Partida Rol por web

- Un placer poder recordar estos momentos en el futuro mi señora. Y Maestro, seguramente en breve tendremos interesantes charlas. La vida académica siempre ha sido de mi interes, aunque nunca pude dedicarme a ella. Tal vez ahora que soy viejo pueda destinar unas cuantas horas al estudio.

Zort saludó con una reverencia a quiene salían.

Zort esperó a que Radovina y Maserrak se retiraran del salón y quedaran solos.

- Una jóven muy peculiar... - Miró a Jensi y le hizo un gesto complice con la mano, como sacando importacia a las palabras poco correctas que habían cruzado entre ellos - Insensata tal vez, pero podemos perdonarla por el ímpetu de su edad. Mi sobrina era igual de altiva...

La sonrisa que tenía en el rosto se nubló un poco al recordar a Vladana. La extrañaba mucho, a pesar de los años que habían pasado desde su muerte. Luego de un instante sacudió la cabeza tratando de sacar su imagen y volver a tierra.

- Asi es hijo, mejor descansemos. Pero antes me gustaría hacerle una pregunta al Senescal, ahora que estamos solos y tranquilos. No quiero osar abusar de su confianza, pero me gustaría saber... ¿Qué tipo de persona es el Duque? Quiero decir, usted y yo hemos visto pasar muchas personas a lo largo de nuestras vidas. Cada noble es un mundo. Y dado que usted ya esta familiarizado con este lugar y su gente, creo que la persona mas indicada para preguntarle. ¿Con qué tipo de hombre nos encontraremos?

Asiente ante las palabras de Zort- ciertamente, la mujer es algo... impetuosa. No me molesta sus palabras, mas me preocupa que su manera de actuar pueda dejar en mal lugar el prestigio del Duque. Al fin y al cabo, es miembro de nuestra corte- en cualquier caso, poca importancia tenía los modales de la  noble para el Senescal en estos momentos. 

Ante la pregunta de Zort, le mira fijamente, sopesando las palabras que le iba a dirigir- ciertamente, nuestro Duque es un hombre complicado- ¿como sino definir su comportamiento?- llevo muchos años sirviéndole y todavía no logro comprenderle del todo- sonríe ligeramente al decir esto último- intenta ser justo en sus decisiones, aunque muchas veces no se entiendan las mismas. Mas lo mejor será que juzgéis vos mismo cuando le conozcáis. Es la mejor manera de saber quien es el Duque.

Zort bebió el resto de su vino y se finalmente se levantó, con las palabras del Senescal en su mente.

Complicado...

- Muchas gracias por sus palabras Senescal. Ciertamente cuando estemos ante él sabremos evaluarlo en detalle. Esperaremos en nuestros aposentos entonces. ¿Será esta dulce jóven quien nos guíe? Dijo sonriendo hacia Innya.

EL SOL SE HA PUESTO.

- El Maestro Maserrak de Flambeau y la noble Radovina Szantovich de Bran se disponen a salir del Salón Principal cuando las puertas dobles del mismo se abren.

- Entran cuatro Guerreros de Sangre del Duque, ataviados con ropajes de pieles limpias. Sus expresiones son serias y adustas, con un poso de crueldad salvaje.

- La Corte nocturna está a punto de comenzar.

-Quizá sea mejor idea quedarse, mi buen Maserrak. Si algo como lo que tememos ha sucedido realmente... -...Y ha sucedido... Es lo que dicen los ojos de Radovina sin lugar a dudas- ...ningún lugar mejor para saber a ciencia cierta las circunstancias que en la Corte, ¿no te parece?

La bella noble ha adoptado el familiar tuteo que el propio Maestro ha adoptado primero, sin añadir comentario alguno al hecho, harto particular en sus circunstancias. Sabe que él no lo utilizará en público, es evidente que no vulnerará la norma de etiqueta debida. Pero que ella acepte sin más, y no sólo eso, sino que insista en el tratamiento con una simple sonrisa, significa mucho más que el hecho en sí. Muchísimo más.

Mis señores, la Corte empezará en breves momentos, por lo que es mejor que se queden aquí- dice- lo mismo va para ambos- mira a Radovina y a Maserrak. Por último, sus ojos van a la criada- ¡sirve de nuevo a las copas y luego ve a la cocina por si te necesitan allí!

Ya habiendo cruzado el umbral, Radovina vio a los hombres del Duque, y luego escuchó la sugerencia del Senescal. Con un leve gesto de cabeza aceptó sus palabras, y volvió sobre sus pasos. Si algo acerca del Chambelán debía decirse, sería allí donde se diría.

