Partida Rol por web

- La dama Dubieta Szantovich, su hijo Tiberiu Radomir Szantovich y el Guardia Tomescu se dirigen hacia las estancias de invitados.

- Innya se dirige a la zona del servicio.

- Poco después, Dagu hace lo propio.

- Maserrak de Flambeau abandona el patio y se dirige a su habitación.

- La dama Radovina se dirige a su habitación, seguida por su guardaespaldas Boru.

Mi hermano y mi tía se habían retirado mas yo no me moveré del Patio hasta que el Chambelán Otto se vaya o me indique algo.

El Duque Gyula Kadar se va y por mucho tiempo más no sabremos de él. Me parece un hombre oscuro, no todo lo bueno y piadoso que me gustaría que fuese un soberano, pero su poder se nota y eso es indispensable para ejercer su cargo con derecho propio. Ahora que ya no está, Durius y el Senescal son los dueños del lugar y se verá en como las cosas transcurren si alguno de ellos (O ambos) están capacitados realmente para ejercer sus funciones. Al Senescal Stolnic no le conozco mucho pero parece un hombre férreo de valores y honor, digno de respeto. Por otro lado a Durius le admiro con todo mi ser y confío ciegamente en sus palabras y decisiones. Creo que el gobierno ha quedado en buenas manos.

Es tarde y casi todos se han retirado ya, incluyendo al Maestro Maserrak que se ha ido sin decirme nada. Pienso que debe sentir que he crecido y por eso ya no me trata tanto como un niño, pero puede que sea también de que en su cabeza yacen pensamientos más importantes que mi presencia, además del hecho de que hace un año que no soy su único pupilo y todo el resto de mis pares son niños nobles, lo que debe agregar una gran responsabilidad en su persona, una lo suficientemente grande como para abarcar sus pensamientos.

Las puertas se han cerrado y nadie queda dispuesto a llevarme a mi hogar, por lo que me dirijo a donde duerme la servidumbre y ocupo el lugar donde he dormido ya una infinidad de veces. Se supone y se me fue dicho, que dormiría en las habitaciones del otrora Mayordomo, pero este no ha ocupado las habitaciones del anterior Chambelán, por lo que me veo en la obligación de seguir en mi estado actual. No entiendo por qué no quiere irse a un lugar mejor, pero no es algo que me incumba. Me río al pensar que si sigue haciendo problemas y tramitando su traslado le quitaré yo la habitación más grande. Tendría que ser mayor y noble para algo así, por lo que la idea es cómica.

Camino con calma mientras veo a todos irse. Voy, me acuesto y me preparo para dormir. Mañana se celebrará por primera vez la Corte sin el Duque y será algo interesante de ver.

El trabajo en las caballerizas preparando todo para el viaje del Duque había sido agotador, siquiera tuvo tiempo para contemplar su partida y cuando hubo un momento de tranquilidad en el patio, las puertas estaban cerradas con los presentes saliendo del lugar.

Demonios... al menos se reducirá el trabajo ahora que hay menos caballos...

Vasilov observó al joven Visany esperando órdenes... si no sales de ahí en breve Otto te asignará alguna tarea, va siendo hora de comer algo... encaminándose hacia las cocinas.

Zort pensó que la Capilla sería un buen lugar para coversar con tranquilidad. Diriió sus pasos hacia allí invitando a Zuyla y al Caballero de los Cárpatos para seguirlo.

¿A la Capilla? Iacobus arqueó una ceja, pero al fin de cuentas, cosas más raras había visto. Además de que, a fin de cuentas, si había algo que podía imponerle no era exactamente el peso de la justicia del Señor. Así que, al ver que el Dravescu más viejo emprendía camino, giró hacia Zuyla para hacer un gesto con la mano, e invitarlo a seguir los pasos de su padre. El caballero de los Cárpatos marchó, ante la falta de respuesta de su escudero, emprendió también la marcha.

Zuyla agradeció con un gesto de la cabeza el que el Caballero de los Cárpatos le cediera el paso. No obstante no se engañaba. Si aquel letal hombre lo había hecho, era porque no gustaba de dejar a nadie a su espalda. Cosumbres adquiridas, difíciles de ignorar.

En todo caso, el caballero siguió los pasos de su padre hasta la capilla, el lugar escogido por Zort para tener una conversación a solas con Iacobus, y una vez dentro, se colocó en un discreto segundo plano, en espera de que fuera el diplomático quien comenzara a hablar.

- Lindor y Vasilov van hacia la zona del servicio.

- El Caballero de los Cárpatos, Zort Dravescu y el Caballero Zuyla Dravescu van a la Capilla.

La Capilla no era el lugar mas cálido para estar de noche. Honestamente mas que conección con el Creador, daba escalosfríos. Las pocas velas que iluminaban el lugar producían sombras que a veces jugaban malas pasadas en las ya preocupadas almas. Pero era un buen lugar para charlar.

