Partida Rol por web

Tras unas puertas acristaladas y con letras de neón, se esconde el "Koishikawa's Sushi Bar and Karaoke", o lo que es lo mismo, la mini-disco de la academia. Localizada como un anexo del edificio principal, esta instalación cuenta con una barra de sushi, un bar de copas, un esenario de karaoke y varias mesas con sillas.

El encargado es Yojiro Koishikawa, el cual es también camarero y chef del establecimiento. Nunca pide el carnet cuando algún alumno le pide una copa, pero es porque las bebidas alcohólicas de la mini-disco pierden todo su contenido alcohólico en cuanto las toca un menor de 21 años. Como compensación, Yojiro suele servir al chasqueado menor una tapa de su especialidad: rollitos de sushi fresco y delicioso.

La puerta de la minidisco estaba abierta, aunque las luces del interior no estaban todas encencidas. En cuanto Laila y Sarah entraron, se escuchó una profunda voz masculina proveniente de la zona de la barra.

 -Está cerrado aún. Volved más tarde, muchachas.

-¡UN KARAOKE!- tal fue su grito que apenas pudo escuchar la voz del hombre. Se giró hacia el Sr. Kappa con los ojos radiantes y las mejillas sonrosadas. -¿Se puede venir aquí? ¿Cuándo? ¿¿Cuándooo?? Ohhhhh también tienen sushiiii- se mordió el labio al notar las ganas de probar esa exquisitez. Su madre nunca se lo había permitido porque decía no sé qué de enfermedades de pescados crudos. Vamos, que pasaba de cocinarlo en casa por lo complicado que resultaba ni quería comprarlo porque no quería probarlo. ¡Pero Sarah sí! ¡¡Y ahora tenía un sitio donde hacerlo!!

-Esta escuela es el cielo- anunció de forma clara, dando forma a sus pensamientos e ilusiones, con una sonrisa que cada vez se ampliaba más y más.-Disuculpe, Sr. Kappa, ¿dónde nos recomienda investigar?

Al ver la entusiasta reacción de Sarah, el kappa fue hacia la puerta para cambiar el cartelito de "cerrado" a "abierto".

 -Podéis empezar a explorar por aquí. El karaoke necesita cinco minutos para arrancar y el sushi quince para estar listo, pero si tienes un poco de paciencia podrás probar ambas cosas.

La chica araña se emocionó junto con Sarah al ver lo curioso que era aquel lugar. Y cuando el kappa les dio permiso para quedarse por allí, no pudo evitar dar un saltito de alegría.

 -¡Qué bien! ¿Quieres que nos quedemos y así probar el karaoke y el sushi? Que por cierto, ¿qué es karaoke y sushi? ¿Es comida exótica? ¿Está rica?

Porque con la hora que era ya había algo de hambre. Y si en ese lugar tenían comida exótica deliciosa... Pues bienvenida fuera.

Tras unas puertas acristaladas y con letras de neón, se esconde el "Koishikawa's Sushi Bar and Karaoke", o lo que es lo mismo, la mini-disco de la academia. Localizada como un anexo del edificio principal, esta instalación cuenta con una barra de sushi, un bar de copas, un esenario de karaoke y varias mesas con sillas.

El encargado es Yojiro Koishikawa, el cual es también camarero y chef del establecimiento. Nunca pide el carnet cuando algún alumno le pide una copa, pero es porque las bebidas alcohólicas de la mini-disco pierden todo su contenido alcohólico en cuanto las toca un menor de 21 años. Como compensación, Yojiro suele servir al chasqueado menor una tapa de su especialidad: rollitos de sushi fresco y delicioso.

Nada más entrar, viste a dos chicas bastante jóvenes, una de aspecto humano y otra con patas de araña en vez de piernas, que parecían muy emocionadas de estar allí.

Mientras charlabas con Laila y el kappa camarero, viste cómo un chico moreno y fuerte entraba en la minidisco también.

El camarero estaba encendiendo la máquina de karaoke y preparándolo todo para la llegada de los clientes. Cuando Alex apareció por la puerta, el kappa le saludó.

