Partida Rol por web

Asiento a las ordenes de Denelloth

Bien, pues debemos prepararnos por si aparece alguien y nos sorprenden. Ragi, Girion, nos colocaremos formando un triángulo en toda esta zona.

Ragi si hay peligro haz un sonido similar a un pájaro una vez, si ves algo raro, Girion, haz lo mismo dos veces. Si escucháis el sonido de un pájaro tres veces seguidas, será en mi posicion donde hay enemigos o algún peligro, ¿de acuerdo?

Girion asintió a Russef y presto se dirigió hacia donde le había dicho para formar el triángulo por el que tener toda la zona vigilada. 

La presencia de Denelloth es tranquilizadora. Parece que sabe lo que hace, aunque a Ragi le da la impresión de que el montaraz los trata como si fueran veteranos guerreros. - 'Espero que no yerre en su juicio.' - piensa para sí.

Al oír las palabras de Russeff, Ragi asiente, les indica el área donde se pondrá él, y practica un momento el ulular de un búho. No sabe si será pájaro más adecuado a la zona, pero le sale bastante bien y parece una buena elección si llega el anochecer. Después se dirige a buscar un lugar adecuado para montar guardia. Tras un momento selecciona una pequeña hondura al pie de un árbol, en la que se mete tras enfundarse en la capa. De seguro no es el mejor escondite del mundo, pero espera que pase fácilmente desapercibido a unos ojos incautos.

A Denelloth parece gustarle la seña que tienen marcada, pues cabecea satisfecho. Sigue mirando hacia arriba, y se aleja unos cuantos pasos entre los árboles, haciendo unos gestos al cielo. En pocos instantes una bandada de grajos se arremolina sobre él, en curioso silencio. Tras un breve intercambio de soidos, la bandada desaparece graznando en lo alto.

Luego el montaraz vuelve al centro del claro. Se para un momento, mirando al suelo, respirando. Luego se pone en cuclillas, y se queda muy quieto durante un buen rato, apoyando las palmas de las manos en la tierra y murmurando un ronco gruñido caza vez más alto, hasta el punto de hacerse perfectamente audible para los presentes.

Denelloth se concentra para averiguar la historia de la senda que conducía al claro. Poco a poco se iba formando una imagen en su mente. Un grupo de personas ataviadas con túnicas de estilo antiguo, liderados por un hombre eriadoriano anciano. Su pelo blanco estaba suelto, y tenía una profunda cicatriz en la cara. Desde un segundo plano, observaba al grupo que se ponía a bailar según las instrucciones. El montaraz puede ver los pasos del ritual reflejados en el suelo. Estaban riéndose, felices, jugando con los niños. Denelloth se mueve por el claro hasta encontrar el lugar donde se situaba el anciano. Y volvió a tener una visión de él. Sus ojos brillaban con una luz rojiza antinatural. Parecía estar canalizando fuerzas ancestrales…

Entonces sucede algo extraño. La visión se desvanece, y los sentidos de Denelloth sintonizan con las fuerzas invisibles presentes en el claro. Se forma una conexión entre el montaraz y el monolito central. Una serie de visiones inconexas atacan su mente. Escenas y eventos significativos del pasado. Bosques quemados, guerras. Siente por un momento el odio ancestral que guarda la piedra, las runas que reflejan el dolor… Y luego el silencio. La larga espera. El equilibrio que se perdió.

Denelloth sigue en el trance, y puede sentir cómo su propio poder se debilita. Y a la vez, la piedra cobra fuerza. Es un foco de poder, que poco a poco recupera su fuerza ancestral. De la misma forma, los bailarines del ritual, quizá de forma inconsciente, canalizaban su poder hacia el monolito bajo la atenta mirada del anciano.  

Todos ocuparon sus posiciones, mientras Denelloth se quedaba solo en el centro del claro. Comenzaba tocando el suelo, murmurando de forma extraña...Después se movía de cuclillas, buscando más huellas, hacia la senda que conducía hasta el claro.

Entonces sucedió algo insólito. El claro se iluminó con una luz tenue azulada antinatural que partía del monolito. No era luz uniforme, más bien un haz que unía de repente al montaraz con la piedra. Denelloth se quedó rígido, mirando al cielo con una extraña mueca en el rostro. Luego tuvo alguna convulsión violenta, para después volver a quedarse congelado. Todo sucedió muy deprisa, y no hubo tiempo para reaccionar. En menos de treinta segundos, la luz había desaparecido, y el montaraz se encontraba tumbado boca abajo en el barro.

Durante el episodio, ninguno de los demás presentes sufrió ningún efecto adverso, excepto Eben que notaba como parte de su poder fue absorbido por el monolito.

