-Regresamos, dijo de repente la niña. Su voz mezclaba fragilidad y determinación a partes iguales. -Me sacastéis del castillo porque la Oscuridad amenazaba aquel lugar. Luego esa Oscuridad me persiguió. Pero ya no la siento. No veo nada. Todo ha terminado de momento, para bien o para mal.
Se quedó pensativa al percatarse de algo realmente aterrador. Ambas posibilidades eran igual de reales. -O hallamos la Luz del nuevo amanecer. O hallamos la desolación y el Vacío.
Miró a Benaldamat, y se aferró a su mano. -En cualquier caso, nuestro lugar es ahora allí. Con los demás. Debemos regresar. El objetivo de ponerme a salvo sacándome de Sil Auressë se ha cumplido, y por el camino hemos logrado traer de vuelta al que tanto sacrificó por todos nosotros. Esta vez, te hemos salvado a ti, dijo y le sonrió a Benaldamat.
Benaldamat se quedó sorprendido por la determinación de la pequeña. Ciertamente había dejado de ser la pequeña niña dejó hace unos años, y ahora la veía dar sus primeros pasos hacia quien iba a ser…
Benaldamat orgulloso, la miró a los ojos:
- Así se hará Enila, iremos entonces a Sil Aüresse. Juntos…
Benaldamat bebió de la poción que le habían preparado hasta apurar el último trago. Después de la poción se sentía bastante mejor, pidió ayuda a Rashat para que le ayudara a recoger y preparar sus cosas, sobre todo porque no sabía dónde estaban… Una vez todo listo, se preocupó por su propio estado de salud, a veces el cuerpo no sana todo lo rápido que se necesita. Pero Kementari concede a sus hijos muchos dones, y entre ellos el de sanar.
Anael escuchó las palabras de Enila y algo se alborotó en su interior. Iban a volver a Sil Auressë. Eso quería decir que volvería a ver a Girion, si es que éste seguía vivo. Solo pensar en aquello llenó de júbilo y esperanza al hombre, aunque por fuera seguía siendo una máscara marmorea sin sentimientos.
-Bien, recojamos el campamento y salgamos de este lugar maldito -dijo sin más Anael.
Ragi suspiró aliviado al saber que volverían a la ciudad. No estaba seguro de lo que se encontrarían al llegar pero, sin duda, estaría más cómodo entre las calles de una ciudad.
- ¿Puedes caminar bien?-preguntó a Sir mientras pensaba en que hacia poco tiempo habían cargado con ella por sitios peligrosos-. Te veo más fuerte pero no quiero arriesgarme otra vez.
El tiempo le había enseñado a ver que era capaz de encontrar buenos caminos allí donde no se veían, al fin y al cabo había regresado a la ciudad rodeado de enemigos y lo había hecho sin librar ningún combate, pero ahora eran un grupo mayor y más visible a una distancia lejana. Deberían ir con cuidado.
-Puedo caminar..., dijo Sir y luego añadió: -aunque despacio. Luego miró a Benaldamat que parecía estar aún más débil que ella. -No sé lo que vamos a tardar.
-Tenemos la camilla. Y dos caballos ahora, dijo Rashat. No solía hablar mucho, pero era un hombre decidido. Y si la decisión había sido ir a Sil Auressë, cuanto antes fueran a partir, mejor. Les esperaba un trayecto relativamente largo por un terreno difícil en caso de querer evitar los caminos, y cargando con dos heridos. Porque Benaldamat, aunque despierto, no era ni la sombra del gran guerrero que estaba habituado a ver Rashat.
-Benaldamat y Enila que turnen entre los caballos y la camilla. Ragi con ellos en todo momento. Aeldric, Anael y yo nos encargamos de proteger el grupo. Uno de nosotros debería ir de avanzadilla creo. Para evitar aquellos encuentros que se puedan evitar.
