Partida Rol por web

Girion negó con la cabeza.

- No sé mucho. Sabemos lo que sacamos al mediano, así que es buena esa idea de hablar con Otho...el hobbit- accedió a la propuesta de Norión.

- Me contó que eran unos orientales, por su forma de hablar, pero poco más- dijo mientras se levantaba de la silla y le invitaba a Norión a hacer lo mismo una vez vio que había terminado de comer sus biandas.

- Lo que no sé si es bueno que yo aparezca. Por un lado me conoce y se fía de mí, pero por otro lado quizás si no estoy a ti te diga otra cosa. No lo sé- confesó el joven-. De todas formas lo encontramos a punto de ser ahogado por unos orcos al servicio de los orientales, con lo que creo que no me miente.

- Sea como sea debemos darnos prisa, pues por una cosa u otra el tiempo corre en nuestra contra- dijo

Tras esto se acercó a la barra y sacó otra moneda de plata y se la tiende a Lairin

- Creo que será suficiente con esto- le dice mientras le guiña un ojo cómplicemente.

- 

Los dos salieron de la Casa Común y se dirigieron hacia el castillo. La noche estaba ya muy avanzada cuando Girion y Norión terminaron de subir la cuesta, y llegaron al puente de piedra que conducía hasta la fortaleza en construcción. La puerta principal estaba cerrada, y un guardia se asomaba desde lo alto de la muralla. Tardó un poco en reconocerles, pero finalmente dio la orden de abrir la puerta. Un extraño y estridente sonido metálico resonó en la noche cuando abrieron el portón.

El mediano se encontraba en los aposentos contiguos a la Academia, custodiado por un guardia de la confianza de Walec y de Khôradur. No era prisionero, y no tenía sentido tratarle como tal, pero al mismo tiempo era importante protegerle. Al ver a Norión y a Girion, el guardia les saludó y se echó a un lado para permitirles el paso a la pequeña habitación donde dormía el mediano.

Girion saludó al guardia con un gesto con la cabeza cuando les dejó pasar y luego se fijo en el mediano. Como de costumbre, lo primero que hizo fue captar todo lo que el mediano le decía con su posición corporal y sus facciones, como solía decir su padre: "estudia a quien vayas a tratar, te dirán más de lo que saldrá por su boca y será una forma de saber qué y cómo has de actuar con él"

El sempiterno comerciante, viejo y astuto zorro, pensó el joven al recordar a su padre.

- ¡Otho!- expresó entusiasmado girion cuando entró en la habitación-. Veo que estás mejor, ¿qué tal te han tratado?- preguntó para entrar en calor-. Este es Norión, un gran erudito y un buen amigo- presentó a su compañeros mientras se hacía a un lado para dejar pasar a el interpelado a la primera fila y que lo viera el mediano.

Su cuerpo continuaba moviéndose, tal vez con torpeza, pero sin dolor, hacía varios minutos que ya no sentía ni sus piernas ni sus pies. En silencio acompaño a Giron hasta la sala donde custodiaban al testigo. La noche oscura y el frío de las paredes de piedra que lo rodeaban le hicieron sentir cómodo, como dándole la bienvenida a un ambiente lúgubre y familiar.

Cuando el guardia les dio paso, el estudiante tomó la iniciativa y saludo con entusiasmo a ... Otho. Norión no había visto medianos hasta que llegó a Metraiht y ninguno de ellos se le había acercado jamás. El aspecto del hombre era infantil, que habrá hecho que los Valar premien a tan insignificante criatura con el don de la existencia? se preguntó el sacerdote.

Mantuvo su rostro bajo la capucha y miró fijamente al testigo. Asintió cuando su compañero lo presentó y caminó lentamente hacia la cabecera de la camilla, para tomar asiento sobre la pequeña mesa que tenía la vela. La tenue luz iluminaba su rostro desde abajo, entre sombras que su misma túnica producía. - Otho... vamos a tener una breve conversación, quiero escuchar lo que sucedió de tu propia boca...- apoyo el cayado sobre la pared y se cruzó de brazos, mirando si expresión al mediano que tenía frente a él - ... todo - 

-¿Q-Qué?, preguntaba el mediano mientras se ubicaba en la oscuridad de este lugar extraño. Había estado soñando con los prados y los huertos de su hogar. Vio un rostro conocido, Girion. Era uno de los que le habían preguntado cosas antes, mientras le ofrecían comida y pasteles. ¿Otro interrogatorio? La verdad es que tengo un poco de hambre...

