Partida Rol por web

Turno 6

La bajada del promontorio había sido lenta, incluso para lo acostumbrado en el enano Ferrim. La confusión del momento y las dificultades del terreno habían impedido que llegará a golpear al animal. Pero sí había caminado con seguridad y se había situado con firmeza en una posición ventajosa.

Ventajosa para los defensores, porque habían conseguido rodear al huargo. Ahora cambiaban las tornas.

A pesar de eso, al levantar el martillo Hakk y golpear al huargo, no consiguió hacerlo con suficiente habilidad.

-Turno 6:

Tarbrand notó con sumo dolor el poder de mordedura de esas endiabladas criaturas, eran sin duda tremendamente feroces y por mucho que las dañara no parecía hacer la menor mella en ellas, por lo que aunque su estado era bastante deplorable no iba a darse por vencido, por lo que efectuó un nuevo golpe poderoso con su espada, aunque no consiguió incrustarlo tanto como le hubiese gustado...

No sabía cuánto más podría aguantar, pero esperaba que el resto de compañeros allí presentes acabaran rápidos con la otra bestia y acudieran en su ayuda, pues no tenía muy claro poder imponerse en dicho combate.

Turno 6

Eben observó como una de las bestias mordía con fuerza a uno de sus salvadores, pero no podía hacer nada al respecto ya que estaban en el otro lado de la pelea. Se centró en su presa y volvió a hundir su lanza con fuerza esperando acabar o incapacitar al enorme lobo y así poder asistir al jinete.

Turno 6

Acero Rojo se concentró en el disparo. Durante unos segundos, controló su respiración. Y soltó la flecha hacia el huargo^H3 que luchaba con el dúnadan de la espada bastarda. Le había visto sufrir un brutal mordisco que podía haberle matado. Pero seguía allí, desafiando al monstruoso huargo.

Tenía que ayudarle.

-¡MUERE!, gritó al ver cómo la flecha impactaba en el huargo. Tal vez era suficiente...

Turno 6 - Resolución

Ginawr golpeó con la lanza la cabeza del huargo^H2. No fue un golpe demasiado duro, pero sí lo suficiente como para dejarlo aturdido. Era el momento de acabar con la bestia. Estaba rodeado y no podía usar su agilidad para esquivar los golpes ni para alejarse del peligro. 

Eben atacó con su lanza, obligándole a retroceder. Pero no podía hacerlo porque en aquel lado Ferrim le cerraba el paso. El martillo del enano impactó en la pata trasera causándole daño y contusiones. Entre los tres habían logrado reducir al temible huargo, y ahora estaba a su merced. El final del huargo estaba más próximo.

Mientras tanto, Tarbrand se enfrentaba al otro huargo^H3. Una flecha de Acero Rojo llegó en el momento justo, pero no logró hacerle el daño esperado. Tampoco el ataque de la espada bastarda del dúnadan pudo parar al huargo que se abalanzó de nuevo sobre el jinete. Esta vez sus terribles fauces sí atravaseron el jubón de cuero y se clavaron en su torso. Tanto el montaraz como la bestia cayeron al suelo, y Tarbrand perdió el conocimiento con el huargo aún encima de su cuerpo.

Turno 7

El montaraz contempló para su terror como aquella fiera lo tiraba del caballo de un salto bestial, dando con sumo dolor con sus huesos en el suelo, lo cual hizo que la dentadura del maldito huargo penetrara con fuerza su armadura y empezase a notar como la sangre y la propia vida se le escapaba por momentos.

Su cuerpo ya había sufrido demasiado, no debió acometer con tanta temeridad dicho combate, el dúnedain era conocido por su temeridad, pero esta vez había ido demasiado lejos, no fue consciente hasta el último segundo que su maltrecho físico necesitaba un descanso bastante reparador y por ende lo pagó con su propia vida... Los ojos se le cerraron y ya sólo notó como todo ese dolor, esa presión, iba menguando hasta desaparecer...

Turno 7

Uno de los jinetes cae por las heridas que le está infringiendo el huargo^H3 que tiene encima. Los otros dos huargos, si bien no están muertos, están lo suficientemente heridos como para no dar problemas de momento.

