Partida Rol por web

-Por lo tanto, es posible que tengamos ese apoyo en el norte. El sargento Pinto y sus hombres, y los mercenarios de Belegund. Para eso hemos traído las palomas, para poder coordinar con ellos. Y para poder avisar a Metraith, Vado de Sarn y a los demás lugares. Aunque demasiado lejos para acudir de inmediato, deben saber cuál es la situación.

Khôradur recordaba a Belegund… La Batalla de Metraith, la conquista del Palacio de Thalion. Cuando los corsarios se rindieron, fue Belegund quien vigilaba a los prisioneros. Era de origen gondoriano, de pasado dudoso pero de indudable valor.

Entonces ya era el líder de una banda de mercenarios, pero en la batalla dio un paso al frente y luchó con valor. Después de aquello, ascendió rápidamente hasta convertirse en una especie de coordinador de todas las unidades de mercenarios que se congregaban en Metraith para buscar nuevos reclutas.

Cuando una caravana de Sil Auressë sufrió un ataque y un soldado falleció, Khôradur recibió un mensaje de Belegund donde decía que cualquier persona que ataque una caravana de Sil Auressë tendrá vetada su ingreso en todas las unidades de mercenarios.

Ragi escuchaba con atención todo lo que se decía. Él no era diestro en las artes de la guerra y no podía aportar mayores ideas en una conversación con gente tan versada, además tenía todo su pensamiento en volver con su protegida lo antes posible.

Esperaba, entonces, que la reunión acabara para poder ir a ayudarla en todo lo posible. Sin embargo, lo de las palomas mensajeras le impresiono. Con ellas podrían comunicarse con todas las avanzadillas e ir informando de cada ataque y defensa que tuviera lugar. Seguro que estrategicamente sería genial.

El rostro de Khôradur cambió ante las palabras Barendil. Sonrió y le estrechó su mano

-Vuestra espada será bienvenida junto a las nuestras en esta hora tan oscura

Escuchó atentamente el resto de explicaciones, tanto de Barendil como de Miriel, asientiendo. Al mencionar a Ragi miró al mucho y le sonrió antes de proseguir

-Bien, no es la ayuda que esperaba pero no puedo quejarme. Usaremos las palomas para enviar mensajes, pero es posible que tengamos un problema, hay murciélagos al servicio del enemigo, por lo que podrían interceptar esos mensajes. Recuerdo a Belegund y demostró ser un hombre de honor. Sus hombres y sus espadas serán bienvenidos. De todas formas había pensado en enviar a Ragi hacia Sil Auressë para cumplir otra misión de vital importancia. Nuestro destino depende de la supervivencia de una niña

Calló unos segundos observando la cara de los recién llegados.

-Os lo explicaré. Por alguna razón esa niña es codiciada por el enemigo para realizar un ritual que convocaría a un mal mayor. A duras penas conseguimos salvarla de sus garras, aunque tanto la codiciaban que se mostraron a las puertas de Sil Auressë para capturarla de nuevo. La niña, aunque grave, está bien

Observó la reacción de Ragi

-Sabemos que su objetivo principal es la niña, por lo que harán lo necesario para conseguirla, de ahí esta demostración de fuerzas. Si podemos coordinarnos con vuestro señor y enviar avisos al Vado de Sarn y a Metraith para que al menos estén prevenidos. Tal vez incluso, si resistimos, podrían enviar ayuda.

-Miriel, ¿hay alguna posibilidad de que vuestros compañeros, en caso necesario, se uniesen a las fuerzas de Sil Auressë o a las nuestras? Es posible que esos huargos precisamente hayan sido enviados a esa posición para impedir que acuda alguien en nuestra ayuda.

Ragi escuchó atónito todo lo que Khòradur decía sobre su protegida. Cuando llegó a su estado su tez se puso blanca y su semblante, otrora alegre se tornó mustio. La había abandonado durante demasiado tiempo y había sufrido por ello. Estaba deseando que terminará la reunión para reunirse con ella y disculparse por no haber estado lo suficientemente atento para salvarla.

Trató de permanecer tranquilo, evitando que sus nervios pusieran en riesgo la conversación, aunque no sabía si tendría la fuerza de voluntad suficiente para no salir corriendo en ese mismo momento a buscarla.

