Partida Rol por web

26 de noviembre de 2000 - 06:00

Ashley, Viviane y Sueño se habían ido a la ciudad y a ellos les quedaba patrullar el boun. La repartición de trabajo dejaba que desear, la verdad. Aunque ser guardianes reportaba honor, a menudo era aburrido. Y, además, Hécate lo hacía casi todo el tiempo. Encontrarse con ella de vez en cuando era algo vergonzoso, sobre todo para la propia Metis.

Empezaría a amanecer dentro de poco y el viento soplaba frío, penetrando hasta los huesos.

Donny llevaba toda la noche en lupus, pues en esas circunstancias las ventajas de la forma lobuna eran inestimable. En primer lugar, el pelaje le protegía del frío mejor que su chaqueta. En segundo lugar, sus sentidos eran infinitamente mejores para patrullar. Por último, y probablemente lo más importante, es que la mente del lobo ayudaba a mantener a raya las imágenes de Alecto y Viviane desnudas y entrelazadas que no dejaban de asaltarle.

Apenas había pronunciado palabra en las últimas ocho horas, desde la reunión. No se había atrevido a sacar el tema, y con eso sólo había conseguido sentirse cada vez más incómodo. Cuando pasaron por novena vez junto al mismo tronco podrido y lleno de bichos Donny dejó escapar un lamento canino antes de seguir arrastrándose entre los árboles.

Alecto se había pasado gran parte del tiempo en su forma de lupus tras intentar un par de chistes y no conseguir demasiado efecto. Al principio no le dio más vueltas, pero a medida que pasaba el tiempo notaba que Donny estaba incluso más callado que de costumbre. Cuando el sol empezó a iluminar el horizonte Alecto volvió a su forma homínida y se estiró:

-Bueno, venga, suéltalo -dijo con aire casual, pero voz firme-. ¿Es por lo que me has preguntado antes? Si tienes algo que decir, dímelo de una vez

Donny cambió a su forma humana, imitando a Alecto, y movió los brazos en un gesto innecesariamente amplio de negación.

-No. Yo no quiero saber nada. Pero se lo vais a contar a Ashley, porque como se entere por ahí os va a arrancar la cabeza. Y luego me va a poner a recolectar algodón, porque no se si has dado cuenta pero es bastante racista y seguro que me echa la culpa.

Casi sin darse cuenta Alecto empezó a mover los brazos como él:

-¿Cómo te va a echar la culpa a tí de que Viviane y yo nos hayamos pegado un par de revolcones? No, no, no, de Ashley nada, ella no entendería nada, esto es... es cosa de Furias, ¿vale? De aquí no va a salir ningún metis, así que no pasa nada, pero si se lo cuentas a la Fenris va a montar un follón que no veas y nos vamos a buscar la ruina -resopló-. Mira, yo no lo iba buscando. Bueno, sí. Pero sólo porque no pensaba que pudiese pasar. Bueno, al principio sí... esta línea de defensa no me está haciendo ningún bien. El caso es que no se puede contar. Si se lo cuenta a alguien -dijo señalándole con un dedo y andando hacia atrás sin dejar de mirarle-, y caigo en desgracia, sobre tu conciencia va a quedar cuando los servicios sociales me quiten a Murray.

Donny continuó la batalla de gestos exagerando aún más lo suyos.

-Yo adopto a Murray y lo que quieras. Voy a ser un padre ejemplar. Porque como Ashley sospeche y te pregunte estás muerta. No le puedes mentir a una Philodox, porque se enteran, Alecto, se enteran. Así que se lo vas a contar, ¿sabes por qué? Porque si no se va a enterar en el peor momento. Un día vamos a hacernos famosos aquí y le van a poner nuestro nombre a una nueva letrina, y cuando estemos ahí para inaugurarla alguien va a decir "eh, el otro día vi a esas dos en el bosque co... en el bosque". Y Ashley va a coger las tijeras para cortar la cinta y nos va a matar a todos. A ti, a mí, a Viviane, y a todo el Clan. ¿Morro-ensangrentado? Muerta. ¿Ismene? Muerta. ¿Los bailarines de los delfines esos? Muertos. Y los Ancianos muertos también, nos va a matar a todos.

Alecto levantó una ceja:

-¿En el bosque co? Se me ocurren por lo menos tres formas de acabar esa frase, pero me contendré... -suspiró-. Mira, no nos van a pillar, ni Ashley ni nadie. Viviane siempre tiene cuidado. Mentiría si dijera que yo también, pero en este caso con que una diga que no el plan se estropea para todo el mundo. Y si por mi fuera nadie le iba a contar nada a nadie... pero voy a ser madura y a aceptar que el tema no sólo me concierne a mí, así que le transmitiré tu opinión a Viviane a ver qué opina. Prometo hacerlo al detalle, posiblemente con gestos incluídos, y dejar que tome una decisión sin influenciarla. ¿Te deja eso más tranquilo?

