Partida Rol por web

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.
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Quick había recuperado parte de su buen humor tras un potente desayuno y un deambular errático por el Saloon, charlando con unos y con otros, preguntándole a Marie por sus cuadros, y, básicamente siendo intenso y molesto.

Fue saludando a los compañeros según llegaron y se ubicaron en una zona habitual, la expresión de los Rifts que entraban le recordó lo precario de la situación, y siguió por allí deambulando sin decidirse a unirse a la renunión. Los tres desconocidos que estaban en la barra le llamaban poderosamente la atención.

Cita:

Eso era mucho más de lo que necesitaba para unirse a la conversación.
- Yo puedo ayudarte forastero, si me dices quién los busca y cuales son tus intenciones, son amigos míos y no quisiera enviarles sicarios, no se si me explico. Yo mismo he sido miembro del grupo y aunque no son los más populares, les tengo cierto aprecio.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Había vuelto cabizbajo del Gremio de Magos, la reunión no había sido excesivamente buena y eso era una concesión muy generosa. Tenían que volver al Saloon y prepararse para la marcha. Sentía aquello como su casa en parte o una referencia hogareña que nunca había tenido desde que estaba en ese extraño mundo. Echaría de menos aquel horrible lugar y posiblemente echaría también de menos Darkgate. Pero el tiempo pasaba y había cosas que hacer. Su tiempo allí estaba condenado a acabar.

Su vista había estado fijada en Alexa durante todo el camino, respiró más aliviado cuando la vio sentada y aparentemente bien. Todo había sucedido muy rápido y no había ido preparado para lo que había encontrado en aquel lugar. No pensaba que iba a ocurrir algo similar, pero ya daba igual, todo aquello acabaría rápido.

- Voy a mi habitación a recoger mis cosas y prepararme para marcharnos.

Lo dijo a sus compañeros en alto, pero su mirada estaba fija en Alexa, pendiente de que no se desmayara de nuevo, cuando escuchó a su espalda que alguien preguntaba con los Rifts Warriors. Un escalofrío recorrió de forma involuntaria su espalda ¿tan rápido? ¿Cazarrecompensas? ¿Los habían enviado ya a por ellos? Con mucho disimulo Thomas descendió su mano hacia el arma que tenía escondida bajo la túnica.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

-Encantado, señora -dijo Xavier que inclinó la cabeza a modo de cortés saludo, dejando que su sonrisa hablara por él-. Un hermoso lugar. E inesperado, la verdad. Cálido, elegante, confortable -enumeró admirativamente-. Y disculpe la brusquedad de mi amigo, Raxus. Debería entender que antes de preguntar, es conveniente relajarse adecuadamente con una buena y fría cerveza. En ocasiones, el placer debe anteponerse al deber o al trabajo. Así que si es tan amable, ¿podría servirnos tres cervezas?

En aquel punto, el dueño de la nariz más horrorosa que había visto en un humano, algo similar al hocico de un murciélago, los abordó. Le escuchó un tanto perplejo, antes de intervenir a su vez.

-Los buscamos nosotros. Con buenas intenciones, por supuesto. Y no somos sicarios -dijo con una sonrisa socarrona-. ¿De verdad este tipo de planteamientos te funciona? Con las mujeres debes de ser la bomba. Como comprenderás, uno se siente reacio a responder a un desconocido que ni siquiera se ha presentado y que nos ha abordado con tal batería de preguntas. Por no decir que, sinceramente, ¿esperarías que reconociéramos que somos sicarios, alimentados por turbias intenciones y que buscan a los Rifts Warriors para darles caza en medio de un saloon? No sé, me parece sorprendente. ¿No os parece, chicos? -dijo mirando a Raxus y Equilibrium y encogiéndose de hombros. Aprovechó la ocasión para sacudirse el polvo que cubría sus ropas de piloto-. Joder, tengo tanto polvo encima como dentro. O bebo algo rápido o me ahogaré con el cemento que se está fraguando en mi garganta.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.
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Uooo, el líder es un académico de la lengua...

