Partida Rol por web

El nombre de Girithlin le hizo regresar al mundo real a Ayla. Al mundo donde era la Dama de Sil Auressë. Mientras conversaba con Muryelle, quien le contaba lo que sabía de la región, ella recordaba también cosas que había vivido en Cardolan. Recordaba a Echorion, quien no estaba muy lejos del hogar de Ayla ahora. Él era el sobrino del actual regente de Girithlin y el legítimo príncipe de Girithlin. Estaba reuniendo un ejército para luchar contra su tío. Su ímpetu y sentido de justicia ponían en peligro la relativa paz de Cardolan. Hasta hace poco Girithlin había sido sin duda el principado más fuerte y poderoso de Cardolan, pero desde las guerras de Metraith se habían quedado en un segundo plano. Su territorio junto al río Baranduin tenía al otro lado del río a Arthedain, con quien tenían graves problemas, sobre todo desde que estaba Minastir como comandante del Vado de Sarn. En el sur tenía a los indígenas beffraen, que estaban esperando su oportunidad para vengarse de las injusticias que habían sufrido durante siglos. En el este estaban los clanes de Saralainn y también los restos del Señor de la Guerra. Y un poco más al norte, aguardaba Echorion que estaba reuniendo su ejército para atacar.

Ayla recordaba el ímpetu de Echorion. No sabía qué sería mejor para Cardolan: si un Echorion reinando en Girithlin o su tío. Si no recordaba mal, su tio era un hombre austero de gran sabiduría, pero le extrañaba que tuviera problemas con Arthedain. Debía informarse con más detenimiento de este asunto.

En cuanto a su encuentro con Kathog, prefería seguir oculta. Aún le faltaba un poco para enfrentarme con seguridad a él, pero cuando ella se mostrara iba a ser para ir al encuentro de su destino... El orbe le daba poder y lo consumía a la vez, e iba a expirar con el tiempo, de eso no cabía duda. Pero el problema era cuanto daño podía hacer antes de que llegara su momento y eso era lo que ella debía evitar. Pero aún le faltaba tiempo. Había algo que debía aprender y que podía ser decisivo y le estaba esperando...

Encontraron refugio en unas cuevas que parecían seguras. En las tierras altas de Minhiriath había muchos salientes de roca, así como cuevas de variables tamaños con estalactitas y otras formaciones de roca caliza.

Muryelle comprobó con cuidado que todo estaba seguro antes de encender un pequeño fuego asegurándose de que el resplandor no era visible desde fuera. La tormenta iba a hacer prácticamente imposible que alguien les detectara aún estando a pocos metros. -Debemos dejar que la ropa se seque, dijo Muryelle y sacó algo para cenar.

Mientras preparaba la cena, el compañero de Ayla se tomaba un trago de usquebaigh y le ofrecía a ella también, para estar calientes. Nunca había conocido en persona a Earnil de Girithlin, el tío de Echorion. Sabía que había dirigido el principado mientras Echorion había sido menor de edad, y que luego trató de asesinar a su sobrino, que salvó la vida gracias a la intervención de Thelran.

En cuanto a su enfrentamiento con Arthedain, Ayla sabía también que la compleja situación política de Cardolan había estado tradicionalmente dividida en tres grupos: los arthedainii, que defendían la unión de los principados al reino de Arthedain, los gondorianii, que defendían una mayor presencia gondoriana, y los cardolanii que creían que Cardolan podía apañarse sin ayuda de otros reinos. Tradicionalmente, Pelendur y el principado de Tyrn Gorthad habían sido los portavoces de los arthedainii. Girithlin, por la fuerza de su ejército y su solvencia económica habían sido los firmes opositores a cualquier intervención de Arthedain o Gondor en asunto de Cardolan.

Earnil apoyó de forma indirecta la campaña contra los restos del Señor de la Guerra, pero no participó en el Concilio y habían estado esperando la menor excusa (es decir, la presencia de tropas de Arthedain), para enviar sus tropas hacia el Vado de Sarn. Si eso se hubiera producido, Sil Auresse estaría ahora bajo los dominios de Hir Girithlin.