-¡Cómo que más tranquilo! Te estás... estás con la hija de una Anciana. Cuando esto salga a la luz, y va a salir, va a ser una puta peli de terror. Mírame la cara, Alecto. -Donny se señaló la barbilla con un dedo tembloroso-. Soy negro. Somos los primeros en caer en las pelis de terror. Si no nos mata Lysandra nos va a matar Ashley, a mí también si se entera de que lo sabía. ¡Nos va a asesinar de más oscuro a más clarito!

Apretó las manos en puños y contuvo la respiración. Dejó escapar el aire muy lentamente por la nariz al tiempo que aflojaba los dedos. Después de dos o tres respiraciones profundas pareció calmarse un poco, y dirigió hacia Alecto un dedo índice acusador.

-No voy a decir nada. Pero acuérdate de las clases de educación sexual. -Le había temblado la voz un poco al dcir la última palabra, pero siguió hablando-. Cuando jodes con alguien estás jodiendo a toda su manada. Y como alguien cometa un crimen de odio contra mi no vais a tener Umbra para correr.

-Buuu, buuuuuu. Las bolleras también mueren las primeras en las pelis de terror, así que vas a tener competencia. Y perdona, pero no es sólo la hija de una Anciana, es Viviane y puede hacer lo que le plazca -dijo intentando no tirarse al suelo en posición fetal y llorar al acordarse de Lysandra-. Además, no sé qué mierda de clases de educación sexual son esas. La única clase de educación sexual que yo tuve fue darme cuenta de que mi madre y la madre de mi alfa desaparecían siempre al mismo tiempo -junto las manos y cerró los ojos, alzando el rostro hacia el cielo y susurrando-. Un regalo de los dioses, infinitas bromas sobre la madre mi alfa.

Donny no pareció encontrarlo muy gracioso. Se cruzó de brazos para no echarle las manos al cuello a Alecto y volvió a respirar profundamente.

-Mira. Alecto. Cómo se dice, aprecio mucho tu sentido del humor. Y me parece estupendo que tu madre haga lo que quiera con quien le de la gana -No parecía ser cierto-. Pero esto es muy serio y viene en el peor momento. Y no estáis teniendo cuidado. Porque me he enterado yo. Y si yo me he dado cuenta cualquiera puede darse cuenta. Piénsalo bien.

-¡Tú te diste cuenta porque apareciste de repente en su casa! Pero supongo que vas a decir que eso puede ser un accidente y del mismo modo pueden pasar otros... -Alecto suspiró, poniéndose seria el tiempo justo para decir- Mira, en cuanto la vea voy a hablar con ella y arreglaremos todo esto, ¿vale? Llevas razón, esto no es mi antiguo clan, así que entre las dos decidiremos qué hacer.

Donny no iba a decir nada de eso, pero en la versión de Alecto sonaba más inteligente y mucho, mucho menos grosero, así que no la corrigió. Descruzó los brazos y suavizó un poco la expresión de la cara.

-Bien. A mí, eh... Mira a mí me da igual que... Lo que hagáis. Pero tened cuidado, coño. Aquí ya nos odia un montón de gente y si se enteran van a ir a por vosotras, y encima no está la cosa como para...

Al parecer se le habían acabado las palabras, así que soltó un suspiro que parecía más un gruñido y negó con la cabeza. Sólo cabía esperar que Alecto le entendiese aunque él mismo no tuviera muy claro lo que estaba queriendo decir.

Alecto volvió a estirarse, regresando a la actitud menos eficiente posible ahora que la discusión se había calmado:

-Ya, las cosas son distintas aquí... y supongo que no es muy considerado de mi parte llegar la última y poneros a todos en una situación complicada. Hablaré con ella para que estés tranquilo -dijo dándole una patada desganada a una piedrecita. ¿Tan mal estarían las cosas en el Ululante? Siempre había pensado que a los Hijos de Gaia les daba todo eso aún más igual que a las Furias. Anotó mentalmente que tenía que indagar sobre cómo estaban las cosas en el clan con respecto a aquel tema, justo debajo de sacarle brillo a Murray.

-Vale. Gracias.

No se había parado a pensar cómo se sentía él con la idea de que Alecto y Viviane estuvieran juntas. Y probablemente era lo mejor. Después de un momento de duda y tensión le dio un golpe amistoso en el antebrazo, que lo mismo podía ser un intento de suavizar las cosas que una manera de felicitarla por haber pillado cacho. Hecho esto, cambió de nuevo a forma lupus y restregó el morro contra la rodilla de Alecto antes de girarse pesadamente para seguir patrullando.