Zort entró primero y luego de observar el lugar se acercó a uno de los focos de luz. Miró a Iacobus y fue al grano, con aquel hombre no servía la palabrería.

- En base a lo que vi aquella noche en los barracones he de suponer que Valru era un Vampyr. Y supongo también que no es único de su estirpe. Quisiera saber francamente Caballero, qué sabes al respecto. Por otro lado me llama la atención que Durius siga vivo. Si mataste a tantos, y no lo mataste a él sabiendo que te tendió una trampa puedo suponer dos o tres cosas. Una de ellas es que es mas fuerte que tú, y habiendo visto tu destreza eso implicaría que Durius tiene habilidades bastante especiales... ¿Tal vez otro Vampyr? Hizo una pequeña pausa. Lo que estaba diciendo era muy arriesgado, si Iacobus decidía hablar, su vida se encontraría en serio peligro. Pero el Caballero de los Cárpatos no parecía un chismoso que correría a contarlo. Zort estaba convencido de ello.

- O tal vez tu fidelidad a Kadar es demasiado grande como para llevarle la contra. ¿Qué te une al Duque? A mi no me parece que seas un perro faldero que solo sigue órdenes... ¿O si? Zort mantuvo los ojos fijos en el caballero. No andaría con vueltas. La Corte era un lugar peligroso. Iacobus era un hombre peligroso. Las palabras eran peligrosas... Pero la necesidad de verdad era mas importante para los Dravescu. Saber quien era quien en aquel tablero era necesario para mantener la cabeza en su lugar. Aunque en aquel momento la estubiera arriesgando...

Las cosas deben estar mucho peor de lo que pensaba si Padre ha decidido hablar con tanta claridad se sorprendió Zuyla al escuchar las peligrosas palabras que brotaban de la boca del emisario Zort Dravescu. Se suponía que el directo, el carente de tacto era él, y no su padre, diplomático avezado, curtido durante toda su vida en tales lides.

Sin embargo, el peligro estaba allí, ahora. El Caballero de los Cárpatos era el rival más mortífero que Zuyla había visto, exceptuando, claro está, al maldito vampyr con que se ganó su sobrenombre. No estaba seguro de poder batir a Iacobus Radoslav, y no tenía ningún interés en comprobarlo.

No obstante, Zuyla cumplió con su deber y se situó junto a su padre, preparado por si el caballero desoía a la razón y los atacaba. Esperaba evitar tal situación, ya que el honor dictaba que una entrevista entre hombres como ellos, con honra, no debería tornarse violenta. Pero nunca estaba de más estar preparado.

Iacobus entró a la estancia de la Capilla sin mayor ceremonia, como si pasara del patio al interior de Castillo. Sólo se detuvo, en las lindes de la nave principal, para observar cuál era el sitio que el Dravescu viejo había de elegir para su charla. Sonrió a medias cuando vio que se acercaba al foco de luz, pues aquello le decía que Zort le huía a la penumbra... ya fuera la externa, o la que sus palabras estaban a punto de crear. A él le daba igual, la verdad. Por eso se acercó a la luz y escuchó, escuchó atentamente. Y su rostro pasó de una expresión indescifrable a una... más indescifrable todavía, cuando Zort lo interpeló sobre sus motivos e intentó provocarlo con aquello del perro faldero.

¿En verdad? ¿El viejo está diciendo esto? ¿Ha perdido la cabeza, o está buscando perderla?

Finalmente, al ver cómo Zuyla se acercaba a su padre, esperando el ataque, Iacobus se echó a reír.

- Por favor - negó, mirando a Zuyla, y levantó las palmas - Y tú - agregó, dirigiéndose a Zort, quien repentinamente había roto el trato de usted hacia él - Espero que el cambio de trato refiera a que no puedes compartir semejantes pensamientos con quien no consideras tu amigo, y no que sea porque piensas que te diriges a un perro faldero.

En el fondo, en realidad, le divertía. No esperaba que el viejo fuera tan directo, lo que sinceramente era de agradecer.

- En cuyo caso, lamento decirte, en este momento tendría que reclamar tu cabeza.

Hizo una pausa, y sus palabras resonaron íntegras, en los alarmantes ecos de una capilla preparada para magnificar la palabra del enviado de Dios. Sus ojos oscuros, apenas delineados por la trémula llama de un foco de luz, se mantuvieron clavados en los de Zort. Un segundo. Dos. Tensión en el silencio, y en la falta total de movimiento. Antes que Iacobus sonriera a medias.

- También puedes suponer que maté a Durius, y que cuando salí de esa habitación fue sólo porque Durius estaba muerto. Porque, puedo asegurártelo: lo estaba. Ante mí no demostró ningún tipo de destreza, ni coraje alguno, sólo dirigió a sus esbirros y trató de defenderse cuando ya no le quedaba más alternativa. La destreza la demostró luego, apareciendo vivo.

El rostro de Iacobus había diluido la sonrisa, y había pasado a una expresión, nuevamente, insondable.

