Partida Rol por web

La elfa dejó que empezara el Maestro Ionell, mientras que una vez ganado tiempo para que el sujeto permaneciera con ellos y Denelloth pudiera observarlo, pensó en qué podía contar luego a todos los invitados...

Miró a Khoradur, Palomirë, el emisario de Damroth, Curudae, Denelloth, Finduilas...

Así se encontraron los cuatro encima de la mesa ante un público multitudinario. Maestro Ionell fue el primero, y ajeno a otras consideraciones, optó por un sencillo poema sobre las montañas que tanto amaba.

Dame las alas de un águila
para poder volar por encima de las montañas

Dame la agilidad de un sarrio
para poder saltar entre ellas

Dame la prudencia de una marmota
para respetarlas

Dame la fuerza de un caballo
para poder subirlas

Y, sobretodo, dame mucha vida
para seguir marcando la huella de mi bota
en todos sus senderos

Ionell salvó el compromiso con un notable [45], aunque quizá se esperaba algo más de él. En general, la expectación había ido en aumento, y Ayla aún no estaba preparada para recitar una poesía.

Se abrió paso entre el publico, porque eso eran en este momento, una multitud agrupada alrededor de un espectáculo, del cual no tenía intensiones de participar. Bien podría haberlo hecho, su talento con la poesía era incuestionable, pero sin duda su presencia sombría sobre el escenario no sería bien recibida por todos, en cambio el maestro Ionell, con su copa de vino en la mano, era algo mas pintoresco y no había hecho un mal papel. No tardó en llegar al lado del músico, se detuvo allí y cruzó un par de palabras con él, mientras esperaba el turno del preferido de Edrec... se preguntó que haría el muchacho ante la mirada de su padre?

 "Llegará el día en que tu luz brillará por encima de la sombra alargada de tu padre, y sabrás que los logros han sido tuyos..." será este el momento en que esas palabras se hagan realidad?   

Dos pasos había iniciado el joven adan cuando Ayla le llamó para que subiera al estrado y participara en una improvisado concurso de poesía. Girion se detuvo en seco, miró a Caäniza y encogiéndose de hombros dejó a su compañera y se dirigió al estrado.

Al subir miró a los reunidos, saludó cortésmente a los profesores uno a uno y esperó su turno para recitar su poema.

Cuando termina el maestro Ionell, Ayla miró al joven y este dio un paso adelante se aclaró la voz y comenzó a recitar sus versos.

¡He aquí! la esperanza de los elfos,
el fuego de Fëanor,
Luz de la Mañana,
antes que el sol y la luna nacieran,
así el fin de la esclavitud llegó, por fin,
del hierro a la mano mortal pasó.

Tu amor me sacó de la triste esclavitud,
pero no de aquel temor exterior,
La mansión más oscura de todo temor,
será tu luz más maravillosa la que se lo lleve

Parte de los versos tenían una impronta muy acusada y en alguna ocasión miró a su padre de reojo. La superación, el poder y el anhelo de Feänor cuando realizó los silmarils, que es de donde sacó este poema el joven Girion (o eso creía él), casaba perfectamente con lo que sentía, quería y anhelaba el joven adan.

Al terminar, Girion saludó con una leve reverencia y volvió a su sitio. [79] El poema había sorprendido a propios y extraños. Era una ancestral balada de los elfos.

Recibió grandes aplausos, y más al asociar Sil Auressë con esa luz. Se estaba poniendo difícil el concurso

-Hay una cosa que no entiendo…, intervino de repente Khôradur, sin duda el más inesperado de los participantes. Los aplausos cesaron, y reinó el silencio. -Si el premio es un baile con vos, Dama de Sil Auressë, ¿Por qué estáis aquí arriba? ¿!Acaso pensáis bailar sola en caso de ganar?!

El público estalló en carcajadas y Khôradur tuvo que levantar las manos para tener de nuevo la palabra. -El joven Girion ha recitado con maestría un gran poema… y nuestro invitado, ¿cómo era tu nombre…?

-Aelloth, contestó el hombre mientras trataba de descifrar la situación.

-Pues sólo quedamos los tres, y de momento Girion va en cabeza. Propongo que nuestro invitado sea el último en recitar, y me ofrezco ser el primero de los tres…

Sin esperar respuesta, Khôradur dio un paso al frente. Sus dos metros veinte, y encima de una mesa, le convertían enuna enorme estatua esculpida en piedra. La gente no sabía qué esperar. Con los ojos cerrados, comenzó a recitar desde lo profundo de su alma.