Entonces el joven dejó paso a un señor mayor. Caminaba con dificultad, y un escalofrío recorrió el cuerpo de Otho cuando vio la expresión de su cara. Tragó saliva.

-Ya he contado lo que sucedió..., comenzó mientras se incorporaba en la cama hasta quedarse sentado en la misma. -Me engañaron, me robaron, intentaron matarme dejándome a merced de unos trasgos. Desconozco el propósito del plan que tenían, pero me temo que lo lograron.

No tenía muchas ganas de repetir el relato detallado otra vez, y aún estaba medio dormido.

- a mi no me has contado nada aún - dijo sosteniendo la mirada sobre el chico. Podía descifrar libros escritos en lenguas antiguas, podía comprender a los eruditos mas respetados, podía hacer que las mismas piedras dijeran su verdad, pero nunca antes había lidiado con un ser así. Los alumnos de la academia podían resultar infantiles, pero eran dúnedain y en sus ojos brillaba una inteligencia que en el mediano no.

Suspiró - Tengo buena memoria, el lugarteniente me ha contado lo que dijiste y Girion seguramente también recuerda tus palabras, no hace falta que repitas nada. Es por los detalles que he venido hasta aquí, no por lo que ya has contado - su mirada se puso mas seria. Se dio cuenta que esto le importaba mas de lo usual, no hubiese hecho este esfuerzo si no fuera por lo delicado de la situación, aunque no terminaba de saber si lo inquietaba el potencial conflicto con Tharbad a causa del secuestro de Sir o si le preocupaba la salud de Caaniza, era posible que quisiera a esa chica?. 

- Hagamos esto como un juego, si tus respuestas las considero verdaderas, te daré uno de los premios que tu elijas, pero si no es así te daré un castigo que yo elija. Es justo, no es así? y es fácil también, solo tienes que contarme lo que te pregunte - odiaba esto, no le gustaba tratar con animales ni con niños, pero los primeros le resultaban mas fáciles de entender. Recordaba que alguna vez una maestra de la academia resolvió una situación parecida premiando a un chico rebelde, lo del castigo se le había ocurrido a él, y casi que disfrutaba con la idea.

- Di que premio te gustaría y comenzamos con el juego. Yo ya tengo pensado el castigo... -

Al principio Girion se quedó mirando a Otho escuchando lo que decía. Le parecía curioso e incluso gracioso ese ser tan pequeño y descuidado como un niño. Además le encantó la mirada que puso al ver a Norion. Nadie quedaba impasible ante la presencia de Norión...nadie por lo menos que no contara con la autodisciplina que tenía el joven Girion.

Pero todo cambió cuando habló el clérigo. la propuesta descolocó al joven dunadan, pero no se vio en él prueba de ello. No sabía dónde quería llegar Norión. Suponía que necesitaba más pistas sobre los asaltantes de Otho y era posible que el mediano fuera uno más de los secuestradores y que cuando ya no realizó su trabajo quisieron prescindir de él y sus servicios ahogándolo en el río...era descabellado pero plausible. Así que dejó hacer a Norión y observó desde atrás cómo actuaba Otho.

El mediano dudaba si estaba en un sueño, o en una pesadilla. Solía mantener el buen humor y talante que se espera de los habitantes de la recién fundada Comarca, pero esto ya le resultaba algo más que molesto. -Maese, no sé a qué detalles os referís. Aquellos rufianes cumplían órdenes de alguien, creo. Me utilizaron para llevar a cabo sus fechorías. Me intentaron matar dejándome a merced de unos trasgos, y el señor Denelloth y este jovenzuelo aquí presente, dijo al reconocer a Girion, -me rescataron. Estoy agradecido por ello, y les debo la vida. Pero no sé qué más os puedo decir.

Trató de aguantar la mirada a Norión, pero le resultaba tarea imposible. Además, no era de buen hobbit alterarse y mostrarse descortés hacia los anfitriones. Respiró hondo, y trató de calmarse un poco. ¿Ha dicho recompensa? -No me habéis tratado mal aquí, no es eso lo que quiero decir. De hecho, los pasteles de frutas que hace vuestro cocinero Ionell nada tienen que envidiar a los de las tierras de Bree.

Resopló. -De acuerdo, intentaré responder a vuestras preguntas.

Norión estudió al mediano, sus tonos de voz, sus gestos. Los dos estaban incómodos, ambos preferían estar en otro lugar, lejos el uno del otro. Pero esto debía hacerse, y el sacerdote sabía que lo único que tenía como fortaleza era el temor que inspiraba naturalmente, eso y al parecer un cocinero de la aldea según acababa de enterarse.