Miró hacia las Quebradas de los Túmulos, y un escalofrío recorrió de nuevo su espalda. Quería abandonar este lugar lo antes posible.
confirmar orden de marcha por favor
Anael asintió a la propuesta de Rashat. El hecho de tener dos caballos les beneficiaba para poder llevar Tanto a Enila como a Benaldamat, tanto si montaban la camilla entre los caballos o si iba alguno montado en el caballo. El resto iría perfectamente a pié como lo habían hecho hasta ahora.
-Creo que Aeldric es que mejor conoce estos caminos y parajes, así que creo que debe ser quien haga de avanzadilla -propuso el hombre a los demás.
Aeldric asintió en silencio ante las propuestas de Rashat y Anael, Parece que tenemos nuevos compañeros de viaje.
-No tengo ninguna incumbencia en ir de avanzadilla, de hecho iba a proponerlo. Si estáis de acuerdo con que yo vaya por delante...- El elfo se ajustó la espada y el equipo.- Partiré entonces ahora mientras termináis de prepararos.-
Ragi asintió ante la propuesta de Rashat y se dispuso al lado de la niña. En otras circunstancias habría agradecido explorar los parajes antes de caminarlos pero, en esos momentos, sabía que su deber era estar con Sir el resto del viaje.
Una vez decidida la ruta que iban a tomar, el grupo actuó con presteza. Recogieron sus pertenencias y prepararon los dos caballos para la travesía. Uno iba a cargar con la camilla de Sir, y el otro con el guerrero Benaldamat. Ambos podían alternar entre caminar o descansar pero sin detener el avance pero al mismo tiempo ir recuperando fuerzas.
Ragi no se iba a separar del lado de Sir, y le ayudaba en cada momento. En los descansos, Benaldamat le cuidaba las heridas pues era un hábil sanador aunque muy debilitado en este momento. Rashat y Anael se encargaban de las tareas de protección. Rashat prefería ir en la retaguardia, sin relacionarse con los demás pero atento a todo. Aunque llevaba sus armas ocultas, a nadie de los presentes se le escapaba lo extremadamente peligroso que podía llegar a ser. Había algo en él que hacía estremecer al más experimentado de los guerreros. Una mirada asesina, unos pasos casi felinos y algo más. Una frialdad en lo profundo de sus ojos.
Por último, Aeldric se encargaba de la vanguardia. Iba de avanzadilla, a bastante distancia del grupo para intentar avistar cualquier obstáculo o peligro antes de que le llegara al resto.
Aeldric: tirada de Observación y de Acechar
Sobre la ruta: podéis decidir si buscáis los caminos o ir campo a través. Tirada de orientación también (todos).
Motivo: Orientación
Tirada: 1d100
Resultado: 67
Dejo la tirada a falta de un post más extenso, no tengo la habilidad así que supongo que tendrá un penalizador.
El elfo guerrero era consciente de su función y de la importancia de esta, así que se adelantó al grupo y se separó del mismo para asegurar el camino por delante o, si el riesgo era muy alto, avisar para tomar una ruta alternativa.
Motivo: Observación
Tirada: 1d100
Resultado: 55
Motivo: Acechar
Tirada: 1d100
Resultado: 99
Motivo: Orientación
Tirada: 1d100
Resultado: 96
Anael estaba cerca del grupo principal que formaban los convalecientes montados a caballo. Se mantenía alerta por lo que pudiera acontecer, aunque confiaba plenamente en Aeldric y en Rashat para alertarles de cualquier cosa que pasara. Pero era algo que Anael no podía cambiar, siempre alerta de su entorno.
Poco a poco iban avanzando en silencio, cosa que le gustaba al hombre amante del silencio y la tranquilidad. mientras deandaban lo que habían avanzado, se fijaba en varios puntos por los que habían pasado ya fuese el mismo sitio o uno cercano.