- Mil disculpas don Raxus y compañía por la brusquedad de mis palabras, mi nombre es Quick Silver y soy un interlocutor válido para lo que ustedes deseen negociar. Pronto se darán cuenta de que la situación el la ciudad con respecto a los Rifts, es...un poco tensa. Y de ahí mi intensidad. Confío que me permitan compensarles pagando esa ronda, y compartiéndola conmigo, podamos charlar de esos nobles motivos
De inmediato se sentó e hizo señas para que le sirviesen.
- Se habrán fijado en los cuadros, tienen na historia curiosa que no viene al caso. Y no, no están en venta. Sobre lo de las mujeres, soy un Quick Flex tío, las mujeres adoran el modo en que mi metabolismo acelerado me permite recuperarme...- Dijo guiñándole un ojo a Marie.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Aquel hombre era una clara muestra de por qué Dios nunca estaría con él. Simple y llanamente, porque Dios siempre odió a los idiotas.

No habían cruzado dos palabras y hablaba de negociar, nombrándose interlocutor válido de... ¿nada?. Mencionaba tensión y también su intención. Y quería invitarles a una ronda con el objeto de sonsacarles sin demasiado tacto lo que fuera que quisiera saber. Un aspirante a proctólogo a todas luces y a él se le estaban empezando a inflar los cojones, porque para que le dieran por el culo, había que ser un especialista.

Así que optó por callarse como la medida más sabia y dejó que fueran sus compañeros quienes tomaran la iniciativa ante aquella invitación, si bien confiaba en que la dueña del local se adelantara, respondiendo a Raxus.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Entro al Saloon junto con Raxus y Callahan, abriendo esas extrañas puertas que se mueven en ambos sentidos y que son tan típicas de esta parte del país. Me siento como un vaquero nuevamente, lo que me recuerda viejas historias de pistoleros y llaneros que hacían justicia en un caótico mundo primitivo.

"Bueno, ahora no es muy diferente, solo que con más monstruos."

Hay una buena cantidad de gente dentro, aunque por su expresión diría que no es precisamente una fiesta lo que celebran. Avanzo detrás de Raxus, quien rápidamente va a la barra a preguntar por los Rifts Warriors. Sonrío detrás del enano pues estoy ansioso por encontrarles cuando, de pronto, aparece un D-Bee que dice ser amigo de ellos e incluso haber pertenecido a ellos, lo que cambia mi gesto de inmediato:

"¡Noooo! ¡Ya viví esto! ¡Terminaremos matándolo y quedándonos con su cuchillo!"

Comienzo a desesperarme cuando Xavier hace una de sus clásicas intervenciones, instando al tacto y a la calma. El D-Bee le responde, corrigiendo un poco sus modales pero parece que a Xavier sigue sin convencerle y veo en su gesto que no desea seguir hablando. Raxus no es el más social, así que tomo la palabra, a pesar de no deseo matarle:

 - "Hola Quick Silver. Es un gusto saber que eres o fuiste de los Rifts Warriors, pero no quiero matarte así que no te diré que nos presentes. Solo dinos de lejos donde encontrarles y no luches junto con nosotros contra una bestia enorme con cuerno, porque te volverás loco. La historia dicen que es una rueda y no quiero que se repita así que por eso te advierto."

Le sonrío sinceramente y preocupado por él, sin saber que probablemente no entienda una palabra de lo que digo. Luego continúo:

 - "No sé cual será el problema con los Rifts Warriors pero para nosotros son unos jodidos héroes. ¡En serio! Fueron capaces de salvar gente que otros daban por perdida. Meterse en otros planos y cosas para rescatar secuestradas. Matar monstruos y bichos terribles. Oponerse a los putos de la Coalición y luchar en nombre de la libertad y diversidad. ¡Son la leche y nosotros queremos participar también! Han hecho de este, un mundo un poco mejor y más cuerdo, lo mismo que nosotros queremos hacer así que queremos unirnos a ellos."

Miro alrededor, a la gente que está reunida y espero que todos hayan escuchado pues esto es DarkGate y todos saben quienes son los Rifts Warriors, así que quiero que ellos sepan que quiero ser uno de ellos y que no tienen qué temer de nosotros. Si alguien quiere meterse con ellos, tendrá que vérselas conmigo también.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

- "Bienvenidos a mi humilde establecimiento. Aquí van tres tanques de la cerveza local, bien fresquita. ¿Desean algo de comer? Tenemos revuelto de patatas con pimientos habaneros y picadillo de ternera con guindilla y jalapeños." -

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Un borg se encontraba sentado en el mismo lugar del que había venido el Quick Flex, una enorme mole metálica de casi tres metros de altura y más de un metro de ancho, que observó a los extranjeros cuando entraron, y permaneció atento a la conversación que estaban manteniendo. Finalmente, tras la intervención de Equilibrium, no pudo más que reírse. Un sonido metálico y siniestro, que aún así lograba transmitir cierto sarcasmo y amargura.

