Partida Rol por web

Sil Auressë

[16.7.0] Astquelion (día 5 de Cerveth, 1644 T.A.)

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13/03/2017, 20:22
[OI] Profecía
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Naur vi eryn,
lanc i dalaf.
Mathach vi geven?
Nostach vi 'wilith?
Mâb le i nagor,
Bâd gurth vi ngalad firiel.
Dorthach vi mar han?
Dagrathach go hain?

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13/03/2017, 20:24
Director
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En el año 1644 de la Tercera Edad, en el mes de Cerveth, sucedió que el Sol fue devorado por la Luna. Durante varias horas, en pleno verano, la Sombra cubrió la tierra. El mundo se detuvo, y mientras los siervos de la Oscuridad vieron respondidas sus plegarias y se deleitaron, los corazones de los Hombres en el antiguo reino de Arnor y en Gondor sintieron un frío como no habían sentido nunca. Un frío que penetraba más allá de la carne y de los huesos, que se notaba en el alma. Después de la devastación de la Gran Plaga y de una larga sucesión de guerras y conflictos, aquel día sintieron un miedo que no habían sentido en esta Edad. Pues durante el Oscurecimiento, por primera vez desde los tiempos antiguos, en los reinos de los hombres sintieron que se enfrentaban a algo más que enemigos mortales. A algo más que las epidemias y las inclemencias del tiempo. Sintieron que el Mal habitaba de nuevo en el mundo. Había sucedido muy poco a poco. La Sombra había regresado a la Tierra Media.

Antes del Eclipse, antes del evento del Oscurecimiento, al que se llamaba por nombres como "Burzum" o "Astquelion", mucho antes, ya hubo sigilosos movimientos en la espesura de los bosques, en las profundidades de las montañas, en los desiertos de arena y en los yermos helados. Luego susurros en los rincones más sombríos de las urbes, e intrigas en los palacios. Con las antiguas alianzas olvidadas, las rutas de comercio se habían vuelto peligrosas y se desmoronaba el legado de tiempos pasados. Se perdió el contacto entre aldeas y entre reinos. Fue en aquella época cuando las antiguas fortalezas del Mal fueron ocupadas de nuevo…

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13/03/2017, 20:25
Arkyn
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La hora oscura. Las sombras se alargaban en el campamento de Lord Echorion, y se hizo el silencio. El bardo salió de su tienda, y miró al Oeste. Había llegado la hora. La hora cuando los valientes defensores de Sil Auressë se enfrentaban a su propia destrucción. La hora más oscura. Y nada podía hacer para ayudarles ahora. Sil Auressë significaba el amanecer de la luz, pero ¿volvería a ver un nuevo amanecer?

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13/03/2017, 20:46
Curudae
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El Senescal se encontraba junto al portón de la aldea, observando como la multitud subía corriendo a cuesta que llevaba al castillo. Allí estarán seguros, pensó. Pero las manadas de huargos acechaban. Miró la torre más alta del castillo. Y rezó.

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13/03/2017, 20:46
[Mt] Milriel
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La guerrera yacía herida en el suelo. A su lado, casi al alcance de la mano, se hallaba la delicada palanca que había preparado Ragi. Pudo ver cómo la llama de la linterna se hacía más grande, pero no entendía le resto del dispositivo. Encima de su cabeza, en lo alto de la torre en ruinas, Ragi ajustaba desesperado los cristales. Entonces, la oscuridad se apoderó del mundo.

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13/03/2017, 20:47
Ringlin
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El mundo está en llamas, y las llamas nos devoran en la hora más oscura, pensó el místico noldo. Se encontraba en el lugar donde los noldor brillaron con más fuerza, y donde se sumieron a la oscuridad más profunda. Por un momento pensó que el Astquelion era una ilusión de su propia mente, y que por fin la locura de su maestro Huinen le había alcanzado. Luego pensó que tal vez hubiera sido mejor así.

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13/03/2017, 20:48
[SA-ml] Margalen
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La joven apretó con fuerza la mano del director Cerveth cuando la oscuridad les alcanzó de camino al castillo. Y le abrazó entre la multitud. Sin preocuparse de si alguien viera a los amantes juntos. Ya daba igual. -¿Dónde está mi padre?, preguntó de repente. -¿Dónde está Tubar?

