Partida Rol por web

-A veces da la sensación que Sil Auressë se define a sí misma en las fiestas..., dice Curudae mientras estira los brazos y abre y cierra los puños. En su rostro se refleja el cansancio acumulado, y su despacho en la Casa de Comercio está desordenado, con papeles, pergaminos, hojas de pago e instrumentos de cálculo esparcidos por toda la sala. -Empezamos con la fiesta de la inauguración, luego la fiesta de la Academia, y ahora toca Ioëndë. Bueno, ésta no la decidimos nosotros. Será la primera sin Ayla...

Se queda en silencio pensando en ella durante unos segundos. -Ya hemos hablado de aprovechar los festejos para anunciar la ampliación de las fuerzas armadas y de la milicia. También intentaré cerrar otros acuerdos durante esa jornada.

Os sirven algo para desayunar, y te dejan una copa junto a la ventana con vistas al mercado. Mientras tanto, Curudae sigue trabajando terminando los informes de tesorería.

-¿Qué tal la revista de las defensas? ¿Has podido pensar en las necesidades que tenemos en cuanto a tropas?, pregunta de repente mientras pasa las bolas en el ábaco de un lado a otro. Luego anota algo con la pluma. Y otra vez las bolas. Siempre parece que le faltan en el lado izquierdo...

Sonrío ante la pregunta de Curudae

-¿Necesidades?, si solo fuese eso mi buen Curudae, necesitamos mejorar las defensas, más hombres, más equipamiento....-suspiro-necesitamos muchas cosas. Temo que si se cierne sobre nosotros una amenaza no podamos hacerle frente con lo que tengamos. Pero mi cometido es ganar batallas con lo que tenga a mano y procurar de mejorar lo disponible. En cuanto las obras del castillo acaben necesitaremos mejorar las defensas de la aldea. Necesito más hombres, y al ser posible con experiencia. Es necesario que disponga de instructores con experiencia para enseñar a los nuevos, y encontrarlos será una de mis prioridades. Estoy buscando entre la gente que ya vive aquí, pero también había pensado en buscar entre todo recién llegado, es posible que haya gente con experiencia y según su valía ocuparía un puesto u otro dentro de nuestros hombres. Tú que conoces a mucha gente, y sabes reconocer de que tipo es la gente, ¿podrías ayudarme en esta tarea?

-Una de las personas con las que he hablado para tratar este asunto es Domar, Jefe de obra y tercer arquitecto que está trabajando en el castillo. Sirvió en el ejército y su experiencia me vendría muy bien pero con el trabajo que tiene ahora no podría ayudarme, al no ser que se contrate a un par de capataces o jefes de obra. ¿Sería posible?. Sé que no tenemos muchos fondos, pero si así fuese dispondría de un hombre que podría ayudarme en la instrucción de los nuevos soldados.

-También hablaré con Walec y Denelloth, tal vez puedan ayudarme. Y durante la fiesta pienso anunciar que se amplía el ejército y la milicia para todo aquel que quiera servir en él, y que necesitamos gente con experiencia militar para labores de instrucción y organización.

-Todo es importante, si alguna vez tengo que ausentarme, o, si por desgracia caigo durante un combate, tiene que haber gente preparada para organizar la defensa de la aldea en mi ausencia.

Curudae suelta la pluma con la que estaba escribiendo el informe, y se frota los ojos. El ejército y la milicia necesitan ampliarse. Y tenemos que estar pendientes de los nuevos que vayan llegando a Sil Auressë, de acuerdo. Estaré pendiente, y los nuevos suelen pasar por la Casa del Comercio. Walec te puede ayudar también con los recién llegados. Lo conozco desde mis tiempos en Tharbad. Está acostumbrado a fijarse en las personas entre la multitud, y suele estar por la plaza. Habla con él.

- En cuanto al ejército y la milicia, me temo que dar una cifra, ponerle valor a la defensa, a cuántos hombres necesitamos, no va a ser posible. Nunca serán suficientes. De momento, había pensado duplicar el número de efectivos, es decir, doble de la milicia, doble de sargentos y soldados, y doble de guardias. Más el equipamiento para todos ellos. ¿Cómo lo ves? Quedaría de tu mano definir las funciones de las unidades, y si consideras adecuado tener dos oficiales más de mayor rango, no sé, capitanes o algo así, para que no tengas que tratar siempre directamente con los sargentos, pues también prepararé la partida en la tesorería.