- Pasteles de Ionell entonces, que así sea. Juguemos pues - lo siguió mirando fijamente, como si por los ojos pudiese extraer las respuestas sus oídos aún no recibían - Me alegro que Girion os haya rescatado, no se si yo hubiese hecho lo mismo en su lugar... pero aprovechando que lo hizo, quiero hacerte un par de preguntas. La primera es sobre los trasgos... hablaron de Gostus, según mencionaste... pero quiero saber si fue Gothdust - Norión intentó pronunciarlo con la acentuación que creía que tendría dicho en la lengua negra- el nombre que realmente escuchaste... puede que no lo recuerdes, pero un pastel esta en juego, el esfuerzo vale la pena- 

Sin dejar mas que un par de segundos, prosiguió - Antes de contestar, te haré otra pregunta mas... el saco de hierbas, de esas que no se comen y son feas para tomar, pero que hacen bien para cuando hay dolor de panza... dijiste que te lo pusieron en la cabeza, podrías saber donde quedó? podrías guiar a Girión hasta allí si fuese necesario? - giró levemente su rostro hacia el alumno, para volver su mirada hacia el mediano.

Tenía mas dudas, no muchas, pero más difíciles de preguntar, prefería primero confirmar sus sospechas, antes de avanzar sobre lo que desconocía. Con semblante serió esperó la respuesta.

Girion escuchó tanto a Otho como a Norión. Intentaba descifrar el semblante del mediano para ver si era cierto todo lo que decía o si se ponía nervioso...lo que fuera.

Al escuchar las preguntas del clérigo, el joven dunadan asintió con la cabeza a la propuesta de que le llevaran hasta las hiervas que podían haber usado con el mediano. Si las encontraban quizás pudiera averiguar si le habían drogado o algo por el estilo.

De todas formas necesitaban respuestas y las necesitaban cuanto antes mejor. La vida de Denelloth estaba en juego, pues fue siguiendo las huellas que encontraron en el río. Quién sabe lo que ha podido encontrar o enfrentarse. En ese momento en  la mente del joven apareció la horrible visión del huargo. Esa terrible bestia habría podido acabar con ellos casi sin esfuerzo. Sí, Denelloth podía estar en peligro.

-Síí, así es como lo llamaban. Gozdusst, o como lo hayáis pronunciado ahora. Me resulta difícil pronunciar esa lengua tan terrible y osc..., y las palabras se murieron en sus labios. Como solía decir su abuela Nalda, no era sensato quejarse del frío a los Lossoth, ni del calor a los haradrim, ya que para ellos era su lugar en el mundo.

Otho garraspeó, y trató de centrarse en las otras preguntas. -El saco con que me secuestraron... Era un saco para transportar hierbas curativas, estoy seguro. Aún recuerdo el olor. Esperad... Lo recuerdo. Fue forcejeando junto al río cuando se me cayó, justo donde me rescataron Girion y el hombre alto, Denelloth. Sí, fue allí, en la orilla.

Miró a Girion. -No hace falta que lo guíe, él estuvo allí. En la otra orilla, había un árbol con grandes raíces visibles, que se metían en el agua. Fue allí donde se cayó el saco.

Ya estaba de mejor humor, y no pudo evitar relamerse los labios pensando en el pastel, o dos, que le iban a dar.

Podría ser peor? El sacerdote permanecía sin moverse, tomando consciencia de la gravedad de lo que escuchaba. Gothdust... temía por la vida de Sir, aunque mas temía por la vida de Caaniza. No podía ayudarlas aún, si Namo deseaba abrazarlas él no podía hacer otra cosa que aceptarlo.

- Bien Otho, vas bien, sigamos. La persona que vestía tus ropas y tu bolso es probablemente una de las niñas que desapareció, Sir, pero para encontrarla ayudaría que nos digas como eran tus ropas y tu bolso... que tenía dentro? tal vez vuelva a tus manos si todo sale bien... - salir bien? eso si era una broma viniendo de él

- Pero tengo algo mas que quisiera saber, cuéntame de Raku... dijiste que era oriental, que te engaño, pero cuéntanos mas, nombró Tharbad? como era su aspecto? y que te atrajo de él para que te sintieras en confianza? llegaste a ver las monedas con las que pagó la cerveza? - ese hombre era la clave para encontrar a la chica, tal vez habría que seguir las huellas visibles como hacía el montaraz o seguir las invisibles de taberna en taberna hasta encontrarlo, pero donde él estuviese estaría Sir, al menos hasta que fuese entregada al oscuro hechicero, y esperaba que llegasen antes de ese momento.