Teniendo a Ferrim al lado, le es complicado asestar un golpe certero al único huargo^H3 que aún queda activo, pero tiene que acabar con él antes de que remate al jinete caído.

- ¡ Ferrim, hazme hueco ! - grita intentando llegar con la lanza al huargo, pero el ángulo es malo y el golpe dista mucho de ser preciso

Turno 7

-¡¡TARBRAND!!, gritó Ginawr al ver cómo el huargo derribó a su compañero. Tarbrand se quedó inmóvil en el suelo y el huargo estaba encima de él. Su vida corría peligro, así que Ginawr cargó sin dudarlo hacia ese lado. Su lanza de caballería golpeó el costado del huargo y lo separó de Tarbrand.

-Aléjate de él.

Turno 7 - Resolución

Ginawr se desplazó a ayudar a Tarbrand justo a tiempo, y separó al huargo^H3 de su compañero inconsciente. El animal estaba aturdido momentáneamente, pero sin duda iba a seguir luchando ahora que había logrdo abatir a uno de los jinetes. Acero Rojo volvió a cargar su arco compuesto y apuntó con cuidado.

En el otro lado, Eben siguió atacando, pero esta vez su lanza no logró penetrar la piel del huargo. El martillo de Ferrim tampoco hizo ningún daño de gravedad, pero entre todos habían debilitado muchísimo al depredador monstruoso, y su final estaba próximo.

Turno 8

Todos los huargos momentáneamente estaban aturdidos, pero ni de lejos muertos. Aún heridos como estaban eran unas bestias formidables y unos enemigos terribles en el combate.

Eben no cedía terreno y atacó al huargo más cercano intentando rematarlo.

Turno 8

Eben y el jinete alancearon al monstruo que había derribado al otro, mientras Ferrim se afanaba en golpear al lobo que habían acorralado. El animal estaba herido pero no tardaría en espabilar y revolverse, convirtiendo de nuevo esas fauces en un cepo. Había que acabar con ellos cuanto antes.

Intentó golpear de nuevo al mismo huargo para asegurar la victoria, pero una vez más se hizo evidente su impericia. Porque una cosa es martillear durante horas una barra de hierro y otra enfrentarse a un lobo rabioso que, incluso herido y atontado, era un enemigo temible y rápido.

Turno 8

Acero Rojo disparó otra flecha, pero de nuevo su puntería estaba errada. -Maldición, dijo entre los dientes. Vio correr a Eben hacia ese mismo huargo^H3. Estaban heridos, pero seguían siendo peligrosos. Y era urgente acabar con ellos para poder atender a Tarbrand que yacía inconsciente.

Turno 8 - Resolución

Ginawr atacó de nuevo con su lanza al huargo que amenazaba a Tarbrand, y le hizo sangre en el costado. No era una herida muy profunda, pero lo suficiente como para ganar algo más de tiempo. Acero Rojo falló su disparo, y entonces llegó Eben con la lanza. Ejecutó con maestría un golpe fuerte y preciso, pero por desgracia no logró causar una herida mortal. Aún así, el huargo estaba en estado crítico, igual que el otro que seguía con Ferrim quien falló el ataque esta vez. Eran animales resistentes y agresivos, capaces de aguantar mucho dolor y muchas contusiones. Pero todo tenía un límite.

Turno 9

Realmente eran bestias muy duras. Eben seguía atacando con su lanza buscando un punto vulnerable que abatiese por fina a la bestia.

"Menos mal que conseguimos incapacitarlos pronto... no hubiéramos podido resistir sus ataques" - pensaba el montaraz dando gracias a los Valar.

Turno 9

Ferrim se había quedado solo con aquel monstruo, conteniéndolo mientras los demás intentaban ayudar al jinete derribado. El enano no sabía cuánto tardaría el lobo en despertar o en caer, así que lo único que quedaba era insistir. E insistir era algo que todo naugrim sí sabía hacer. Un enano podía levantar el martillo durante todo el día.

Eso hizo, intentando acabar por fin con aquella bestia maligna.

