Partida Rol por web

Ayla bajó a recibir a Muryelle. El joven guardaespaldas de Finduilas le esperaba junto a la ventana, observando a la gente moverse por la plaza.

-Es impresionante ver cómo las personas se vuelcan en construir un sueño para huir de la pesadilla en la que se ha convertido la realidad que les rodea, dijo sin darse la vuelta. -No me mentiste, Ayla. Veo que aquí está naciendo una nueva esperanza para mucha gente. Un nuevo amanecer.

Lentamente se dio la vuelta. Se podía ver que llevaba ropa más elegante que la que llevaba en el anterior encuentro entre los dos. Camisa de seda con finos bordados dorados, pantalones de lana, un collar… Y su estoque en una una funda con joyas incrustadas.

-Iba muy en serio cuando fui a buscaros, Muryelle. No habría marchado a una ciudad en rebelión, combatido a una criatura legendaria y cruzado las aún inestables tierras del caído Señor de la Guerra si todo esto no mereciera la pena. Es el cambio lo que hará que vuestros nombres perduren en el tiempo siendo loados por cada vida de esta tierra por lo que se ha hecho por ellos.

-La historia no suele recordar los nombres de gente como yo, Dama Ayla. No soy de noble cuna, ni tampoco un extraordinario guerrero, aunque sé defenderme y a quien me acompañe con el estoque. Mi aportación al futuro de esta tierra será siempre desde la sombra de los que escriben la historia. E incluso ellos me temo que se quedarán en el olvido. Nadie querrá escribir la historia de un reino perdido para otras generaciones. No obstante, en los corazones de la gente que aquí habita, veo un deseo de seguir adelante, de crear algo fuerte para ellos mismos y para sus familias. Algo que perdure. Quizá llegará el momento en el que ellos mismos escriban las páginas de su historia, de su vida aquí, aunque no sea en libros ni en anales. El tiempo lo dirá…

-Mi tiempo aquí está marcado. Ésta es una tierra de hombres. Yo intenté poner una rueda de vida y esperanza en marcha, puse todos mis esfuerzos en ello y estamos avanzando. Me involucré en la vida de Cardolan, y eso ha puesto en marcha una cuenta atrás. No podré estar siempre aquí, ésta es vuestra tierra y en algún momento tendré que marcharme y adquirir un papel secundario para que todos los que habitéis esta tierra seáis protagonistas únicos. Y tanto tu Dama Finduilas como tú podéis hacer mucho aquí y ser recordados eternamente como grandes de esta tierra. Cardolan cayó, pero estamos construyendo algo nuevo y grande. Para ello cada segundo cuenta. ¿Dénde está pues la Dama Finduilas?

-En cuanto a mí… Soy joven pero no inexperto, conozco las motivaciones y los anhelos de los príncipes decadentes, de los señores avariciosos, de los gremios opresores… Y también los sueños y las esperanzas de los humildes campesinos, artesanos, mercenarios… Incluso de los saqueadores de tumbas y otros ladrones y malhechores.

Miró a Ayla y preguntó: -¿Qué lugar hay para mí en este nuevo horizonte? No acudo aquí en la representación de la Dama Finduilas, mas como yo mismo. Ella me ha liberado de mi servicio hacia su persona. Si nuestros caminos se encuentran de nuevo aquí o en otro lugar, le serviré desde la lealtad que tengo hacia ella y hacia su Casa. Nunca la traicionaré, aunque puede que algún día nuestros bandos sean distintos en este juego en el que personas como yo somos meras fichas. Sólo moneda de cambio. Ahora me presento ante la Dama de Sil Auressë… Libre y sin ataduras. Traigo nuevas de Finduilas, y tengo algo de ella para vos. Pero primero, necesito saber… ¿en qué puede serviros Muryelle hijo de un carnicero, y hasta hace poco guardaespaldas y persona de confianza de la princesa de Dol Caladir? ¿Qué propones?

-¿Por que quieres servirme Muryelle? Ayla contestó a la pregunta con otra. -Creo que ya ha quedado patente que yo no tengo siervos, sino compañeros, amigos o en algunos casos gente que trabaje para mi, pero todos con la propia capacidad de decidir en todo momento si quieren seguir conmigo o marcharse. Dime Muryelle, hijo del lider de la hermandad de carniceros de Suduri, máximo colaborador de la defensa de la misma, mano derecha de la Dama Finduilas, princesa de Dol Caladir, y bisagra de una nueva oportunidad... Yo veo mas en ti de lo que tu crees. Tal vez tengas razón y tu nombre no se escriba en los anales del tiempo, pero tienes la oportunidad de crear un nuevo destino para mucha gente, de participar en el nuevo camino que se ofrece a tu Dama, no como siervo, sino como compañero. Tal vez, un acto tuyo tenga repercusiones en el futuro que jamás podrías imaginar, así que Muryelle, no te subestimes ni a ti, ni a lo que te rodea. Un hombre solitario en un camino, puede tener más poder que un ejército entero...

