Partida Rol por web

Es una larga habitación llena de paneles, cortinas lujosas y cuatro columnas ornamentadas, en el centro de las cuales hay sillas y una enorme mesa de madera oscura, probablemente de ébano. En un lateral se encuentra un armario antiguo con inscripciones rúnicas, y múltiples estanterías y ficheros. Tiene dos gárgolas de piedra a ambos lados de la puerta de entrada, con capacidad de habla y que se encargan de custodiar la entrada. 

La primera en llegar a la sala y susurrarles a las gárgola que le permitiesen el paso a la sala de profesores fue la subdirectora Minerva McGonagall, a la que siguieron al poco tiempo los profesorers Severus Snape, Filius Flitwick y Albert Von Vianden. Después llegó casi a la par una numerosa comitiva en la que se encontraban la profesora  Albia McMahon, el profesor Harold Jonstein Rowle, el profesor Lecog Ölmez, el profesor Mike Robins, el profesor Melker Westerberg y un dolorido Damian Flamel. De momento no había nuevas del director Dumbledore aunque ya habíais visto a múltiples aurores ocupar distintos lugares del castillo hacerse cargo de la vigilancia y del control del lugar.

Minerva hizo un gesto para que todos los que quisiesen ocupasen sus lugares alrededor de la mesa y decidió hablar para poner en contexto a todos los profesores de lo que tenía conocimiento.

- Buenas noches a todos, o eso me gustaría que fuesen... Inició con un tono de voz que remarcaba la preocupación y seriedad reinantes. Nos hemos reunido aquí por qué por extrañas circunstancias estamos recibiendo un ataque de múltiples dragones y otras criaturas mágicas del bosque prohibido y del Lago Negro. Confío en que el director Dumbledore llegue en breves pero sería conveniente que al menos tratásemos de poner en común lo que está sucediendo y que se nos escapa de nuestro entendimiento...

- Por lo que sé, en la Torre de Astronomía ha habido un ataque de un Vipertooh peruano en la cúpula del edificio y el joven Aedan Fletcher ha quedado muy malherido. ¿Ocurrió algo más profesor Ölmez, profesor Robins? Trató de indagar más sobre el asunto, siendo que había visto hacia escasos minutos a la enorme criatura mágica romper la estructura y salir volando del lugar. Por otro lado, tanto el profesor Rowle como el profesor Westerberg mencionan que también recibieron el ataque de otro dragón cobrizo en el linde del bosque prohibido, lo que no entiendo es la razón por la que algunos alumnos estaban a esas horas con ustedes en aquel lugar. ¿Quizá podríais aclarar los sucedido? A todo esto... ¿Sabéis algo del profesor Solomon Ashworth? Debería estar aquí, le envié una nota...

Por alusión, el profesor no tardó en responder un tanto compungido y revelando un rostro de gravedad por lo acontecido. Eran muchas cosas por decir y algunas de ellas sonarían muy terribles, pero era su obligación ser honesto e ir de frente pese a la crudeza de los hechos.

- Minerva... Siento comunicarte que el profesor Solomon no va a venir... Ha perdido la vida en el bosque prohibido, a manos del dragón que vimos. Y entonces se hizo un silencio sepulcral durante unos instantes, ante las caras de asombro de los presentes. Quizá no tanto del profesor de DCAO, quién ya era consciente del hecho, pero si del resto de docentes. Voy a tratar de resumir lo que se, que tampoco es gran cosa... Recibí algunos de los alumnos en mi despacho, al finalizar las clases, para tratar de ayudarles a mejorar sus notas o recuperar la asignatura. Y les planteé un pequeño reto, acudir a los jardines al atardecer a recoger unos ingredientes para la fabricación de cerveza de mantequilla extradulce... Ya sabéis, hojas de arbusto azucarado, hojas de malva dulce y agua de rocío de luna, que se recoge justo cuando comienza la noche del Rocío depositado en las hojas... Era algo simple, que no entrañaba peligro alguno pues todo se encontraba en los jardines, cerca del castillo, y que todos ellos podrían llegar antes de que se cerrasen las puertas.

