladrones, holgazanes, malhechores… incluso asesinos. Y tendrás que impartir justicia llegado el momento. Pero sé a qué te refieres. Sil Auressë no se ha concebido para explotar a esta gente, sino para protegerla, permitir que crezcan bajo el manto de protección que les ofrecéis.

-Acepto tu oferta, como ya habrás deducido por mi presencia aquí. En lo económico poco tienes que preocuparte. Si este lugar me garantiza el sustento, las necesidades básicas, estoy dispuesto a esforzarme para crear algo propio, nuestro… Con la esperanza de que se pueda divulgar nuestro conocimiento. No obstante, agradezco enormemente este primer pago que me haces, Dama Ayla.

-Ahora vayamos a la Academia, no los hagamos esperar más. Ya hablaremos mañana sobre tu primer encargo...

Ayla se quedó en la Academia un rato con todos los Maestros y dejó que fueran ellos los que le explicaban cómo funcionaba la Academia. Los miró a todos mientras pensó que había encendido una chispa y ellos alimentaban la llama con su ilusión, su conocimiento, su arte...

Al día siguiente después de los entrenamientos, donde coincidió con los Maestros e incluso con Adhellin, Ayla se arregló y fue a la Academia en busca de Adhellin.
 

-Bueno, vamos a hablar de tu primera obra, le dijo a Adhellin en privado. -Como ayer te dije, tenemos ya dos libros vendidos que están esperando a que los confecciones. Uno de ellos lo compra Sil Auressë y tu estipendio te lo pagaré ya por adelantado. Solo has de decirme a qué precio se vendería este libro una vez confeccionado con los materiales que te he traido. He pensado en un precio de venta de 60 monedas de oro, con lo que te pagaría ahora mismo 6 monedas de oro. ¿Lo ves bien? Con este material que ahora te doy, le dio todas las notas, -deberas confeccionar el libro. Podrás consultarme todo lo que quieras y lo que pido es que las ilustraciones que veas las repliques en el libro también. De éste se van a hacer 4 copias. Una se quedará aquí y las otras tres son para la venta, de las que una ya hay comprador y puede que para las otras también. Cuando termines con estos, tus compañeros confeccionarán una serie de notas para elaborar otros libros que se emplearán en la Academia y otros que se venderán. Ahora hablaré con ellos para que vayan elaborando sus notas. Supongo que te habrán comentado como funciona la Academia y que deberás impartir alguna clase, así como también serás adiestrado en el arte de la guerra. Contigo se cierra un círculo de Sil Auressë ya que ahora están presentes los Maestros de su Academia. Dime Adhellin, ¿qué te parece tu comienzo aquí?
 

Era el día siguiente a la llegada de Adhellin, y ya formaba parte de Sil Auressë. Ayla y Adhellin finalizaron la conversación privada, y Adhellin tenía muchas cosas en las que pensar. Se fueron a buscar al resto de los Maestros. Se encontraban todos reunidos en la Academia. [98+68]. Incluso Curudae y Khôradur, que también habían terminado los entrenamientos de la mañana.

Se les notaba entusiasmados de tener a Adhellin.

-Ya estamos completos. Hoy es el primer día de un nuevo capítulo en la Academia, anunció Cerveth.

-Cada uno de nosotros aporta cosas distintas a la Academia, añadió Ionell, -y justamente por eso creo que la Academia de Sil Auressë está cosechando ya algunos frutos.

-Hola, os he reunido a todos porque ya que ha llegado el último Maestro de la Academia, creo que debo comentaros alguna cosa. Si bien recordais cuando os consulté sobre la necesidad de traer un nuevo miembro y la labor que tendría, Cerveth muy inteligéntemente apuntó que sería una buena idea que los conocimientos que se enseñan aquí se plasmaran en libros. Pues bien eso es lo que os voy a pedir. Adhellin ahora va a estar ocupado por un largo tiempo, tiempo que os dará a vosotros para confeccionar las notas que después se plasmarán en los libros que poco a poco irán llenando nuestra biblioteca. He pensado que cada uno debería preparar notas sobre la materia que va a enseñar y en la que es experto. Así he pensado que Maestro Cerveth, debería confeccionar un libro sobre la historia dunadan, desde la existencia de la noble Númenor, su desaparición y los actuales Reinos Dunadan, es una importante tarea, la historia de tu gente, confío mucho en tu hacer. Pero además deberás confeccionar notas para un segundo libro de astrología que no será menos importante. Maestra Edrec, a tí te encargo el elaborar notas para un compendio matemático, que irá avanzando de las más básicas a las más complejas. No quiero que sean solo números. Todo lo que nos rodea es fruto de las matemáticas y ese libro debe enseñar y transmitir ese amor, tienes una gran responsabilidad en tus manos. Maestro Ionell, tú deberás centrarte en elaborar un libro de geografía en general, un compendio de mapas de la Tierra Media, de los lugares que has visto y los que nó. Para ello deberás recabar mucha información.

Le miraba a los ojos, como haciéndose una idea del mundo que habrá visto... -o puede que no tanta, necesito que ese libro refleje lo que has visto. Además elaborarás notas para un segundo libro sobre el funcionamiento del cuerpo humano, animal y vegetal. Maestro Adhellin, tú cuando puedas, elaborarás un libro sobre la estructura del cuerpo humano, y su antropología. Tengo una pregunta que hacerte, ¿a la vez que sabes como se compone el cuerpo, sabes como sanarlo también? Tus conocimientos sobre el cuerpo humano pueden ser muy útiles para ayudar a salvar vidas. Si es así deberías plasmarlo en tu libro. Teneis una dura tarea por delante ahora todos.

Hablaron de la idea de plasmar en libros las clases magistrales, y en un principio estaban de acuerdo, aunque apuntaban que crear un libro para su venta era una tarea compleja y llevaba mucho tiempo.

-No puedes pretender que una sola persona escriba toda la historia de los dúnedain en detalle, argumentó Cerveth, -pero me gusta la idea. Quizá podría hacer un repaso general en una primera parte, y luego centrarme en los acontecimientos clave de esta región, desde la división de Arnor hasta nuestros días. Nos ha tocado vivir el fin de un reino dúnadan, por desgracia. Pero qué al menos dejemos constancia de quiénes éramos, de cómo morimos, de cómo luchamos y, sobre todo, de cómo vivimos. La Historia debe recordarnos.

Tras las palabras de Cerveth se hizo un largo silencio. Observando a los allí presentes, era obligatorio reconocer las cualidades de liderazgo que poseía Cerveth.

Edrec era la siguiente en hablar. Su voz no era tan fuerte, pero tenía la extraña capacidad de hacer que todo el mundo se centrara en sus palabras: -las matemáticas son un terreno desconocido para la gran mayoría. Empezaré a pasar mis apuntes básicos a hojas, y veremos hasta dónde llegamos.