No me agrada dicha situación. Earnil, no trae nada bueno para la estabilidad de Cardolan, dado que busca el conflicto con Arthedain, pero Echorion es de ímpetu guerrero y combativo, ahora tiene un objetivo, pero cuando lo consiga ¿qué hará entonces? Aunque contó con el apoyo de Thelran y eso no hay que descuidarlo, dado que Thelran es noble y sirve a Arthedain con su vida, con lo que supongo que Echorion será leal a Arthedain aunque dada la nobleza de Thelran llegada la situación de conflicto habría prestado su ayuda si se la hubiese pedido aun sabiendo que sus intenciones para con Arthedain no fuesen del todo buenas...Deberé de confiar en el criterio de Thelran, dado que si se prolonga el conflicto y si Sil Aüresse crece según lo esperado, no tardarán en verlo como a un posible aliado y en ese caso, no se durante cuanto tiempo podría Sil Aüresse evitar entrar en conflicto. La decisión sería difícil y solo dependería de la intención futura de Echorion, dado que Sil Auressë no apoyaría a Earnil que es contrario a Arthedain... Pero los Valar están del lado de Sil Auressë y Aulë ha enviado a sus hijos, para bruñir el honor y afilar la esperanza en tiempos aciagos...

Miró a Muryelle, mientras salía de su ensimismamiento como le ofrecía el usquebaigh. Se lo agradeció pero lo rechazó con amabilidad, -no debo beber fuertes licores amigo Muryelle, necesito estar bien despejada. Charló un poco con él, le contó como Alderic había acabado con el problema de las ratas de la tienda de su padre y en fin algunas cosillas de estilo similar.

Muryelle escuchaba con atención, meditando sobre si debía pronunciarse al respecto o no. Estaba tratando de definir su posición entre compañero de viaje y un igual o plebeyo de una Dama, y por costumbre parecía decantarse siempre por lo segundo. Le agradeció la ayuda con la carnicería de su padre, y en general con todo lo sucedido en Sudúri.

Siguieron el viaje por la llanura central de Saralainn. Era ondulada y apenas presentaba rasgos destacables, a excepción de sus innumerables arroyuelos. Las zonas próximas a los arroyos eran bastante fértiles, pero el territorio era en su mayoría un brezal, apropiado sólo para la cría de ganado ovino. La planta dominante en estas llanuras era la hierba conocida como ablas, y se veían rebaños de ovejas con perros pastores desperdigados por la zona.

Comentó Muryelle que el nombre de Saralainn se atribuía a un bardo de las Tierras Brunas con mucha labia que estaba promocionando el asentamiento en la zona y llamó a la tierra “exaltada”.

Toda esta región era conocida como Minhiriath, que se dividía en cuatro regiones distintas. Ahora estaban dejando atrás las llanuras de Saralainn y llegando a las tierras altas que bordeaban las tierras del Reino del Señor de la Guerra, pero su camino les llevaba cada vez más hacia el oeste de Cardolan. Ayla recordó que Minhiriath en su conjunto recibía su nombre de la infinidad de arroyos y pequeños ríos que afluían al Baranduin, al Gwathló y al mar. No se esperaban problemas para cruzar.

El segundo día de viaje por aquellas tierras nuevas pudieron ver una gran manada de lobos en el norte, pero estaban bastante lejos. Muryelle recomendó seguir viajando toda la noche para no acampar cerca de sus territorios. -Llegaremos por fin a las tierras altas de Girithlin al alba, le comentó a Ayla.

Efectivamente, tras una ardua travesía por fin al llegar el alba pudieron mirar al sur y detrás de ellos en el este y ver la llanura de Saralainn bajo sus pies. Era una mañana despejada, y lejos en el horizonte en el sur casi se lograba ver el destello Mar. Las costas de Saralainn tenían amplias playas y dunas, pero estaban poco habitadas ya que a los hombres de los clanes no les interesaban ni eran aptos para puertos permanentes.

Desde la posición elevada también vieron el tenebroso Bosque Oscuro de Eryn Vorn en el sur. Era una península cubierta por un bosque ancestral. Hacia el oeste las tierras altas de Girithlin, un gran reino dúnadan venido a menos que llegaba hasta el río Baranduin. Descansaron un poco antes de seguir el viaje junto a unas antiguas piedras redondas que parecían indicar algún límite. Podían ver más de ésas piedras a intervalos más o menos regulares a su derecha e izquierda. Debajo del musgo se podían ver algunas runas. Al fijarse Ayla un poco más en las piedras, pudo notar un poder latente mágico, una concentración de Esencia. Y algo más, una presencia, un punto de encuentro… Era muy sutil, imperceptible para la mayoría.