Tras una pausa, continuó: -¿Creo entonces que la pregunta sería mejor en cómo puedes ayudar? Si ese es tu deseo, hay mucho que hacer. Si no me equivoco, no sabemos como estará de asentado Dagobert en Dol Caladir. Sabemos que es corrupto, y ambicioso. Que oprime a todo el pueblo de la Dama Finduilas, y eso debe cambiar, para eso has vuelto, para eso ha vuelto Finduilas...

-Dol Caladir será un desafío complicado sin duda, le dijo Muryelle pensativo. -Es de los principados más poderosos por ser rico en agricultura. Durante el reinado de la Dama Finduilas, Dagobert siempre subía los impuestos más allá de lo habitual y pensando que la soberana no estaba al tanto, y luego aplastaba cualquier movimiento de los campesinos con puño de hierro. Sólo una parte de los impuestos terminaba en las arcas del principado, no obstante se le permitió seguir haciéndolo porque le interesaba a la Dama Finduilas por motivos que desconozco.

-Ése sería un buen comienzo, averiguar que hace Dagobert, como expulsarlo de Dol Caladir, para siempre. Restituir Dol Caladir a la Dama Finduilas, y con ello a un nuevo camino. Que se rescate el antiguo código de los caballeros que estan a su servicio, y que todos ellos sean ejemplo de la virtud y el honor que se exije en la luz... Que Dol Caladir brille con luz própia y que la esperanza vuelva a germinar en sus tierras... Si Muryelle, ese sería un buen comienzo.

-Creo que podré ser de ayuda para Sil Auressë, trabajando aquí. No soy de Dol Caladir, pero aún tengo muchos contactos allí y puedo averiguar lo que está sucediendo. Y más adelante, quizá os interese tenerme cerca para que de alguna forma la voz de los cardolanii, de los habitantes nacidos en esta tierra a la que tanto queréis salvar, esté presente. Cuando os traiga la información, podréis valorar si queréis contar con mis servicios, sin que ningún juramento ni servidumbre nos ate a ninguna de las dos partes.

-Eres poseedor de un gran conocimiento. Conoces esta tierra tal vez más que los que aquí estamos, es por eso que eres mas necesario de lo que imaginas, pero no soy yo la que debe decirte que lugar debes ocupar. Yo puedo abrirte caminos, pero la última decisión te corresponde a tí. Lo que hagas de ahora en adelante será decisión tuya. Entonces dime Muryelle, ¿quieres quedarte aquí y prestarte a la vida que aqui profesamos, enseñando y aprendiendo, ayudando y siendo ayudado, amando y siendo amado, o quieres marcharte y buscar nuevos caminos, otras oportunidades? Pero antes decidme, ¿que nuevas traéis de la Dama Finduilas? ¿Donde se halla en estos momentos?

-Hablaremos más sobre Dol Caladir en breve pues. Sobre la Dama Finduilas, ella ha partido de Bar Irlossiel. Le vi hace no muchos días en el Vado de Sarn, tal y como habiáis acordado. Me entregó esto para vos.

Muryelle le dio el medallón con el símbolo de Dol Caladir, con el reverso oscuro.

-No me dio muchas explicaciones. Dijo que tú sabrías interpretar el signficado de esta entrega. Sus palabras exactas fueron que yo te lo entregara a ti para que lo guardes, así que me imagino que no será en propiedad y que en breve ella acudirá en persona. Es sólo una suposición. Sé que a ella le gusta marcar los tiempos, y controlar lo que sucede. Creo que pronto acudirá aquí, pero primero necesita ver con sus propios ojos lo que está pasando en Cardolan.

Ayla cogió el medallón mientras lo observaba, un poco pensativa. -Muy bien Muryelle, esperaremos tu regreso. Ten cuidado, no sabemos qué es lo que Dagobert ha podido realizar en un año...

Una vez terminada la conversación con Muryelle, Ayla se detuvo en examinar concienzudamente el medallón. De qué estaba hecho, si tenía propiedades mágicas, e incluso decidió bajar a la Academia a ver si alguno de los maestros sabía de las Casas de Cardolan y le iba a poder explicar algo sobre este medallón y sobre Dol Caladir.