Al ver la luz salir del monolito Ragi se quedó petrificado. - 'Brujería' - Susurró, escupiendo al suelo. Con cara de desagrado salió de su puesto y corrió hacia el lugar en el que yacía Denelloth. Era el lider de esa misión y el único que parecía tener una idea de qué podían esperar. Si algo grave le había sucedido...

Girion emuló a Ragi y salió a ver el estado de Denelloth. Su cara era un poema. había visto como el monolito había capturado a Denelloth y le había algo, pero no sabía qué. De todas formas el el efecto fue fulminante y ahora éste se encontraba boca abajo inmóvil.

El joven giró a Denelloth y le tomó el pulso para ver sus constantes vitales. Esperaba que tan solo fuese un susto pero según lo que había visto podía ser bastante más que un susto.

- ¡Denelloth! ¡¿Teencuentras bien?!- preguntó el joven para ver si tomaba consciencia.

Tras unos largos segundos, Denelloth abrió de repente los ojos con un espasmo y tomó una ansiosa bocanada de aire, sobresaltando a sus compañeros. Miró a todos lados, respirando entrecortadamente, como desorientado, con una expresión de angustia que se acentuaba con las cicatrices de su rostro. Se agarró con fuerza al brazo de Girion y finalmente fijó su mirada en sus compañeros y se calmó, aunque parecía dolorido de alguna manera. Tardó un tiempo en intentar levantarse.

-Ayúdame, Girion -apoyaba casi todo su peso en el joven dúnadan. -No, no es normal... ¿por qué?... Ugh, no esperaba que algo así pudiera pasar. Ese... ese viejo -y miró de reojo al monolito-, nos odia, odia todo. Ufff, tengo que sentarme un momento...

El montaraz se sienta pesadamente, apoyando los codos en las rodillas plegadas y se sujeta la cabeza entre las manos, sacudiéndola suavemente, con los ojos cerrados.

-Necesito descansar. Serán unos minutos. Quizá el destino nos ha ayudado finalmente, evitando que Nórion se acercase a este lugar. No creo que fuese bueno para él. Todo ha cambiado ahora...

-Si os preguntáis qué ha pasado... He intentado... averiguar algo. Pero respecto a quiénes habían visitado este claro anoche; estas cosas... pueden salir mal, pero no me esperaba que... que la piedra... interviniese... está como... viva, no puedo explicarlo de otra manera. Se ha metido en mi cabeza y me ha... me ha... se ha adueñado de una parte de mí -calla por unos instantes. -Me ha dejado muy débil, pero mi cuerpo se recuperará rápido.

Continúa hablando, más repuesto, y se incorpora lentamente aceptando la ayuda que le ofrecen con una pequeña sonrisa y una mirada directa a los ojos.

-He visto a un hombre. Un viejo. Y a un grupo de personas danzando en torno al monolito. Pero parecía haber ocurrido hace mucho tiempo... También vi guerras, y fuego, y dolor y... No somos bienvenidos aquí, y la piedra es poderosa. Creo que deberíamos desechar la idea de husmear uno de esos cultos, Nórion no podría encontrar nada bueno aquí; pero se lo preguntaremos. Creo que se impone un cambio de estrategia. Busquemos a Nórion y demos parte a Sil Auressë. Tal vez un par de nosotros deba quedarse a vigilar el bosquecillo. Pero me gustaría conocer vuestras ideas al respecto; cuantas más cabezas piensen, mejor.

Ragi miró al monolito, con sus extrañas inscripciones y las flores depositadas en su base, que parecían fuera de lugar. Se diría que su sombra era oscura de lo normal. - 'No me gusta la hechicería. Si tú piensas que será mejor volver a Sil Auresse, no voy a ser yo quien se oponga. ' - dijo Ragi, con tono cortante y el semblante serio.

- 'Si mi opinión tiene algún valor... ' - siguió, bajando la voz - 'No dudo de la importancia de este sitio. Pero quizá debamos centrarnos en las personas que hacen los rituales. Si alguno de nosotros se esconde en la zona por la que entran las huellas al bosquecillo podría descubrir quienes son los que vienen, e incluso seguirlos cuando se vayan, sin exponerse a la influencia de esa piedra.' -

La sola mención de lo sobrenatural me provocaba escalofríos, pero a la vez una intensa sensación de odio pues lo asociaba con nuestros enemigos de Angmar.
"Estoy de acuerdo con Ragi, tal vez seria lo mejor el apostar a un par de hombres duchos en las artes del sigilo y esperar...tal vez vean algo interesante...", una sonrisa complice atraviesa mi rostro.