- El problema vino en que se confundieron y se alejaron paulatinamente hasta acercarse bastante al linde del bosque prohibido, quizá debí haber ido con ellos para asegurarme que todo estaba bien, asumo mi error. Los pequeños escucharon sonidos extraños de criatura mágica herida y la joven Silver vino de inmediato a avisarme de los sucedido, por lo que emprendí rumbo hacia allí, acompañado por Thad Castle y Ginevra Carrow, quienes estaban conmigo en ese momento y nos encontramos con Hagrid y el profesor Melker. Llegamos al lugar y los muchachos se habían internado en el bosque, el joven Seth había distinguido que se trataba de un Unicornio malherido. Desde entonces todo se precipitó... Los centauros creyeron culpables a los pequeños y debimos tratar de mediar con ellos y explicar porqué estábamos allí, y después vino el ataque del enorme dragón, el cual llevaba entre sus fauces el cuerpo desmembrado del profesor Asworth... Recordar aquellos momentos había sido duro pero era la dura realidad. Defendimos a los pequeños como pudimos y me separé de Hagrid y Melker para llevar a salvo a los pequeños hasta el castillo. ¿Me dejo algo compañero? Le preguntó al profesor de defensa contra las artes oscuras. Desde que se separaran ya no sabía más del asunto.

- Siempre será un imprudente e insensato, falto de cordura, profesor Rowle. Enunció el profesor Snape, quien consideraba que las acciones de Harold habían expuesto innecesariamente a los alumnos implicados. ¿Quién enviaría a alumnos de primero a recoger ingredientes por los jardines sin supervisión? En fin... El daño ya está hecho, y poco podemos hacer para cambiar nuestras acciones...

- Yo recibí el aviso en mi despacho del director Dumbledore de que al parecer había problemas en el castillo y que debíamos seguir el protocolo de emergencia y llevar a los alumnos a sus respectivas salas comunes,... Estaba encargándome de ello cuando percibí unos extraños cantos de aves desde el Gran Hall de entrada al castillo, y al llegar observé que los jovencitos Flamel y Edevane trataban de hacer frente a los Fwoopers que allí se encontraban por extrañas circunstancias, advirtiendo que muchos alumnos estaban inconscientes o afectados por el que podría llegar a ser un letal canto. Me hice cargo de la situación junto al profesor Flitwick y Madame Pomfrey. Lo que me extraña de todo el asunto es lo ocurrido posteriormente... En el Gran Comedor encontramos al profesor Von Vianden junto al joven Lestrange junto al cadáver de un pequeño de Gryffindor, y revisando la sala anexa al Gran Comedor. ¿Qué estábais haciendo exactamente? ¿Por qué no disteis la voz de alarma de inmediato o fuísteis a ofrecer ayuda en el Gran Hall, Albert? Aquellas dudas eran más que razonables y esperaba una buena explicación al respecto.

La profesora se mantuvo atenta a la conversación pero rápidamente intervino viendo el cauce por el que empezaba a transcurrir la conversación.

- Severus, esto no es un interrogatorio... y estoy totalmente segura de que debe haber una razón por la que Albert estuvo investigando la habitación anexa al Gran Comedor. Vamos a ceñirnos a relatar lo que cada cuál ha podido ver y experimentar. ¿Quizá quiera explicar cómo ha terminado tan gravemente herido, profesor Flamel? ¿O quizá usted, profesora McMahon? ¿Qué ocurrió en el lago?

Melker tomó asiento al lado del Profesor Rowle cuando la Profesora McGonagall les invitó a que se sentaran con un gesto. Escuchó atentamente todo lo que había ocurrido esa noche por todo Hogwarts y cuando el Profesor Rowle contó que en parte se sentía culpable de lo que había ocurrido en el Bosque Prohibido, le puso una mano en el hombro a modo de apoyo.

- Siempre será un imprudente e insensato, falto de cordura, profesor Rowle.  ¿Quién enviaría a alumnos de primero a recoger ingredientes por los jardines sin supervisión? En fin... El daño ya está hecho, y poco podemos hacer para cambiar nuestras acciones...

- Severus Dijo con un tono duro para llamar su atención - Por lo que ha pasado hoy, daba igual dónde se encontraran los alumnos. Ha sido un ataque a todo el castillo, así que es posible que si esos alumnos no hubieran estado con Harold, habrían muerto a manos de otra criatura mágica en cualquier parte de Hogwarts. No le caía bien Snape por su pasado mortífago, y no hacía nada por esconderlo. 

