Partida Rol por web

- ¿Informarle, qué? - dijo Iacobus - ¿Esto que estáis viendo? Joder, si acaba de verlo con sus propios ojos.

Demasiadas vueltas. El caballero echó una mirada a la sangre que caía de la nariz del Capitán, evaluativa, aún cuando él mismo era una barbarie de carmesí y gotas que lo seguían a cada paso.

- ¿Qué sucede? ¿Dónde habéis estado para coger esto? - preguntó, mientras continuaba andando en dirección a donde estaban los Dravescu.

Finalmente, giró para mirarlo de nuevo.

- Si no se os informó fue que nada podíais hacer. ¿No lo creéis así? Joder, esta puta habitación, ¿dónde está? - Iacobus se detuvo un momento, sólo uno - Da igual. Luego escucharéis mil versiones, coged la que más os plazca. En principio podéis escuchar que Durius de Slobozia ordenó mi muerte sin autoridad alguna, y yo me defendí.

Identificó la puerta de los Dravescu y se dirigió directo allí, mano en el picaporte, para entrar.

- "¿Qué deseáis que le diga al Duque, mi Capitán?" - Dice el guardia más cercano, saliendo por la puerta del Barracón de la Guardia del Castillo.

- Iacobus pasa ante la puerta de los Barracones, abre una puerta y pasa al pasillo de la zona de las habitaciones de invitados del Ala Oeste.

- Flaviu se apresura a seguirle.

- Dos guardias feudales acompañan a Vasilov y a Enrietta hasta las estancias de Durius. Los meten dentro y después montan guardia en la puerta.

VISANY:

- Estás un poco indeciso ante lo que debes hacer. Es obvio que el Capitán es un hombre muy poderoso que acaba de ser desairado por alguien más poderoso. No quieres llamar su atención, por lo que no te mueves, esperando que se vaya.

- El Caballero Durius Tremere llega al Patio del Castillo. El Alba todavía dista unas pocas horas y es una noche gélida de invierno transilvano. El Patio apenas está iluminado por unas pocas antorchas distanciadas entre sí. El Caballero renquea, obviamente herido, y tiene cortes en las ropas y la piel.

- Durius ve en mitad del patio al Capitán Zarak y a Visany (el sobrino menor de Pavetta).

- Ante el Capitán de la Guardia hay un guardia feudal con expresión estúpida y mirada confusa. Ante la puerta de las estancias privadas de Durius hay otros dos guardias del castillo.

Durius caminaba por el patio con rostro severo y adusto. La reunión habida con Gyula Kadar ardía aún a fuego y sangre en su cerebro, unida a los demás desastres de aquella noche. Cuando su mirada se cruzó con las siluetas del Capitán y de Visany, se encaminó hacia ellos, sin pasarle desapercibida la presencia de los guardias a la puerta de sus dependencias, ni la expresión del guardia enfrentado a Ferenk.

-Capitán Zarak. Visany -saludó escuetamente-. ¿Algún problema más en esta noche?

DURIUS TREMERE:

- Te parece que Mikail puede estar acechando escondido en las inmediaciones, pero no sabes en qué sombra de las muchas disponibles se encuentra agazapado escuchando a hurtadillas.

- Sabe mi nombre. - pienso. El Señor Durius sabe mi nombre.

Realmente me costaba creerlo.

- Ninguno que yo sepa mi señor. - respondo. Me disponía a ir en busca de Maese Maserrak cuando el Caballero Iacobus y su Escudero Flaviu me interceptaron.

La frase del caballero Iacobus paraliza al capitán que se queda observando como se aleja con expresión estupefacta mientras sigue tosiendo. Luego mira al guardia

- Que por lo que parece tanto el caballero Iacobus como el señor Durius han sido.... atacados. Dile que los presos basarab están en la mazmorra. Y dile que solicito me indique sus órdenes. Que ... - ve como se acerca el caballero Durius- ... que estoy hablando con los implicados ahora mismo. Ve

Tras las órdenes mira a Durius. La situación es tan confusa que si no fuera por el ataque de tos sería hasta divertida

- Saludos, señor Durius. Informadme de qué ha pasado

El guardia sale corriendo.