Girion escuchó atento las palabras de Denelloth. El joven estaba preocupado por su compañero. La descarga que había sufrido no era una cosa normal, tenía que ser algo de brijería o magia poderosa.

- Pero ¿eran seres malignos los que has visto?- quiso saber el joven-. Si es así deberíamos vigilarles, como ha dicho Ragi.

- De todas formas yo también creo que deberíamos volver y contar todo lo acontecido, que no es poco. Eso y que te miren bien por si acaso- recomendó Girion a Denelloth mientras le ayudaba a incorporarse y luego a caminar.

- Con respecto a Norion, no creo que debamos preocuparnos, pues antes de que ocurriera nada indiqué a Viento, mi caballo, que si ocurría algo se dirigiera a Sil Auressë a galope. Es un caballo listo y, sobre todo, rápido- explico Girion.

Todos se reunieron junto al montaraz. La situación había cambiado, y había que decidir cómo actuar. De momento habían descubierto algo importante sin duda, pero posiblemente podrían averiguar algo más en el claro o siguiendo las huellas. Por otro lado, era necesario avisar a Sil Auressë y localizar tal vez a Norión.

Parecía que había llegado el momento de separar el grupo.

Las cosas habían cambiado y teníamos muchos frentes que afrontar, quizá era hora de pedir ayuda a Sil Auresse.

Estoy de acuerdo en informar en el poblado, aunque ya que estamos aquí, podíamos quedarnos dos de nosotros hasta que lleguen refuerzos pors si aparece alguien.

Me ofrezco voluntario, si así lo creen conveniente, dije

Denelloth escuchaba con atención a sus compañeros, asintiendo de vez en cuando y lanzando alguna que otra mirada a Eben, que estaba muy callado. Se le veía cansado, y era evidente que el mágico evento le había afectado de forma especial, en una manera que Denelloth podía intuir.

-Sí -afirmó, como resumiendo todo lo dicho. -Pienso como vosotros. Sería una excelente noticia que tu Viento haya llevado a Nórion sano y salvo a Sil Auressë, Girion; ojalá les hallemos allí. Respecto a vigilar el bosquecillo -se llevó la mano al mentón y adoptó una postura más grave -es una misión arriesgada. No puedo pediros que lo hagáis a ninguno de vosotros. Por eso, Russef, aprecio mucho tu ofrecimiento. Yo debería quedarme, pero quiero informar personalmente a Nórion, y desconfío de la influencia que la piedra pueda haber adquirido sobre mí y de si mi presencia aquí no podría ser contraproducente. Pero la vigilancia consistirá en eso, en vigilar si hay una reunión esta noche. Por el Padre, absteneos de intervenir, y sobre todo que no os vean, ¡podría ser vuestra perdición! No sabemos qué poder puedan tener quienes aquí se congregan (por eso queríamos traer aquí a Nórion), así que como bien dijo Ragi, no hay que exponerse a la influencia de esa piedra ni acercarse al claro. Por cierto, yo también considero que sería mejor centrarse en las personas, y seguramente con métodos más expeditivos -y por un momento apretó la mandíbula y entrecerró los ojos. -Pero seguirlos podría suponer meterse en la boca del lobo.

-La otra misión de los que se queden consistirá en informar a Sil Auressë de cualquier acontecimiento que juzguéis significativo en cuanto ocurra y, si no ocurre nada, mañana al amanecer a más tardar uno de vosotros partirá igualmente, para que sepamos que no habéis tenido un encuentro desagradable o cualquier novedad. Por eso dudo si sería mejor dejar a dos o a tres hombres -miró a los demás con un gesto interrogante. -Eärnil, -sonrió al soldado, con un gesto de disculpa- parece que de nuevo tu caballo puede llevarte por caminos de riesgo y aventura...

- 'Yo no voy a quedarme cerca de esa piedra.' - dice Ragi. - 'Ni soy bueno siguiendo huellas. Pero se algo sobre cómo pasar desapercibido. Si alguien se queda podemos intentar saber quién está viniendo aquí.' -

Tras un corto silencio añade - 'Si esta noche aparece alguien podríamos estar de vuelta en Sil Auressë con las nuevas mañana al atardecer.' -

- Yo no soy bueno ni rastreando ni explorando, pero si he de quedarme aquí me quedaré- dijo el joven.- De todas formas si bien creo que mi caballo está en Sil Auressë, es posible que no y si lo encontramos a uno y a otro yo sería la persona a la queharía caso sin duda alguna.

- Pero repito que estoy a total disposición- se volvió a ofrecer.

Mire a Denelloth con resignación. "Desde luego la labor de mensajero no me apasiona, pero dadas las cirunstancias iré a Sil Auresse presto si es necesario", afirme con rutundidad.