En una fría noche de invierno,
contemplo la luna resplandecer.
Bajo las estrellas me encuentro,
mirando el cielo florecer.

Podré pasar por mil batallas,
podré pasar por mil infiernos
pero seguiré de pie,
seguiré avanzando hasta el fin,
por mi sangre corre sangre de guerreros.

Extiendo mi mirada
y a lo lejos veo una montaña,
montaña bañada de neblina
y encima el cielo azul.

Falta poco para que nos encontremos
y nuestros ojos se iluminen,
pero antes, amada mía,
debo pelear la última batalla
tengo mi escudo listo
y mi espada afilada.

Tengo el corazón acelerado
y la mente tranquila

Iré a combate por mí,
iré a combate por mi pueblo,
Iré a combate por mi Dama,
iré a combate por los ideales,
pero regresaré del combate por ti,
amada mía, victorioso volveré,
cubierto de sangre de mis enemigos,
con mi escudo destruido
y mi espada raspada
pero con cabeza bien en alto
pues habré ganado.

Cabalgaré por las noches,
para llegar a la montaña
navegando por los grandes mares,
descubriendo lugares
y viviendo noches de soledad
bajo la luz de la luna.

[96+97+12]. Todos los presentes se quedaron atónitos ante la voz algo rota por la emoción, cargada de sentimientos, del gran guerrero impasible quien se encontraba lejos de su hogar y de su amada. Las mujeres lloraban, los hombres agachaban la cabeza. Nadie vio debilidad en Khôradur, todo lo contrario. Le veían capaz de matar hasta el último de los enemigos con tal de poder regresar.

-Qué los valar tengan piedad de sus enemigos, era la frase más repetida.

Antes de que dieran el concurso por terminado, Curudae tomó las riendas subiendo, no sin cierta dificultad, encima de la mesa. -Aún no hemos terminado, dijo mientras le dio una palmada en el hombro a su amigo de Umbar, -aunque va a ser difícil superar a Khôradur.

Viendo la difícil situación de actuar justo después de algo tan impactante como lo de Khôradur, le cedió el escenario improvisado a Ayla. -Recordad que nuestra Dama compite fuera de concurso, ella es el principio y el final de todo lo que hacemos aquí, la meta y el premio en este caso.

De repente las ideas se agolpaban en la mente de Ayla. Era el momento, ya se acercaba, le tocaba a ella. Los miró a todos, mientras tomó respiración...

Nací de la antigua magia ancestral,
de una fuerza mágica en lo astral,
la energía de la luz yo herede,
con la magia de esa fuerza me quede.

De madre elfa yo nací,
y mi padre era mortal,
de un amor mágico y servil,
que a todos los seres vivos,
de emoción hizo llorar.

Vine a un mundo nuevo para mi
lleno de esperanza y solidaridad
gran aventura era el desafío
de este mundo de magia descubrir.

Poco a poco sus misterios conocí,
Lo esencial, básico y elemental,
Con lo místico y sobrenatural,

Y el amor a esta tierra me llego a inundar
Lleno de gloria el mundo entero estaba,
vistiendo magnificencia colosal,
Vestigios de una tierra celestial,
La ciudad entera se llenaba.

Y de pronto algo extraño vislumbre,
A lo lejos en el horizonte,
Algo oscuro y turbio despertaba.

Inquietud por doquier se asentaba,
El peligro en el frente acechaba,
Mi presencia aquí necesitaban.

A paso presuroso yo viajaba,
Terrible la frontera asediada estaba,
El furor de la guerra se elevaba,
Y su aroma en el aire se asomaba.

En horrible momento un instante
Surgía, de silencio abrumador,
Cruel y aterrador nos envolvía.

La inquietud de la sangre se oía,
El latir del corazón similar,
A diez mil caballos galopantes.

El viento lo dice, y el sol nos repite,
Que en esta monstruosa guerra algo hay,
Extraño, terrible y sobrenatural,
Mas allá de lo que el ojo puede ver.

Desdichados seres dispuestos están,
A iniciar el ataque a la mínima señal
y orcos sonrientes ante nosotros hay,
ansiosos y vehementes acechando ya,
para destruir nuestras almas,
sin un solo segundo aguardar.

Terrible alianza el universo observa,
Un hombre caído y trasgos sonrientes,
Y en nuestras filas las sombras se infiltran,
Tentando y seduciendo nuestras tropas.