- Es posible que sea cierto, Dravescu. Durius dio la orden de matarme luego de saber lo que había pasado con Valru, y saber que había más gente que lo había visto. Ahora bien - el caballero de los Cárpatos miró a ambos - ¿Acaso han venido para esto? ¿Persiguiendo vampyr? ¿Qué hacen ustedes dos en esta Corte?

IACOBUS RADOSLAV:

- Cuando recuerdas aquella noche, estás persuadido de que mataste sin lugar a dudas al Primer Caballero.

- Ningún humano hubiese sobrevivido a sus heridas, estaba muerto más allá de toda duda.

- El hecho de que después lograse resucitar indica a las claras que no se trata de nada humano.

La verdad... contestó Zuyla viendo que su padre demoraba su respuesta, acaso rumiando las palabras del segundo caballero de la Corte.  ...yo mismo me he hecho esa pregunta varias veces desde que llegamos aquí. Fue el propio Duque quién exigió a mi primo el enviarme aquí para servirle como caballero, so pena de incurrir en su ira y por tanto ver arrasado nuestro hogar, nuestro pueblo. El hecho de que mi padre estuviera gravemente enfermo pospuso nuestro viaje. Mas cuando llegamos aquí y nos presentamos ante el Duque, este reveló que nunca había solicitado la presencia de Zort Dravescu. Así pues, padre... ¿hay algo que yo no sepa?

Tras un largo tiempo esperando decidí encaminarme hacia la zona de servicio, tenía que limpiar las estancias de mi señor Durius y mantenerlo todo en orden, pero debía ir a buscar un cubo con agua para poder limpiar decentemente.

Veamos, tengo que limpiar el suelo, los muebles, plegar la ropa, hacer la cama, recoger lo que haya de por medio, limpiar el polvo...

Me fui murmurando lo que tenía que hacer para que no se me olvidase.

Zort ignoró por completo el tema de la separación de su cabeza y su cuerpo. Un tácito acerdo se había formado, no hacían falta allí formalidades, y nadie quería ver rodar cabezas. Las palabras del Caballero lo dejaron pensativo por unos segundos. Finalmente sus temores se hacían realidad. Aquello era un nido de Vampyrs y cosas por el estilo.

- Lamentablemente no vinimos como cazadores. De hecho ni nos imaginamos esto. Pensé que sería que la Corte sería peligrosa por el filo de las lenguas, no por el de los colmillos. Se giró hacia Zuyla. Estamos aquí por la misma razón que la mayoría de los otros nobles. Nuestra sangre no es de las mas valiosas en Transilvania, pero sí lo son tus habilidades marciales. Gyula está consolidando su poder. No quiere dejar cabos sueltos. Un poderoso caballero, en el sur, donde su influencia es menor, puede significar un futuro caudillo. Aquí dentro tiene a todos vigilados y atados a juramento. En cuanto a mi presencia, no lo sé. Supongo que un viejo no significa un peligro para los magyares. Ionel pensó que sería bueno venir, y tal vez tuvo razón. No hay nada mas, al menos que yo sepa...

Ya tendrían tiempo de saber si había otras razones mas adelante. Ahora se acumulaban preguntas sobre aquella noche.

- ¿Cómo mataste a Valru? ¿Y cómo lo hiciste con Durius? ¿Cómo reaccionó Kadar cuando se enteró? Y lo mas importante de todo... Iacobus Radoslav, ¿cuál es tu posición ante estos seres? ¿Los aceptarás? ¿O intentarás combatirlos?

La respuesta a su ultima pregunta definiría los futuros acontecimientos, de aquellos tres personajes, y posiblemente, de la corte misma. Zort rogó que el Caballero de Cárpatos deseara combatirlos, o, al menos, no los apoyara.

Un día más en el castillo. Una noche menos y justo la previa a las nupcias de las dos Szantovich. Lo sabía, era consciente de ello: aun quedaba tanto por preparar y él había perdido tanto tiempo. Un tiempo que ahora se abría ante él como un abismo insondable, un vació eterno…

El mayordomo hubiese suspirado, pero cómo podía suspirar en aquellas circunstancias. No tenía tiempo ni para aquello, no le quedaba aliento que exhalar en unos pulmones en los que ya solo tenían cabida los problemas del resto. Así que sin perder ni un instante cruzó el patio en dirección a los aposentos de los Dravescu. Allí esperaba encontrar a Zort para que le informase de los avances con respecto al día previo.

- “Si es que ha habido algún avance…”- Algo que dudaba seriamente.

El frío se introduce en mis huesos cada vez con mayor virulencia y tengo que hacer verdaderos esfuerzos para no tiritar y mantenerme en mi sitio.

Una vez observo que el Chambelán Otto sale del Patio en dirección a los Aposentos del Caballero Dravescu me dirijo hacia las cocinas con el deseo de entrar en calor lo antes posible.

- Veamos que pasa a partir de este momento. - pienso mientras entro en las Cocinas.