 -Oi, bienvenido. ¿Tú también vienes a probar el karaoke y el sushi? Dame cinco minutos para lo primero y quince para lo segundo. Mientras tanto, podéis pedir algo de beber, tenemos desde zumos hasta cócteles. Eso sí, si sois menores no vais a probar ni gota del alcohol, reglas de la academia.

No te preocupes por el alcohol, dijo Alex al ver el aspecto de la minidisco,la verdad que no esperaba encontrarse un bar de sushi allí. ¡Hola, yo soy Álex! Dijo saludando a las dos chicas que estaban allí, incluso la de las patas de araña. Luego se giró de nuevo al camarero para pedir algo de beber. Me gustaría tomar un vodka con naranja si es posible, dijo dudando un poco si en aquella disco tendrían bebidas tan mundanas como esas. A ser posible con mucho hielo, en cuanto toco la copa se me calienta la bebida. Dijo sonriendo y mirando su mano. Y después declinó la oferta del sushi, la verdad que no soy muy fan de esa comida oriental, sí quizá de un buen ramen, pero es que el sushi cuando lo como siempre se me cocina en las manos y no me da tiempo a saborearlo crudo y queda bastante raro... dice encogiéndose de hombros confiando en que las dos chicas fueran más simpáticas que todos los que acababa de conocer, o por lo menos menos raras que la última de ellas.

Dejando que el karaoke se encendiera, el kappa fue a servir la copa que el muchacho le había pedido.

 -En otros locales te pedirían el carnet antes de servirte. Aquí las bebidas están todas encantadas. Si no tienes la edad, el alcohol desaparece de la copa. Y te advierto que no es la mayoría de edad europea, sino la japonesa. Los menores de 21 no podéis emborracharos. Aunque creo que si estás entre los 18 y los 21, la gradación de las bebidas es la equivalente a una buena cerveza.

Después de servir la copa, Yojiro le dejó una carta a Alex.

 -Y el sushi se puede comer con palillos también, por lo que no deberías cocinarlo con las manos si lo coges así. De todas maneras, tenemos ramen, fideos udon salteados, tempura variada y pinchos de setas y ternera, entre otras cosas. Pide lo que te apetezca, muchacho.

-Sino te puedo dar yo la comida- dijo mientras se señalaba y esbozaba una gran sonrisa que transmitía gran inocencia. Sin embargo no tardó en prestarle atención a otra cosa: ¡la disco estaba abierta!

No dudó en correr hacia el lugar y buscar como una loca en la lista de reproducción. Había una serie que le encantaba y la canción de inicio siempre le subía la moral. ¿Ocurriría igual con todo el mundo? No lo estaba segura, ¡pero la iba a cantar!

La chica araña se quedó primero alucinada al escuchar cantar a Sarah y luego encantada de tener una amiga que cantase tan bien. Empezó a dar palmas para animar a su nueva amiga e incluso se animó a moverse un poco en un amago de bailecito tímido.

Cuando la canción terminó, Laila aplaudió a Sarah a rabiar.

 -¡Eso ha sido increíble! ¡Tienes una voz preciosa! ¿Eres cantante fuera de la academia? ¿Eres famosa? ¡Oh, ¿me firmarías un autógrafo?! Me encantaría enseñárselo a mis hermanas mayores para que se mueran de envidia.

Álex decidió pedirse un ramen, que gracias a su temperatura corporal nunca se le enfriaba. Después dio un trago a su bebida y se dio cuenta de que efectivamente no llevaba demasiado alcohol. Maldita sea... No es que le importase eso, pero le resultaba raro. Además casi era lo más adecuado, un vodka con ramen no era la mejor combinación para aquel día.

El muchacho escuchó la canción que cantó aquella chica y le resultó bastante desagradable. Su sorpresa vino cuando una chica de múltiples ojos parecía admirar lo bien que lo ha hecho. Álex seguía en su empeño de hacer amigos, así que aplaudió y vitoreó a la chica como si le hubiera gustado. ¡Genial! ¡Muy bien hecho! Podemos crear nosotros mismos su club de fans, ¿qué te parece? Le preguntó a la ochoojos.

