Partida Rol por web

Aaren y Denelloth

El Jinete parecía ser un aliado. Tras darnos la bienvenida, no tardó en abrumarnos a preguntas.

Por suerte Ungail tomo la iniciativa, puede que percibiese mi natural disposición al silencio, o simplemente se sentía ansioso y animado al constatar que nuevos aliados se sumaban a nuestra causa.

Deje que el joven jinete pusiese al tanto a nuestro nuevo amigo y solo cuando hubo terminado de hablar completé su informe con alguna información que creí relevante.

Bien, ya sabes nuestros nombres "amigo", pues por un aliado te tomaremos si como dices te alegras de ver a quienes acuden al auxilio de Sil Auresse. Tal y como dice mi compañero llegar hasta aquí no ha sido fácil...y no todos lo hemos conseguido.
Hice una pequeña pausa y tras acercarme al paso al extranjero para poder observarlo mejor, continué:

La milicia de Sil Auresse se dirige en estos momentos hacia el Castillo. Uno de los comandantes de Sil Auresse ,de gran renombre cayó en combate singular contra uno de los jefes Orcos...y ahora escoltan su cuerpo moribundo de vuelta ala fortaleza. Su nombre es Khoradur...
deje un breve lapso para que el extranjero digiriese la noticia. Sin duda si era de Sil Auresse como decía, habría de conocer a su Comandante.

Una pequeña fuerza ha sido enviada en avance ante los rumores de Huargos que asedian las puertas de la villa...mientras que a nuestro pequeño grupo se nos ha dado ordenes de exterminar a un grupo de exploradores orcos que huían en busca de ayuda...una gran hueste Orca fue detenida en el paso...pero allí siguen, y con ayuda o sin ella, terminarán llegando a su Destino...evitar que lo hagan a tiempo es nuestro cometido.

¿...y bien? ¿cual es tu nombre forastero? siento ser tan directo, pero tenemos trabajo que hacer...y no nos vendría mal tu ayuda.

Ejército de Sil Auressë. Grupo de Theon

La noticia que recibió de los exploradores lo alarmó en gran medida, una cosa era que él prescindiese de un par de jinetes sobre una veintena de hombres armados para lograr una exploración, y otra distinta era hacerlo cuando solo eran cuatro y estaban defendiendo lo más valioso que tenían, su comandante. El rostro de Theon se endureció, algo evidente para Belkazir* y Faelimir que estaban a su lado. Como pueden ser tan imprudentes?, pensó, preocupado por debilitar la protección sobre el comandante, dejándolo a merced de una emboscada enemiga. Un nuevo dilema se abría para él, había recibido sus órdenes y él no era responsable del grupo que llevaba la delantera, pero no podía permitir que Khoradur cayera en manos de los huargos después de tanto esfuerzo por salvarlo. - Apresúrate y dales alcance. Si ves a Agnor desde su posición, hazle saber que le ofrezco custodiar al comandante hasta que él organice la rápida entrada al castillo. Si no lo ves, dile a Milzarak que se detenga y espere que le demos alcance. Como sea, no regreses sin Khoradur, sabes que no es buena idea que quede a merced del enemigo, debemos protegerlo- dijo con seriedad al umbariano, temiendo que Agnor no se tomase de buen modo su intervención. Ya lidiaré con eso llegado el momento, pensó.

La llegada de Ullant con la paloma mensajera de Lord Echorion fue bien recibida por Theon, y agradeció la colaboración del hombre. Escribió un mensaje en adunaico por si caía en manos enemigas, con la mayor cantidad de detalles que podía llevar esa paloma, lo enrolló y se lo dio al cuidador para que la envíe cuanto antes. Con la claridad del día pronto llegaría la oportunidad de entrar a Sil Auressë.

Gaerel. Líderes orcos cayeron. Grueso ejército defiende posición estratégica. Khoradur herido. Agnor regresa Comandante. Faelimir regresa heridos. Earnil creará distracción cuando lleguen refuerzos con jinetes acero. Queremos romper sitio huargo mediodía. Luego reagrupar defensas. Paso sur bloqueado, Horda demorada. Colaboran fuerzas Lord Echorion. Requiero asistencia desde castillo. Theon Vilarion.