- El líder de los guerreros de sangre del Duque, Farkas Deli llega al Patio del Castillo. El Alba todavía dista unas pocas horas y es una noche gélida de invierno transilvano. El Patio apenas está iluminado por unas pocas antorchas distanciadas entre sí.

- Farkas ve en mitad del patio al Capitán Zarak, a Visany y al Caballero Durius Tremere.

- Ante la puerta de las estancias privadas de Durius hay dos guardias del castillo.

Farkas divisó al Capitán de la guardia hablando con el Caballero Durius y se dirigió directamente hacia ellos. El Capitán había estado ausente durante la sucesión de los hechos del castillo y ahora había aparecido.

Mas vale tarde que nunca. Aunque en algunos casos llegar tardes es como no llegar.

Hizo un saludo con la cabeza a Durius, al que acababa de ver en el Salón y se dirigió al Capitán.

-Capitán Ferenk Zarak, el Duque me ordena decirle que deje tranquilo al Caballero Durius y al Caballero Iacobus. Ya está todo solucionado por su señoría. Encárguese de que sus soldados estén alerta.

Tras dar las órdenes del Duque, Farkas se dirigió a Durius.

-Puede usted continuar a sus aposentos si lo desea. Si me permite tengo que tener unas palabras con el Capitán. Yo le informaré de lo sucedido para que usted pueda retirarse. Me gustaría después hablar con usted en privado si no es mucha molestia, instrucciones del Duque sobre ciertos preparativos.

Esperó por las reacciones de Ferenk y Durius ignorando completamente al chico que por allí pululaba.

El capitán asiente y da algunas órdenes a los guardias que están en las cercanías comprobando que estén preparados. Comprueba, sin alejarse de allí, quienes están de guardia, y se asegura que las mismas se vayan a realizar debidamente. Y luego se queda mirando al recién llegado Farkas con curiosidad

- Hay en total media docena de guardias en servicio en un momento dado. Vigilan sobretodo desde las torres y puntos más altos del Castillo, y uno ante las puertas.

-Bien, Visany. Entonces, no te entretengas más y cumple con tu cometido pero antes de que te vayas, necesito de ti una cosa. Cuando veas a Pavetta, cosa espero sea lo antes posible, deberás comunicarle una mala nueva. El Sargento Dominik ha fallecido. Debes decírselo antes de que la noticia se haga pública y se entere por boca de quien no corresponde. Sois familia y ella debe saberlo de parte de quien pueda ofrecerle consuelo -la voz de Durius, serena y fría, no traslucía sus sentimientos ante aquel hecho que no era sino la muerte de su hombre de armas-. Ella comprenderá el alcance de lo que le digas y coméntale que mis puertas estarán abiertas si mañana desea hablar conmigo al anochecer. Ahora ve en busca de Maserrak, tal y como te han encomendado, al cual te doy permiso para que el comentes este mismo hecho.

Durius se volvió entonces hacia Ferenk. A sus ojos parecía confuso, si bien su petiicón fue demasiado perentoria para gusto del secretario. No obstante, se disponía a hablar cuando el guerrero de sangre les interrumpió.

-Allí estaré -respondió escuetamente a Farkas, aquel que habría de ser su interlocutor válido para con Radoslav, el extraño ser al que habría de sustentar y soportar cuando Gyula Kadar...-. Os estaré aguardando.

LACAYO MIKAIL:

- Te acercas hacia la puerta de las habitaciones de Durius... Y ves que hay dos guardias apostados ante ella. Es imposible pasar sin ser visto.

- Una opción es empezar a caminar con naturalidad hacia la puerta, pero eso te haría perfectamente visible para todos los que están en el patio.

- Así lo haré señor. - digo al Caballero Durius haciendo una inclinación de cabeza. Si me disculpais voy en busca de Maese Maserrak.

Dicho esto giro sobre mis talones y me dispongo a salir del patio en busca de Maese Maserrak.

- ¿Qué tendrá que ver mi tía con el Sargento Dominik? - me pregunto por un instante antes de vlver a centrarme en el cometido encargado por el Chambelán Otto. Ya lo averiguarás. Has perdido mucho tiempo. Espero que no sea tarde cuando regreses con Maserrak.