-El campamento se encuentra al otro lado del castillo, informó Miriel. -Si a los hombres de Belegund se unen los del sargento Pinto, y si se informa a los defensores del castillo para que les esperen, creo que podrían tener muchas posibilidades de llegar. No me imagino a Belegund quedándose de brazos cruzados ante lo que se nos viene encima, así que lo intentarán en cualquier caso. Pero si algo coordinado con el castillo, mejor.

Miró al cuidador de las palomas. -Ullant, ¿qué opinas de los murciélagos?

-Normalmente las palomas vuelan más rápido que los murciélagos, contestó sin dudar. -Salvo si se les sorprende de noche, no deberían ser problema.

Luego consideró conveniente aclarar alguna cosa. -Tengo palomas que saben llegar a Metraith, a Vado de Sarn y al campamento, y volver de esos sitios hasta aquí en cuanto les prepare un poco. Y puedo preparar dos que sepan volver hasta aquí de cualquier otro lugar de la zona. Pero no puedo enviar una paloma a un sitio distinto desde aquí.

Barendil asintió. -Tenemos una buena posición defensiva aquí. Habéis elegido bien el lugar, aunque tal vez hubiera sido más sensato usar el castillo desde el primer momento. Pero seguro que tomastéis la decisión correcta en el momento que era necesario tomarla.

Nada se podía hacer ya para cambiar eso. El ejército de Sil Auressë se había plantado aquí para preparar la defensa.

Luego se quedó pensando en el objetivo del enemigo. Una niña...

-Desconozco qué oscuro plan podría tener el enemigo con una niña. Me suena a algún tipo de venganza personal, aunque a una escala tremendamente grande.

Se encogió de hombros. Los orcos a veces tenían planes sorprendentemente enrevesados. Trató de centrarse en lo que tenían a mano, delante de ellos. O enfrente.

-Estaría bien averiguar qué traen... Los huargos y los murciélagos ya nos dan una idea de que no son la habitual chusma de tribus. ¿Trols? ¿Máquinas de asedio? ¿Orcos grandes? ¿Jinetes de huargos?

Luego añadió sobre el plan de ataque desde el campamento:

-Si quedan hombres en el castillo, aunque sean obreros o granjeros... Tal vez deberían apoyar de alguna forma Belegund en el ataque.

Khôradur escuchó con atención las palabras de los recién llegados. De nuevo la esperanza crecía en su corazón. Estaba claro que eran expertos en el campo de batalla, por lo que era necesario coordinarse

-Sil Auressë no está indefensa, aunque tampoco le sobran muchas fuerzas. Pero si Pinto está con Belegund, será fácil coordinarse si les llega un mensaje a Sil Auressë y atacar si es necesario. Por lo que entiendo las palomas no podrían llegar a nuestra aldea al no conocer el camino, ¿es así Ullant?

-La niña es de vital importancia para el enemigo. Tiene algún extraño poder que...bueno, no lo tengo muy claro, sólo que su muerte a manos suyas permitiría invocar a un mal poderoso que arrasaría toda Cardolan y posiblemente todo Eriador.

Khôradur se quedó pensativo.

-Tal vez alguno de vosotros podría acompañar a Ragi a Sil Auressë y así de paso avisar a los que allí están y coordinarnos entre todos si las palomas no pueden llegar hasta allí.

Ragi asintió ante las palabras de Khôradur. Sabía que la niña era importante, pero no había averiguado cuanto hasta ese momento.

- Si. Me parece la mejor idea - dijo, tratando de que no se le notara ansioso. Sabía que la reunión era muy necesaria, pero él no podía hacer nada más allí. No era un gran comandante y, desde luego, no había aprendido demasiado de estrategia. Su única arma era el sigilo.

-Sí, debemos enviar a alguien con el muchacho, dijo Barendil refiriéndose a Ragi. -Y que lleven dos palomas. Así podrá enviar una misiva al campamento y otra aquí al puesto de mando, aunque no podrá recibir mensajes nuestros.

Se quedó mirando en dirección del castillo cuya silueta se dibujaba en lo alto de la meseta.

-Una hoguera o una bandera en lo alto del castillo podrían valernos como señal tal vez. No es mucho, pero si nos coordinamos con el campamento desde aquí, ya es algo.

-Yo le acompañaré, se ofreció la mercenaria. -He venido a ayudar a Sil Auressë, y conozco a Belegund y sus tácticas. Puedo ayudar a coordinar con las gentes del castillo. ¿Con quién debo hablar allí?

El umbareano no pudo evitar recordar el artigulo que le había enseñado Ferrim. Lo había estado preparando, pero Khôradur no sabía si tenía ya algo funcional. Pero tal vez podría merecer la pena que Ragi y Milriel hicieran una parada en la forja de los enanos de camino al castillo.