Arthondir

Los dos hombres cabalgaron a gran velocidad por el camino hacia el norte, y a pesar de ser Ginawr un jinete de Echorion, pronto Arthondir tomó la delantera. Era hábil con el caballo, y además su armadura era más ligera. Aún así, Ginawr pudo mantener un ritmo aceptable a unos veinte pasos por detrás de Arthondir. La distancia a Sil Auressë se recortaba y el sol parecía brillar con más intensidad encima de sus cabezas.

De repente, escucharon el sonido de un cuerno... Y otra vez. Llegaba desde delante a bastante distancia, pero el camino giraba y no les permitía ver aún de qué se trataba.

Arthondir

-¡Conozco ese cuerno!, exclamó Ginawr y espoleó su caballo. -¡TARBRAND!, gritó el nombre del líder de su grupo de exploradores.

Tarbrand

Tarbrand dudaba entre seguir hacia Sil Auressë que cada vez se hallaba más cerca y hacer un último intento de encontrar a Ginawr. Era posible que lo hubiera pasado en la meseta, o si él había llegado hasta el camino...

Hizo sonar el cuerno como de costumbre cada cierto tiempo, con cada vez menos esperanzas. De repente, escuchó el sonido de los cascos de un caballo llegando a gran velocidad desde el sur. Miró en esa dirección y vio llegar no a uno pero a dos jinetes galopando. No conocía al primero, pero el que le seguía era Ginawr.

Tarbrand & Arthondir

En el camino que llevaba a Sil Auressë se encontraron los tres jinetes. Tarbrand, Ginawr y Arthondir. Ya quedaban pocas millas para llegar a la aldea, pero ninguno de los tres se bajó del caballo. Simplemente se detuvieron para intercambiar unas palabras.

Fue Ginawr el primero en hablar. Tarbrand vio que llevaba un vendaje en el hombro cuando le ofreció su mano a modo de saludo.

Tarbrand & Arthondir

-Saludos Tarbrand. Éste es Arthondir, tu paisano. Y también un hombre leal a la causa de Echorion. Me encontré con él cuando terminé de dar caza al último orco, y me ayudó a abatirlo.

Entonces Ginawr se percató de que Tarbrand cabalgaba solo. -¿Y el resto? ¿Se han ido ya a Sil Auressë?

Tarbrand & Arthondir

El montaraz suspiró de alivio al ver que Ginawr estaba bien, mas se sentía molesto porque no se hubiera presentado con mayor prontitud a su llamada del cuerno, pues llevaba bastante tiempo buscándolo, no obstante, lo importante era su bienestar, por lo que en primer lugar saludó al desconocido diciéndole en tono amable:

-Bienhallado seáis maese Arthondir, os agradezco que hayáis ayudado a mi compañero con tanta dedicación -dijo haciendo una reverencia en gesto de agradecimiento- y me alegra encontrar a otro buen hombre de Arthedain ayudando al legítimo señor de estas tierras, aunque no guardo un buen recuerdo de mi ciudad de origen... -dijo mostrándose un tanto alicaído al rememorar su tierra, no obstante se apresuró a cambiar de tema antes de sumirse más en sus problemas pasados, por lo que continuó respondiendo a Ginawr diciendo- me alegra verte de una pieza, ya me temía lo peor... en cuanto a los demás, están en el este, los dejé para que acabaran con los orcos que huían y vine yo en tu busca, pues no sabía que suerte habías tenido -explicó narrando lo ocurrido- mi propuesta es volver con ellos y una vez todos juntos nos agrupamos con el grueso del ejército, pues aunque la situación no parecía muy peligrosa, es mejor prevenir que curar, si vos lo deseáis señor Arthondir, estaremos encantados de que nos acompañéis, pero si tenéis otras responsabilidades, no quiero ser yo quien os retenga -aclaró esperando saber qué prefería hacer el dúnedain- no obstante, ¿cuántos enemigos has abatido? ¿sabes si alguno consiguió escapar? -preguntó para tener claro cómo estaba la situación.