-Bonitas palabras-dijo, con bastante acento alemán su voz mecánica, aunque no se molestó en levantarse-yo soy uno de los Rift Warriors. Si queréis matarme, podéis ir empezando, aunque no esperéis que me quede sentado si es así. En caso contrario, llegáis un poco tarde para ver algo de heroicidad. 

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Muxu a punto había estado de llevarse ambas manos al rostro al ver la actuación de Quick Silver ante esos forasteros que tanto interés parecían mostrar por un grupo del que ella ya no formaba parte. Esa en concreto era una circunstancia relativamente importante que el destino, azar o casualidad –llámese como prefiera- parecía empeñado en olvidar. Por culpa de ese minúsculo detallito ahora mismo estaba allí, presa de una vorágine inopinada que en su destrucción no arrojaba más que confusión y decepción.

- Thomas,- lo llamó tras detener un momento su mirada en ese al que el enano no tan enano había llamado Callahan-, ¿qué tal tus clases de magia? ¿Fueron lo que esperabas?

Intentaba crear conversación para no llamar la atención sobre el silencio de ese grupo variopinto reunido en un rincón que parecía en demasía interesado en los tres recién llegados. Ya dejaba a Quick y al borg, que había acudido casi con la misma rapidez a socorrer a Alexa que a soltar bravatas ante los desconocidos, la tarea de hacer de embajadores. Además hablando de aquello evitaba recordar, aunque fuera solo por un instante, la delicada situación en la que se encontraban, y de todos modos su interés era genuino. Ella había sido después de todo la que propuso la idea a Alexa de que avalara a Thomas para que fuera aceptado en el Gremio y comenzar así su aprendizaje. Y fue Alexa y no ella misma porque por aquel entonces ya había abandonado la vida de aventurera que hacía escasos días había regresado para pedirle cuentas.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.
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Vale, pongamos que tres tipos entran en un bar, uno pregunta por los Rifts , el otro me recrimina que no me presentase y cuando lo hago,no me da su nombre y pasa de mí, y el tercero habla de cosas rarísimas.
- Héroes, por supuesto que sí. Hagamos una cosa. Los Rifts están tomando decisiones importantes, pueden esperar un rato, o exponer sus propuesta ya para que sea parte de las decisiones. Ese gigante metálico que os ha hablado es uno de los miembros activos, por cierto.
Agarró su bebida y se sentó con los demás, para Quick había sido suficiente gente nueva por hoy.

Silencio. Expectativa. Confianza en los expertos, en los que tenían ya años a sus espaldas como Rifts Warriors.

Noa permaneció en silencio mirando como discurría aquella escena tan inesperada. Sus ojos saltaban de Emil y el resto de sus compañeros, a cada uno de los crecien llegados, a los que miró de arriba a abajo intentando descifrar si eran o no peligrosos para todos ellos en ese mismo momento. Negó ante el comportamiento de Quick, era peligroso, no sabían quiénes eran ni que querían esos tres desconocidos.

Se acurrucó en su silla, intentando pasar todo lo desapercibida que pudiese. No le gustaba aquello. ¿Primero les daban una patada y después aparecían unos desconocidos alabándolos?

Seguro que vienen de parte del Consejo...nos estarán evaluando para adivinar que pretendemos hacer con nuestra "paga" y quien sabe que más....

James observaba con el ceño fruncido la teatral actuación de Quick. Siempre ha hablado demasiado... Los tres recién llegados habían despertado la curiosidad del excomando. ¿Serían acaso mercenarios en busca de una recompensa...? La mano derecha de J.T. se perdió bajo la mesa, posándose en la empuñadura de su pistola láser. Unos mercenarios que buscaran la cabeza de los Rift Warriors para entregársela a la Coalición no entrarían en el saloon de DarkGate pregonando a los cuatro vientos sus intenciones, pero la paranoia había empezado a hacer mella en la mente del soldado y toda precaución es poca cuando te has convertido en el enemigo público número uno de la Coalición de Estados.