Después de unos segundos mirando fijamente a Snape a los ojos, apartó la mirada y su semblante cambió ligeramente. Más relajado, se dirigió a la Profesora McGonagall para contar su versión de los hechos - Poco más puedo añadir al informe del Profesor Rowle. Yo había salido a tomar el aire ya que no me encontraba bien por culpa de los efectos de la semi veela Carrow. Sabía que eso podía sonar muy mal, así que en seguida trató de explicarse - Tranquilos, no hay ninguna atracción sexual ni amorosa de parte de mi persona a la joven Carrow. Simplemente, he notado que no puedo centrarme al cien por cien cuando ella está presente. Antes de que todo esto ocurriera, me dirigí al despacho del Profesor Ahsworth para preguntarle si había tenido el mismo problema que yo, pero me encontré su puerta cerrada. No sabía que pensarían de él, pero daba igual a esas alturas, ya que después de lo que había pasado, ese era el menor de los problemas de todos los presentes.-Por eso salí del castillo, para dar una vuelta y poner en orden mis ideas. Al ver a lo lejos a varios alumnos, me acerqué para mandarles de vuelta al colegio y me encontré al Profesor Rowle y a Hagrid presente. Fué entonces cuando me enteré que había unicornios heridos dentro del Bosque Prohibido y decidimos ir a investigar. Adelantándose a las posibles recriminaciones de por qué no habían mandado a los alumnos al colegio antes de investigar, Melker añadió - Ahora alguno se preguntará que por qué no mandamos a los alumnos dentro del colegio, ¿Verdad? Sabéis muy bien cómo son los jóvenes de once años. Con sus amigos en peligro, habrían vuelto por su cuenta y eso hubiera sido peor. Creímos que estarían más seguros con nosotros que habiéndolos dejado solos.

El profesor se mantiene con total tranquilidad mientras bebía un caliente té servido por una de sus sirvientas que se encontraba detrás de él en constante vigilancia, los ojos de Albert solo demostraban frialdad digna de un reptil y un silencio solemne digno de el más respetado consejero real.

-.Los profesores que han caído solo demuestran su ineficiencia al momento de enfrentar acontecimientos “aleatorios” y desastrosos como este, por lo tanto sugiero olvidar aquel tema y proseguir con lo más importante-. Cada palabra, pronunciadas perfectamente, eran solo expresiones totales de indiferencias hacia cualquier tipo de sentimiento humano-. ¡ahh! ¡si! Sobre los alumnos muertos… Una lastima, al menos han ahorrado una vida mediocre carente de sentido-. Sus labios besan con serenidad su taza-. Ahora, señor Snape-. Sus pupilas, una vez que le agradecieron a Minerva, se trasladaron hacia Snape-. No recuerdo que tenga la autoridad ni la moral para exigir explicaciones hacia mi persona, sin embargo, como estoy de buen humor les diré lo siguiente: Mientras investigaba lo sucedido con el cadáver de la carroña, descubrí algo bastante interesante-. Haciendo un pequeño gesto con su mano una bella sirvienta se acerca a su amo con una bandeja de plata que contenía un pedazo de papiro en blanco, el cual comenzó a flotar en dirección hacia McGonagall-. Aquella nota, el cual se debe someter a “Specialis Revelio” encontrarán un particular  mensaje-. Cierra los ojos como si estuviera recordando aquella cita-. “Cuando muerda la serpiente y el veneno empiece a hacer efecto, un nuevo régimen se avecinará y el desenlace será inevitable. El objetivo fue logrado y solo los más aptos serán dignos de formar parte de la nueva orden... Un nuevo Lord Tenebroso hoy será nombrado…” intrigante ¿no?-. Finaliza con una lúgubre sonrisa-. Además, gracias a la gentil ayuda de los cuadros, pude llegar a la conclusión que se usó las chimeneas, que supuestamente debían estar selladas, para el ataque… las partículas mágicas en el lugar indican que asesinó vino desde el callejón Nocturn… aparentemente se podría asumir que estos fanáticos o visionarios o rencorosos o, en el peor de los casos, precursores y seguidores de un nuevo señor tenebroso, conocían bastante bien el sistema de seguridad de este lugar... bastante sospechoso si me permite mi más sincera opinión-. Declara con un relajo que contrasta totalmente la naturaleza de la noticia-. Y profesor Westerberg, le sugiero que si no puede controlar su atracción hacia la sangre de la señorita Carrow se aleje de ella para no solo evitar malos entendidos, sino tambien, evitar que su productividad disminuya-. Finaliza, dando otro sorbo a su taza.