Turno 9 - Resolución

Finalmente fue Ginawr quien dio el golpe definitivo al huargo^H3 que había atacado a Tarbrand, y su lanza penetró el cuello de la bestia. Eben falló estrepitosamente en su ataque, pero por suerte el huargo ya había sido rematado y su pifia no tuvo mayores consecuencias. Cuando Acero Rojo vio que el huargo había muerto, guardó su arco y se fue corriendo hacia Tarbrand.

El último de los huargos^H2 sufrió un duro golpe del martillo de Ferrim que le barrió ambas patas delanteras. Fue el golpe que le hizo caer y perder el conocimiento.

El combate había terminado por fin.

Turno 10

-Hay que parar la hemorragia, gritó Acero Rojo. Estaba ya agachada junto a Tarbrand y le estaba quitando el peto de cuero. El dúnadan sangraba por una fea herida en el pecho. Al ver su torso desnudo se dieron cuenta de una multitud de contusiones y de golpes que había sufrido en las contiendas de los últimos días. Pero respiraba y su corazón latía con fuerza. Con aplicar un vendaje en aquella herida era suficiente.

-Ayudadme aquí, indicó a los presentes.

Turno 10

Los lobos fueron derribados, no sin gran esfuerzo. Todo había durado unos pocos instantes, pero había sido un torbellino de dentelladas y acero. Pero habían sobrevivido. Al menos, casi todos.

Ferrim remató al huargo que tenía a sus pies y no perdió un segundo en acercarse al humano herido. Se había llevado una terrible mordida y el enano no tenía claro que pudiera sobrevivir. No lo sabría hasta que lo viera de cerca e intentara ayudarlo.

Se arrodilló y palpó, buscando con Acero Rojo el origen de la sangre. Una profunda herida que, si el guerrero sobrevivía, le iba a dejar una fea cicatriz para siempre. El recuerdo de un cepo. Un mordisco mortal que se había llevado por arriesgarse a ayudar a tres desconocidos. Ferrim sabía que ese hombre y su compañero les habían salvado la vida.

Era el momento de tratar de devolverle el favor. Sacó la cantimplora de su petate y vertió el agua en la herida, para verla mejor y limpiarla. Arrancó un gran trozo de la capa del herido, no demasiado limpia pero que podría evitar que la sangre siguiera derramándose.

...si pudiéramos hervir agua ahora...

Podrían hacerlo pero tardarían unos minutos. El humano quizá no tuviera tanto tiempo. Había que recurrir a lo urgente e inmediato. Aplicó el trapo en la hemorragia para taponar.

–Cortad tiras de mi capa–ordenó, para que los compañeros sacaran unas vendas mientras él presionaba la herida con el trapo. La capa de Ferrim era de un tejido de mayor calidad y más suave que el del humano y parecía haber corrido menos millas de barro y polvo. Era más adecuada para hacer unas vendas tras la primera limpieza.

–¡Agua! Hay que quitarle la ponzoña y la suciedad. ¡Un fuego! Lo necesitaremos.

Ferrim era habilidoso. Sus grandes manos de dedos gruesos eran mucho más ágiles de lo que podría pensarse. Eran las manos de un experimentado orfebre. Con las herramientas adecuadas, podía hacer maravillas.

Turno 10

Eben observaba el quehacer de sus compañeros al intentar limpiar y cerrar la herida del desconocido que les había salvado, pero poco podía colaborar ya que no era muy ducho en primeros auxilios.

EN cuanto el enano pidió agua, Eben le tendió su cantimplora mientras él mismo cortaba parte de su capa* para hacer vendas que pudieran contener la hemorragia.

Turno 10 - Resolución

Ferrim detuvo la hemorragia con una habilidad sorprendente. Aplicó un primer vendaje, y Ginawr comenzó a preparar el fuego para hervir agua. Luego iba a poder limpiar la herida para evitar infecciones. El enano trabajaba de forma concienzuda y meticulosa, y Tarbrand ya no se encontraba en peligro.

Pero había perdido mucha sangre, y estaba débil. Su corazón latía débil pero constante.