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13/03/2017, 20:48
[DC] Finduilas
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Ya es hora. Cierra los ojos mi sol. Mi tiempo aquí se agota cual llamas de una hoguera moribunda. Delante la soledad y el vacío. Atrás los días que soñamos, y las pasiones que vivimos.

El velo se había levantado por fin, mas lo que ahora contemplaba el mundo era la viva imagen de la desesperación. El Astquelion. El oscurecimiento del Sol. Todo cobraba sentido en el fin. Ayla se enfrentaba al Cazador en esta hora, y el Gothdush del Oeste iba a desatar su furia sobre la aldea.

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13/03/2017, 20:49
[Gi] Lord Echorion
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El Príncipe Desterrado vio como el Sol era devorado a plena luz del día. Una poderosa señal, y un evento que el tiempo convertiría en mito. La batalla de Sil Auressë había comenzado. La señal de la Oscuridad era ésa, y de nuevo la batalla decisiva se iba a librar sin su presencia. El destino que le aguardaba el trono de Girithlin se afanaba en exceso para dejarle al margen de los sucesos que forjaban el presente y futuro de Cardolan. Eso iba a cambiar. Su gran batalla le esperaba. Pronto cabalgaría con los suyos hacia la inmortalidad. Pero primero, Sil Auressë debía resistir sin él. Pero tenía que hacerlo. Era la clave.

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14/03/2017, 00:05
Benaldamat
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NAR-SÛL

Para el Guerrero Onírico, el Astquelion fue el momento cuando se separó de su amigo y compañero Nimdraug. Juntos habían logrado una victoria tan decisiva como amarga. Ahora caminaba solo en busca de la niña que daba sentido a su travesía por la mística senda de Olortië. No obstante, su auténtico desafío, su prueba más difícil, no iba a ser en la Ciudad de Reyes. Su espíritu ahora viajaba hacia el bosquecillo donde se hallaba el monolito. Él era el Guardián. El guerrero de Irmo. Y había sido convocado.

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15/03/2017, 22:50
[SA-en] Kranz
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Los martillos de los enanos se detuvieron. Primero fue el de Kranz. Le siguió el de Skor. Luego Ginbald y Khizag. Uno a uno, hasta que ninguno golpeó más el yunque. La forja se quedó en silencio por primera vez desde que llegaron a Sil Auressë.

Fuera, el Sol se apagaba lentamente. Había llegado la hora oscura.

Sin mediar palabra, los naugrim dejaron de fabricar armas. Ya no había tiempo para más. Apagaron los fuegos de la fragua y tomaron posiciones defensivas en su pequeña forja junto al río. No iban a evacuar al castillo, pues largo había sido su travesía desde las Colinas de Hierro en Rhovanion para llegar hasta aquí. Ahora, Sil Auressë era su hogar. No se iban a mover de aquí.

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15/03/2017, 22:54
[Sd] Lanaigh
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Los gritos de los hombres del clan despertaron al Rey Lanaigh. "¡El Sol se apaga!", gritaban. Las palabras no tenían sentido. Le costó despejar su mente. Había bebido demasiado usquebaigh, y de nuevo la seductora imagen de la mujer elfa le había perturbado en sus sueños. -¿Qué está pasando?, se preguntó mirando al cielo incrédulo. Entonces, aún medio dormido, recordó las prisas de la misteriosa mujer, de Ayla, por llegar a algún lugar concreto en un momento señalado que estaba cerca. Agarró otra jarra de la fuerte bebida destilada. Se quedó pensativo, y finalmente la tiró al suelo con rabia. -¡Convocad a los jefes de los clanes!, ordenó.

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15/03/2017, 22:57
Orco
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-¡FHAA  BURR-ZUM!! ¡FHA BUR-ZUM!!, gritó el orco preso de un fervor fanático, rodeado de la hueste oscura. Ya podía casi saborear la sangre de la escoria humana. -¡Fha Bur Zum!

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15/03/2017, 23:00
[SA-ac] Adhellin
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Un sol negro semejante
a la premonición del desastre.
Un sol muerto robando las plegarias
de los campesinos ojerosos.
Éste es el sol que ha descendido
sobre nuestras esperanzas.
Ha agotado las estrellas.
Ha roto de un hachazo las mesas de banquete
y los toneles de vino dulce y espeso.
Ha tensado los mares y los ríos.
Todo está ahora detenido

 

Notas de juego

(una adaptación de un poema "Eclipse" de Rodolfo Hinostroza.