Una mirada fugaz hacia Daeron, buscando sus ojos en una muda pregunta. ¿Tenían tiempo para esos tres? El Consejo había sido tajante: debían partir de la ciudad para no volver jamás. Había decisiones que tomar y planes por discutir. O quizás no... Tal vez ese fuera el día en que los Rift Warriors dejaran de existir y cada cual se buscara el pan por diferente camino. 

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Observó a la joven mística por unos momentos, pensando sobre el arrebato y las palabras que le habían dicho que pronunció, poco después de que él abandonara la sala. No sabía que pensar excepto que sonaban muy a consejero.

Si alguno de ellos la controló para hablar por ella, no me extrañaría nada, pensó. Aunque tal vez...

- Shhhh - calmó el mago, alzando una mano e invitando a sentarse a Thomas cuando este hizo mención de recoger sus cosas y abandonar - Tranquilo, amigo. La patada oficial es dentro de tres días. Mientras tanto tómate tu tiempo, arregla todos tus asuntos en la ciudad y piensa que vas a hacer después. En solitario o en compañía - aconsejó Daeron, antes de retornar a su mutismo.

El magus, recostado en una silla del Saloon de Darkgate, junto a otros compañeros, permanecía en silencio mayormente. Con los codos sobre la mesa y una mano envolviendo el puño de la otra, mientras apoyaba la frente en ambas, meditaba sobre el pasado y el futuro próximo. Unos ruidos en la entrada del Saloon lo devolvieron al presente: tres individuos buscaban a los Rift Warriors.

Desde su posición los miró de soslayo y sin decir palabra escuchó la conversación del deslenguado Quick Silver con ellos y la intervención de Briaeros.

¿Cazarrecompensas? O son los mejores del mundo o están locos para meterse en mitad de Darkgate, en un sitio tan concurrido con tantas armas, no oficiales, al alcance de todos, pensó el joven. Al poco se presentaron como admiradores de los Rift Warriors, lo cual logró que sonriera y contuviera unos conatos de risa desganada.

Su mirada se cruzó con la de Shidi y guinándole el ojo, asintió con una sonrisa abierta.

- ¿Crees que nos costará a más de uno por día? - preguntó jocoso al excomando, en voz baja, dando a entender que no tenían excesiva prisa. Tal vez en otra época los hubiera despachado con educación, al carecer de excesivo tiempo. Ahora, la verdad, le daba casi todo igual. 

- Vaya, eso suena fantástico, amigo de Raxus - se dirigió al vaquero que no se había presentado, con tono divertido - Por favor, sentaos. Hay sitio de sobra - invitó a los tres forasteros, con ganas de escucharles. Tal vez lo que dijeran pudiera levantarles el ánimo. E incluso darles información interesante del exterior -. ¡Una historia sobre héroes! Esas son nuestras preferidas. Muy nostálgicas. Sobretodo desde que ya no hay héroes en Darkgate. Al parecer los han prohibido por ley.

Miro a Callahan por encima del hombro brevemente.

– ¿Brusco? Pero si he ido caminando sobre la nieve como un jodido elfo de mi… – Sólo la petición que hace de cerveza fría me hace apartar esos pensamientos nada positivos de la cabeza, y centrarme en el resto de sus palabras.

“¿No os parece, chicos? -dijo mirando a Raxus y Equilibrium y encogiéndose de hombros.”

– Pues claro hombre, no somos sicarios, ni notarios, ni nada malo que acabe en –ario. Como dice el Merc, buscamos a los Rifts Warrior con buenas intenciones. Beber algo estará bien Callahan, buena id… -

En ese momento el pequeño D-Bee se hace cargo de la ronda, ganándose algunos puntos en mi medidor de simpatía aparte de tratarme de “Don”, – Jo, jo, jo, esa sí es buena. – No alcanzo a entender que quiere decir con eso de los cuadros, y empiezo a pensar que necesito un par de ojos más. Ojear los cuadros, otear a los presentes, esperar por la cerveza. Son muchas cosas a la vez. Por suerte el “Equilibrium” toma la iniciativa, y le da algo que pensar a Quick y al resto de los presentes. Algo que pensar porque habla de una manera que hasta me cuesta a mí entenderlo, y eso que estuve presente en el episodio del Rhino. Pero sí deja bien claro que los Rifts Warrior han llevado a cabo muchas hazañas dignas de mención, y que nuestro deseo es ser partícipes de ese tipo de actos. Asiento con un sonido metálico a esta parte de sus explicaciones, al menos hasta que la tabernera nos deleita con la espumosa y helada cerveza, la cual agarro con cara de sed. Su comentario sobre la comida es todo lo que necesitaba oír.

