Partida Rol por web

Denelloth miró con interés lo que estaba sucediendo a su alrededor, pero prefirió esconder su rostro debajo de la capucha y levantó la capa un poco para protegerse de las miradas indiscretas. Se quedó en un segundo plano mientras el Senescal Curudae salió de la Casa de Comercio.

-¡Dama Aylarien ha regresado! Hoy es un gran día. ¡Vamos, entremos y tomemos algo en la sala de reuniones!

 -¿Cómo te ha ido en tu viaje?, preguntó Curudae cuando se habían sentado dentro de la Casa de Comercio.

-¿Qué información te ha llegado de él? Supongo que Aeldric, y nuestros amigos los enanos os habrán contado gran parte de lo acontecido. Como sabíais, nos dirigimos a Suduri, donde se estaban produciendo graves revueltas. Allí asistimos a las gentes de aquella tierra, de algunos de sus problemas y así fue como conocimos a nuestros amigos los enanos. Los Valar los pusieron en nuestro camino, para que nos asistieran en un momento de necesidad. Al margen de eso, conocimos en Suduri a gente bastante "interesante" y a posteriori, acabamos con una criatura legendaria....

Una sonrisa se dibujó en el rostro de la elfa. -Lo que pasó a partir de ahí es lo que no conoceis. Encontramos a Muryelle, y ambos nos dirigimos a iniciar la búsqueda. Por el camino, nos encontramos con el Rey Lanaigh y su ejército, e intenté disuadirlo de hacer una matanza. Me recibió de buen grado, y vi cierta nobleza en él. No se si habrá llegado noticias de lo que aconteció en Suduri, no tuve tiempo para enterarme, pero confío en su buen juicio. Por lo demás, encontré aquello que fui a buscar, y en breve recibiremos una visita de alguien que ha vuelto a nacer, alguien que después de mucho tiempo ha vuelto a escuchar una voz dormida que ayudé a despertar, y vendrá para gritar al unísono con el coro de voces que gritan la esperanza en Sil Auressë... Y como en todo viaje, una va haciendo más grande su equipaje, y así encontré a un noble dúandan que decidió acompañarme hasta aquí para estar un tiempo con nosotros... El que él precise. Maese Denelloth...

Ayla lo invitó a mostrarse a todos, -os presento al Senescal de Sil Aüresse, el arquitecto que ha plasmado el sueño de una nueva tierra, un lugar para la luz y la esperanza...

-Saludos Denelloth, y bienvenido a Sil Auressë, dijo Curudae y le observó con atención mientras el dúnadan le saludó con la cabeza. Les trajeron algo de comida y vino. -Como siempre, Ayla consigue sumar nuevas fuerzas para este proyecto. Gente distinta que aporta cosas distintas, pero todos sumamos. Lo que buscamos es la esperanza para estas tierras y para sus gentes. Una esperanza, un nuevo comienzo. Entre todos. Me incomodan tus elogios Ayla. No soy el arquitecto, todo esto no lo he logrado yo.

-No soy más que un tabernero que tuvo que dejar su oficio. Mi vida ha dado algunos giros inesperados, y ahora sólo intento hacer cuadrar los números y las cuentas de todo esto. Pero Sil Auressë es mucho más que la gente que lo compone. Es una nueva oportunidad que hace poco parecía un imposible, les dijo mientras levantaba su copa de vino.

-Lo más grande que la vida te puede dar es una segunda oportunidad, y aquí tratamos de hacer justamente eso. Lo que fuimos en el pasado no importa, aquí todos son bienvenidos. Y todos aportan algo.

Bebió su copa mientras miraba por la ventana la gente que se concentraba en la plaza del mercado. -Sil Auressë pronto tendrá su propia fuerza, y entonces ya no estará en nuestras manos. Pero aún la rueda no gira del todo…

-En general, recibimos muy poca información de lo que sucede en las tierras de alrededor. De Sudúri lo único que sé es lo que me contó Aeldric, pero la reputación de Lanaigh le precede y creo que le has juzgado bien.

-Me imagino que tendrás ganas de saber lo que ha sucedido en tu ausencia. La rueda que pusimos en marcha entre todos sigue girando, y vamos cumpliendo los plazos. Pero hay mucho que hacer, y cosas que es mejor que veas y decidas tú ya que has vuelto.

