Partida Rol por web

Le alivió a Aki bastante escuchar que no fuera nada especial o hasta raro que uno se encontrara un nuevo tipo de magia.

“¿Hay un profesor en particular quien podría ayudarme en desarrollar, y, antes de todo, entender ese tipo de magia mio? Si produzco materia o si… me tragué un generado de energía perpetua...” Aki consideró la última posibilidad bastante extraño, pero evidentemente en el mundo de la magia tenía que extender sus creencias sobre lo que era común y corriente. “Me gustaría saberlo con claridad, y el potencial de este tipo. Una investigación en regla, por así decirlo.”

Escuchó interesado la anécdota de los profesores acerca de la chica pudiendo transformar su dentadura. “Si ella abrió une clínica dental, quizá alguien día voy a abrir una clínica de dieta...”, murmuró un poco confuso, sólo dándose cuenta de haberlo dicho en voz alta cuando las palabras ya habían salido de su boca.

Sonrojó bruscamente y fuertemente.

 -Hmmm, esa es una buena pregunta. Supongo que la profesora Auriel sepa de alteración de la materia. Ella sabe mucho de todo tipo de magia. Y la directora y el vicedirector también. ¡Oh, y la profesora Deadeye! Después de todo, alteración de la materia es una de las asignaturas que imparte. ¡Seguro que viene a la fiesta y puedes hablar con ella del tema! Le interesará mucho, estoy segura.

 -Si no, el encargado de la enfermería seguro que puede echarte una mano. No es profesor, pero es el mejor nigromante de la comarca. Los nigromantes alteran los cuerpos para infundirles vida, a lo mejor puede ayudarte con tu talento mágico.

Aki reflexionó sobre lo que le decían. El nombre de la profesora Auriel le sonaba lo más simpático, pero si sus cuestionamientos hacían parte de la competencia misma de la profesora Deadeye, tendría que superar la aversión espontánea que le inspiraba su nombre y hablar con ella. Por supuesto era estúpido descartar hablar con alguien por algo tan efímero que su nombre.

Sin embargo, prefería no dirigirse al nigromante por el hecho muy indiscutible que era… un nigromante. Jugar con la vida y la muerte no le infundía respeto y confianza a Aki.

Y, por supuesto, no pensaría de todo en importunar a la directora o al vicedirector. Su humildad inherente le dictaba que sin duda tendrían que atender a cosas mucho más transcendentales que la tentativa de un joven cualquiera de su escuela de conocer su talento mágico.

« Sí, hablaré con el profesor Deadeye si lo veo libre », respondió Aki avanzando con los profesores hacia la sala de actos.

Junto con el profesor avanzaste por los pasillos hacia el despacho de la profesora Auriel. Lo que más te llamaba la atención era que parecía nervioso y no sabías por qué.

 -Bueno, verás Paul... Etna y yo sí que somos demonios. ¡No es que vayamos a hacerte ningún daño! No todos los demonios son malvados, no. De hecho sólo una minoría se salta las reglas del equilibrio y hace el mal en el mundo. Y lo mismo pasa con los ángeles, no te creas. ¿Las cruzadas y las guerras santas? Ángeles que se salen del equilibrio. Pero igual esto es mucha información de repente, empecemos por lo básico, ¿vale?

Cuando llegasteis a una puerta de color marfil, decorada con adornos dorados, el profesor se detuvo y llamó un par de veces.

 -Verás, aunque tú apareces listado como humano... en realidad no lo eres. No del todo. Tienes parte de ángel. No sé si te viene por parte de tus padres o de tus abuelos, pero que tienes parte de ángel es algo innegable. Por eso reaccionaste así con Etna y conmigo. No estás acostumbrado a ver criaturas infernales y nuestra naturaleza, opuesta a la tuya, ha hecho que se activen tus poderes. Para contrarrestar la energía infernal con celestial. Es un poco complejo, la profesora Auriel te lo explicará mejor.

Entonces la puerta se abrió, haciendo que el profesor entrase en el despacho y te invitase a entrar también.

 -Buenos días Auriel. Mira, traigo a un alumno que necesita tu ayuda.