Tarbrand & Arthondir

Maese Tarbrand, es todo un honor conocer a otro compañero, lamento si los recuerdos de nuestra tierra le son amargos, pero imagino de que a causa de que algunos de los nuestros se empeñan en guerras internas cuando La Sombra debería ser la mayor preocupación de todo descendiente del Gran Reino de Arnor - decidió no proseguir con sus ideales pues, como había hecho su interlocutor, las historias personales bien podían esperar a una buena jarra de cerveza, si sobrevivían a la contienda - su compañero Ginawr estaba persiguiendo a un orco cuando lo encontré, y como dice le ayudé a abatirlo, pero sin duda tiene una fea herida en el hombro, parece que el veneno paralizante de la flecha no le haya afectado, se nota que está curtido en batalla, pero yo le echaría un vistazo lo antes posible, no soy demasiado diestro tratando heridas. Por mi parte encontré un par de orcos más vigilando en una loma hacia el suroeste y éste otro que le cuento son los únicos que he localizado desde el oscurecimiento.

Me veo obligado a declinar su generosa oferta, pues como adivinais mis pasos por éste camino vienen cargados de una responsabilidad que no puedo demorar. Debo llegar a Sil Auressë lo antes posible, localicé un grupo de exploradores de la ciudad más al sur y, dada la movilidad adicional que me otorga mi corcel, su líder: Denelloth, me encomendó una misión. 

¿Entiendo por vuesas palabras que Sil Auressë aún no ha sido atacada por el enemigo? He de entrar en la ciudad lo antes posible. 

Mientras esperaba una respuesta, acarició la crin del caballo dándole un par de amables palmadas en el cuello, señal de que pronto retomarían la marcha.

Girion & Agnor

Girion y Agnor continuaron hasta Sil Auressë, y llegaron con las primeras luces de un nuevo día.

Ejército de Sil Auressë. Grupo de Theon

-Así se hará, contestó Belkazir y se llevó el puño al pecho. Le preocupaba el bienestar de Khôradur incluso más que a Theon. Aunque no lo había conocido en persona antes de llegar a Sil Auressë, su fama era grande en ciertos círculos de Umbar. Se decía que había sido uno de los artífices del Saqueo de Pelargir, lo que le convertía en un símbolo, o en un mito.

Belkazir se marchó raudo. Confiaba en llegar hasta el grupo en poco tiempo.

Ejército de Sil Auressë. Grupo de Theon

Faelimir observó como Ullant preparaba el mensaje de la paloma. El cuidador les había dicho que necesitaba estar un poco más cerca para poder tener una visión clara de la ruta, pero que en cuanto fuera posible iba a soltar la paloma.

Una milla...

-La zona de la aldea..., comentó el sargento mientras seguían la marcha. Era importante explicarle a Theon con lo que se iba a encontrar. -Por un lado está el pueblo. Seguramente ha sido evacuado. Tiene murallas de madera, pero no está preparado para aguantar un asedio. Un camino une la aldea con el castillo, y la clave está en el vado. Aunque no tiene mucho caudal, el arroyo es bastante traicionero en otros puntos. Tiene la fuerza suficiente para mover las ruedas de una docena de batanes situados a ambos lados del río. Llegaremos desde esa dirección.

-El castillo en sí no está terminado, ni mucho menos. Pero las murallas son altas, y un puente de piedra es el único acceso.

Grupo avanzadilla. Bergil y Milzarak

Llegó a la carrera uno de los cazadores del grupo de Theon. Era el umbareano Belkazir. -Escuchad, dijo tratando de recuperar el aliento. -Dice Theon que le esperéis. Mejor no sigáis solos. ¿Dónde está Agnor?

Luego comprendió que había partido a inspeccionar el terreno por delante. -Ya casi estamos en Sil Auressë. Es mejor acercarnos en grupo. Estamos a una media milla de vosotros, y a una milla y poco de la aldea.

Aaren & Denelloth

El montaraz escuchó atento a los dos hombres, mirando a veces a la hueste enemiga en movifiento al fondo. Sólo bajó la vista con aire grave cuando el hombre llamado Aaren mencionó a Khôradur.

-Así que es cierto... Nos lo contó un orco que capturamos, pero no quería creerlo. Pero, ¿moribundo, habéis dicho? ¡Entonces hay esperanza! Si alcanzan el castillo... Hay allí buenos curanderos. ¿Y quién comanda a los hombres ahora?