Cuando Otho nombró el río y la lucha Girion hizo un esfuerzopor acordarse de lo que había en las inmediaciones, pero no recordó nad que se pareciera a una bolsa con hierbas. Aun así estaba seguro de poder llegar hasta donde encontraron al mediano y localizar la bolsa...si es que había tal.

El joven miró a Norión esperando que le diera el permiso para poder salir a por la bolsa y para ayudar a Denelloth. Se queó mirando un rato, hasta que escuchó las nuevas preguntas del cérigo. Se quedó un tanto pensativo pues creía recordar que Otho había mencionado a tres hombres, no solo a uno. Siguió sin inmutarse, esperando la respuesta del mediano. Si debía intervenir sería por algo más serio o más claro.

-Hablaba de forma educada, más o menos... Tenía un acento extraño, y aspecto de las tierras del este. No muy alto, y cuando ya llevaba un rato con ellos, me di cuenta del miedo que le profesaban sus compañeros. Apenas hablaban, y cuando ya nos íbamos al lugar donde me dejaron a morir, lo hacían en un idioma que desconozco. Y hablaban de ... ese señor, Gozuth. Los otros dos le hacían caso en todo a Raku, y diría que hablaba en nombre del señor Gozuth o como se llame.

El mediano trató de recordar algo más. -Creo que tenían muy claro que querían secuestrar precisamente a esa niña, Sir. Raku dijo que Gozuth la quería a ella. No vi monedas, pero el saquito lo tenía Raku siempre. 

Norión escuchó atento el comentario del mediano y asintió con seriedad - Muy bien Otho, te has ganado tus pasteles en buena ley, me encargaré que los recibas. Agradezco tu ayuda, puede que con lo que hayas dicho salves muchas vidas ...- al menos la de Caaniza - ahora un favor, si lo recuerdas, el idioma de Raku sonaba como algunas de estas frases?-

Norión pronunció cuidadosamente una simple frase, un "Hola, vengan aqui" en varios idiomas, primero en  Adunaico, luego en  Dunael y por último en Lengua Negra, y observó la reacción del pequeño.  

Luego de que éste le contestase se dirigió a Girion - La clave para dar tanto con Sir como con Gothdust es Raku, creo, y es probable que Denelloth este tras sus pasos, toda esta información debieras dársela a la brevedad. Pero quiero pedirte el favor de que recuperes esa bolsa de hierbas camino a tu encuentro con el montaraz, puede que pertenezca a Caaniza y nos de una pista sobre su paradero - se detuvo unos segundos y observó al hobbit, comenzaba a creer que tal vez los Valar habían sido sabios en crear a estos seres, el chico finalmente había logrado simpatizarle - dejo a tu criterio si quieres la compañia de este pequeño para identificar a sus perseguidores o no. Si decides que sí habla con el senescal y dile que es mi consejo que así sea, pero sea cual sea el caso, espero que tengas un viaje seguro y marches pronto - se puso de pie con dificultad y tomó el brazo del joven Dunadan en un gesto afectuoso y firme - tienes una gran responsabilidad, amigo mio, que los Valar te bendigan y guíen tu camino - e impuso su mano sobre la frente del muchacho por unos segundos, luego tras escuchar la devolución de su compañero ser retiró apoyado en su cayado.

Girion asintió.

- Me llevaré a Otho para que reconozca a los secuaces que buscamos. Además, algo me dice que este joven aun puede sernos útil en la búsqueda de Caaniza y de Sir- comentó Girion mirando a Otho.

- Partiré de inmediato en la búsqueda de la chicas- le dijo mirando ya al clérigo-. Si ocurriera algo o tienes alguna noticia que sea de vital importancia, mándanos un mensaje lo antes posible. 

Dicho esto el joven se acercó al mediano y le dijo:

- Chico, es imperioso que nos acompañes y que nos ayudes a encontrara a las chicas. De ti dependió que las secuestraran. Bien, pues puedes resarcirte y ayudarnos e lo que puedas. Además, te salvamos la vida y nos tienes que ayudar a salvar las vidas de las muchachas. Prepárate que en breves momentos vedré a buscarte con una montura apta para ti.

El joven no dio lugar a replicas, pues tras terminar de hablar dio media vuelta y salió de la habitación para ir a hablar con el senescal para ponerle al corriente de lo hablado allí y para decirle la necesidad de que Otho fuera con ellos.