Partida Rol por web

Leigh esperó a que Tony contestase antes de marcharse para recoger las cosas que pudiesen hacerles falta, empezando por algunas herramientas básicas y un par de mudas de ropa. No sabía hasta que punto era sabio lanzarse a la batalla sin saber a que se enfrentarían, pero no iba a contradecir a sus ancianos.

Ashley no dijo nada ante la mirada de Donny. Él no entendía nada. Pero cuando vio que Leigh se movilizaba, se sintió molesta. Se puso rígida y miró a Lysandra suplicante.

-¿Ella viene también?

-Se está moviendo, así que, ¿tú qué crees?. No quiero quejas, Fenrir, ahora no -advirtió la Ahroun hablando entre dientes. Después se volvió hacia Viviane y le dijo algo en privado.

-Flecha-de-plomo -dijo para llamarla. El tono se volvió menos duro y más familiar-. Viviane.

El rostro de su madre tenía una extraña mezcla de ira y miedo, algo que habia visto en otras ocasiones cuando hablaban de ella.

-¿Qué tienes que decir?

-Tenemos un Roehuesos con nosotros. No carguemos más de lo necesario; él nos dará de comer -dijo el Hijo de Gaia, alejándose de camino al boun donde les aguardaban los coches.

Viviane miró a su madre. En el fondo no quería encararla, pero ya era demasiado tarde.

-No me parece buena idea. Sí, ya sé que si no nos damos prisa lo más probable es que mueran o hagan vete tú a saber qué. Pero ir corriendo detrás de ellos me parece una insensatez habiendo tanto desconocimiento sobre a lo que nos enfrentamos. Un suicidio. ¿Y si es una trampa? Si están tratando levantar algo deberían ser unos cuantos.

-Ragabash -Lysandra esbozó una sonrisa orgullosa, pero ésta no tardó en desvanecerse-. ¿Y qué podríamos hacer si no, Viviane? ¿Abandonar al resto de Buscadores a su suerte en un cubil de Danzantes? Admito que no me complace que vayas precisamente tú, pero es cierto que si hay que proteger el Túmulo por si es una trampa, mejor que lo hagan las Sirvientes. Redoblaremos los esfuerzos de la defensa del Clan, pero no podemos permitirnos el abandono de más Garou. Sabíamos que este día llegaría alguna vez y nos hemos preparado para ello. Vosotros también, ¿no?

Viviane respondió devolviéndole una breve sonrisa. Era su "trabajo" después de todo, por mucho que se empeñasen en hacerla guerrera, ella no lo era. Era Ragabash y actuaría como tal.

-Sí, claro... Hemos nacido para morir en el combate contra el Wyrm, para proteger y salvar a Gaia -dijo con una mezcla de orgullo y tristeza. Era una tarea complicada la de su raza. Una tarea poco recompensaba. Ver morir a hijos, padres y hermanos... -Lo haré lo mejor que pueda, mamá. Volveré de una pieza.

Le hubiese gustado abrazarla, pero se contuvo. Asintió con decisión antes de volverse para reunirse con su manada.

Lysandra le acarició la mejilla, pero no tardó en recuperar su semblante severo de siempre y alejarse para ladrar más órdenes.

Viviane se reunió con el resto, ya dispuesta para partir, con una sonrisa confiada y en los ojos el brillo lobuno de quien se encamina sin demasiada esperanza de volver a la boca del infierno. Y, aun así, parecía ir con las ganas de darlo todo por los que quedaban en pie.

-¿Vamos? -dijo con energía.

Donny ya estaba junto al coche de Tommy, esperando a que el resto cogiera sus cosas. Respondió a Viviane encogiéndose de hombros. Al contrario que Ashley y Viviane, no estaba de humor para sonrisas, y el hecho de que ellas sí parecía molestarle.

-Cuando terminen de hacer la maleta.

Leigh volvió al poco tiempo con una mochila de excursionista llena de bolsillos. Práctica y pesada al mismo tiempo. Estaba sería y estudiaba a todos los demás con atención, como si tratase de deducir cual sería su lugar en los siguientes días. Y es que algo le decía que un posible enfrentamiento con Ashley sería inevitable... sólo esperaba que la Fenris no escogiese el peor momento posible para que ocurriese.

- Siento haberos hecho esperar,- dijo con tono suave, su acento escocés patente.

Kate asintió ante la afirmación de Tommy y le siguió hacia el coche, aunque la idea de que Donny fuera el encargado de las provisiones no acababa de convencerla. Finalmente se encogió de hombros y se apoyó en el coche, esperando nuevas instrucciones.