Ayla se despidió de Muryelle de momento, deseándole lo mejor en su misión de averiguar más sobre Dol Caladir. Luego se quedó sola en la sala donde se solía recibir a los invitados. El sol ya casi había alcanzado el ecuador en el cielo veraniego. Alguien le había dejado unos pasteles e infusiones en la mesa, y ella probó algunos bocados mientras observaba Sil Auressë por la ventana de la Casa de Comercio. Sus dedos jugaban con el medallón de Dol Caladir que le había hecho llegar Finduilas.

¿Con qué fin?

El centro de un anillo plateado con una rosa. Un objeto de una orfebrería muy fina y delicada. Era el escudo de Dol Caladir,  el símbolo de una soberana dúnadan de sangre númenoreana. Ayla recordó algo de laS palabras de Finduilas el día cuando le enseñó el objeto…

Dices que no todo está perdido. Que hay un nuevo comienzo, una nueva esperanza en Cardolan. Te creo, en parte. Los dúnedain pronto seremos tan sólo un recuerdo, quizá perduren algunos valores. Pero nuestros escudos, nuestras familias, nuestras tradiciones. Nuestra soberanía. Todo eso se ha perdido de forma irremediable. En esa nueva etapa, en la reconstrucción del tablero… No veo cómo podría encajar.

Cardolan conservará algunas cosas del pasado, espero. El recuerdo de lo que una vez fue. Pero será una tierra de los plebeyos, de la gente común de Cardolan, de los clanes y de los campesinos. Para el Enemigo, Cardolan ya no es relevante. Los dúnedain somos el enemigo a batir para Angmar. Quiere aniquilarnos, acabar con nuestro legado, con todos nosotros. Ahora Angûlion podrá centrar sus estrategias y sus planes en acabar con Arthedain. Eso dará un respiro, un tiempo precioso que Cardolan debe aprovechar.

Yo represento el pasado, y tuyo es el futuro. Somos dos caras de una misma moneda. Quizá te sirva para no repetir ciertos errores, para aprender de lo que hicimos mal y tratar de conservar aquello que se hizo bien. De alguna forma, tú eres lo que yo podría haber sido. Una hechicera y soberana de un territorio, amada por sus súbditos, capaz de forjar alianzas que busquen el bien de su pueblo. Eres la constatación de lo que yo podía haber sido, pero nunca fui. Es posible que mi poder, mis aptitudes, hayan sido muy superiores a las tuyas. No obstante, llegarás a superarme sin tener que pagar un tributo tan alto como yo. Mantendrás tu alma intacta, porque tu búsqueda parte de tu alma, no la sacrificarás para obtener el poder. Buscando tu alma, tu propia identidad, has encontrado tu fuerza. Tu camino. Y a ti misma. Mientras yo, en la búsqueda del poder, he entregado mi alma. Dos caras de una misma moneda… Una llena de color y vida, y otra oscura, siniestra, aunque aparentemente fuerte y entera. Pero aún así, no me siento derrotada. Porque nunca jugabámos en la misma partida, las dos caras de la moneda no llegan a verse frente a frente.

Nuestro encuentro no es casualidad, de eso estoy segura ahora. Dime una cosa Ayla. Cuando tomaste la decisión de acudir en mi busca, ¿qué esperabas encontrar? ¿Cuál era la razón última? ¿Qué esperabas conseguir de mí?

El símbolo de Dol Caladir descansaba en ahora en la mano de Ayla. Y ella creyó entender algo más del significado de aquella entrega.

Ayla recordó cómo le convenció para que Finduilas se uniera a Sil Auressë:

La razón es sencilla, te estimo tanto como te temo. Pocas personas han logrado ver tanto en mí como tú, y es porque como bien has dicho somos iguales, pero distintas. La oscuridad no se ha retirado de estas tierras. He venido para ofrecerte la ayuda de la amiga que habría podido ser si nuestro destino hubiera sido distinto, he venido a ofrecerte que vengas a ver cómo nace una nueva tierra, a que participes y a que ayudes a mantener lo que era bueno de esta tierra. El Reino de los Dúnedain no se ha destruido, se ha fragmentado y yo estoy recogiendo los pedazos para intentar construir algo nuevo, con todo lo bueno del pasado intentado aprovechar todas las virtudes, y aprender de los errores que se cometieron.

Hay un lugar para ti en esta nueva etapa, para todos los dúnedain y todos que abracen tales ideales. Veo que estás dividida. Ya no importa todo aquello, ya no importa la partida perdida, ni el tablero roto. Podemos construir algo nuevo y quiero que participes. Solos no tenemos posibilidades, pero juntos no tendremos límites. La idea es pensar no en uno mismo, sino en toda la colectividad, pensar, amar, sufrir, llorar como si fueramos uno solo y ahí estará toda nuestra fuerza, no en la soledad... Quiero que veas la vida bullir y que te contagies de ello. Quiero que ahora juegues conmigo...