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15/03/2017, 23:05
[CM] Caldrim
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Su corazón latía al ritmo de los cascos de los caballos galopando en la carga. Caldrim había luchado en numerosas batallas, pero siempre sentía la misma descarga de emoción que la primera vez que su padre le habia subido a un caballo de guerra. En lo alto del cielo, por encima de la enorme polvareda, el sol se apagaba lentamente. Pero él no se inmutó. Caldrim era un Jinete de Acero, igual que su padre lo había sido. Igual que lo iba a ser su hijo Cathael algún día. Era un Jinete de Acero, uno de los Chruaidh Marcaich, y hoy iba a haber tormenta roja en el Paso de la Loma.

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15/03/2017, 23:10
[AL] Helkama
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El ocaso de lo que fuimos. El fin de nuestros días en Arda. El fin de nuestro legado. El recuerdo de los últimos noldor de Ost-in-Edhil se desvanecerá, y hasta el eco de nuestras obras el tiempo lo convertirá en un lejano suspiro.

Mientras observaba el Oeste desde la ventana de sus aposentos en Amon Lind, Helkama supo que sea cual sea el desenlace de este fatídico día, el Astquelion iba a marcar el principio de su fin. El adiós a un mundo que ya no les pertenecía.

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26/03/2017, 18:35
Gelmir
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Un nuevo amanecer (versos 1-89, fragmento)

Hir, señor o conocido
Amigos en esta noche
Versos me habéis pedido
Y aún con ojos vidriosos
Que el ruego sea concedido
Os cantaré del ocaso
De lo que hemos sufrido.
Y de la Roja Tempestad
De la ruina y del olvido.
¿Habrá un nuevo amanecer
Para el reino perdido?

Violento llega el temporal
En este reino perdido
Súbito viento del oeste
Y con la tormenta el ocaso.
Un día será el legado
El recuerdo del lamento
De un verso nunca cantado
De aquel aciago destino
Y en esta Roja Tempestad
De la ruina y del olvido
¿Habrá un nuevo amanecer
Para el reino perdido?

Del este el mortal susurro
Caída de los principados
Del norte el viento helado
Débil la sangre del Oeste
Terrible aquel su sino
La sombra del fin planea
Sobre los fuertes derrumbados.
Y en esta Roja Tempestad
De la ruina y del olvido
¿Habrá un nuevo amanecer
Para el reino perdido?

Así los treinta galoparon
Tres veces diez armados.
Hacia la Batalla de la Loma.
Espadas, escudos y lanzas
con rojos ribetes coronados.
Del sur al Paso cabalgaron
sin tregua y sin temor
los heraldos del Exiliado.
pues era osado su corazón.
Y en esta Roja Tempestad
De la ruina y del olvido
¿Habrá un nuevo amanecer
Para el reino perdido?

De acero algunos jinetes
De rojo otras banderas
De todos firme la voluntad
¡Adelante cargaron!
Llegó entonces la oscuridad
Y el sol del Reino Perdido
en la hora oscura se apagó.
Y los rojos fuegos brillaron
Bajo el cielo oscurecido
Era la Roja Tempestad
La muerte y el olvido
Era el último amanecer
De un reino perdido.

En la Batalla de la Loma.
Valientes sus corazones
Libres sus espadas
A la gloria de lo eterno
Y a la luz en la oscuridad.
¡Adelante galoparon!
Son todas las esperanzas
Con las espadas forjadas.
De unos hombres valerosos
Los de la Roja Tempestad
De la Ruina y del olvido
¿Habrá un nuevo amanecer
En este reino perdido?