Sacudió la cabeza, aparentemente aliviado, como buscando la confirmación de aquellos hombres a sus palabras. Siguió escuchando, y cuando Aaren lo llamó "forastero" lo miró ladeando la cabeza un momento, como extrañado o intentando reconocerlo, y luego hizo un rápido gesto de disculpa.

-Perdonadme. Me llamo Denelloth. Pareció dudar unos instantes, y luego se descubrió, echando la capucha hacia atrás; no parecía hacerlo con gusto, seguramente por tener que exhibir sus cicatrices. -Desde hace un tiempo vivo en Sil Auressë, donde soy maestro cazador. Salimos de allí hace dos... dos largas jornadas, en una misión. Ahora sería largo de contar, pero tuvo éxito: el Gothdust, el principal sacerdote del enemigo, ha muerto, y su plan ha sido frustrado. Pretendíamos unirnos a la defensa, fuese aquí o en el castillo. Parece que llegamos tarde, como imaginamos; tres de mis compañeros siguen ahora a pie hacia Sil Auressë, mientras otro lo hace a caballo.

Miraba inqueto la hueste enemiga moverse hacia el este, la gran torre de señales en llamas y los otros fuegos dispersos, como intentando comprender o imaginarse cómo entorpecer su camino. Luego añadió algunas noticias que complementaban las de Aaren:

-Esos exploradores orcos, ¿este era el último? -preguntó, señalando al orco muerto a los pies de los caballos. -Es importante acabar con ellos. La hueste orca de El Paso de la que habláis, creo, -continuó -será estorbada por unos aliados, los llamados Lobos... Gente discreta, asilvestrada y letal, aunque demasiado pocos, les entorpecerán bastante el progreso. ¿Y vuestro cometido concreto es salir al encuentro de esa misma hueste del sur?

Volvió a mirar a ambos hombres, como valorándolos y calculando cuántos habría como ellos en la unidad. ¿Una veintena, quizás? Se levantó sobre el caballo mirando en dirección a Sil Auressë, y adivinaron que aquél era su destino. Pero si como parecía iba a producirse un asalto al castillo, la caballería sería de más utilidad acosando a los atacantes. Parecía reflexionar, frotándose los ojos y la frente, como queriendo limpiarse el cansancio de la cara. Había vuelto a echarse la capa sobre la cabeza.

-Quisiera preguntaros todavía otra cosa. ¿Es posible que se uniese a vosotros un joven dúnadan llamado Girion, con un hermoso caballo? Es importante para mí saber si ese joven ha llegado a Sil Auressë, de vuestra respuesta depende la dirección que tenga que tomar. Tiene una importante misión allí cuya responsabilidad compartimos. Si tenéis la certeza de que está dentro del castillo, os acompañaré, pero si no debo intentar volver al castillo cuanto antes, las noticias sobre huargos en la aldea que me habéis dado me han inquietado mucho.

Denelloth

Se frotó los ojos y la frente, pero el cansancio no se borraba. La situación planteaba un dilema, y se sentía demasiado débil para razonar con claridad. Se aferraba a la idea de acudir al lado de Sir lo antes posible, casi como una necesidad, un punto de referencia que le daba un sentido a sus actos. La vida de Sir era algo sencillo y concreto que merecía la pena defender. No era la aparente importancia de la niña en un esquema superior de las cosas lo que a él le movía a actuar; la hubiera protegido con aquella especie de empeño sagrado aunque fuese a nadie más le hubiese importado.

En todo caso, se lo había prometido a demasiada gente como para olvidarlo ahora; pero sí se preguntaba cuál sería la mejor manera de protegerla, si metiéndose con ella en la ratonera en que podía convertirse el castillo o, de una manera más estratégica, intentar disminuir las posibilidades de éxito de los atacantes desde fuera.

