Partida Rol por web

Vitaly redujo la velocidad, pero siguio avanzando, con el rifle de plasma preparado. Siguió avanzando hacia el sur, pero observando su izquierda, y con el oído atento.

Cuando vi que el grupo tomaba dirección sur fui tras ellos, manteniéndome alerta al entorno. Podía aparecer en cualquier momento, al igual que habíamos hecho nosotros al salir de aquellos túneles. 

Vorgen siguió acompañando a la interrogadora sin perder de vista lo que pasaba a su alrededor. Intentó adaptar su paso al de la joven para que le diese tiempo a recuperar el aliento. En su mente iba dando vueltas a todo lo que allí estaba teniendo lugar. Era preocupante que el enemigo se hubiese infiltrado en tras los muros. Aquello ponía en riesgo toda la operación, tenían que encontrar el origen de todo aquello. 

Arthur siguió a los demás, cerca de la inquisidora que parecía tener problemas para mantener el ritmo. Estaba bastante harto de todo aquello, sólo quería salir de esas malditas cloacas, fumarse un pitillo y echar un trago. ¿No era tanto pedir no?

El grupo, o al menos la mayoría, siguió al sur hasta que finalmente la vanguardia dio con otro giro, y otro colector, aparentemente gemelo del anterior, solo que aquí lo que sea que hubieran hecho ya parecía haber terminado. De hecho, solo quedaban cuatro cultistas y ningún cuerpo, que se giraron bajo sus oscuras capuchas cuando escucharon a los imperiales tomar posiciones.

-¡Llegáis tarde, nuestro trabajo aquí ha acabado!-replicó uno de ellos, riendo como un demente, mientras un brazo anormalmente grande y a la vez inquietantemente pequeño asomaba de la oscuridad del colector. Algo subía desde las profundidades a su encuentro, aunque en cierto modo también parecía bajar al mismo tiempo...

El pasillo volvía a torcer, solo que esta vez algo cambiaba. Los túneles oscuros no estaban tan oscuros, sino que tenían cierta iluminación, aunque su fuente era en cierto modo perturbadora. Una cantidad bastante considerable de enormes alimañas se escurría por suelo y paredes, una abominable mezcla de gusano y babosa que tenía cierta luminiscencia pálida y enferma, aunque al menos les permitía ver algo más. 

El auspex, por contra, no dijo nada en esta ocasión, como tampoco hicieron los peculiares compañeros del trío, salvo un "despejado" cuando uno se asomó al túnel lateral. 

Al ver a varios enemigos, cogió posiciones y plantó su arma junto a su binomio. - ¡Rápido Celonius, enseñemos a esos mierdecillas cómo se las gasta "Lugere"! - dijo con su estentórea voz. 

El arma fue rápidamente desplegada por los dos veteranos soldados, y pronto el espíritu máquina de su bólter comenzó a agitarse en el interior del arma, anticipando la pelea. - ¡Atención, hemos encontrado varios enemigos y una cosa grande y deforme, un posible mutante! - dijo informando a todos los que venían detrás sin sentir un ápice de temor. 

- Qué preciosidad - el lantanita quedó embelesado con la luminiscencia de los gusanos, pasando el áuspex cerca de ellos y recibiendo las lecturas con interés. Aquello le traía hermosos recuerdos de su Lantan natal, donde algunas secciones requerían de una luz similar, que ni emitiese calor ni condujese electricidad para evitar reventones por escapes de gases inflamables.

- Hrm... - Fiks gesticuló que iría por la derecha a echar un rápido vistazo y miró al espadero que estaba más cerca de ese pasillo - ¿Sería posible que me acompañase hasta la primera esquina?

Se dirigió entonces a la sargento, por fin capaz de dirigirle la palabra.

- Sólo iré hasta la esquina, volveré con ustedes de inmediato al fondo a menos que tenga algo de lo que informar ¿le parece correcto? - aguardó a una respuesta por su parte antes de ponerse en marcha u obedecer las órdenes que dispensase.

Quintus sobrepasó ligeramente a la sargento para ocupar una posición desde la cual pudiera seguir cubriendo el avance de los suyos. Tanto por el túnel lateral como por lo que pudiera venir desde el frente.

El avance prosiguió sin nada reseñable, salvo por el hecho de que la iluminación de los túneles empezó a aumentar debido a la sorprendente particularidad de las criaturas que empezaron a aparecer por ellos, tan inofensivas como repugnantes. Conteniendo un gesto de asco, siguió adelante tratando de acercarse lo menos posible, y de no tocar en absoluto aquella especie de bichos que nunca antes había visto, espereando y deseando que fuera fauna autóctona de Sélica.

Pasaron cerca de un túnel secundario, más estrecho, y al medicae le entraron ganas de explorar — Vayan — fue cuanto dijo. No estaría de más saber qué había por allí, dudaba que quedaran enemigos cerca pero siempre podía quedar algo interesante. Entretanto, ella hizo una señal a Quintus y a los otros dos Doblesueldos para que continuaran por el pasillo principal, segura de que más adelanten darían con algo que les pudiera resultar útil.