-Esto supone una inversión importante, pero necesaria. En caso de una amenaza, estamos muy indefensos. Así que hay una batalla que debemos ganar, Khôradur. La del tiempo. Necesitamos evitar entrar en batalla un tiempo más. La construcción del castillo avanza, pero no estará terminado hasta el año que viene. Tenemos todo un invierno por delante, Khôradur.

-Sobre el Jefe de Obra Domar, puede que tenga buenas noticias para ti. Me he reunido a diario con Palomirë y Gildûr, nuestros benefactores que han decidido invertir en la producción de lana aquí, y desafiar con nosotros a los gremios de Tharbad. Resulta que tienen que construir una serie de edificios y máquinas, y hemos estado hablando si gestionamos nosotros con nuestros arquitectos esa obra y ellos ponen el oro, o si por el contrario directamente traen ellos otros jefes de obra y gente. Creo que la segunda opción es mejor, y que los dos grupos de constructores se coordinen. Por lo tanto intentaré meter allí algún Jefe de Obra más para que Domar tenga más tiempo libre. ¡Por fin vas a tener un ejército en condiciones, Lugarteniente!

Curudae se levanta, con rostro serio más, y se acerca a Khôradur.

- Quiero que entiendas que sin Palomirë y Gildûr, todo esto no sería posible. Esta nueva fase y ampliación de las tropas. No tenemos el oro necesario, pero ellos dos sí. Se están arriesgando mucho, y saben que lo pueden perder todo aquí. Toda su fortuna, incluso su vida. La idea de teñir lana y convertirla en tejidos y llevarla a los mercados del Sur sin pasar por Tharbad es arriesgada, pero también les puede aportar grandes beneficios. Pero... necesitamos esa ruta desde Sil Auressë hasta Súduri, Khôradur. Necesitamos una ruta segura a través de las tierras de Minhiriath, pasando por el antiguo reino del Señor de la Guerra, y luego los dominios de los clanes de Saralainn. Aún tenemos tiempo, porque no han empezado a construir y menos fabricar. Pero contamos con esa ruta. Sin esa ruta, u otra alternativa, no hay oro de Palomirë ni de Gildûr.

-Tengo en mente a Walec, pero aún tiene que aprender mucho, aunque espero que lo haga pronto. Respecto a los capitanes, es algo que tenía pensado. Quiero que nuestro ejército y nuestra milicia esté bien organizada y por eso me interesa encontrar gente con experiencia, no sólo para formar soldados, sino para que puedan hacer, si les interesa, de oficiales.

-¡Lo que me dices de Domar es una gran noticia!, espero contar con él.

Tras tomar un sorbo de vino

-Entiendo tu preocupación Curudae, es necesario que la apertura de la nueva ruta se haga cuanto antes, y no sólo eso, que se haga antes de que los gremios de Tharbad se den cuenta de que vamos a hacerlo o querrán intentar maniobrar en nuestra contra. Había pensado en enviar varios exploradores a que exploren la ruta del futuro camino y se realice un mapa detallado. Tal vez así podremos evitar complicaciones.

Medita unos segundos

-Esto me lleva a otra cosa que quiero plantearte, aparte de todo lo que te he dicho que necesitamos, habría que añadir que necesitamos crear un pequeño cuerpo de jinetes para labores de exploración. Para eso necesitaremos caballos que sean veloces, nada de caballería de guerra. Por lo demás, también necesitaremos organizar un nuevo cuerpo de acción rápida, para misiones "especiales", si tú me entiendes, y....bueno...dado que estamos rodeados de posibles enemigos, tenemos que ir creando cuando antes una red de informadores. No hace falta que sean espías ni nada parecido, basta con que cualquier comerciante, viajero, cazador, etc., con el cual tengamos confianza, nos informen de inmediato de cualquier cosa que nos pueda afectar. Palomirë y Gildûr podrían ser perfectos para comenzar.