El interior del despacho era sobrio y elegante, con suelo y techo de mármol, columnas decorativas del mismo material, un escritorio y librerías en madera de cerezo... Parecía una mezcla entre catedral y despacho de profesor. Y no sabías exactamente por qué, pero aquel lugar te transmitía una gran serenidad.

Flotando en el aire, cerca de la aprte alta de una de las librerías, se encontraba una extraña mujer. Su cabello era larguísimo, de color blanco y atado en una cola de caballo. Su vestido estaba confeccionado con una tela que no tenía aspecto de nada que conocieras. Pero lo que más destacaba eran, sin duda, el tono azul de su piel y el reluciente halo que tenía alrededor del cuello.

 -Ah, buenos días Azazel. ¿Qué ha pasado?

La profesora bajó al suelo, donde se posó delicadamente. Te sonrió con dulzura y dijo:

 -Buenos días muchacho.

Nunca antes habías visto a una persona como esa. Su presencia era todo lo contrario de la tal etna o del profesor beleem. te sentías... Como en casa. Era una sensación realmente extraña, pero no era para nada desagradable. Antes todo lo contrario.

 -Yo... Bueno, creo que será mejor que te lo cuente él. Luego yo te rellenaré los huecos.

Dicho esto el profesor te empujó ligeramente hacia adelante, para que le contaras a la profesora lo que había sucedido momentos antes en el jardín.

No sabías si había sido suerte o casualidad, pero durante el trayecto hacia el despacho del profesor no os encontráisteis ni un solo pedazo del soggoth. Seguramente estaría terminando de limpiar toda la academia.

Tras un breve ratito de paseo, llegasteis finalmente al despacho de Azazel. Te invitó a entrar y a sentarte en una de las sillas que había allí mientras él se sentaba en su mesa.

 -Bueno, cuéntame, ¿qué es de lo que me querías hablar? Oh, espera, el orientador me dice que para que las cosa salgan mejor, lo ideal es generar un ambiente cómodo. ¿Quieres otro cojín? ¿O algo de comer? ¿O música relajante? Tengo un disco de sonidos del mar que me prestó el vicedirector, dice que a él le ayuda a conciliar el sueño.

“Ehh…. Pues, muchas gracias, profesor, por su solicitud… le aseguro que estoy bien, no hace falta nada… sólo es que… el tema resulta un poco delicado.” Aki esbozó una sonrisa un poco incómoda. “Me he puesto a hablar con usted porque creo que muestra… una mente… muy amplia...” Aki no supo bien cómo explicarse, y, desde luego, extrajo la criatura de su chaqueta. Quedó en la palma de su mano. “Se trata del shoggoth. Lo encontré ante el tablero de anuncios. La señora Delacroix le engañó, diciendo que haría algo bien limpiando aquí y que sería una buena sorpresa para nosotros. Le hablé y me aseguró que no suponía causar espanto. Pero… creo que no se deje fácilmente convencer de que no hace falta limpiarlo todo. De hecho, ante el tablero se partió en varias criaturas más que ahora van limpiando por el recinto de la Academia.”

Aki dejó a este punto su explicación. Miró a la criatura en su mano. “¿Quieres mostrarte y hablar directamente con el profesor, por favor? Es una persona muy amable y muy comprensiva, te lo aseguro.”

Sin duda el profesor sabría cómo quitarle al shoggoth esta manía de tener que limpiarlo todo, o sabría enfocarla en una actividad beneficiosa.

En un principio el profesor se te quedó mirando con cara de ¿eh? Entonces le enseñaste el fragmento de soggoth. Entonces abrió los ojos como platos. Pero no por el hecho de que tuvieras un trozo de aquel soggoth, que ya había quedado demostrado que no era peligroso, sino por el hecho de que te hubieras comunidado con él y lo estuvieras tratando como a un amigo.

 -Eh... ¿Te has comunicado con él?

¡Aquello era impresionante! Normalmente sólo los magos que invocaban a tales criaturas podían comunicarse con ellas. Y eso ni siquiera sucedía siempre.