El recuerdo de los muertos
Y el rugido de la tormenta
Nos cantará aquellas gestas
Y el sol aquí retornará
La sombra retrocederá
Con la sangre y el acero
Para que en mil canciones
Junto a este cálido fuego
La batalla sea contada
Los versos de este canto
A todos nos devolvieron
Al Paso y a la Loma
A la Roja Tempestad
A la muerte y a la gloria
Habrá un nuevo amanecer
en nuestro reino perdido.

autor desconocido (posiblemente Arkyn), balada
Extraído de "La Antología de Cantos y Poemas Populares de Cardolan", por Gelmir de Bree, 1649TA

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26/03/2017, 19:18
[Gi] Melechtor
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Las ráfagas de viento traían olor a mar incluso en el corazón de la meseta cardolanii, y el capitán Melecthor recordó el vaivén de las olas y el horizonte sin fin. Tomó aire, y miró desafiante a la bóveda celeste, donde el sol se menguaba. El aire creaba remolinos de polvo y arena, y las banderas rojas ondeaban en las lanzas de sus hombres. El temporal llegaba de la costa, y era conocido como gwalarn1.

-¡Adelante, hombres de Echorion!, gritó. -¡Adelante hombres libres! ¡Por la roja venganza! ¡Adelante Jinetes de Daeros! ¡Por la tormenta de acero! ¡Somos Garan Gwalorn! ¡La Roja Tempestad! Y en esta hora oscura, antes de un nuevo amanecer, el enemigo conocerá nuestro nombre. Y nos temerá para el resto de los días.

-¡Garan Gwalorn!

-¡Garan Gwalorn!

Notas de juego

1galerna

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06/08/2017, 17:13
Norión
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La oscuridad ya no rodeaba al anamarta, sino la luz de la verdad en medio de la noche. Alzó su mirada y vio la estrella de Eärendil, un destello de esperanza que animaba a los defensores de Sil Auresse - Varda...- murmuró pero sus pensamientos iban mas rápido, Varda, gracias por tu presencia en medio de la desesperanza y en su plegaria la imagen de Ayla, la verdadera luz de la aldea que prometía el renacimiento tras el ocaso, se superponía a la de la reina de los Valar, y Norión comprendió que pese a la distancia ella no estaba lejos. A su lado distinguió la silueta de la luna tapando completamente al sol, un eclipse profético, un signo de los cielos que duraba solo un momento pero haría que el destino de esa tierra cambiase. Sentía el poder de lo alto, como la magia se enardecía y mientras durase ese fenómeno astronómico, lo que se hiciese, tendría consecuencias por generaciones.

A su izquierda sintió la fuerza de una presencia conocida, giró su rostro y los hilos del destino lo llevaron a ella. -Vairë...-Su joven alumno portaba el cilindro de kregora, y en su interior estaban los rollos que Finduilas había escrito dejando en ellos gran parte de su poder. Hubiesen sido imperceptibles, esas paredes eran impenetrables, pero nada le era vedado al anamarta en ese momento. Mi querida dama, acaso habías soñado siquiera con este futuro? preguntó en pensamientos, y una delicada hebra de luz se formó de la nada y se sumó a la red existente, una que volvía a unirlos, y supo que ella estaba presente de algún modo y consciente del ser en que él se había convertido.

Detrás otra presencia se hacía sentir - Irmo...- Señor de los sueños, necesitamos tu ayuda una vez mas, la piedra que Sir había portado aún tenía impregnada su esencia, Denelloth la llevaba consigo sin ser del todo consciente del tesoro que tenía entre manos, un cordón plateado la unía a otra piedra muy distante, que el otro guardián de Enila sostenía con fuerza. Juntos se jugaban la vida por defender a la elegida entre los hombres, la luz de esa era.

No muy distante de ellos el ruido de metal contra metal se escuchaba, pero era un material diferente, una aleación mas dura que el acero, un martillo forjado por los Naugrim siglos atrás que contenía sus conocimientos y su fuerza - Aulë...-Tu presencia habita en ese enano, y de sus brazos tallaras el destino de todos, Ferrim, hijo de Ferric, había sido convocado por el anamarta para evitar destruir el monolito y preservar la esencia de Arda intacta, los Naugrim se unían a los hombres y peleaban junto a los elfos por un futuro de luz en medio de la noche. Ese enano, que alguna vez juzgó equivocadamente y que luego llegó a considerarlo su amigo, portaba también el tesoro mas preciado de Norión, el regalo de Finduilas, un libro con los secretos de Númenor, el conocimiento de los Enach ahora le era evidente, por unos momentos comprendió todo lo que había leído y supo que los pergaminos ya no le eran vedados.