Acto seguido un audaz grito se oye,
Terrible y feroz, de furia y estruendo,
Surgido de la región de las sombras.

Las tinieblas el ataque comienzan.
Nuestros guerreros por sus heridas caen,
Ríos de sangre abrupta cubren nuestros pies.

La desesperación surge en derredor,
Nuestra derrota parece inminente,
Muchos guerreros han caído en el frente,
Y otros se entregan al mal abrasador.

De pronto oigo una poderosa voz,
Proviene desde el interior de mi ser,
Dándome valor para la batalla.

Un rio de frío y fuego inmensamente brota
Junto a mi sangre, fluye intensamente,
Con la enorme ferocidad de un volcán.

La sabiduría del universo me habla,
a través de mi ardiente sangre,
De mis entrañas la magia resurge,
Con extraordinario poder estelar.

Contra el enemigo, mi mano firme
Levanto, y lanzo el primer ataque,
Dividiendo las filas adversarias.

A mi derecha, grandes guerreros,
cubren el muro con un ataque de feroz espada,
deteniendo el avance maligno.
A mi lado varios arqueros con sus fechas de luz,
detienen el avance de los hombres de Sur.

Se ordena la retirada de quienes
cuerpo a cuerpo luchan, y una gran lluvia
de flechas, a las tinieblas hiere.

Pero contra todo lo que la oscuridad quiere,
la luz vuelve a brillar, y la amistad surge sin par,
entre dos almas que pese a estar en distintos bandos,
la voluntad de un tercero ha unido para algo mágico crear.

Así fue como tres nobles almas,
en la gran ciudad de los comerciantes,
decidieron restañar las heridas
y que en esta tierra brille la luz de antes.

Ayla se detuvo. Había recitado con fuerza y sentimiento [75], no dejando indiferentes a nadie. Cuando finalizó, los observaba a todos, levantó su copa y dijo:

-SIKIL KALUYA TIELYANNA

Norión asiente asombrado ante el poema de Girion... bien muchacho, bien. Ese joven había logrado avivar el fuego de la esperanza, que parecía comenzar hacerse presente en Sil Auressë. Puede que no supiera de lo que hablaba, pero sin duda ese alumno valía mas de lo que había pensado, su sentir vibraba con el de la dama y con el de Norión, y no dudaba en que los Valar lo habían inspirado. Tendría que hablar con el chico antes de que los festejos terminen.

Un excelente poema por parte de Khôradur deleito a los presentes, hasta que la dama Ayla hizo su parte. Se quedó sin aliento. -Sikil kaluya tielyanna ... murmuró casi al unísono con ella. Esa mujer era un faro en la medianoche, una montaña en el desierto, un destello vital en medio de la agonía. Cada vez más admiraba a esa mujer.

Apenas tuvo tiempo para situar entre la multitud a Norión y a Caäniza cuando el Maestro Ionell decidió ser el primero en empezar.

Escuchó su poema. Era corto y sencillo y, aunque no lo había recitado mal, Arkyn dudó que ganara. Parecía como si se hubiera limitado a salir del paso sin quedar mal.

Con el rabillo del ojo vio a Norión acercarse entre la multitud. Cuando llegó a su lado le saludó amistosamente y escuchó con atención sus palabras. Asintió de buena gana mientras intentaba no perder detalle del resto de la ceremonia y le contestó brevemente al oído.

Sus ojos se volvieron a centrar en el improvisado escenario al ver que era el turno del chico joven. Le observó con detenimiento mientras se preparaba para comenzar. Quizás no fuera tan joven a pesar de su rostro lampiño. Había algo en sus ojos que le hacía más curtido de lo que parecía.

Escuchó su poema, que parecía un fragmento sacado de uno mayor. Trataba de los silmarils de Feänor pero el bardo no supo ubicarlo en ningún poema parecido que él supiera.

Cuando le llegó el turno al imponente Khôradur Arkyn se mostraba intrigado. ¿Qué poema escogería el lugarteniente?

A medida que iba escuchando los versos sonrió. Le pareció muy apropiado y, a pesar de que el poema parecía brusco Khôradur lo había declamado bastante bien.

Una vez que hubo terminado Arkyn miró a Ayla. Parecía que iba a ser la siguiente y dejaría al desconocido para el final. Sentía mucha curiosidad por oir las palabras de la medio elfa y presentía que sería una gran actuación por lo que se dispuso a escuchar las palabras con atención para poder memorizar los versos.