 -Pues, verás, la idea era dejar que el soggoth terminara de limpiar y que luego regresara a su plano. Pero puedo entender lo que me dices. Siempre podemos hablar con la directora. Hacer una especie de reunión entre ella, tú, yo y el soggoth. Y ver si podemos aprovechar sus habilidades para beneficio de la academia.

Porque un servicio de limpieza disponible 24/7 completamente gratis seguro que a la directora Morgana le interesaría.

Por su parte, el soggoth en aquella forma no podía articular palabra, por lo que intentó comunicarse por gestos sin demasiado éxito.

 -Es más, podemos avisarla ahora para que venga. Y así damos tiempo al soggoth a reconstruirse para que pueda hablarnos. ¿Qué te parece?

“Pues me parece genial, ¡muchas gracias!” respondió Aki muy aliviado, contento y hasta algo entusiasmado. “Además, convierte algo que se suponía malo en algo muy bueno. El susto que nos causó la directora Delacroix revelaría su utilidad para nosotros y con el shoggoth la comunidad de la Academia ganaría a un miembro más que trabajador. Como lo he dicho, incluso maníaco en cuanto a cumplir con su tarea.”

Aki volvió otra vez su cara hacia el shoggoth. “Por favor, haz venir tus partes aquí para ser completo y poder hablarnos. La directora Morgana aquí tal vez podrá darte un trabajo estable; harías lo que te gusta lo más: limpiar. ​​​​​​​¡Pero cómo tu quieras! Para esto necesitamos que nos hables, para conocer tu opinión.”

La gelatinosa criatura hizo gestos de estar emocionada con lo que decíais y esto hizo que el profesor Beleem sonriera.

 -Bien, te dejo encargado de cuidar al soggoth mientras se recompone. Yo voy a ir a por la directora. En cuanto el soggoth esté reformado, id a su despacho a esperarnos.

Dicho aquello, Azazel se levantó y se marchó de su despacho para ir a por la directora Morgana.

En cuanto el profesor se marchó, saliste al pasillo para esperar al resto de partes del soggoth. No tuvo que pasar mucho tiempo hasta que las primeras piezas gelatinoides empezaron a llegar, uniéndose al fragmento que estaba contigo. Finalmente volvió a adoptar la forma humanoide que habías visto antes.

 -¡Ya está, vuelvo a estar completa! ¿Vamos a ese despacho de la directora? ¡Tenemos que hablar de cosas muy importantes!

La verdad era que el soggoth estaba muy emocionado por la idea de quedarse allí a limpiar más. ¡Con lo que le gustaba a ella hacer ese trabajo! Sería un sueño hecho realidad.

Junto al soggoth fuiste al despacho de la directora Morgana, a esperar a que llegara junto con el profesor Beleem. Te sentaste en una de las sillas que había por allí mientras el soggoth se puso a recorrer el despacho de un lado para otro, tarareando una melodia que nunca antes habías oido. Parecía estar pasando el polvo.

Al cabo de un rato escuchasteis voces que se acercaban hacia vosotros. Debían ser ellos. El soggoth se sentó rápidamente en otra silla justo en el momento en el que la directora entraba junto al profesor Beleem.

 -Hola muchacho. Y hola... Soggoth.- La directora te miró -Porque aún no le has puesto nombre, ¿cierto?

La directora se sentó en su sillón con tranquilidad.

 -Bien, cuéntame todo lo que me tengas que contar sobre este asunto, chiquillo. A ver qué podemos hacer.

Aki sacudió silenciosamente la cabeza al ponerle la directora la cuestión si ya había puesto nombre a la criatura. De hecho, nunca le había pasado por la cabeza que tendría el derecho de hacerlo. Y seguía pensando que no era la persona adecuada para esto.

Aki ordenó sus pensamientos antes de abrir la boca. “Tuve en el sótano un encuentro poco agradable con el soggoth. Pero en fin de cuentas no ocurrió nada malo. El soggoth me confirmó que había sido enviado aquí por la directora Delacroix. Ella le dijo que iba a hacernos una buena sorpresa y que tendría que limpiarlo todo. Le rogaría, señora Directora, que hiciera posible que el soggoth fuera una buena sorpresa para nosotros y muy útil limpiándolo todo. Le rogaría que le empleara en la Academia en el servicio de la limpieza. El soggoth, en cuanto a él, está muy entusiasmado por la idea.”