Girion y quizás el recién encontrado Arthondir tenían el mismo empeño, y se alegraba, pero dudó a dónde dirigirse a continuación. Volver a advertir a Eben, Ferrim y Acero Rojo de nada serviría, pues de nada servía que se dirigieran a una batalla ya terminada, por lo que bien estaban yendo hacia Sil Auressë, y ni la compañía ni las novedades de Denelloth podrían hacerles llegar antes. Y probablemente aquellos dos jinetes, Aaren y Ungail, no podían seguramente asegurarle dónde se encontraba Girion exactamente. ¿Debía suponer que Girion se encontraba protegiendo a Sir, dispuesto y con posibilidades de sacarla del castillo en caso de peligro y llevarla al Norte, según se le había pedido? ¿Lo habría hecho ya, si el incierto resultado de la batalla de la que ahora volvía (y ay,no por su pie) el Lugarteniente Khôradur habría hecho grave mella en la moral de los defensores? ¿Qué opciones reales había de defensa en Sil Auressë en caso de asalto?

En todo eso cavilaba Denelloth al tiempo que hablaba ansiosamente con los dos jinetes amigos.

Y sabía perfectamente en el fondo de su corazón, a pesar de cualquier otra consideración, cuál sería, fuese cual fuese la respuesta de Aaren, el camino que seguiría.

Aaren y Denelloth

El encapuchado seguía ávido de noticias y así nos lo hizo saber.

A su primera pregunta no tarde en contestar, si bien en mi rostro se reflejaba la propia incertidumbre.

Resulta difícil para mi deciros quien dirige a los hombres ahora, pues soy ajeno a la cadena de mando de Sil Auresse, pero esto te diré y habrá de ser suficiente, pues es cuanto conozco:

Tal y como Ungail te ha dicho, Mellechtor dirigía el grupo de una treintena de Jinetes que participamos en la batalla del Paso. Al llegar aquí, nos encontramos con el ejercito de Sil Auresse en plena escaramuza contra los Orcos, cuando la noche se hizo mas profunda...mi rostro se torció entonces al recordar la terrible visión de la oscuridad tragándose al gran astro.

Parthil, Barendil y Leniach permanecen al mando de los hombres de Sil Auresse y ahora los cuatro se dirigen hacia la Villa. Su intención como adivináis es llevar a su comandante en presencia de vuestros curanderos mientras todavía permanece con vida...
Trataba de no sonar muy pesimista, aunque había presenciado en directo la caída del gigante... el golpe del Uruk había sido aterrador, el eco del impacto había reverberado por encima del fragor de la batalla...y no era capaz imaginar como alguien podría sobrevivir a semejante infortunio. Pero aquel coloso lo había hecho...pues seguía con vida cuando nos separamos del grupo principal y aquello ya era un milagro en si mismo.

parece un hombre fuerte y al que todos guardan gran respeto, no deberíais perder la esperanza...pero sus heridas son muy graves...

Entonces el hombre se presentó, dejando a la vista un rostro ajado y cubierto de cicatrices, curtido por las batallas del tiempo y de la vida.

Poco a poco nos puso al tanto de sus andanzas...escuchamos pacientemente a pesar de la premura que nos obligaba, al menos hasta que parte de su historia empezó a solaparse con la nuestra.

Conozco a tu amigo!! lo interrumpí sobresaltado.
Girion, ¿no es así? el Joven exaltado que portaba una cabeza clavada en una pica...

Lo acompañe durante la carga de la caballería, se unió a nosotros justo cuando caímos sobre los Orcos...

dar buenas nuevas por una vez arrancó una leve sonrisa de mi rostro.

Todavía no ha llegado a Sil Auresse, no, pero se encuentra en el grupo principal,a si que si quieres verlo, lo mejor será que nos acompañes. Por desgracia no somos muchos...apenas 5 jinetes más se encuentran en las cercanías...y me temo que no todos los orcos podrán ser exterminados...pero si logramos despistar a la gran hueste encendiendo nuevos fuegos que la guíen en dirección equivocada habremos cumplido nuestro objetivo.

Entonces tire de las riendas y oriente a mi caballo de nuevo en dirección este, tal y como Tarbrand nos había indicado.

¿Que dices Denelloth?...amigo.En cuanto hayamos terminado con los Orcos rezagados y encendido los fuegos regresaremos a Sil Auresse para encontrarnos con el resto. Pero el tiempo apremia y no podemos permitirnos perderlo con mas palabrería...cuando terminemos habrá tiempo para ponerse al día.