Miércoles 23 de Septiembre de 1991

La profesora Cyllene había terminado su sesión de clases y había decidido ir a la sala de profesores para tomar un café. Normalmente no tendía a sociabilizar demasiado pues entre las sesiones lectivas y su negocio tenía ocupado un alto porcentaje de su tiempo y no solía gastar los minutos de su existencia con conversaciones absurdas. Pero aquel día estaba lo suficientemente cansada como para aceptar liberarse momentáneamente de sus mezclas.

La bonita docente tenía además un propósito claro, algo que no dejaba de rondarle la cabeza, algo que muy pocos esperarían de ella, pero al fin y al cabo, tal y como las cosas discurrían, ella debía mirar por su porvenir.

La sala estaba solitaria, estando vacía y limpia la gran mesa de ébano situada en posición central. Cyllene se sirve de un mostrador que conectaba directamente con las cocinas, el mismo sistema que usaban los elfos domésticos en el gran comedor, un café recién hecho caliente y de sabor amargo, fuerte incluso. Ella lo degusta con deleite mientras se acerca a la librería y coge un ejemplar del profeta. Comienza a ojearlo por encima para pasar el tiempo.

- Naesé..., no me hagas cosquillas en el cuello... - le advierte a su hada

Estaba frente a uno de los seres más hermosos y maravillosos de la creación, tan solo verlo ahi tan cerca de mí me hizo pensar en lo afortunado que era de poder a tan bella criatura.

-Cuanta belleza, elegancia y delicadeza, eres increíble, perfecta- inmediatamente su mirada se cruzó con la mía, busque entre mi abrigo mi varita y con un sutil movimiento lance uno de mis encantamientos favoritos – Orchideous- dije apareciendo un ramo de rosas rojas bonito pero bastante común.

-Por favor  te suplico que aceptes  esto como muestra de mi aprecio por ti encantadora belleza, de etérea figura y grácil movimiento; se que no es el mejor regalo pero espero sea al menos digno de tu a mirar- dije cual poeta, después de todo me encontraba ante  algo cautivador.

Una vez más busque entre los bolsillos de mi abrigo  un pequeño dije con forma de hada –Para ti, estoy seguro que nunca te han dicho lo hermosa que eres verdad- dije ofreciéndole el pequeño regalo.

Cyllene estaba tomando su oscuro y cálido café cuando el profesor nuevo llegó a la sala con una actitud particularmente extraña, como si hubiera ingerido grandes dosis de alcohol. La mujer de oscuros cabellos y ojos verdes observa un despliegue de caballerosidad extremo y sin venir a cuento, mientras las palabras varoniles se confundían en una algarabía de frases románticas, desgastadas y absurdas.

Se hubiera reído si no llega a ser porque la situación era particularmente incómoda, y más entre compañeros de trabajo. De hecho en su percepción, la antigua Ravenclaw determinó que las intenciones masculinas no iban dedicadas a su presencia, sino a la de Naesé, así que respondió con voz alta y clara.

- Naesé, el profesor nuevo..., Scamander creo que se llama...., te ha traído flores y un colgante..., aunque no tengo muy claro cómo vas a poder ponértelo en el cuello..., pero eso seguramente ya lo decidiréis entre vosotros.... - indica la experta en pociones con una sonrisa enigmática.

El hadita sale de entre los cabellos de Cyllene y sobrevuela las flores que le ofrece Drake, se sitúa en una de ellas, la huele y tras poner un gesto de enfado le muerde la nariz al varón.

- Le gustan más las flores naturales...., las cortadas le molestan bastante..., y prefiere otro tipo de aromas como la vainilla...., y bueno, no es su planta insignia el rosal, ya se habrá percatado de eso... - responde Foxier mirando el periódico, bastante tranquila a pesar del salvajismo de su mascota, la cual parecía ser tan asilvestrada como la propia docente -... por cierto, ¿cómo lleva sus clases? ¿ya odia a los niños o aún es pronto para eso?.... - el comentario fue de burla, pero el tono de Cyllene tendía a ser serio y a veces, seco.