-Si te parece, Denelloth podría ir hasta la torre donde Khôradur tiene ahora el lugar de entrenamiento de la milicia. Él le puede indicar sus aposentos y enseñarle un poco cómo está todo aquello, y evaluar si hay tareas en las que podría ayudar.

Denelloth estaba de acuerdo y salió en busca de Khôradur, no sin antes devolverle su espada a Ayla.

-Os volveréis a ver en breve, le dijo Curudae mientras Denelloth abandonaba la sala.

Una vez a solas, Curudae le ofreció otra copa de vino a Ayla.

-Sobre el grupo de enanos, no he hablado casi nada con ellos. Más bien se relacionan poco de momento, pero por lo que sé de su pueblo, he preferido dejarles un poco a su aire hasta que estén asentados en estas tierras. Llegaron junto a Aeldric hace un poco más de una semana. Habían atravesado con un gran cargamento unas tierras difíciles, y en cuanto llegaron entraron directamente preguntando por el Senescal Kurruthage, que es como me han bautizado, le contó y sonrió.

-Me entregaron tu carta, y su copia la tienen como un documento sagrado y lo guardan como oro en paño, le dan un valor altísimo. También me dieron el encargo de pedirles una forja bastante especial. Me entregaron planos y descripción detallada, y un pago por adelantado. No fue fácil organizar algo así, pero soy un hombre de recursos. Ya ha partido algo más de seguridad para acompañar tan valioso envío desde el norte, si todo sale bien llegará ya la semana que viene. Mientras tanto, los enanos están construyendo su armería, día y noche. Uno se relacionan mucho con los demás, pero son muy corteses. Por las mañanas uno de ellos, el guerrero, se ponía a practicar con las armas que hacen, a perfeccionarlas. Creo que ya habló con Khôradur, no estoy seguro. Mejor lo hablas con él.

-Si te parece, como la semana que viene hará dos meses de mi anterior informe, te preparo uno con los dos meses juntos. Me llevará unos días terminarlo, así que podrás estar con Khôradur y los arquitectos para que te pongan al día.

-Me alegro de tenerte de vuelta, Ayla. Nos queda mucho por hacer, y nos vendrá bien tenerte con nosotros un tiempo.

-No hay problema con el informe, lo esperaré entonces. ¿Que te parece el acuerdo con los enanos? Fue una oportunidad que no podíamos desaprovechar para equipar nuestro ejército a un coste mínimo.

Ayla recordaba el contenido del contrato:

"Por todo ello, no pagareis nada, pero el valor equivalente se canjeará por armas y armaduras para el ejército. Con los impuestos en el primer año, tampoco los pagareis, su valor se cambiará por armas y armaduras para el ejército. Si el valor de lo que correspondiera pagar por los impuestos fuera superior a las necesidades de equipar el ejército durante este primer año, la diferencia no se os exigirá por vuestro servicio, pero a partir del año se os aplicará las mismas condiciones que al resto del pueblo. Cuando se consuma todo el crédito, si Sil Auresse quiere mas armas, se os pagará como es debido. A todo ello debeis sumar el conocimiento del Senescal Curudae sobre las zonas de comercio de este territorio que os puede ser de gran ayuda, lo que me impela a pediros que hagais un esfuerzo para ponernos unos precios adecuados a la situación."

-Mientras tanto, iré en busca de Khoradur, que ahora estará con Denelloth probablemente, los arquitectos y después acudiré a la Academia y a ver a Tarosh y por último para no molestarles a ver a los enanos, por si me necesitas. Otra pregunta, ¿por dónde anda Aeldric?"

-El tema del ejército se antoja fundamental para los próximos meses. La llegada de los enanos ha sido una bendición y una oportunidad de poder hacer una inversión en armas y armaduras tanto para el ejército como para la milicia. Sigue siendo un importe elevado, y me temo que no lo tuve en cuenta en mis cálculos iniciales. Pero es imprescindible y debemos sacar el dinero de algún sitio. Tengo una propuesta que podría ser la solución, pero significa tomar un camino que nos puede ocasionar problemas . El tema del ejército y de lo que queremos hacer debemos hablaro detenidamente estando también Khôradur.