Alain escuchó al soldado Van Horst advertirle de que se estaba quedando atrás, pero se había emperrado en averiguar algo de aquel cuerpo anónimo. No lo logró, y cuando quise darse cuenta, la distancia que le separaba del resto del grupo le hizo un nudo en la garganta y le puso de pie de un salto. Marcel, que había compartido la inquietud del fezzornita, le había estado apresurando y ahora que el medicae se había puesto en marcha, no parecía nada contento. Los dos echaron a correr, con más ahínco cuando escucharon unas voces gritar algo más adelante. Lo que aquello presagiaba no podía ser bueno, y la pareja optó inconscientemente por ponerse a la sombra del Astartes que los acompañaba. Ninguno de los dos sabía que la respuesta a la pregunta que había intentado contestar ante el otro colector estaba emergiendo, precisamente en ese instante, del que había pasada la esquina. 

Parecía que en el sur había algo, así que avanzo hacía la posición del resto fuerzas imperiales, por si sucedía algo en la zona y empezaba otro combate.

Vitaly respondió a las palabras del cultista de la manera que mejor sabia; con plasma. Afianzando sus pies en el suelo, a la vista del resto de soldados que venia en esa dirección, apunto con su rifle plasma y disparó un par de proyectiles. Esos perros habían invocado al torcedor, como el sabría que harían. Ahora era el momento de quitarselos de encima para matar al demonio con más tranquilidad, nada más. 

Malek y Vitaly, que iban en cabeza, se dieron de bruces con el archienemigo y sus secuaces. El tirador no pudo evitar dar un respingo - ¡Likuli shay' 'iilhi!* - exclamó alzando su rifle láser de precisión y siguiendo a Vitaly en su ataque mientras alertaba a los demás - ¡Enemigos! ¡Se viene una montaña de fadalat*! - y disparó su arma tras apuntar rápidamente junto a su hermana que lo cubría. 

Todo volvía a empezar. Cuantos gilipollas y cuan pocas balas. Arthur avanzó levantando el fusil en dirección a la voz. Iba preparado para descargar láser a lo que asomara.- ¡A callar, gilipollas!- gritó, disparando con el fusil.

Una vez que se dio la voz de alarma, Vorgen se olvidó de las formalidades. - Señora. - dijo avisando de que iba a retirar su brazo a la Interrogadora antes de avanzar con paso firme hasta la esquina que tenía delante. Cubriéndose con ella, el marine orientó su bolter pesado hacia la mole de carne que parecía salir y entrar a la vez de aquel agujero. Sin duda era lo más peligroso que tenían delante.

- Por aquel que se sienta en Terra, ¡Valientes soldados del imperio, no cedáis ni un ápice de terreno! - dijo al tiempo que hacía rugir su bolter pesado para dar ejemplo de lo que quería decir. Una tras otra, balas del tamaño de latas de cocacola salían por la bocacha del bolter en dirección al "Torcedor".

Moham no hubiera creído lo que veía, si no fuera porque acababa de verlo momentos antes - Esa cosa... ¡apareció cuando encontramos a la Interrogadora! - no quería decir que ella fuera su objetivo, o quizá sí, no sabría interpretar las intenciones de un enemigo tan ajeno a la humanidad - ¡Imrah, protégela con tu vida! - le dijo a su primo, mientras él mismo buscaba un punto intermedio entre el Marine y el Enviudador, ambos equipados con armas pesadas, cerrando el paso en caso de que sus sospechas fueran ciertas.

Acto seguido guardó su pistola y sacó una granada krak, si aquella bestia quería la revancha, se la daría, aunque esta vez terminara de arrancarle el brazo.

¡Malek! - llamó a su camarada que se había adelantado al grupo - ¡Alejaós de esa cosa!

Seguí desplazándome hacia el sur y al ver a los cuatro cultistas que habían traído a aquel ser demoníaco, aminoré el ritmo, deslizándome para tomar una posición adecuada para la carga desde una de las esquinas, y con la suficiente distancia de por medio para no ser atacada en primer lugar. Accioné la empuñadura de una de mis espadas, y esta se cubrió con una película azulada de energía que endureció y afiló su filo; a veces centelleaba, soltando rayos entorno a su hoja.

Flexioné mis piernas, podía notar el dolor de mis heridas, pero no era aún momento para el descanso. Mientras esperé, mantuve la guardia de mi espada en alto.

Paul se acercó a la línea de fuego, aunque descubrió que era difícil pasar desapercibido cuando había comenzado el tiroteo. Avanzó, buscando al menos una posición de tiro aceptable si alguien salía de la sala del colector.

El cuento se estaba haciendo carne. Pero, por desgracia, parecía que ante ellos se desplegaba lo mismo que hacía ante los niños de la antigua Terra cuando los cuentos clásicos cobraban vida. Ante ellos se alzó una mole, todo músculo y violencia concentrada, que les miraba con ojos burlones desde su apenas metro de alto... ¿O eran cinco? Era complicado de definir, pero era enorme y a la vez pequeño, tenía cuatro brazos, seis, dos o ninguno, cambiando con cada parpadeo, así como su piel era recia como el cuero o suave como la seda, sin embargo si algo permanecía inmutable en él era el horror que despertaba. Algo surgido de la pesadilla, y evidentemente antinatural, que terminó de emerger, al lado de las cenizas de los dos cultistas que Vitaly había fulminado. 

El marine descargó una salva de su brutal arma, demostrando que aquel ser era rápido y engañoso, y aunque algunos brutales impactos le alcanzaron, no fue suficiente para tumbarle... Mala señal. 

Mientras tanto, los cultistas supervivientes cargaron contra los elementos del sur, poseídos por un delirio homicida, carcajeándose como maniacos, y aunque el acechadunas se destrabó y Arthur soltó un disparo al cultista que le acechaba, aún aguantaban.

Aquel combate prometía ser duro.