Sin esperar respuesta espolee a mi caballo y cabalgué con la vista fija en oriente

¡¡Adelante compañeros!! ¡Que el viento arrastre nuestros miedos y la llanura retroceda!

Aaren y Denelloth

No fue hasta que Aaren dejara de hablar cuando se dio cuenta de que las colinas cercanas tenían ahora nuevos fuegos de señal. El plan para despistar a la hueste de la Loma ya había sido puesto en marcha.

Aaren y Denelloth

-Barendil es un escudero de Lord Echorion, intervino Ungail. Era evidente que Aaren no estaba muy al tanto de la jerarquía militar, pero Ungail vio que a Denelloth sí le preocupaba. -No llegó con nuestra unidad, sino que ya se había unido anteriormente a las tropas del comandante Khôradur, por su cuenta como consejero.

El jinete esperó unos instantes por si el nombre de Barendil le sonaba al hombre encapuchado, pues tenía cierto renombre. Aprovechó para mirar los fuegos que habían aparecido en las últimas horas para distraer al enemigo de la torre de fuego que habían colocado a modo de señal. Cuando vio que Denelloth no reaccionó al nombre, continuó: -Tras la ... caída de Khôradur, el mando pasó de forma temporal a un grupo de tres formado por nuestro capitán Melechtor, por Barendil y por el más veterano de los sargentos de Sil Auressë allí presentes, de nombre Parthil. Y se decidió mandar una parte de las tropas hacia Sil Auressë con el cuerpo del umbareano, y el resto iban a ocupar unas posiciones defensivas. Las tropas de avanzadilla eran dos grupos, el primero bajo el mando de vuestro sargento Agnor, quien ha cabalgado con nosotros todas estas jornadas. Y el segundo lo lideraba el sargento Faelimir de Sil Auressë y un oficial de Garan Gwalorn cuyo nombre es Theon.

Ungail parecía contento por acordarse de todos los nombres de los oficiales. Era un soldado, y la cadena de mando era importante para él, máxime cuando se unían tropas de distinta procedencia. Siempre era bueno saber a quién tenía que obedecer. -Aaren, espera. Lo que dijo Tarbrand yo entiendo que era ir al este, pero no tras él sino directamente hacia Sil Auressë.

El jinete miraba alrededor tratando de situarte. No conocía aquellas tierras.

Aaren & Denelloth

Así que ese era el misterio de las hogueras. Muy ingenioso. Estaba digiriendo las nuevas acerca de Girion cuando Aaren se arrancaba a cabalgar hacia el este. Denelloth apenas tuvo tiempo de volver a alzar la mano a modo de despedida, pero Ungail detuvo a su compañero. Denelloth agradeció la explicación, suponiendo que Khôradur sería trasladado por el segundo grupo, el de Faelimir y Theon, y que el buen Agnor dirigía la avanzadilla.

-Yo debo entrar cuanto antes en Sil Auressë, entonces, puesto que Girion no lo ha hecho todavía -dijo el montaraz, como si realmente no existiera otra posibilidad. -Si debéis reuniros con vuestros compañeros, o encender fuegos y cazar orcos, ¡buena suerte, jinetes! Pero si queréis llegar directamente al castillo compartiremos nuestro camino. Conozco el terreno, en una hora y media estaremos allí, incluso menos. Sea como sea, el valor de los hombres de Garan Gwalorn no será olvidado en Sil Auressë

Se quedó mirándolos un largo instante. Estaba claro que le gustaría tenerlos con él en las puertas de Sil Auressë, sobre todo si era cierto que había huargos allí. Miró de nuevo y por última vez las hordas orcas avanzando hacia el este, lentas pero inexorables, y no se demoró más, rumbo al Noreste.

Grupo avanzadilla. Bergil y Milzarak

Milzarâk se acerco a su compatriota y le dijo:

- Mientras nos dirigíamos hacia Sil Auressë observamos que el sistema de luces indicaba peligro. Agnor y Girion se han adelantado para averiguar cual es el problema - mientras decía esto la mirada de Milzarâk se dirigió hacia donde estaba el castillo, deseaba llegar lo antes posible pero sabía que él sólo no podía hacer gran cosa si se encontraba rodeado de enemigos - Esperaremos al grupo. Nosotros solos somos un blanco fácil.