-En cuanto a los enanos, efectivamente me he leído bien las condiciones de su contrato. El primer párrafo especifica que tendrían su puesto en el mercado. De momento no lo han reclamado, ya que se han centrado en construir la armería y el taller. Se han colocado un poco más alejado del mercado, cerca del arroyo. Cuando los visites lo verás, han levantado un canal para traer agua desde el arroyo hasta la armería para poder bombear agua para las forjas. Trabajan día y noche, y no han pedido ayuda aunque saben que la tendrán en el momento que quieran. Lo que sí han pedido son piedras de la cantera, y le vamos preparando las que soliciten para que puedan avanzar lo más rápidamente posible.

-Ellos van sumando el valor de cada cosa que les damos o prestamos para tenerla en cuenta en el primer pedido de armas que hagamos. El puesto en el mercado si la quieren al final o si solamente usan el taller,  la licencia de comercio y el material de construcción. La licencia sin más son treinta monedas de oro, pero si quieren el edificio de la tienda también serían otras 120 monedas de oro. En cuanto al armamento, estamos hablando de cantidades superiores a 500 oros, pero buscaremos una solución. No hemos estado parados en tu ausencia, pero aprovechando que estás creo que deberíamos tener esa reunión para que todos estemos seguros del camino que vamos a tomar. También se han puesto ya a preparar muestras de distintas armas y han estado en contacto con Khôradur. Él te podrá dar más detalles, pero cuando le veo de regreso del campo de entrenamiento, nuestro Lugarteniente parece un niño con juguetes nuevos. Se le ve contento con la perspectiva de poder por fin armar en condiciones a los guardias, a los soldados y a la milicia.

-Para que puedan empezar la producción masiva de armas, necesitan tener terminado el taller y necesitan esa forja y lo demás que llegará la semana que viene. El pago por adelantado era de ellos a nosotros, para que gestione ese pedido de la forja. ¡Son casi 1000 monedas de plata solamente el pago adelantado! Pero vienen preparados y están entusiasmados. He conseguido solucionar en parte el problema del cambio ya que nuestros amigos solamente traen oro y en los mercados lo cambian a 5 monedas de plata en vez de 10. Pero por otro lado he tenido que pagar unos gastos adicionales para preservar el anonimato de un envío tan especial, le dijo mientras le guiñó el ojo. -No quiero que nada de esto llegue a los gremios de Tharbad de momento. Te recuerdo que nos han prohibido fabricar armas sin su permiso. Pero lo sabrán tarde o temprano, y tenemos que estar preparados para lo peor. Sil Auressë tendrá que demostrar su fuerza.

Curudae sonrió, visiblemente agotado pero también feliz, haciendo algo que le gustaba. -No quiero equivocarme, no quiero fallar a toda esta gente que cuenta con nosotros. La situación de Cardolan es caótica, y nosotros tratamos de encontrar nuestro sitio. La cosa avanza bien, pero estamos a merced de cualquier imprevisto que nos hunda. Hace unas semanas atacaron nuestra caravana. Perdimos a un guardia, y casi toda la mercancía. Hemos tenido que reforzar la seguridad y de momento no ha habido más incidentes. Pero también algunos comerciantes de Metraith han contratado mercenarios para que acompañen su mercancía desde Metraith hasta aquí. Ya hablaremos de ese tema con más detalle.

-Sobre Aeldric… Llegó con los enanos, y por las mañanas le solía ver junto a uno de los enanos en el campo de entrenamiento. Khôradur ha tratado de hablar con él, pero me ha dicho que está como ausente, no quiere involucrarse en las cosas. Se nos ocurrió pedirle que acompañara la caravana de la forja, y aceptó ya que también va el enano Nurg. Así que partieron hacia el punto de encuentro y volverán la semana que viene con la forja.

Ayla se despidió de Curudae, y sus pasos le alejaban de la Casa del Comercio. Había cambiado mucho Sil Auressë desde mi marcha. No solo los edificios, sino el ambiente que se respiraba. Poco a poco iban echando raíces los valores que querían implantar, y no solo en la gente para la que estaban creando todo esto, sino en las mismas personas que sostenían el peso de la rueda de Sil Auressë. Ayla vio ese cambio en Curudae, Khoradur se iba animando a cada paso que daba Sil Auressë..