Ayla le pidió a Muryelle si era posible hacer un alto, y se acercó a las piedras. Se concentró en ellas para ver si averigaba qué quería decir esa llamada, quien la hizo y si llamaba a alguien concreto. Intentaba sentir los flujos de la esencia y ver esa energia que impregnaba la roca. Quería discernir si la energia que lo había convocado era oscura o por el contrario de la luz. Cuando acabó, miró a Muryelle y le comentó: -Sabes Muryelle, nunca he estado en estas tierras, pero me han hablado de ellas, de ese Bosque. ¿Sabes qué son los Ucornos? Son arboles vivos sin Pastor corrompidos por las energias oscuras, agresivos con las gentes que se les acercan a falta de un guia... Quedan pocos de los Pastores de arboles... Pero ademas los hombres en ocasiones tambien necesitan pastores, que les guien en epocas de oscuridad cuando todo parece perdido, lejos de un final feliz, para recordarles que la mayor fuerza es la que cada persona posee en su corazon, que una persona puede desatar un movimento capaz de derribar los mas grandes muros que hayas podido imaginar.

Mientras Ayla se acercaba con cuidado a una de las piedras, le iba hablando a Muryelle de los ucornos. -Sí, he oído hablar de los ucornos. Casi todos los que han tenido contacto con la gente de Girithlin conocen su historia, le contestó y se quedó mirando un punto en el horizonte. Como si fuera una historia narrada de padres a hijos, le recitó: -Girithlin se fundó hacia finales de las Guerras Eriadorianas en el siglo vigésimo séptimo de la Segunda Edad. Uno de los fundadores de su noble casa era uno de los magos numenóreanos que emplearon con habilidad la magia para expulsar a los ucornos de Minhiriath hacia el Eryn Vorn. El límite se marcó allí, donde empieza la península de Rast Vorn. Los ucornos, confinados en aquel terrible lugar, dominaron para siempre la península pero ya no volvieron a molestar a los dúnedain de Cardolan. Los señores de Girithlin han dirigido siempre a los cardolandrim en las campañas destinadas a mantener las entidades malvadas de Eryn Vorn confinadas en la península. Quizá por ese motivo, el primitivo pueblo indígena conocido como los Beffraen mantienen un especial rencor hacia ellos.

Una vez más, Ayla se quedó sorprendida por la profundidad de los conocimientos de este guardaespaldas y confidente de Finduilas. Cada vez estaba más claro que sus funciones tan cerca de su Dama, en una posición de confianza, habían incluido más cosas y responsabilidades de las aparentes.

Ayla le observaba con atención mientras le explicaba la situación actual. Su joven rostro de delgadas facciones tenía casi siempre una expresión dura, de una persona reflexiva y decidida. Sus brazos eran fuertes y firmes, pero su constitución era más ágil que musculosa. El pelo corto y algo descuidado no restaba de su elegancia innata, o quizá adquirida durante sus largos años de servicio junto a la nobleza cardolanii. Finduilas vio algo en este hijo de un carnicero, y supo educarle, prepararle, enseñarle…

-Si todos los hombres libres se unieran, continuó Ayla, -un solo grito conjunto de todos ellos acabaria con la oscuridad de esta Tierra y eso es conocido por los Señores de la oscuridad y lo evitan a toda costa, provocando la desconfianza, la disension, la envidia, destruyendo todo lo que nos une y provocando lo que nos enfrenta. Tu estas contribuyendo a que se una esa voz trayendome aqui, y como a todos quienes me rodean y me han acompañado en esta batalla te pido que me trates como a un igual, ya que nada hay que nos diferencie a ti y a mi. Yo no he sido siempre lo que ahora soy, por eso no quiero entender de clases ni rangos. Si ahora nos atacaran tu sangrarias por mi y yo por ti, y eso es lo que nos hermana a ti a mi y cualquiera que este en nuestra misma situacion. Si bien es cierto hay gente que necesita una guia porque esta perdida y en ese caso si que asumire mi autoridad cuando corresponda, pero tu no la necesitas, tienes tu luz propia brillando y no necesitas de quien la encienda...

-Sigamos pues, nos espera la Dama Finduilas y ella nos necesita a los dos.

El joven asintió con la cabeza. Se le veía emocionado por las palabras de la elfa. Apretó fuerte la mandíbula mientras trataba de expresar lo que pasaba por su cabeza: -en otro tiempo Cardolan fue un gran reino dúnadan que protegía al pueblo y a estas tierras de la Oscuridad. Pero ya no existe ese reino dúnadan. Se ha perdido para siempre. Las gloriosas guerras de antaño se han convertido en guerras mezquinas entre hermanos, en inútiles sitios, en saqueos y pillaje, en escaramuzas de mercenarios y bandidos. No veo la gloria de antaño, ni esperanza de recuperarla. Pero la historia está presente aquí, en muchos lugares. No estamos sin fuerzas. Podríamos aportar algo a la lucha que se está librando en el norte. Aunque primero hemos de sobrevivir. Cardolan ha de sobrevivir.