Lástima esperaba llevarme mejor con el Hada quizás las investigaciones  hubieran sido más optimas de tener mayor confianza, pero que le íbamos hacer, mis lisonjeras palabras no le había agradado a tan hermoso ser y me había ganado  una mordida en la punta de la nariz.

-Entiendo pequeña debí ser más selecto con mis regalos para ti, es solo que me encantan las criaturas y tú al ser tan hermosa y pequeña eres de lo más cautivador, a Naesé bello nombre-  sonreí con toda tranquilidad.

-Así que recién cortadas agradezco el dato, su flor insignia no es el rosal, entendido- dije mientras hacía pequeñas anotaciones en la libreta de exploración y dibujaba al hada, además de por fin percatarme de la presencia de alguien más, con una sonrisa a la dama a la dama, retomando un poco la seriedad  era bueno saber que la pequeña hada le gustaban las flores recién cortadas, un espécimen interesante,- es curioso ver a alguien con un hada de mascota y más una tan saludable después de todo son seres bellos.

-Mil disculpas, le había ignorado profesora estaba tan concentrado en la belleza de la pequeña Hada  que he estado algo absorto, bastante bien la profesora anterior ha tenido la amabilidad de dejar la línea de trabajo para las lecciones así que no me quejo-  tome una taza con té –odiar a los niños, la verdad es que no, son seres interesantes y curiosos,  se podría entender que a veces fastidiosos pero no por ello, libre de encanto- bebí un sorbo del té.

-Mil perdones no la recuerdo en mis años de colegios, ¿Usted es?- alcé una ceja mientras disfrutaba un poco más del té.

El espectáculo que daba el varón era ciertamente lamentable. Cyllene resopló levemente antes de tomar asiento en una de las cómodas sillas de la estancia, frente a la mesa, dejando el periódico sobre la misma y cruzando sus brazos, mientras seguía tomando su café con la tranquilidad de quien tiene todo el tiempo del mundo.

Drake apuntaba en su libreta que las flores recién cortadas le gustaban a Naesé. Y la verdad es que aquel dato era erróneo, a su hada no le gustaba que cortasen las flores, pero Foxier no iba a corregirle, si tenía la capacidad de escucha de un recién nacido, aprendería los gustos de su hada por la vía mala. Casi le divertía pensar en qué flor le traería la próxima vez y cómo su querida mascota la despreciaría.

- No necesitaba mi disculpas de usted, pues con una es suficiente, las otras 999 son simple palabrería.... - responde la docente con un tono de voz suave. Sin acritud pero tampoco dando pie a que el varón dijera sandeces -....a me he percatado de que estaba absorto en mi mascota..., digamos que tiende a pasarme con frecuencia...., muchos magos no ven más allá de la belleza externa..., tanto que olvidan que la verdadera magia puede estar en el interior... - y gran verdad sus palabras, entendiendo que su especialidad eran las pociones.

El hombre hace unos comentarios acerca de los alumnos y eso no lo discutió. Los calificó de "seres" aunque para ella el término más exacto debiera ser "criaturas o especímenes". No obstante no hizo mención alguna al concepto.

- Mi nombre es Cyllene Foxier.... - indica la profesora desde su asiento, moviendo la taza de café con suavidad de un lado hacia otro -... posiblemente no me recuerde de la escuela porque usted aparenta ser mayor que yo, y de todas formas yo no era de las personas que me dejaba ver mucho por el campo de quidditch ni cosas similares...., mis intereses eran más bien otros... - observa al hombre con atención -... vuestro interés está muy bien marcado..., le agrada las criaturas mágicas, los encantamientos y por lo visto el alumnado... a simple vista nada más destacable... ¿o acaso me equivoco?....

Aun me encontraba absorto en mis pensamientos y como todos  los integrantes del sexo femenino parecía que  quería mantener una conversación, si hubiera seguido hablando de su hada quizás podría ser algo ligeramente interesante, por lo que termine de beber el té con tranquilidad.