El anamarta sonrió levemente ante la verdad, todos los caminos le eran evidentes, recordó la sensación que había tenido en las afueras de Sil Auresse cuando meditó en el lugar donde Ayla solía hacerlo, sin embargo ahora todo era mas fuerte, su visión penetraba los mas profundos misterios y sus manos podían incluso afectar los hilos del entramado del destino. Ahora giró hacia el poder que yacía en medio del claro, vio claramente a los Dagul golpeando la piedra desde el interior, clamaban por salir, vio también la ominosa presencia del vacío, el mismo abismo que había intentado vanamente torcer sus caminos, el mismo del cual era su Custodio. Avanzó recitando su propia profecía, descubriendo que sin saberlo él ya era parte de ese entramado desde el principio de los tiempos. 

El monolito sin embargo escondía una presencia aún mayor, una fuerza olvidada que yacía en el interior de la Tierra Media - Yavanna...- Mi señora, éste es tu altar desde antes que los primeros hombres caminasen por estas tierras, éstos son los guerreros que dan su vida para proteger a tu elegida, éstos son los que te rinden culto aún sin conocerte, y yo estoy frente a ti en medio de ellos, y limpiaré tu altar de esta profana presencia, y erguiré en la aldea un monumento a tu amor por la vida, yo mismo estaré junto a Sir donde tus lágrimas cayeron, yo Norión, Custodio del Abismo, me pongo a tu servicio entre los vivos para que tu sueño se concrete. Guíanos, danos valor y haznos fuertes en éste difícil momento. Su plegaria brotaba de su corazón, avivado por el fuego sagrado, su voz sin duda había sido escuchada por la señora de la tierra.

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09/11/2017, 20:31
[AL] Teletasarë
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I lúme utúlie…

Los días de los Primeros Nacidos se agotaban. Para los noldor del refugio de Amon Lind, la partida era inminente. Pero antes, una antigua profecía debió ser resuelta. Mientras el día se convertía en noche, y la luna devoraba el sol, una solitaria Guardiana de la Luz se enfrentaba a la Oscuridad en el puente de Ost-in-Edhil. Si perdía, el Mal que había sido enterrado siglos atrás regresaría y atacaría este refugio. Pero incluso en la victoria, no había esperanza para los noldor. Pues su verdadera esperanza estaba en el Oeste, más allá del Mar. Su larga travesía en la Tierra Media estaba llegando a su fin. Habían pasado de lo alto y hermoso a la oscuridad y ruina, así era su sino en la Arda Maculada donde el legado de Morgoth todo lo corrompía.

Los pasos de Teletasarë resonaban en las estancias vacías de Amon Lind. Ya no se estuchaba la música en la Colina de la Canción, ni las risas. El refugio secreto de los últimos noldor de Eregion vivía sus últimos días en el largo ocaso, mientras en las ruinas de Ost-in-Edhil se libraba la batalla cuyo desenlace les iba a condenar de una forma o de otra. Así eran los noldor. Incluso en la victoria había una derrota para ellos.

Las lágrimas bañaron las mejillas de la elfa cuando cruzó el amplio comedor. Allí habían disfrutado incontables veces de las obras de teatro de Lalaith y de Feämire, y contemplado la maravillosa música. Habían sido felices, pero aquello no había sido más un hermoso sueño. Un espejismo de un tiempo pasado que ya concluyó con la caída de Ost-in-Edhil. Sombras del pasado que furtivamente se escondían ahora cuando llegaba el momento del adiós.

Teletasarë se detuvo junto al estanque de agua. Un manantial de agua de las montañas. Se decía que en el agua vivía el eco de la Canción más que en cualquier otra sustancia. La tocaba con la mano, y sus lágrimas saladas se mezclaban con el agua dulce. Por la ventana miró al Oeste, al hogar que anhelaban pero al que nunca había conocido. Pues para ella su hogar había sido Amon Lind. Pero tenían que abandonarla, incluso en la victoria. Luego buscó la dirección de las ruinas de la última gran ciudad de los noldor en la Tierra Media. Allí habían desafiado a los mismos valar, y habían logrado incluso detener el tiempo. O eso habían creído. Porque la eternidad se les había hecho demasiado corta. Muchas obras sin acabar, palabras sin pronunciar, círculos sin cerrar y amores sin confesar.