Al escuchar la sugerencia de Barendil Khôradur sonrió

-Precisamente se estaba trabajando en la creación de un dispositivo para enviar señales luminosas. Tal vez sea el momento de ponerlo en marcha, si ya está acabado. Miriel, preséntate al sargento Gaerel y al senescal Curudae. Gaerel es mi segundo al mando y quien coordina la defensa de la aldea y el castillo, pero Curudae también está al tanto de lo que se está haciendo y se encarga de coordinar la defensa de los aldeanos. Conviene que les informes a ambos.

Khôradur los observa unos segundos

-Os diría que descansaseis un rato pero tal y como están las cosas, el tiempo apremia y conviene que salgáis cuanto antes. Si queréis tomar algún refrigerio antes de salir, mandaré que os lo preparen de inmediato. Si no, convendría que partieseis ya. Ragi, que Gaerel y Curudae te informen de lo sucedido y de lo que hay planeado con Sil, para bien o para mal

- Podemos tomar algo en el destino - dijo Ragi sin esperar a que Milriel contestará. - Es mejor partir cuanto antes para ponerles sobre aviso y que puedan comunicar al resto de los puestos lo antes posible.-
Estaba ansioso por llegar junto a su protegida y, además, sabía que los puestos adelantados necesitaban la información y estar comunicados. Había visto la situación de sus compañeros en el campamento y no era la mejor

Se preparó para marchar en cuanto la caballero afirmara.

khôradur sonrió a Rafi y le apretó el hombro

-Mi señora Milriel, partiréis cuando vos lo indiquéis. Cuando os presentéis a Gaerel y a Curudae comentarle lo del dispositivo y decirle de mi parte que si está listo que se ponga en marcha.

Se quedó pensativo unos segundos observando a los allí presente, para acto seguido sonreír

-No sé si saldremos victoriosos, ¡pero por Eru que estoy seguro que les plantaremos cara y les haremos pagar un precio bien alto!

-Así se hará, Lord Khôradur, contestó Milriel y se dio la vuelta para salir. Pero se detuvo y volvió a girarse.

 -Señor, añadió algo avergonzada, -no me corresponde el trato de Dama, ni de Señora. No poseo tierras ni hogar ni familia. Ya no. Como tantos otros en estas tierras que han sido desposeídos, ahora  solo me quedan mis armas y mi armadura.

Se hizo un extraño silencio en el pabellón al escucharla. Cardolan había sufrido muchas calamidades. Sin duda eran tiempos aciagos. Todos los presentes lo habían vivido y sufrido a su manera.

-Pero haré honor al legado de mi familia en el campo de batalla defendiendo Sil Auressë, dijo e hizo una reverencia tanto a Khôradur como a Barendil. Después se dirigió a Ragi. –Bueno, muchacho. Te toca otra cabalgata conmigo, aunque ésta será corta. Al final te vas a hacer un jinete experto. Me tendrás que guiar. En marcha.

Milriel y Ragi tomaron las riendas de sus caballos para partir de inmediato. Ullant les entregó dos palomas y unas hojas de papel ligero y utensilios para escribir.

En el interior del pabellón, Barendil seguía reunido con Khôradur. Era el momento de decidir si enviar exploradores…

Khôradur sonrió ante las palabras de Milriel

-Hay cosas más importantes que las posesiones que, a mi entender, dan más derecho a un título que las tierras o una gran casa. Armas, armadura y no olvideís el valor de usarlas poniendo en peligro vuestra vida para restituir el honor de vuestra casa, y ahora para proteger Sil Auressë. Por eso y a tenéis derecho a que os llamen señora.

-Ragi, espero verte pronto, pero si no es así, cuida de Sil, y si es necesario, si la oscuridad cae sobre Sil Auressë, llévala lo más lejos que puedas, ¡a salvo

Los observó unos segundos

-¡Que los Valar os guíen y os protejan!

Tras despedirse entró de nuevo en el pabellón

Ragi agradeció las palabras de Khôradur con una reverencia y se dispuso a partir guiando a su nueva compañera hacia el castillo.

- No dejaré que le pase nada - le dijo mientras trataba de montar el caballo que le habían dejado. Aún no dominaba la monta pero ya no tenía tanto miedo como antes. - ¡Que la batalla os sea propicia! - termino, esperando volver a ver a todos sus amigos.