El bardo se sorprendió respondiendo al saludo final y coreando junto con los demás.

- ¡Sikil kaluya tielyanna!

Había sido un excelente poema, y muy bien interpretado. Los versos aún resonaban en su cabeza mientras su cerebro se encargaba de memorizarlos para otra ocasión, como siempre hacía con las canciones que escuchaba en sus viajes. Observó disimuladamente las reacciones del público y se dispuso a escuchar el último poema, un tanto resignado por no haber podido participar al final.

Khôradur también levantó su copa y se unió al saludo. Ya no había vencedores ni vencidos. Sólo compañeros. Aunque quedaba una última actuación. La de  Aelloth…

Con la voz titubeante [20], Aelloth comenzó a recitar algo que parecía improvisado y tratando de hacer ver a los presentes la fuerza de sus palabras, aunque fracasó ya que la actuación de Khôradur y la de Ayla acto seguido habían roto el concurso por completo. No obstante, los que estuvieron arriba encima de la mesa no perdieron detalle de su poema:

Un Príncipe Errante lejos del hogar,
Culpa de una traición deshonrosa
Que le obligó lejos al Norte viajar
Huyendo de su tierra hermosa.
En su corazón el deseo de vengar.

El exilio le valió para una cosa,
Con fuerzas renovadas decidió regresar,
Ya un hombre, esta magna tarea osa
Viajó al sur para su trono reclamar
Encontrándose una pugna tormentosa.

El Principe actuó de forma caballerosa,
Eligiendo la paz en Cardolan reafirmar
Salvando Dol Caladir y a su princesa hermosa
Mandó a sus hombres en Metraith esperar
Y aguantó la carga de su caballería furiosa.

¿Que saldría de todo aquello? la bella mujer que inspiraba a los presentes cierta armonía y que al parecer se divertía contagiando a los presentes ese aura de jovialidad y alegría, algunas de las actuaciones habían sido aplaudidas y era difícil adivinar en donde recaería el premio. Llevaba ya un tiempo de pie y su intento frustrado de fuga no le había dado la oportunidad de relajar un poco el porte, en cuanto pudo se apartó un poco y se apoyo en una de las columnas de la sala, dejando así que su trasero compartiera con los pies el suplicio de mantenerse en pie.

El concurso terminó, y dieron por vencedor a Khôradur y a la Dama Ayla, así que Ayla le debía un baile en el centro de la sala. Mientras tanto, Curudae y Denelloth se quedaron junto a Aelloth para charlar con él en cuanto se hubiera disipado la gente.

Ayla se puso enfrente de Khoradur y dijo como réplica del comentario anterior de Khoradur: -Bueno Lugarteniente de Sil Auressë, menos mal que has hecho un buen esfuerzo para que no tenga que bailar conmigo misma.

Sonriente, le ofreció su mano y se dirigieron al centro de la sala. Cuando bailaban, Ayla le habló con calma a Khoradur, y le dijo: -De todos los aquí presentes con nadie disfrutaría mas de este baile que con vos, que curioso capricho del destino, el año pasado combatiendo como enemigos y ahora bailando. Espero que de cara al futuro nos esperen muchos más bailes.

Siguió bailando con él, y cuando acabó el baile volvieron junto a Curudae y Ayla siguió dejándose llevar por la fiesta.

El joven dan se quedó sobre el escenario como mandaban los cánones y la compostura. No era de su agrado pero no se le notó en ningún momento.

Tras cada poesía recitada por sus "contrincantes", Giron aplaudió con todos los demás asistentes. Así como también aplaudió cuando dieron por vencedor a khôradur. No le importaba pues para él esto no había sido algo por lo que competir. Pero cuando vio como el lugarteniente comenzó a bailar con la bella Ayla, algo en su interior quiso hacerse con el control y la envidia invadió la mente del joven. Pero nuevamente la autodisciplina venció y el rostro del joven quedó impasible, como de costumbre.

Arkyn sonrió para sí cuando vio que el gigantón se alzaba con el triunfo. Contempló como la gente comenzaba a despejar la zona de baile para permitir a la pareja que se moviera sin dificultad y entonces tuvo una idea.

Si no he podido demostrar mi valía como poeta bien puedo demostrar de lo que soy capaz con mi música.

Aún a sabiendas de que dejaba abandonado al otro músico el bardo se encaminó hacia la zona de baile y en cuanto Khôradur tomó la mano de Ayla para iniciar el baile se dispuso a entrar en acción.