Ya había distintas razas en esta tierra, y la última en llegar, los enanos. Parecía que el efecto que causaba Sil Auressë, podía llegar mucho más lejos de lo que inicialmente imaginaron y por qué no mucho antes... En sus cabilaciones observaba a la gente trabajar, la evolución de las obras, pensó en el ataque que se había producido en su ausencia, y en la necesidad de detectar cual era el origen del ataque, el problema, dado que aunque por mayor seguridad no atacasen, seguía ahí y podía ser un problema mayor en el futuro. Empezaba a dibujarse en su mente un cuerpo de élite, una fuerza de choque, un grupo reducido capaz de encontrar estas pequeñas dificultades y neutralizarlas si no hubiese otra forma de solucionar el problema.

Habré de comentarlo con Khoradur y Curudae.

Ayla se alejaba de la zona del mercado, de los edificios levantados en estos meses, y de las tiendas provisionales. Había mucho más que se podía hacer, y la magnitud de Sil Auressë iba en aumento. De momento se habían terminado las siete tiendas que formaban una L junto a la Casa del Comercio. Las licencias ya vendidas correspondían de momento a 14 rectángulos marcados en el suelo, pero en muchos de ellos ya había puestos temporales o carromatos desde dónde vendían sus bienes, y en otros estaban construyendo una tienda o un taller. La gente ayudaba los unos a los otros, reforzando los lazos de hermandad que unían a la gente de Sil Auresse. Las tiendas delimitaban una plaza donde se congregaban los comerciantes y los ganaderos en los días de mercado. Los muros de madera protegían el recinto, pero faltaban torres y en todo caso a medida que Sil Auressë crecía, iba a ser necesario ampliar la zona. De momento viviendas permanentes había pocas en esta zona, aunque muchas tiendas servían también de casa particular.

Ella decidió regresar otro día y visitar las tiendas para ver qué ofrecían y conocer un poco mejor a los mercaderes y a los artesanos. Ahora le apremiaba ir al lugar de entrenamiento, junto a la colina donde se iba a construir su torre o castillo.

Ella se dirigió a los barracones del ejército y a la zona de entrenamiento buscando a Khoradur. Cuando lo vio, aguardó en silencio a que terminase lo que estaba haciendo, respetando su trabajo o en su caso lo que estaba comentando con Denelloth.

El sendero que llevaba hacia la torre estaba visible en el suelo, y había huellas de ruedas de carros y animales de carga. Era ya por la tarde cuando Ayla llegó al lugar de entrenamiento, y observó a Khôradur desde la distancia. Estaba enseñando técnicas de ballesta a un grupo de milicianos. Concretamente, trataba de enseñarles a disparar, a cargar, a volver a disparar y soltar la ballesta para cambiar de arma. Dos disparos y cambio a arma corta. Una y otra vez.

Mientras le observaba, Ayla no pudo evitar pensar en el ataque a la caravana.

Era ya avanzada la tarde cuando se acercó Khôradur. -¡Has regresado! No te había visto, le dijo mientras se secaba el sudor con una toalla.

Una vez que le había visto, le dijo sonriendo: -Saludos, Lugarteniente de Sil Auressë. He vuelto después de unos días de ausencia y pese a que mi camino me llevaban a una misión determinada, ha habido tiempo para dar un poco de luz en otras tierras, y traer a Sil Aüresse la posibilidad brindada por Aule al cruzar en nuestro camino a tan estimados artesanos como son sus hijos los enanos... Era una oportunidad que no podía desaprovechar, y lograremos equipar al ejército de Sil Aüresse, tu ejército con armas de la mejor calidad. Pese a que tengamos que hacer un notable esfuerzo, merecerá la pena. Creo además que ya has visto su trabajo, ¿qué os ha parecido?

-La llegada de los enanos es una gran noticia, sin duda, le dijo mientras le invitaba a sentarse en un banco que había junto a los barracones. Se sentó a su lado y le ofreció agua. -Es una gran noticia, y una necesidad para Sil Auressë. Por lo que he visto, son más que herreros o armeros. Son verdaderos artistas, y tienen ganas de enseñar su arte y perfeccionar su oficio. Me enseñaron el acero que han traído, y he hablado con el que se llama Kranz, que es el más sociable del grupo, que tampoco es decir mucho si me entiendes, le dijo y sonrió para sí mismo. -Me presentó a los demás y parece que quieren montar una herrería con varias forjas y preparar fundiciones de metal. Todo eso es apasionante, pero falta concretar los proyectos. De momento lo que han hecho son muestras para pulir el equilibrio y la resistencia de cada pieza. El guerrero Nurg solía venir aquí al campo de entrenamiento por las mañanas y probaba arma tras arma, cambiando entre ballestas, hachas, martillos, lanzas y mazas con mucha facilidad. Su trabajo consiste en probar las armas y pasar sus impresiones a los herreros. He hablado un poco con él, y a pesar de su desconfianza original luego estuvimos trabajando juntos para que ellos puedan preparar las armas adecuadas para el ejército de Sil Auressë.

