Partida Rol por web

Inspiró por la nariz. No le hubiera extrañado que aquello terminase con un Crinos en la mesa del salón. Volvió a la carga, notando que empezaba a disminuir su paciencia.

-Esto es importante, mamá. He venido porque me lo han mandado mis... superiores. -Lo que técnicamente era cierto, gracias a Ashley-. No es que no quisiera venir ni nada de eso. -Eso sí era mentira-. Pero tienes que decírmelo.

-Sí, trabajo para Callahan de vigilante nocturno. También trabajo para un par de empresas más. Y no creo que estén envenenando a nadie. Ni siquiera hacen nada, ¿sabes? No es más que un almacén. ¿Eso querías saber?

Cogió a su madre por los hombros y buscó su mirada. Sabía que lo más seguro es que eso la pusiera de los nervios, pero esperaba que eso ayudase.

-Escúchame. Tienes que dejar de ir a ese sitio. Pide que te trasladen. O deja el trabajo. Lo que sea. Pero no vayas más.

-¿Pero qué demonios te pasa, hijo mío? -preguntó ella, alterada. Que la tocara parecía haber activado su instinto de supervivencia-. No voy a dejar el trabajo, no señor. ¿Sabes lo que cuestan las medicinas de tu padre? ¿Te haces una idea? En Callahan tengo un buen seguro, el mejor que he conseguido jamás. Si no fuera por eso, ahora mismo estaríamos viviendo en la calle. Como mendigos. ¿Quieres eso, o es que te has vuelto loco? Si al menos te preocuparas por mandar algo de dinero... Pero no, ya veo que tu vida de soldado es mucho más importante que ayudar a tus padres.

En vez de soltar a su madre la agarró más fuerte para evitar que se escapase.

-Si quieres yo busco la manera de pagar hasta que encuentres otra cosa. Pero deja el trabajo, mamá. O vas a acabar mal. -Se dio cuenta de que acababa de amenazar a su madre, y la soltó de golpe-. Quiero decir que he oído que van a pasar cosas malas allí. A mis superiores. Y no quiero que estés.

La mujer achicó los ojos y bajó la voz.

-¿Qué cosas? Donny, por Dios, me estás asustando...

Se inclinó sobre su madre y bajó la voz.

-No lo sé. El sitio igual vuela por los aires o se quema. Lo que hay ahí no es bueno. No quiero que estés si pasa algo.

Loretta tragó saliva.

-Bueno, si es así, supongo que... Pero... ¿nos vas a pagar tú las medicinas, hijo? ¿Puedes hacer eso?

No. Pero tendría que pensar en algo.

-Sí. Yo me ocupo. Os traigo dinero. Tú... tú no vayas a Callahan.

-¿Y tu trabajo? -quiso saber Loretta-. No irás a dejarlo tú también...

-No. Pero voy a venir pronto por lo de papá.

Donny miró hacia la puerta del salón y extendió la mano hacia su madre.

-Tengo que irme, mamá. Dame las llaves del sitio o lo que tengas. Voy a deshacerme de ello.

-¿Que qué? -exclamó su madre-. ¿Estás majara? ¿Que vas a hacer qué? Ni hablar. ¿Quieres que te metan en la cárcel? ¿Quieres que ME metan en la cárcel?

Loretta le agarró de los hombros. Era mucho más bajita que él, pero estaba tan enfadada que casi se imponía.

-Mírame a los ojos, jovencito. ¿Estás tomando drogas?

Dejó que su madre le mirase. De algún modo presentía que era una pregunta que había querido hacerle más de una vez. Hubiera preferido ser hijo de una Furia Negra; así la violencia hubiera sido un argumento válido en aquella discusión.

-¡No estoy tomando nada! Ni trafico. Vuestro dinero no va a salir de ahí. Mamá, esto es serio. No me las des. Pero tíralas o algo. No quiero que tengas nada de ese sitio.

-Me estás dando mucho miedo, Donald. No sé qué te ha pasado en este tiempo, ni qué hemos hecho mal contigo, pero no eres el mismo. Mira, voy a hacer lo que dices y ni siquiera sé por qué. Si me prometes que vas a traer tú las medicinas de tu padre, eso sí. Pero ni sueñes que voy a darte las llaves. Tengo que devolverlas si voy a despedirme. ¡Y me voy a quedar sin la compensación! -Loretta resopló y se apoyó en la mesa de la cocina-. Será mejor que te vayas. Voy a tener que explicarle esto a tu padre y no querrás estar aquí cuando eso pase.

-Hoy. Hazlo hoy -respondió, mucho más tranquilo.

Sintió cómo desaparecía la bola de plomo que tenía en el estómago. Estaba acostumbrado a que sus padres prefiriesen que se fuera. Y a darles miedo. Y a que pensaran que le pasaba algo malo. Y la existencia continuada de su madre le iba a permitir seguir pensando todas esas cosas de él, al menos. Volvió a sentirse incómodo. Y era cierto. No quería estar allí.

-Volveré pronto.

De repente darle un beso de despedida a su madre o decirle que la quería le pareció fuera de lugar. Se volvió y salió de allí. Tenía que enterarse de cuándo iban a atacar Callahan. Aunque eso significase volver al Clan.