– Guapísima, todo lo que has dicho para tres, estará pero que muy bien. – Miro al Merc y al “Equilibrium” – ¿Vosotros queréis algo? ¡Jo, jo, jo! – Devuelvo mi atención al pequeño ser autodenominado ex-Rift Warrior. En ese momento el gigante metálico habla con un tono bastante fatalista. Pero si el cerumen no me ha cejado completamente sordo, acaba de decir, ¡Qué es un Rift Warrior! Observo a los demás con atención, y parece que nadie le desmiente, ni siquiera la mujer a cargo del Saloon.

– ¡Por todos los Infiernos! – Raxus se adelanta en dirección al Borg, extendiendo una mano cuyos dedos son como morcillas. – Soy Raxus, y es un placer conocer al fin a un verdadero Rift Warrior – miro al gigantón, esperando su respuesta, sea esta cual sea. Quick comenta algo sobre reuniones y decisiones, y miro a los que comparten la mesa con el enorme Borg. Arrugo el entrecejo por un instante ya que me ha parecido escuchar la palabra “magia”. – O quizás lo sois todos, la verdad es que esperaba encontrar a un tal Máximus, un Cibercaballero Wolfen entre los Rift Warriors. Parece que tratabais algo importante antes de nuestra llegada. Y por vuestras caras serias diría que nada bueno. El caso es que – señalo al Merc y al chico –, venimos buscando al grupo de aventureros llamados Rift Warriors. Sus hazañas han causado una fuerte impresión en nuestras vidas, y buscamos formar parte de ellos y su leyenda. Si os importunamos en un mal momento, es una jodienda lo sé, pero no hay malas intenciones en nosotros. Podemos hablar con vosotros ahora o después de que acabéis vuestra reunión. Creo que el grupo solía tener un líder para estos casos… – Raxus se encoge de hombros, mientas le da un buen sorbo a la cerveza.

Tras la intervención del hombre de la túnica, Raxus se fija en él, y en su inefable pinta de mago - A lo mejor el líder eres tú. Lo cual me preocupa un tanto por cierto, pero agradezco tu invitación Señor... - el hombre no se presentado, así como tampoco la mayoría de los presentes, así que paseo una mirada interrogante por la concurrencia. Raxus hace un gesto a Callahan y al "Equilibrium", y toma asiento a la mesa con cuidado, en una silla que cruje lastimeramente.

¿Acaso había por ahí una fata perversa que estaba jugando con todos? Porque el entramado vital de los reunidos alrededor de la mesa se iba imbricando más y más, tejiendo un futuro, o aún peor, un destino, que los ataba unos con otros, los comprendía. Como ese capullo de fino hilo que tiene apariencia frágil y que, de pronto, suelta miles de arañas capaces de comerse el mundo.

Y eso, ¿era bueno, o malo?

Alexa no habría sabido decirlo un tiempo atrás. Pero ahora estaba convencida de que, por malo que fuera, era por un buen fin. Se estaban consolidando. Los Rifts Warriors. Después de un nuevo golpe que los había diezmado, el peor hasta ahora, volvían a juntarse. De nuevo. A la fuerza, y de mal modo, por muy dorado que lo hubieran puesto los del Consejo, por mucha plata que DarkGate pusiera en sus alforjas. De mal modo, sí, pero era posiblemente el único modo. La traviesa fata lo sabía, y en su perversión quizá había un buen fondo.

Miró abiertamente ahora, con curiosidad, a los tres personajes forasteros. Las cartas se estaban poniendo sobre la mesa, y las jugadas estaban claras, al menos para ella. Y luego a sus compañeros. Miró a Muxu, cerca, tanto que alargó la mano sobre la mesa y pudo coger la de la maga, y apretarla, un gesto sin valor para nadie más que ellas. No era "gracias", era mucho más, un auténtico diálogo. Miró a Thomas, a él ya se las había dado en viva voz, pero había algo nuevo en sus ojos, reafirmación de algo anterior, él sabía de sus dudas despejadas. Y poco a poco al resto. Vicky, Luna. Emyl, Jack.