Motivo: Orientación
Tirada: 1d100
Resultado: 76
hay alguna posibilidad de retomar la historia de Alerian tambiéeeen?? Le hecho de menos ^^
DJ: te contesto en el Off Topic
Benaldamat estaba agotado. Apenas había despertado cuando tenía que reemprender la marcha. Pero los tiempos lo exigían, y en peores situaciones se había visto. Aunque su debilidad actual, le recordaba los tiempos en los que todo comenzó, los tiempos en los que conoció a Rashat y de la mano de Morwen y Thelran se adentraron en unas de las múltiples cuevas de las inmediaciones de los Trasgos. Miró a Rashat y sonrió. Ambos se habían transformado y reconvertido durante el viaje que emprendieron juntos, y ahora, como otras tantas veces dependía de su amigo y de la destreza de los nuevos guerreros que habían traído a Enila hasta él.
El Guardián aceptó sus tres primeros turnos en la camilla, pero el cuarto se negó y dejó que la niña descansara en la camilla. A cada parada de la marcha, Benaldamat se acercaba a Enila y miraba sus lesiones, aplicaba y cambiaba vendajes compresivos. Buscó en su Inherehab la hierba Arfandas, pero no le quedaban. Entonces recordó que la última que tenían la llevaba Aeldric en su caja. Suspiró con resignación y la volvió a cerrar.
Barajó la idea de describir la hierba a los nuevos compañeros, pero veía la tensión en los rostros de quienes los guiaban, y decidió no molestarles y hablar suavemente sólo con Enila para entretenerla, para que no percibiera la tensión de sus guías y pudiera realizar el viaje los más tranquila posible. Tal era la naturaleza protectora del Guardián para con Enila. Pero Enila ya no era la niña con la que huyó años atrás, había crecido tanto en este mundo como en el de Irmo.
Se acercaba el momento en el que deberían partir al Norte...
Entonces Benaldamat rebuscó en su fardo, y sacó un pergamino Real, con el sello del mismísimo Rey de Arthedain. Lo extendió hasta Enila.
- Ya puedes venir conmigo Enila. El momento ha llegado...
Aeldric tomó la delantera para hacer las funciones de explorador. El guerrero elfo se movía con agilidad y un sigilo fuera del alcance de los mortales. Por momentos, todos se sentían inspirados y más seguros al ir en compañía del elfo cuya sagrada misión era precisamente proteger estos caminos que ahora les llevaban hacia Sil Auressë. Caminos que Aeldric conocía muy bien, y consultaba con Anael de vez en cuando para elegir la mejor ruta. Tal vez por la perspicacia de los dos, o por pura suerte, el grupo pudo avanzar sin ningún contratiempo durante las primeras jornadas.
En los descansos, y en algunos tramos del viaje, Benaldamat se quedaba tumbado en la camilla. Estaba aún débil, pero poco a poco se iba recuperando. Fumaba con frecuencia las hierbas que le permitían visitar los reinos de Irmo. Allí parecía hallar la paz espiritual para completar su recuperación.
Tirada oculta
Motivo: enc1
Tirada: 1d100
Resultado: 62
Motivo: Acechar.Aeldric.Abierta
Tirada: 1d100
Resultado: 96(+99)=195
Motivo: Acechar.Aeldric.Abiertax2
Tirada: 1d100
Resultado: 59(+195)=254
Motivo: Orientación.Aeldric.Abierta
Tirada: 1d100
Resultado: 99(+96)=195
Motivo: Orientación.Aeldric.Abierta(x2)
Tirada: 1d100
Resultado: 45(+195)=240
Tirada oculta
Motivo: enc2
Tirada: 1d100
Resultado: 57
Tirada oculta
Motivo: enc3
Tirada: 1d100
Resultado: 34
Aeldric: Acechar tirada 96-100 es tirada abierta, se repite y se suma. Hago yo las tiradas (y ha salido otra abierta). En total has sacado 254 que sumado a tu bono en Acechar da como resultado 337. Durante 3 asaltos todos los aliados tienen un +20 a las tiradas.
Aeldric: Orientación: lo mismo (y he vuelto a sacar otra abierta, jejeje). Tienes un +20 a todos los intentos de Orientación hasta que te salga un fallo completo en una tirada.