-Explorar la ruta a Súduri es algo necesario sin duda. Es una ruta mucho más larga que la que tenemos ahora a Metraith, y nos podrían ser de utilidad tanto Echorion y sus tropas como los clanes de Saralainn. Todo a su debido tiempo, pero esa ruta pasa por territorios controlados por esas dos facciones, además de las tierras abandonadas del antiguo reino del Señor de la Guerra.

El Senescal se queda mirando por la ventana al este, como si estuviera tratando de ver más allá del presente.

En cuanto a informadores y mensajeros, o diplomáticos y espías, como quieras llamarlos... Tenemos un mensajero que está bastante atareado la verdad. Ahora mismo se encuentra en las Tierras Brunas. También contamos con el antiguo guardaespaldas de la princesa Finduilas. Su nombre es Muryelle y se mueve bien entre la gente de Cardolan. Se le envió a investigar la situación en el principado de Dol Caladir, cerca de Tharbad. En este momento no tenemos a nadie más. Palomirë y Gildûr son personas influyentes e importantes, y su presencia aquí debe pasar desapercibido el máximo tiempo posible. No debemos llamar la atención de los Gremios de Tharbad. Tengo mis informadores, principalmente en las posadas y en las tabernas. Un hábito que desarrollé en los años que pasé en Tharbad.

Curudae se toca la sien, cierra los ojos y respira hondo. -En estos momentos noto más su ausencia. La de Ayla. Pero confío en nosotros el gobierno de Sil Auressë, así que tomaremos las decisiones necesarias. El grupo de acción rápida... A ver si entre los nuevos que llegan podemos formar algo. Es más, podría encargarse de explorar esa ruta. Los caballos te lo miraré. En este momento tenemos diez, pero hay previsión de adquirir más animales en breve, aprovechando las ferias de verano. El problema de los caballos es que están muy cotizados y es difícil adquirir muchos sin llamar la atención. Estoy pensando en la posibilidad de combinar las dos cosas... Explorar la ruta hasta Súduri, y adquirir los caballos en ese puerto.

-Adquirir los caballos en Suduri es una opción, pero igualmente tendrían que traerlos de vuelta por el mismo trayecto, pasando entre Saralainn y Girithlin, lo que podría ser peligroso, o vía Tharbad, con el peligro de llamar la atención, aunque al menos tendrían una excusa para realizar el viaje, los caballos -sonrío-

-Respecto a los informadores, usa a la gente que te convenga, pero necesito que me informes de inmediato de lo que averigüen, por intrascendente que pueda parecer. Mi idea es crear un grupo que me informe directamente a mí, no te ofendas, pero bastante tarea vas a tener como senescal, y mi labor es proteger Sil Auressë, por lo que es conveniente que también gestione el grupo de informadores, o al menos que haya alguien que se encargue de ellos y me informe de inmediato a mí...mmmmm....eso significa que necesito a otro hombre para esas tareas, ¿tal vez un antiguo ladrón reformado o un ex soldado?, ¿conoces a alguien que pueda hacer esa labor?, ¿tal vez Muryelle?

Una sonrisa se dibuja en los labios de Curudae. -Mi gratitud por pensar en aliviar mi carga de trabajo, amigo Khôradur, dice mientras se ríe. -Estaba pensando en hacer lo mismo por ti de alguna forma, porque bastante tienes con la defensa y el ejército de Sil Auressë. Coge una botella nueva de vino, y observa el corcho. Se sienta, y mira la botella a trasluz. -Yo no soy un hombre de batalla. No se gana la gloria en lo que yo hago. Pero el destino de muchos, y el porvenir de un juego complejo de fuerzas y de equilibrios depende a veces de un encuentro casual, de un rumor aparentemente inocente, de una botella de vino envenenada... De los peones en una partida de ajedrez...

Curudae cierra los ojos un momento, recordando algún acontecimiento de su pasado. Al abrirlos, sus ojos brillan con la emoción del recuerdo.

-No estoy hablando de mis funciones con la tesorería. Como has podido observar, me supone un gran esfuerzo. Porque es algo nuevo para mí. Ahora bien, las intrigas, las traiciones, los rumores y las conspiraciones... Para mí son como el respirar, me imagino que algo parecido a lo que para ti es llevar esa armadura todo el día. Una segunda piel. Ay, aún recuerdo lo mal que lo pasaba con mi jubón de cuero endurecido cuando viajaba por el norte.