La chica araña miró al muchacho que estaba en la barra tomándose una copa. ¿Un club de fans? ¡Sonaba a la mejor idea del mundo!

 -¡Sí y mil veces sí! ¡Un  club de fans aquí en la academia sería genial para darte a conocer! ¡Y serás una cantante megafamosa!

El kappa se había metido en la cocina a preparar el ramen para Álex, pero pudo escuchar perfectamente tanto la canción como los comentarios de los jóvenes acto seguido.

Al cabo de un breve rato, el kappa salió con el bol de ramen tapado y acompañado de los palillos y la cuchara para el caldo.

 -Aquí tienes muchacho. Y vosotras dos, ¿qué os parece si para celebrar la formación de ese club de fans os pongo unos zumos por cuenta de la casa? Acompañados de lo que os apetezca para comer, claro está.

Que realmente no había que pagar si lo que consumías entraba dentro de las cinco comidas diarias, pero siempre molaba sentir que te invitaban a comer y beber algo.

Álex se sintió extrañado porque él había soltado lo del club de fans un poco de guasa, pero ahora parecía que hasta le iban a invitar a comer para celebrarlo. Así que, simplemente agarró su plato de comida, se encogió de hombros y se puso a comer esperando ver en qué quedaba todo eso. 

Realmente no tenía ni idea de como se hacía un club de esos, nunca nadie le había importado tanto como para llegar a ese punto, así que se quedó esperando a ver lo que pasaba. Luego miró a la ocho ojos, y una extraña idea se le materializó en la cabeza. Se acordó del chico que había tratado en la presentación y de la mascota-araña que llevaba consigo. ¿Te conozco? Le preguntó a Laila.

Al terminar la canción con una de las poses de las brujitas multicolores, respiró profundamente y sonrió.

Sarah no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas, aunque su sonrisa resplandecía. -Me gusta cantar en casa... Me ayuda a relajarme, sobre todo cuando estoy nerviosa- y es que, a pesar de haber hecho una amiga tan maravillosa, seguía nerviosa, y cantar le había ayudado a volver a respirar con normalidad. -Y esta serie la veo desde muy pequeña, me anima mucho.

Ante la mención del club de fans no pudo evitar ponerse todavía más roja (si es que eso se podía) -Yo... ¡¿Club de fans?!- parecía algo alarmada mientras reía nerviosa. -No sé, nunca me he planteado ser cantante. ¿Quieres probar tú?- le tendió el micrófono a Laila por si quería cantar también un poco.

-Gracias- las dio sin nervios, con firmeza y sinceridad, tanto al camarero como al chico ardiente, y se sentó a tomarse el zumo gratis. -Uno de cereza, por favor.

La chica araña se puso roja cuando Álex le preguntó si la conocía.

 -Yo-yo... ¡No, no lo creo!

Rápidamente corrió a esconderse detrás de Sarah, ignorando el micrófono que ésta le ofrecía.

 -Pero... Podemos ser amigos. Yo me llamo Laila, y-yyy tú?

Cuando su amiga avanzó para ir a por el zumo, Laila la siguió evitando separarse mucho de ella.

 -Yo quiero uno de fresa, por favor. Sin azúcar.

 -Marchando dos zumos.

El camarero de la mini disco sirvió un par de vasos de zumo a las chicas y lo acompañó de un platito en que que había unos pastelitos dango.

 -Tomad, probad esto. El único dulce que el viejo Edgar jamás servirá en la cafetería.

Álex suspiró hondo de nuevo, sentía que la cantante solo tenía ojos para la chica-araña y que apenas le había hecho caso. También pudo ver como la otra le rehuía diciéndole que no creía que se conocieran. Volvía a estar molesto porque seguía con su interés de hacer amigos y lo encontraba gente que le esquivaba o que parecía molestarle. Inevitablemente se llevó la axila a la nariz. ¿Acaso huelo mal? Se preguntó al sentir que todo el mundo le ignoraba.

Después continuó sentado en lo que se terminaba la comida y el copazo, esperaría un rato a ver si alguien más se animaba a ir a la mini disco, y si veía que la cosa seguía igual de muermo, se iría a conocer otro lugar.