-I lúme utúlie, le contestó la niña a Benaldamat y en lo profundo de sus ojos había una mirada cómplice con su Guardián, pero también una tristeza asumida ahora por una madurez impropia para su corta edad. Miró a Ragi, a Anael... y recordó a otros compañeros. Personas a las que pronto iba a tener que decir adiós. Sintió angustia en su corazón, pero al mismo tiempo comprendía que su camino había sido marcado de forma irremediable desde antes de su nacimiento. Y que ya había elegido su destino, y éste yacía en los gélidos yermos del Lejano Norte.
-Me llevarás hasta las montañas bañadas por el mar de hielo. Lo he visto, dijo y le acarició la mejilla a Benaldamat que yacía en el lecho tirado por los caballos. -Llegado el momento. Por ahora, descansa...
Descansa... las palabras y el dulce tacto de su mano le llevaron de forma irremediable a un sueño profundo... Hasta su cueva cerca del mar de hielo. Tal era la fuerza de la conexión entre el Guardián y la Niña que el recuerdo de un visión de ella generó su contrapartida en la mente de Benaldamat, ahora potenciada por las hierbas que de nuevo estaba fumando.
Benaldamat se encontraba débil en el Mundo Físico, pero aquí en el Reino de Irmo su poder era distinto. Estaba tumbado desnudo sobre la nieve no muy lejos del acantilado, cerca de la boca de la cueva. Escuchó el aullido del gélido viento, y en ese sonido escuchó palabras... Palabras lejanas en espacio y en tiempo, pero pronunciadas con fe y con convicción. Una oración...
Eru, cuando todo estuvo perdido sentí tu presencia, tu llama dorada arde en mi interior y ahora es mi guía.
(...)
Yavanna, vida y abundancia, bendita seas! Gracias por escuchar nuestra clamor y aceptar nuestro pequeño sacrificio para deshacer el sacrilegio que se hacía sobre tu nombre, perdonando nuestras ofensas. El mundo no será el mismo ahora que caminas entre nosotros como una niña.
(...)
Aulë, gran forjador, los cimientos del mundo gritaron tu nombre e intercedieron a nuestro favor ante tu esposa. Y fue justo junto a uno de tus hijos que pudimos limpiar la ofensa que había sido hecha contra ella.
(...)
Irmo, señor de los sueños, mi más inmensa gratitud por tu gran ayuda. Tu servidor defendió tu causa hasta el último aliento, mas los caminos del Guardián y del Custodio se volverán a cruzar una y otra vez, como el de los hermanos que los guían con sabiduría.
no marques a los demás mientras se resuelve el sueño
Benaldamat se quedó dormido de nuevo, y Sir le observaba en silencio. Parecía preocupada, aunque lo ocultaba ahora como solían hacer los mayores que no querían preocupar sin necesidad a los niños. Y en ciertos aspectos, así era. En los asuntos del Mundo Invisible, Sir, o Enila, era una persona con unos conocimientos muy superiores a los de cualquiera de los presentes. Pero toda esa sabiduría y todo ese poder se estaban canalizando a través del cuerpo y de la mente de una niña.
no marquéis a Benaldamat de momento
Al principio Benaldamat se sintió en casa. Respiró profundamente llenando sus pulmones de aire, y entonces escuchó las palabras que procedían de la cueva. Lejanas y próximas a la vez. Sabía que aquí no podía seguirle Enila, pero aún así la busco con la mirada.
Y entonces caminó hacia la cueva, buscando de donde brotaban tales palabras. Palabras de agradecimiento sin duda por la victoria de la batalla del monolito. Allí donde tanto pudo perderse, y tanto se ganó...
A cada paso, Benaldamat se sentía mas seguro y más fuerte. Se detuvo de pronto delante de la cueva, se agachó y cogió tierra del suelo. La tierra era el vientre de Yavanna donde germinaba la vida, y con la tierra entre sus dedos, el hijo de Yavanna y siervo de Irmo, entró.