Abre la botella y llena las dos copas, e invita a Khôradur que se siente. Curudae se inclina un poco para seguir hablando. -Soy hijo de Tharbad, eso quiere decir que estoy curtido en el poder de una información, de un secreto, y consciente del peligro de una palabra perdida. FDespués de haber pasado gran parte de mi vida entre los contrabandistas, los gremios, los palacios y las luchas políticas en la gran ciudad del Norte, donde los maestros de los gremios tienden a morir en extrañas circunstancias, estar al tanto de la información que nos llega a Sil Auressë no me supone esfuerzo. De hecho, ya tengo a mis informadores en las posadas, en el mercado, en los aposentos de todos, aunque a veces ni siquiera ellos saben que lo son. Mi preocupación no es lo que podemos averiguar aquí, sino cómo llegar a estar cerca de las otras facciones. Echorion y los clanes de Saralainn, porque en este momento del juego de equilibrios, cuánto más lejos estemos de Tharbad, mejor.

Brinda con Khôradur. -Yo te informaré de cualquier cosa que afecte a la seguridad de Sil Auressë. De todos modos, no es mala idea que tengas a tus informadores propios. Muryelle es un buen candidato, pero creo que es más apto para estar en territorio enemigo, para entendernos. Se desenvuelve bien con la gente de Cardolan, y tiene una vista muy aguda. Cuando regrese, se lo planteamos. También podría valerte alguien que no llame la atención y que sea habitual verle viajando y hablando con la gente. Como un trovador, por ejemplo. Conozco a uno que podría ser la persona ideal, se lo comentaré y en un par de días te lo confirmo.

Se queda mirando el pergamino que tiene delante. -Ah, por fin. He terminado el informe de tesorería. Normalmente se lo entrego a Ayla, pero en su ausencia, serás el destinatario. Pero la carga de hacer cuadrar los números no es para tus hombros, que bastante tendrán que aguantar pronto.

-A eso me refería buen Curudae. No me preocupa tanto tener informadores en Sil Auressë, aunque también sean necesarios, sino en el exterior. Tharbad, Girithlin, Saralainn...toda Cardolan si es preciso. Un rumor o una información, por insignificante que sea, puede decidir el destino de muchos, e incluso, a veces puede ser más importante que todo un ejército bien pertrechado y preparado para el combate.

- Tienes razón. Necesitamos tener información veraz y útil de lo que sucede fuera. Nos faltan espías. Tenemos un mensajero o diplomático, pero está en tareas en las Tierras Brunas. Además contamos con Muryelle, quien fue enviado a Dol Caladir. Pero estamos a la espera de que regresen para saber algo más. Hasta entonces estamos a merced de lo que hagan las demás facciones. Necesitamos crear una red de informadores para poder estar al tanto de lo que sucede al momento. La política de Cardolan siempre se ha caracterizado por un sinfín de intrigas y traiciones. No es fácil maniobrar en esa vorágine, aunque el tablero se ha despejado bastante en los últimos años. Quizá la solución pase por crear la red aquí en Sil Auressë para aprovechar la información que nos traen los mercaderes y viajeros, y añadir algunos nuevos para usarlos en zonas concretas como espías. Creo que podría tener algunos candidatos… Te los presentaré en la fiesta de Ioëndë.

- Además de cerrar la ampliación del ejército, tenemos sobre la mesa un tema peliagudo. Un posible problema, o una baza en este juego. Se llama Aelloth, el emisario de Echorion. Llegó para espiarnos en la fiesta de la Academia, fue descubierto pero se optó por mandarle de vuelta a su señor con el mensaje de que queríamos tener una reunión con el joven aspirante a príncipe. Aelloth fue capturado por orcos, y lo salvó nuestro grupo de acción rápida. Así que está de nuevo aquí. Ha pasado ya un tiempo, y Echorion no tardará en empezar a preocuparse por él. Podemos jugar esta baza como gesto de buena voluntad hacia él. O directamente acompañarle hasta el cuartel de Echorion… ¿Pero nos interesa? Echorion está ansioso por hacer su carga gloriosa contra su tío, y reclamar el trono de Girithlin. Está reuniendo tropas desde el año pasado. Ahora se acerca el invierno. Los hombres se impacientan. Echorion es joven e impetuoso. Pero sigue sin atacar. ¿Por qué? Me da que necesita apoyos. O está esperando algo. No sé si se ve lo suficientemente fuerte como para vencer la guerra. Una batalla campal quizá sí, pero una campaña prolongada, contra los mercenarios de Aervallon, asedios de torres, conquistar Minas Girithlin, llegar hasta los yacimientos de ámbar en la desembocadura de Baranduin… Eso ya es otra cosa. Muchas cosas dependen de las decisiones que tome ese joven impetuoso.