Con una mirada y un susurro había invitado también al Maestro a regresar con ella. Así que retornó al Salón con el mismo paso elegante con el que había partido, dando por sentado que él la seguiría.

La entrada de los hombres del Duque interrumpió inevitablemente nuestros planes de pasear por el castillo, una verdadera pena dicho sea de paso. Me limité a asentir ante las palabras de la Dama Radovina y las sugerencias del Senescal y volví a entrar de nuevo en el Salón. Me coloqué cerca de la Dama Radovina, además aquella noche la reunión sería mucho más concurrida, a menos que Durius y su séquito llegaran a tiempo, cosa que dudaba.

Zuyla enarcó una ceja al ver entrar a aquellos guerreros extravagantes, sin duda la guardia personal del duque. El momento de alarma sólo duró un instante, los reflejos seguían imponiendose a la razón en aquellos tiempos, de modo que Zuyla alejó rápidamente la mano de la empuñadura de su espada, no queriendo causar una ofensa innecesaria a ninguna de los guerreros.

El caballero regresó a su asiento, aprovechando el movimiento para preguntar en voz baja al Senescal

¿La Corte Nocturna? susurró inquisitivo

Nuestro Duque tiene ciertas particularidades- responde- una de ellas es celebrar sus Cortes por la noche. Todos los asuntos de importancia se celebran aproximadamente a esta hora. 

La joven sirvienta se apresuró a hacer lo que el Senescal le había indicado, no sin antes dirigir una sonrisa brillante al anciano Caballero que tan bien la estaba tratando, el Señor Dravescu padre. La pregunta que éste le había dirigido quedó en el aire, sin respuesta, pero con la mirada la muchacha se disculpó, y dejó entender que las órdenes del Senescal eran indiscutibles.

Sirvió vino a todos de nuevo, cuando llegaron más Cortesanos. No tenía vino ni copas para todos los recién llegados. Y tampoco creía que beber era cosa habitual a hacer en plena Corte, por lo que había visto ayer.

Se acercó al Senescal de nuevo y susurró:

-Mi Señor, qué deseáis que haga ¿vuelvo a las Cocinas, o me quedo como ayer por si alguien me reclama...?

Ve a buscar nuevas copas para nuestro invitados- le dice a la sirvienta. No tenía sentido alguno que ahora fuera a las cocinas- estate aquí para lo que se te pueda solicitar.

Rauda y eficiente Innya fue a por más copas, y cuando regresó con ellas las distribuyó, junto con el vino.

Y luego esperó, cerca del Senescal, en silencio.

- Las grandes puertas dobles del Salón se abren de par en par y entra el Mayordomo Otto, quien de inmediato se hace a un lado y se vuelve, con una profunda reverencia.

- Una gélida ráfaga de aire frío penetra en el Salón, haciendo tililar las escasas velas que iluminan pobremente la amplia estancia.

- Las puertas quedan en silencio, envueltas en negrura, como la boca abierta de un cadáver.

- Entonces emerge de la oscuridad el Duque Gyula Kadar, radiante, casi resplandeciente con sus ropajes oscuros, sus gemas y su pálida piel.

Zuyla no tenía idea del aspecto que su nuevo señor ofrecería, pero a pesar de ello, quedó profundamente marcado por su impactante entrada. Un escalofrío recorrió la columna vertebral del joven caballero, un mal augurio que esperaba que no se confirmara, por muchos indicios que aparecieran.

Una fugaz mirada a su padre para ver si él sospechaba lo mismo fue la única reacción fuera de lugar que se permitió el caballero, que se apresuró a colocarse sobre su rodilla derecha, la mano izquierda en el pecho, la derecha sobre la vaina de la espada, y la cabeza gacha en signo de sumisión, como debía hacerse cuando uno se presentaba por vez primera al servicio de su señor.

Mi señor Duque saludó respetuoso, sin ni siquiera presentarse, pues no tenía sentido. Aquel hombre ya debía saber quienes eran los Dravescu.

El Duque hace un gesto de asentimiento ante el saludo del Caballero Zuyla Dravescu y a continuación sigue andando hasta el fondo de la sala, para ocupar el Trono Ducal.

Es la señal de que la Corte puede comenzar.

Debería de estar aquí el Chambelán para ocuparse del protocolo.

Ante la imponente entrada del Duque, Zort se limita a observar sus movimentos, y saludar con un sumiso gesto. Todo aquello era muy raro... y recién empezaba. Esperaba la pronta presencia del Chambelán para que se inicie la Corte.