Comenzó tocando unas notas suaves y lentas, dejando que se fueran infiltrando entre la multitud para que prestaran atención al baile. Sonrió a ambos y se dispuso a dar vueltas a su alrededor, lentamente, al estilo de los músicos populares de los grandes festivales de Bree.

Poco a poco comenzó a improvisar según los movimientos de la pareja, acompañándolos en sus giros y adecuando el ritmo a sus pasos. En su mente se formaron dos temas principales. El del corpulento humano estaba formado por acordes graves y de cadencia más lenta. Los de la dama eldar eran algo más agudos y sostenidos, casi como los de un violín. Fusionó ambos mundos, eldar y adan, en una misma melodía, entretejiendo las notas al igual que ellos sus pasos de baile y dejó que la música fluyera...

Norión se acerca lentamente hacia el último orador, el contenido del poema acerca de Metraith atrajo su atención, después de todo había pasado mas de un año allí y algo se le hacía familiar, aunque no podía reconocer al hombre. El tumulto no le permitía escuchar claramente lo que estaban hablando, así que temió intrometerse indebidamente, por lo que fue lo mas ameno posible en su hablar.

- Señores, con su permiso, quería felicitar al orador, su poema me ha parecido elaborado y recitado con emotividad, habla sin duda de uno de los príncipes de nuestro amado reino, que aún late con en nuestros corazones. Mi nombre es Norión, y compartimos dos cosas hasta el momento, el gusto por la poesía y el haber estado en Metraith - dijo a modo introductorio, atento a la reacción de los presentes. 

Metraith. El nombre le trajo muchos recuerdos a Norión. Una aldea en un cruce de caminos, y el año anterior, en un cruce de destinos de lo que quedaba del reino de Cardolan.

Durante gran parte del año 1643 de la Tercera Edad, el anciano príncipe Hallas de Dol Tinare había liderado una coalición de los distintos feudos de Cardolan en una campaña contra el Señor de la Guerra Dagorhir, el semitrol enviado desde Angmar, que se había mostrado esquivo y un gran estratega. Pero su final estaba próximo. Los Señores Aliados, que es como se hacía llamar esa unión, obtuvo la victoria en una sucesión de batallas campales que cerraron el cerco alrededor del refugio de Dagorhir en las tierras altas de Minhiriath. Las noticias de esas batallas llegaban a cuentagotas a Metraith, desde donde partían más y más mercenarios para luchar por las promesas de pago del príncipe Hallas. Esa guerra se había convertido en una obsesión para el príncipe, y aunque logró finalmente la victoria y pudo sujetar la cabeza de su enemigo en sus manos, falleció poco después y con la muerte de Hallas y Dagorhir, se disolvió la alianza y las viejas rencillas regresaron.

Pero aún no había terminado todo. Poco después, Metraith fue el objetivo de una ofensiva tan inesperada como repentina. Un comandante de nombre Hazvadôk había reunido en secreto una gran hueste de entre los supervivientes de los ejércitos de Dagorhir, y quiso reclamar esa ciudad estratética como parte de su campaña por diversos territorios del centro de Cardolan. Se enfrentó a las tropas del príncipe Pelendur y a los Cantoner de Feotar, entre otros. Por otro lado, Hazvadôk había logrado una alianza con la princesa de Dol Caladir, y con apoyos de un barco corsario de Umbar. Fueron precisamente los umbareanos los que lograron entrar primero en la ciudad, atacando por sorpresa, y ocuparon el Palacio Real de Thalion. Luego llegó la hueste de Hazvadôk...

Norión aún recuerda la desesperación y el miedo que sentían los lugareños. Pelendur y las tropas de Tyrn Gorthad se hallaban demasiado lejos para llegar a tiempo. También se daba por imposible la llegada del príncipe desterrado Echorion desde Arthedain. Pero Metraith recibió la ayuda de un grupo de aventureros liderado por una mujer elfa... Norión nunca la vio, pero hablaron de ella mucho después... ¡Y comenzaba a creer que podría tratarse de esta mujer quien ahora bailaba con Khôradur!

La victoria de la Batalla de Metraith levantó la moral de todos, y se unió a las victorias de Pelendur y la llegada de Echorion con sus tropas. El joven príncipe de Girithlin quería iniciar una nueva guerra contra Dol Caladir, y luego seguir de allí a reclamar el trono del principado de Girithlin, donde gobernaba su tío el usurpador. Pero finalmente Pelendur convenció a los presentes que ya se habían librado demasiadas guerras.