Ayla se centraba ahora en la roca, tratando de sentir la energía que la impregnaba y que se encontraba alrededor. Con la mano apartó el musgo, y miró con atención las runas. Parecían muy primitivas, y de una escritura que no conocía aunque le resultaba algo familiar. Trataba de meditar sobre el tema. Recordaba las noches trabajando en la posada de Metraith, los vendedores ambulantes. Vendían amuletos y tótems con símbolos de los beffraen. La mayoría eran falsificaciones, pero el estilo era muy parecido a esto. Pero había algo más…

En la base de la roca, había algo escrito en letras tengwar de los elfos. Muchas de las letras se habían borrado con el tiempo… eran muy antiguas, pero Ayla consiguió leer algo… 

P—rth –l-nd-r

¡Era una piedra que indica un camino sagrado de los elfos! Ayla conocía la existencia del Camino al Oeste, una serie de sendas que llevaban hasta los Puertos Grises cruzando por el centro de Cardolan, donde lo custodiaba Andovon Pathdal. Pero desconocía por completo la existencia de un camino anterior más meridional, ahora en desuso.

Ayla miró a Muryelle emocionada y dolida, ya que significaba la marcha de los elfos. Recordaba Amon Lind, la última información que tenía de ellos era que deseaban partir a las Tierras Imperecederas.

Le dijo a Muryelle: -Muryelle, nada pasa por casualidad, eh aquí una de las piedras guia de un antiguo camino protegido, bendecido y olvidado, pero reencontrado por nosotros... La gloria de antaño que crees perdida, no lo esta. Solo es dificil de encontrar, el paso de los años la ha ocultado y ha caido en el olvido, pero puedes encontrarla hay reflejos de esa gloria dispersa por esta tierra... Yo la he visto y eso es lo que intento reunir para que vuelvan a florecer en esta tierra unos valores que parecen extintos, pero que estan ahi al igual que esta piedra, esperando a que sea reencontrada y rescatada de un pasado que parece muy lejano, pero que no lo es tanto... Tu tienes muchos dones para encontrar, cuidar y mimar dicha gloria que dices extinta. No te cierres en el pasado y observa lo que te otorga el presente. Ninguna casa se ha empezado por el tejado, son el producto de un esfuerzo continuo y largo que muy poco a poco deja entrever los resultados pero una vez que se consigue alcanzar, compensa el esfuerzo, sufrimiento y padecer de toda una vida. Muryelle, busca esa gloria y descúbresela a las gentes de estas tierras. Tu Dama y tú juntos teneis los medios para ello. Sigamos pues, vamos en busca de esa gloria, vayamos a por tu Dama...

-Ciertamente parece que alguna fuerza superior guía tus pasos. Has hallado una piedra con inscripciones en runas élficas. No son nada comunes. Un recordatorio de tiempos mejores. Ahora pocas veces se habla ya de la Hermosa Gente en Girithlin. Cuentan las leyendas que antaño solían cruzar estas tierras hacia el Oeste, pero sucedió algo y de alguna forma les ofendieron los señores de aquí. Se habla en susurros de una terrible profecía y maldición que les lanzaron los elfos a los príncipes de Girithlin y su linaje, y desde entonces ningún elfo les dirige la palabra.

Siguieron el camino en silencio mientras Muryelle parecía reflexionar sobre las palabras de Ayla.

Las tierras altas de Girithlin se elevaban muchos metros por encima de Saralainn y el valle del Baranduin en una serie de suaves estribaciones onduladas. Al margen de algunos rasgos esculpidos por la naturaleza que parecían una extraña reminiscencia en los paisajes desérticos, no se distinguían demasiado en su aspecto de las llanuras. Aquí una pequeña hierba musgosa llamada debla, según dijo Muryelle, cubría la mayor parte de las tierras altas azotadas por el viento.

El viaje avanzó sin contratiempos por unas tierras que parecían abandonadas del todo. El segundo día de viaje vieron a lo lejos un grupo de unas veinte personas cargadas con sus pertenencias avanzando en dirección norte. Estaban demasiado lejos y iban a suponer un desvío en el camino de Ayla y Muryelle ir a su encuentro.

-Serán refugiados o gente que espera encontrar un nuevo comienzo en otras tierras, le dijo Muryelle.

El día siguiente a media mañana vieron en el horizonte la ciudadela de Minas Girithlin, el bastión de los príncipes de estas tierras. Su inusual diseño heptagonal era llamativo. Dijo Muryelle que había sido el escenario de multitud de asedios debido a las insaciables ambiciones de la familia Girithlin. A medida que se acercaban, la vista de Ayla permitía ver que el alabastro exterior mostraba los estragos del fuego de algún saqueo antiguo.