-Ya veo madame Foxier, con eso bastaba gracias, yo tampoco fui asiduo a los deportes me la pasaba mas en el bosque prohibido, razón por la cual estuve más en la dirección que conviviendo con mis compañeros,- respondí mas por mera cortesía pero sin mayor interés en la conversación, -cierto me agradan las criaturas mágicas son maravillosas e interesantes- volví a concentrarme en el té y en el buen sabor que propiciaba, - con los alumnos son seres fascinantes,  veremos si pueden aprender algunas cosas-  unas ligeras campanillas  sonaron era mi reloj de bolsillo anunciando  la hora de la comida de Xion, busque entre los pliegues del abrigo, algunas lombrices jugosas, fresas y semillas, saque a mi pequeña mascota para que se alimentará.

-Xion quieto- le dije al observar cómo se relamía por los objetos brillantes del lugar – hora de la comida pequeñín- dije mientras colocaba el pequeño recipiente con la exquisita comida. – si no se alimenta en su horario puede ponerse de mal humor, le recomendaría que guardará su joyería es un poco necio, también las cucharas finas,  incluso bajo mi supervisión es algo temperamental-  avise a la Madame mientras me concentraba en la alimentación.

Cyllene observó por unos instantes al profesor y pensó que era un desperdicio que tan agradable ejemplar, al menos visualmente, no pareciera tener interés alguno en mantener una conversación con ella, algo indispensable para poder intuir su capacidad intelectual, un rasgo que para la ex Ravenclaw era importante. La profesora era experta en pociones, por tanto, sumamente intuitiva en los detalles, y desde su punto de vista, Drake Scamander tan solo hablaba por compromiso, no ponía alma en sus palabras, simplemente no merecía la pena guardar las formas.

- Señor Scamander, no es necesario que me responda por ser cordial, no tiene obligación alguna de hacerlo... Tengo la sensación de que preferiría estar observando a mi hada antes que hablar conmigo... Siéntase libre para interactuar con Naesé e ignorarme si es lo que prefiere.... - y dicho esto volvió a tomar café de su taza, liberando al varón de la tortuosidad de hablarle, abriendo el periódico y comenzando a leerlo. No es que Cyllene fuera del todo sociable, pero al menos sabía mirar a los ojos y hablar de temas variados.

Se escucha el sonido de una campanilla y el varón se dispone a darle de comer a su mascota. Cyllene observa al escarbato y no teme por él, no tenía nada de valor que pudiera atraerle.

- Descuide, no soy de joyas ostentosas.... - indica la fémina observando el manjar de lombrices del animal -... los animales suelen ser como sus dueños, si es temperamental y necio probablemente lo haya aprendido de usted.... - le dice, quedándose tan sumamente ancha.

-Entonces a eso se debe el carácter de su hada, entiendo, ha pasado mucho tiempo con usted ahora comprendo parte de su psique- sonreí al comentario, - debo decir que es bueno ver que haya desarrollado cierto intelecto por lo general los magos que poseen hadas solo las ven como mero adorno o material para las pociones, si las hadas son listas abandonan a sus dueños antes de tiempo , por lo que veo usted tiene un vínculo admirable con ella-  verifiqué que las lombrices estuvieran perfectamente jugosas.

-Dato para usted madame Foxier, los escorbatos les interesan los objetos brillantes no solo los valiosos, por esos algunos magos los tratan como plagas,  pero tienen buen olfato y saben apreciar algunas cosas, compararme con uno es algo agradable- sonreí divertido.

Xion termino de comer y rápidamente lo introduje en uno de los bolsillos del abrigo, -Un placer haberle conocido señorita  Naesé, como consejo cuide su carácter puede que quede soltera- dije divertido mientras me disponía abandonar la sala de profesores.

-Madame Foxier, el café irrita el estómago le sugiero que consuma poco, si gusta le recomendarle un té de hierbas es relajante-  me despedí de la dama con cortesía, después de todo había quedado con Filch de preparar los leños para la lección de hoy.

- Si considera que conoce la psique de mi hada en tan poco tiempo subrayaré la palabra que usted dio a su mascota.... "necio"... - sonríe divertida, y es que la mujer, fría como una roca, no iba a dejarse importunar por aquel magucho de tres al cuarto -....el vínculo con mi mascota no quita que pueda usar a sus congéneres para el bello arte de elaborar pociones.... Naesé es especial en cualquier caso.... -mira la mascota de Drake -... por cierto, con determinadas partes de su escarbato podría elaborar algunas pociones..., quizás le requiera en algún momento.... - obviamente sabía que el hombre se negaría en rotundo -... y si disfruta que le compare con su escarbato, no dude de que me gustará tenerle contento...., de hecho tienen un pelo igual de estropeado, desaliñado y con áspero aspecto... ¿ve?... siempre dispuesta a agradarle....