-Trabajan muy bien, cuidando el más mínimo detalle pero al mismo tiempo con una velocidad asombrosa. Sus armas parecen hechas a medida de cada soldado y suele haber alguna sorpresa guardada. Creo que la semana que viene ya terminan de recibir las cosas para el taller, y podemos decidir los pedidos. Gracias por el esfuerzo, Ayla. Intentaré que el ejército esté a la altura.

Cuando Khôradur había acabado de hablar, le dijo: -quería comentar otro tema... Cuando venía de camino, pensaba en el ataque que ha sufrido una de las caravanas. Suponía que en un momento u otro se produciría, pero no tan pronto. De todos modos, no debemos dejar pasar ese asalto. Debemos investigarlo y si no hay más remedio neutralizarlo. He pensado en crear un cuerpo reducido de élite que se encargue de este tipo de operaciones, diestros en todas las artes que aquí se enseñan y letales si ha de ser necesario, ¿qué te parece dicha idea?

-He tratado de averiguar más sobre el ataque. Todo parece indicar que fue una casualidad, o más bien obra de un grupo desesperado de bandidos. Son tiempos difíciles, y la línea entre ladrones, asesinos, bandidos, mercenarios o simples granjeros u obreros se difuminan. La necesidad y el hambre pueden convertir a los mercenarios sin trabajo en delincuentes. Eso es lo que me preocupa. Los mercenarios se ofrecen a acompañar a las caravanas en Metraith. Si los comerciantes dicen que no necesitan protección, existe la posibilidad de encontrarnos a los mismos mercenarios rechazados ahora convertidos en asaltantes de caminos en pocas semanas. Si los aceptan, vienen hasta aquí y ven lo que estamos haciendo, cuántos somos, qué preparación tenemos… Todo eso tiene que terminar antes de que vaya a más.

-La realidad de los mercenarios es complicada, pero no deja de ser gente que busca su sitio. Aquí en Sil Aüresse, se podría aceptar dicha gente si se les promete un oficio y medios para ganarse la vida. Esto es un hervidero, y se necesitará gente en los campos, en los molinos, en la producción de la próxima lana de Sil Aüresse... Podríamos intentar darles una salida, pero tal vez no haya para todos. Debemos de analizarlo, pero lo que deben tener bien claro, es que si atacan Sil Aüresse, o la perjudican, no habrá piedad. Toda nuestra ira caerá sobre ellos. No podemos permitir que un elemento desestabilizador crezca a nuestra vera.

-La idea de un grupo de élite me parece interesante. Creo que en alguna ocasión hablamos de eso. De hecho, ya contamos con algunos que podrían sernos de utilidad y quizá estén dispuestos. El enano Nurg me contó que quiere cazar las criaturas más peligrosas para prepararse para el futuro, y que realmente su misión era la de acompañar a los herreros que ya han llegado a su destino. Quizá esté interesado en cazar trols o lo que fuera que pueda amenazarnos. Te digo lo de los trols, porque se sigue pagando una recompensa por cada cabeza de trol y de algún otro animal peligroso, así que hasta podría ayudarnos económicamente. Junto a Nurg, el otro que de momento no encaja en Sil Auressë es Aeldric. He tratado de acercarme un poco a él, de hablar con él. Le veía por las mañanas con la mirada perdida, observando cómo Nurg practicaba con las armas. Parece que entre los dos hay una cierta amistad, así que le propuse a Nurg que le pidiese a Aeldric acompañar a la caravana que trae la forja. Quizá ellos dos podrían formar parte de esa unidad de élite aunque sea para un tiempo corto. Desde luego se les prestará toda la ayuda de la que precisen según las características del peligro. Pero ambos parecen querer explorar los alrededores.

-Tú conoces mejor a Aeldric, sabes cómo piensa. ¿Qué opinas?