El Soggoth asentía vigorosamente a cada cosa que decías.

 -¡Sí, sí! ¡Eso es lo que quiero! Limpiarlo todo, pero sin asustar a nadie. ¡Quiero dejarlo todo bien limpito!

Empezó a moverse en la silla, como si estuviera intentando bailar sentada mientras sonreía.

La directora se rascó el mentón en actitud pensativa. La verdad era que con su gamberrada anual, ¡Justine le iba a hacer un favor! ¡Servicio de limpieza eficiente y gratuíto! Claro, que seguro que había trampa. Justine nunca le hacía favores. Probablemente en cuanto la academia estuviera impecable, el soggoth se volviera a su plano de existencia. ¡Y adiós al ahorro en limpiadores! Bueno, que pluriempleaba al conserje para las labores de limpieza pagándole el mismo sueldo, pero si podía ahorrarle esa tarea, seguro que trabajaría más a gusto en todo lo demás.

¡Pero para todo había solución! Las criaturas mágicas extraplanarias podían anclarse a un plano determinado con el conjuro adecuado. Y si los cálculos no le fallaban, tenían todo lo que necesitaban.

 -Bien, creo que podemos hacer algo. Para evitar riesgos de que la disposición del soggoth cambie de un día para otro y para evitar que abandone este plano, vamos a anclarla a la academia. Se le dará un nombre, que definirá su esencia en este plano, y un propósito nuevo, que será lo que la mantenga aquí. Justine probablemente le haya dado una misión limitada, para que regrese a su plano en cuanto termine. Pero eso no nos interesa. Ya que su esencia está en sintonía con ayudar a la gente a librarles de la suciedad, ¡hagámosla feliz alargando eso indefinidamente! Y al darle un nombre le daremos presencia real, evitando que cualquier otro mago pueda esclavizarla. ¿Alguna vez en tu casa has visto realizar un conjuro de este tipo, muchacho?

Aki estuvo feliz con el desenlace que estaba por tomado todo el episodio con el soggoth, y sobre todo estuvo feliz por ese último. Podía encontrar en la Academia un buen propósito, un trabajo indeterminado que le iba a dar mucha satisfacción.

Sin embargo, la pregunta de la Directora le tomó un poco al desprovisto. “No, nunca he visto realizar un tal conjuro”, admito. “No vengo de una familia de magos. Soy el primero, al menos hasta que se sepa, al quien descubrieron habilidades mágicas en mi familia.”

Aún estaba por aprendiendo todo, y le parecía que cada hora estaba aprendiendo un montón.

La directora asintió a tus palabras.

 -En ese caso, ¿quieres participar y ayudarnos en este conjuro? Las manos extra nunca están de más. Además, te vendrá bien para cuando des este tipo de materia en clase.

Dicho aquello, la directora miró al profesor Beleem.

 -Azazel, ve a por Ester y reuníos conmigo en la sala de rituales del sótano.

El profesor asintió y se marchó de allí. Entonces, la directora volvió a mirarte y dijo:

-¿Preguntas antes de ir? Y a todo esto, tú estabas en primero, ¿no?

Aki miró a la directora boquiabierto. Intentó procesar mentalmente lo que la directora acababa de decirle. “Yo… participar… en el conjuro…” Trató de estampar el pánico que de pronto sintió subir en él. Sin duda debería sentirse agradecido por este honor enorme que le proporcionó la directora de poder participar en un conjuro de tal consecuencia con ella y otros profesores. ¿Pero si voy a hacerlo mal? No se sentirá defraudada de mí? ¿No me considerará como un inútil?

Aki sacudió la cabeza y pestañeó. No te dejes llevar por el tren de pensamientos. Hay peligro en el tren de pensamientos… nunca sabes dónde te llevará.

Se concentró. O trató de hacerlo. “Sí… soy del primer año. Por esto… señora la Directora, necesito que me explique cada paso del conjuro cuando lo hacemos. Para que yo no cometa errores. Es… mi primer año”, repitió algo inútilmente, pero subrayando así su falta absoluta de experiencia.