-Dados nuestros recuersos, apoyo tu idea sobre la red de informadores. Antes de presentarme a esos posibles candidatos, por favor, háblame de ellos.

-Respecto a Aelloth -tomo un sorbo de vino y me callo por unos segundos pensativo- hemos de ser cautos, cualquier paso en falso puede volverse en nuestra contra. Devolveremos Aelloth a Echorion, con una compañía para garantizar su llegada y con alguien que hable por nosotros con un mensaje: "aceptamos de buen grado cualquier acto de amistad, pero el espionaje no es uno de ellos. Si Echorion desea tener tratos con nosotros, serán bien recibidos, pero sin actos previos poco honorables". Así damos muestra de cierta autoridad delante de Echorion, mantenemos cierta neutralidad sin cerrarnos a tener tratos con él y dependiendo de su respuesta actuaremos en consecuencia. Si nuestras fuerzas fuesen considerables no dudaría en pactar con él, pero dada nuestros recuersos actuales, hemos de ser tan sigilosos como una serpiente.

-De acuerdo, te hablaré de los candidatos que tengo en mente antes de que se reúnan contigo. La fiesta y el mercado que estamos organizando podría ser una buena oportunidad de hacerlo.

-Entiendo lo que dices de Aelloth. Necesitamos mostrar firmeza, y confío en tu criterio sobre Echorion y la actitud que debemos tener de cara a nuestros vecinos. Eres el escudo de Sil Auressë, y la cabeza visible. Con un poco de suerte, entre los asistentes a la fiesta hay algunos que podrían acompañar a Aelloth y establecer así un primer contacto con Echorion. Si no, enviaremos a algunos soldados de confianza.

-Desconozco los motivos para la tardanza de Echorion para mover ficha en este nuevo tablero de Cardolan donde se le ha reservado un papel principal. Podría ser que le da miedo cargar contra los ejércitos de su tío, y dejar la retaguardia y las líneas de suministro a merced de un ataque de los clanes de Saralainn en el sur, que están en guerra con el principado de Girithlin. Aunque Echorion no puede aliarse con los enemigos del principado que quiere reclamar, les une un enemigo común que es su tío Aervallon. Sil Auressë podría funcionar como bisagra para los dos bandos, y todos salimos ganando. Ése era el plan que forjamos en la asamblea después de la fiesta de la Academia. Podría salir bien. Por un lado, una reunión con Echorion. Por el otro un acuerdo con los clanes de Saralainn, que nos daría un paso importante para esa ruta segura a Súduri. No obstante, era un plan para el año que viene, o en todo caso un poco más adelante.

-En fin, que el camino está marcado pero tenemos que movernos con cuidado. Con sigilo como una serpiente, así es. Es un juego de equilibrios. Me gusta, sonríe el Senescal. - Aprovecha lo que queda antes de Ioëndë para repasar las defensas, y preparar la inminente ampliación del ejército y de la milicia. Tendrás que anunciarlo en la fiesta.

-Hay un viejo dicho que se dice entre los militares "el enemigo de mi enemigo, es mi amigo". Esto ha conducido a alianzas entre enemigos irreconciliables cuando tenían un enemigo común. ¿Saralainn es enemigo de Girithlin o enemigo de Aevarllon?. Tal vez consigamos que Erchorion y Saralainn lleguen a una tregua entre ellos y puedan echar a Aevarllon de su sitial, pero primero habría que hablar con Erchorion y presentarle esta propuesta.