Estaba claro que el medallón tenía un gran significado para Finduilas, pero quizá el significado fuera más simbólico que un poder real. De todos modos Ayla meditó en la posibilidad de preguntar en la Academia sobre la historia de Dol Caladir.

Ayla salió a hablar con los maestros de la Academia, cuando por un momento llevó la mano a la funda de la espada para comprobar si la llevaba. Un gesto intuitivo, de una época de su vida dónde su mano había empuñado el acero casi con más frecuencia que manipulaba las fuerzas arcanas. Ahora, dentro de las murallas de Sil Auressë, no había necesidad para que la llevara. No obstante, se le hacía raro salir sin ella. La sacó de su funda y la observó con cuidado. Era una buena hoja, quizá forjada por los elfos, aunque no llevaba ninguna inscripción. Siempre había sentido curiosidad de cómo se llegaba a imbuir el frío acero de propiedades mágicas, pero como cada día estaba en un sitio diferente, nunca había podido estudiar otros aspectos de la magia.

Las obligaciones de Sil Auressë habían supuesto que no tampoco aquí se había podido dedicar en exclusiva al estudio de la magia. Resultaba paradójico que ahora cuando por fin tenía un lugar fijo donde residir, las obligaciones de ese lugar le dificultaban el estudio. Y en el fondo de su ser sabía que le esperaba un encuentro. Su destino, un mal al que iba a tener que hacer frente, el punto final de una senda… Necesitaba prepararse, organizar su día a día, sin perder de vista los objetivos. Alejarse un poco de todo el ajetreo para ver las cosas en perspectiva.

Habían pasado muchas cosas en poco tiempo. La siguiente etapa era dentro de un par de días con la llegada de la forja de los enanos, y la fiesta correspondiente. Allí se iba a hablar y se iba a concretar también el pedido de armas para el ejército. Para entonces, Khôradur seguramente ya iba a estar de vuelta de Metraith con nuevas sobre el problema de los mercenarios. También podía ser un buen momento para hablar con los naugrim sobre probar imbuir una espada de poder mágico de la Luz Verdadera. Quedaban unos pocos días y estaban trabajando sin descanso preparando las muestras y el taller, y tal vez era descortés molestarles antes de tiempo. Nada más terminar con los enanos, el siguiente objetivo era la inauguración del nuevo edificio de la Academia ya en su ubicación definitiva.

Antes de entrar en la Academia, Ayla miró una vez más el medallón recordando su último encuentro y sonrió. Apretó el medallón en mi mano, y entró discretamente en la Academia. No quería perturbar el trabajo de los maestros. Recordaba que aún estaba pendiente de elegir al Director de la Academia, a la espera de la próxima luna llena...

Fue en busca de Cerveth, e Ionell. Uno era conocedor de la historia de los Duneadin, y el otro había vivido mucho. Consideraba que ellos tal vez podían aportarle información sobre la historia de Dol Caladir sin necesidad de molestar al resto de Maestros. Cuando logró reunirlos, les preguntó:

-Queridos amigos, como bien sabéis, la idea de Sil Auressë, es que todo el mundo tiene algo que enseñar y todos algo que aprender. Es por eso por lo que me presento ante vosotros, hoy seré una alumna que tiene preguntas. Preguntas sobre la historia de una de las Casas mas antiguas de Cardolan, la Casa de Dol Caladir. Os he reunido a vosotros porque he considerado que seríais los mas indicados, pero si sabéis de algún otro Maestro que pueda arrojar algo de luz, lo haremos llamar.

Ayla entró con cuidado en la Academia. Seguían trabajando de momento en una de las tiendas vacías, pero ya había cajas apiladas y listas para ser llevadas al nuevo edificio de la Academia junto al castillo. Se quedó en un segundo plano observando a los maestros unas horas. Después se reunió con Cerveth e Ionell.

Les presentó la pregunta. Ionell tenía claro que debía responderla Cerveth, un auténtico experto en la materia. De todos modos se quedaba con ellos por si podía aportar alguna cosa. 

-La historia del principado de Dol Caladir y de su Casa y sus títulos se remonta hasta los tiempos de Númenor, comenzó el maestro Cerveth, -aunque fueron renovados por Elendil, Vanaldil y Thorondur.

-Cuando Númenor fue cayendo en la oscuridad, sus habitantes llegaban sólo para pedir tributos y talar los bosques para conseguir la madera que necesitaban para sus flotas. Hubo enfrentamientos entre los númenoreanos y los eriadorianos. Antes de esas guerras emprendieron la construcción de puertos en Lond Daer…