Y luego se entretuvo mirando a Briaeros, a Shidi y a Daeron, alternativamente.

Tantos lazos, que no había visto hasta ahora. Se preguntaba qué decidirían, qué dirían. La suya, su decisión, ya estaba tomada.

Pero cuando habló no fue de nada de eso. Con mirada extrañamente dura sólo susurró, hacia el enano enorme:

-Daeron Drognan, ése es el nombre que preguntas, aunténtico Rifts Warrior, sí, aunque no el líder. No lo hay, no... aún. Estás confundido con lo que sabes de los Rifts Warriors, imagino. Maximus hace meses que murió. Fue un buen líder...

Aquel grupo era tan parte del local como lo eran las propias paredes. Miró a su querida Vicky. ¿Qué significaba aquella reunión? Retazos de conversación que iban y venían. No tenía por costumbre curiosear lo que hacía su clientela, pero ellos eran diferentes. Así que cuando aquel enano pregunto por su gente, se puso en guardia. Aunque el buen Silver, haciendo gala de su inefable carácter enseguida medió. Lo que le permitió evaluar a los tres forasteros: el carácter socarrón del enano, el encanto algo brusco del hombre que la abordó y la elocuencia del tercero. Suspicaz. Sólo así era posible sobrevivir y llevar un negocio como el suyo. 

Asintió ante el pedido y se dispuso a atenderlos cumpliendo con su cometido como dueña del local. Y como siempre sin perder de vista al grupo. Pues pudiera ser que no volviera a verlos en mucho tiempo. Sintió que el corazón le daba un vuelco y miró nuevamente a Vicky. Sabría defenderse. Todos. Todos los Rifts Warriors eran competentes y habían hecho mucho por la ciudad. ¿Por qué enviarlos lejos? Apartó la ira que se formaba en sus entrañas y la envió junto a la congoja de perder a su hermana. Muy lejos, muy sepultado. 

Y mientras esperaba que estuviera lista la comanda en la cocina observó nuevamente, desde una silenciosa distancia, cómo se desarrollaba el intercambio entre los recién llegados y sus chicos.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Maximus hace meses que murió. Fue un buen líder...

Las palabras que susurra la sombría mujer caen como un jarro de aceite de motor sucio en la cabeza de Raxus. Si en algo confiaba era en que aquel que encabezó la expedición al Infierno que tantas almas salvó aún se encontrara entre los Rift Warriors. Aparte de esa figura prominente, no es capaz de recordar a ningún otro componente del grupo en aquellos entonces. Había un orco, pero no lo ve por aquí, y tampoco ve ningún Juicer, otra figura presente en aquel entonces, de la que le hablaron.

–Vaya, siento oír eso. Sir Máximus debía ser un excelente guerrero y su condición de Cibercaballero le haría aún mejor camarada, si no amigo. Lamento vuestra pérdida. –

 – Que a su vez es la mía. – Piensa Raxus para sus adentros. Las posibilidades de hablar con alguien que pisara el Infierno parece que se van reduciendo. Un largo trago hace retroceder lo que quiera que rumie Raxus, lo cual parece dar al traste con el contenido de la jarra. Un movimiento con la misma a la mujer tras la barra, demanda otra ronda.

El flex hablaba demasiado y eso no le gustaba a Thomas. En su época como escritor acababa liquidando a esos personajes en sus novelas. Ahora sin embargo era posible que ellos acabaran muertos, por las palabras de Quick Silver, irónica y cruel justicia poética. Su mano permanecía cerca del arma a la espera de ver como se resolvía aquella situación. Asintió suavemente a las palabras de Daeron, pero no habló al respecto. Sus oídos o lo que quedaban de ellos estaban atentos a las palabras de los individuos que estaban tras su espalda. Sin embargo las palabras de Muxu le interrumpieron. Haciendo gala de su mejor educación Thomas respondió.

- Fueron... útiles sin duda, confío en que con lo aprendido allí sea más difícil estropearme la cara. Aunque no sé, si fueron lo que esperaba, quizás lo que esperaba no era algo muy... real.