-Voy de inmediato a repasar las defensas y la tropa, ¡ya va siendo hora de hacerlo! -apuro mi copa de un trago- Nos vemos luego, Curudae

Khôradur se despide de Curudae, y cuando abre la puerta para salir al pasillo, se encuentra con Denelloth esperándole. Por su aspecto, parece que el montaraz ha pasado la noche fuera por los alrededores. Se nota que ha llegado corriendo.

Denelloth da el mensaje al guardia, y cuando está a punto de alejarse de la puerta, ésta se abre. La imponente figura del Lugarteniente sale del despacho de Curudae. Su presencia parece llenar el espacio, con sus 2,20 de estatura y una mirada capaz de inspirar a sus aliados y aterrorizar a sus enemigos. Se queda observando a Denelloth.

-Buenas Denelloth, si deseas hablar con Curudae creo que está disponible, si me buscas.....-me fijo en su aspecto- ¿has estado toda la noche afuera?, ¿que te pasa?, parece que tienes prisa, ¿ocurre algo?

-Saludos, Lugarteniente. Sí, ha sido una noche ajetreada...

Tras el saludo de rigor, leve inclinación de cabeza y mano al pecho, Denelloth mira a Khôradur a los ojos, alzando la cabeza. Le cae bien este hombre de aspecto duro y castigado, actitude levemente arrogante pero muy competente. Se acerca mucho a él y le agarra suevementre por el brazo, conduciéndolo de vuelta hacia dentro, donde Curudae está removiendo unos papeles y levanta la cabeza.

-Disculpad la interrupción, señor Curudae. Necesito hablaros a ambos de algo que he encontrado esta noche. No creo que sea amenazador para Sil Auressë, pero es extraño, y no ha ocurrido demasiado lejos.

Denelloth aguarda un momento cualquier comentario, se acomoda apoyándose en una estantería y comienza su relato.

-Anoche me dirigí a un pequeño bosque que hay al noroeste de aquí. Tal vez lo hayáis visto, un bosque antiguo, quería visitarlo. El caso es que encontré huellas de tres hombres descalzos que entraban en el bosque y se dirigían a un claro. En medio del claro hay un obelisco de piedra, tallado y decorado con inscripciones que no conozco. En torno al mismo había unos ornamentos florales rojos y blancos, muy elaborados, unos palos de un metro de largo, uns tambores primitivos y huellas que indicaban bailes en círculo de pies descalzos. Ah, lo olvidaba. Hice una copia de una de las inscripciones del monolito; tal vez vosotros o alguien aquí puedan descifrarlas. Pensé en el bibliotecario, o en el director de la Academia, pero todavía no tenemos mucha confianza...

Denelloth extrae de su cinturón una hoja de papel arrugado, con un dibujo hecho pasando el lápiz sobre el papel apoyado en una superficie rugosa.

- Los seis o siete danzantes, uno de ellos un niño -continúa Denelloth- salieron del bosque calzados, en dirección a Girithlin. Seguí las huellas hasta que parecían dispersarse en una zona de granjas cardolani junto a la ribera del Baranduin. Me pregunto qué hacían allí los habitantes de esas granjas (si es que fueron ellos), algún tipo de ritual ya olvidado? También me pregunto si repetirán, y con qué frecuencia. Anoche hubo luna menguante y fue el último día del mes de Nórui. Un preparativo para el Año Medio, o una conmemoración del fin del mes...? No sé, me gustaría poder prever y asistir a la próxima "reunión", si es que se produce.

Denelloth se encoge de hombros, mirando a sus interlocutores. -En fin, quería conocer vuestra opinión al respecto. Tal vez vosotros podáis darle una respuesta a este pequeño enigma mejor que yo. En cualquier caso, creí que era mi deber informaros. Contad conmigo si surge cualquier acción al respecto. Por cierto, cómo van los preparativos de Ioëndë? Y alguien ha visto a Eben?

Cojo el dibujo que nos muestra Denelloth

-Interesante, así al pronto ignoro que podría ser. Curudae, ¿te suenan estos símbolos?, si no es así necesitaríamos que alguien más ilustrado que nosotros lo examine. Sería conveniente examinar esa zona, así que ordenaré a un grupo de hombres que me acompañen. Denelloth, necesitaríamos de tus servicios para que nos guíes.