Cyllene sonrió ampliamente ante el comentario de quedarse soltera.

- Gracias a la magia hoy en día no es necesario de que las brujas se casen para tener un buen porvenir... Y está visto de que los magos interesantes escasean, o casi diría, no existen, todos son iguales y para lo que valen mejor quedarse una sola... - le miraba directamente a los ojos, retadora en cualquier caso

- El café irrita el estómago, y las actitudes antisociales varoniles los nervios...., si ha sido una mala combinación, y agradezco de que se preocupe por mi salud...., casi soporto mejor lo primero que lo segundo... - indica volviendo a tomar café, observando como el hombre parecía dispuesto a irse,

-Interesante  veo que ha asociado mi comentario a su persona, ya veo- sonreí divertido - realmente me refería al periodo reproductivo de su hada, como comprenderá su ciclo se activa con el cambio de estaciones, es muy normal que las hadas se reproduzcan en otoño o primavera, así garantizan que sus huevos surjan en verano o invierno y puedan nacer en tiempos mejores, pero creo que desconocía ese dato.

El comentario de mi escorbato  me hizo  considerar a la dama peligrosa aunque igual yo era peligroso- dudo que Xion le pueda ser útil, al igual que su hada resulta ser especial en más de un sentido,  si pelo áspero es perfecto para su forma de vida, yo diría que lo hace ver encantador - el pequeño escorbato se asomó desde el bolsillo para sacar su lengua y se volvió a ocultar.

-Cierto, los humanos tendemos a tener comportamientos sociales molestos, quizás deberíamos aprender de los animales, a ellos poco les importa apariencia, por cierto el consumo excesivo de café provoca manchas en las dentaduras supongo que deberá usar una poción de cuidado dental- comencé a alejarme pausadamente – Madame Foxier una cosa más, si algo le llegará ocurrir a mi mascota, bueno supongo que entiende lo que quiero decir.

- Sí he asociado su comentario a mi propia persona, pero me acabo de dar cuenta de mi error...., usted no tiene un pensamiento lateral suficientemente desarrollado como para eso.... - indica la mujer sonriendo a la par, y es que no tendía a enfadarse con facilidad, lo último que perdía era los nervios -....sobre los datos de reproducción de las hadas, no es precisamente el campo que más me fascine dentro del amplio e increíble mundo de la magia..., pero gracias por ilustrarme, al menos así puedo reconocer en su persona un atisbo de intelecto...

El hombre estaba diciendo muchas cosas sin llegar a decir nada en concreto, hablaba del pelo de su mascota, de pociones dentales para la higiene bucal, pero al final, demostró que su comentario sobre su mascota realmente le había irritado, y aquel filón de información era muy interesante.

Cyllene Foxier se levanta del asiento en pos del hombre, dejando el café y el periódico en la mesa, y cuando se encontró justo a su espalda le echó valor, eso a ella no le faltaba e hizo la pregunta de rigor

- No entiendo lo que quiere decir..., si algo le pasara a su mascota.... ¿qué?.... - si el hombre se giraba se la encontraría de frente, con las manos cruzadas sobre su pecho, en una actitud deliciosamente retadora -... ¿está insinuando que me culparía de ese hecho?.... Definitivamente, interpreto una amenaza velada en su frase, si tiene valor diga realmente lo que piensa, y no vaya con evasivas....

Los ojos verdes de la mujer taladraban la nuca del hombre, el cual podía decidir aún si se marchaba o se encaraba

-Amenazar para nada, siempre me han gustado los hurones de mascotas- dije finalizando la frase, no le dejaría jugar con mis ideas, después de todo mantenerme sin causar líos era algo que me había impuesto aunque no sabía que tanto aguantaría.

-Madame Foxier- me detuve en seco – me preguntaba, ¿se ha dado cuenta de que en el café se ha colado una cucaracha?, por eso prefiero el té- finalicé dándome la vuelta, si ella disparaba primero sería en defensa personal, al menos tendría una buena excusa.

-Con su permiso- salí a paso tranquilo de la sala de maestros, en el interior me moría de risa por lo ocurrido.