Realmente era muy complicado que le pudieran estropear más la cara, pero tampoco quería tentar a la suerte. La situación seguía siendo tensa, esos tipos no paraban de pronunciar el nombre del grupo, pero él había perdido el hilo de la conversación. No obstante fue capaz de percibir que tanto Daeron como Briaeros se habían puesto manos a la obra. Thomas optó por permanecer en un segundo plano, algo que a su juicio era bastante prudente.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

Recibo la jarra que me ofrece la mujer de la barra y bebo un poco después de agradecerle con la cabeza y una amplia sonrisa. Entonces nos ofrece algo de comer y suena muy bien después de tantos días comiendo Rhino-Buffalo, por lo que le respondo con animosidad:

 - "¡Por supuesto que quiero de su exquisita comida, buena mujer! ¡Muchas gracias por su amabilidad!"

Sonrío como un niño pequeño mientras bebo de mi jarra. Entonces aparece un Full-Borg y nos habla de forma ruda pero consistente, indicando que es un Rifts Warrior, cosa que ratifica Quick Silver. Raxus se acerca y saluda al hombre (o a lo que queda de él) y le habla de lo que pensamos de ellos y de que deseamos formar parte del grupo.

Un joven con una túnica se acerca y me llama amigo de Raxus. Sonrío y le respondo lo que pensaba que ya habían oído:

 - "Siento mis modales pero como Raxus nos presentó a la amable mujer, pensé que todos habían oído. Mi nombre es Equilibrium y es un placer conocerles."

Tomo asiento al lado de Raxus, con cuidado de que la silla del enano no explote y la metralla me mate. Una vez cómodo, bebo un poco más de la cerveza mientras escucho lo que dice el joven, que tampoco se ha presentado pero que otra joven ha llamado Daeron Drognan. 

Raxus pregunta por Maximus, pero le responden que hace meses que murió:

"Bueno, la vida de aventurero es dura y morir es fácil, pero sigue siendo lo que quiero. Prefiero morir por una buena causa que vivir por nada. Ya he vivido por nada demasiado tiempo."

Respondo también de la misma manera:

 - "Lo siento mucho. La pérdida de un Rifts Warrior es una pérdida para todo el mundo."

Me enfoco entonces en Daeron y le respondo:

 - "¿Historia de héroes? Podría contar muchas pero todas las conocerías pues todas fueron vuestros propios hitos. ¡Ustedes son héroes pues se han opuesto a quienes crean y diseminan la injusticia como nadie más ha tenido el valor de hacerlo. Supongo por lo que veo que las cosas han salido mal últimamente pero que eso no les desanime. A veces las cosas no salen bien pero, tal como dicen que un acto bueno no borra un acto malvado, les aseguro que un error no borra un acto bueno. Han salvado gente, mucha gente y eso nadie lo hace en estos tiempos."

Bebo un poco más de cerveza que se me seca la garganta:

 - "Nosotros vinimos acá porque queremos hacer lo mismo. Yo deseo luchar por las cosas justas y hacer el bien a otros. Solo no llegaré muy lejos, con mis amigos hemos llegado hasta acá pero con ustedes, con ustedes podemos llegar al mismo cielo."

De pronto, esa neurona cuerda en el fondo de mi cerebro se tropieza con otra y un pensamiento llega a mí, acerca de las últimas cosas mencionadas por Daeron:

 - "¿Como es eso de que están prohibidos por ley los héroes?"

Temo que desde ahora yo sea un ilegal, un prófugo y deba vivir como un fugitivo, siendo heroico a escondidas y sin poder mostrar mi rostro para no ser reconocido y traicionado. Bueno, tiene estilo, es innegable. De pronto la idea de ser un prófugo no es tan mala, le da un tinte más sufrido al héroe y eso me gusta.

Sábado, trece de enero de 105 PA.

A MEDIODÍA.

La cabeza del borg siguió los movimientos de los extraños cuando se acercaron, solicitando la entrada en el grupo, y siguiendo aseverando que eran héroes. Aquello era demasiado gracioso, aunque desde un punto de vista retorcido. Aunque probablemente necesitaban una explicación, y viendo que nadie pensaba darla, puede que le tocara a él.

-Mi nombre es Briaeros Hekatonkiros-dijo, con fuerte acento germano-borg ex GSG9 de la NGR. Y recientemente los Rift Warriors hemos sido... ¿Cómo se dice? Enchilados por nuestro heroísmo. No, no era así... ¡Exiliados! Éso era. El Consejo nos ha "invitado amablemente" a irnos lo más pronto posible y no volver jamás.