Partida Rol por web

25 de noviembre de 2000 - 19:14

Trace había llamado a Viviane y la había invitado a su casa aquella noche de luna nueva con bastante urgencia. Decía que los sueños no la abandonaban y que había algo que querían comunicarle a ella en particular. La maga parecía bastante nerviosa y llena de ansiedad, y negarse no era una opción cuando tantas cosas pendían de un hilo.

Tras hacerla pasar y ofrecerle un té, le mostró lo que tenía preparado. En mitad de su estudio, entre la cama y la cocina, Trace había pintado un círculo lleno de símbolos y pentáculos usando algo parecido a la sangre. Las velas iluminaban a su alrededor tan intensamente que era difícil darse cuenta de que no estaba encendida la luz de la habitación.

-Ten cuidado con las velas. Gracias por venir. -La maga le dio una taza de humeante infusión de hierbas desconocidas-. No te preocupes, es seguro. Necesito beberlo para escuchar las voces del otro lado. Quieren hablar contigo; no dejaban de repetírmelo.

Aquel sentimiento de anticipación que se había pegado a ella como una segunda sombra se hizo más persistente al recibir la llamada de Trace, y no dudó en acudir al ver su urgencia. Se adentró por segunda vez en la casa de la maga, pero en aquella ocasión le pareció un lugar nuevo e inquietante, inundado por el misterio que la Umbra emanaba como si esta misma intentase traspasar la delgada barrera de la Celosía hasta allí. Eso acrecentó más su preocupación.

Con sumo cuidado se acercó hasta el círculo, prestando especial atención a la extraña formación. Que los espíritus tuviesen tal necesidad de acercarse a ella no auguraba nada bueno.

-Pues... Veamos qué quieren -dijo con un leve temblor. Empezaba a entender el pavor de Alecto hacia la Umbra-. ¿Me coloco en algún sitio? ¿Hago algo?

Se sentía realmente fuera de lugar, aunque seguro que Sueño hubiese disfrutado enormemente. Si seguían vivos más adelante, tenía que presentársela.

Trace le indicó que se arrodillara junto al círculo.

-Necesito que te concentres. Los espíritus van a hablar a través de mí, pero tienes que establecer una conexión mental con tus poderes para viajar al otro lado. No sé exactamente cómo se hace eso: tú mantén la mente enfocada en mí e imagíname al otro lado. También voy a necesitar que enciendas el radiocassette y vayas subiendo el volumen a medida que entro en trance. Y vigila que no me haga daño. A veces pasa. Pero no seas brusca, ¿vale? Eso sacaría al espíritu y no queremos eso.

La maga se arrodilló en mitad del círculo y suspiró.

-Si alguien llama a la puerta no hagas caso. Seguramente se quejarán por la música, pero tú haz como si no oyeras. -Suspiró otra vez y sonrió con nerviosismo-. Allá vamos. Uff... Esto es como perder la virginidad, pero por más que lo hagas no te acostumbras.

Su mente se quedó en 'establecer conexión mental', y a partir de ahí la información le llegó a medias, aunque asintió con firmeza sin apartar la vista de ella para transmitirle seguridad. Se le estaba contagiando el nerviosismo, quería empezar cuanto antes y una vez sobre el terreno ya vería cómo lo hacía. Nunca había hablado con espíritus, no tenía ese Don, pero por lo que había entendido del ritual, Trace iba a ser la cáscara del espíritu. Eso le dio un mal rollo enorme, pero no perdió la perspectiva y le devolvió la sonrisa. Incluso hizo ademán de estrecharle la mano para transmitirle fuerza, pero temió estropearlo todo y la retiró en el último segundo cerrándola en un puño.

-No te preocupes. Tú céntrate que yo me encargo de todo... a este lado -Levantó el pulgar señalando hacia arriba-. Todo saldrá bien.

Inspiró profundamente hasta llenar por completo sus pulmones y resopló haciendo el menor ruido posible mientras repetía 'Centrarse. Radiocasete. No ser brusca. Centrarse. Radiocasete. No ser brusca.' Pero en algún momento el hilo de pensamientos se cortó y empezó a desear que alguien con un conocimiento más amplio estuviese ocupando su lugar.

Trace se arrodilló en el círculo e inspiró con fuerza tras darle un último trago a su infusión. Quemó unas hojas que soltaron un humo repugnante y se inclinó para respirarlo. Empezó a toser suavemente, pero logró dominarse y empezar a concentrarse. La música empezó a aumentar de ritmo: eran tambores rítmicos, enloquecedores. Trace se sostuvo con las puntas de los dedos y pronto empezó a temblar. Su cuerpo se movió odeante y empezó a balbucear. Abrió los ojos, pero los tenía vueltos. Dejó escapar un alarido y cayó hacia delante apoyándose en los codos. El golpe fue suficiente para que empezase a sangrar, pero Trace no pareció notarlo, porque no era Trace.

La maga miró a Viviane y esbozó una sonrisa.

-La hija de la luna nueva aparece en la luna nueva. Te saludamos, Flecha-de-plomo -dijeron tres voces desde una sola garganta-. Esta Despertada nos sirve de canal para comunicarnos contigo, pues queremos advertirte de un grave peligro que acecha.

Rígida como una estatua, sobre todo por la conmoción, la Ragabash observó con el corazón encogido el estremecedor proceso al que Trace se sometía para darle voz a aquellos espíritus que tanto ansiaban contactarla. Subió el volumen con lentitud y vigiló que le estado de su amiga no corriese peligro alguno, manteniendo la compostura. Pero cuando se volvió hacia ella con los ojos en blanco no pudo evitar retroceder unos centímetros, sintiéndose la protagonista de una película de terror.

-Saludos, voces del más allá -respondió con menos determinación de la que quería, dubitativa respecto al trato que debía darles. Resultaba perturbador hablar con un extraño usando como catalizador a una persona conocida-. Os agradezco el esfuerzo que estáis haciendo, y os escucharé con atención. ¿Se trata de la traición de... quien fue Uñas-de-cristal?

-La hija que dio la espalda a Pegaso para abrazar a Chotacabras -asintió Trace-. Los espíritus vigilantes hemos seguido su pista y descubierto dónde se encuentra con algunos de los suyos. Aquellos que se han aventurado más allá han caído presa de las Perdiciones, pero los que lograron echar un vistazo antes de escapar lo saben. Traman algo en contra de Gaia: puede sentirse en la Gnosis y en la Rabia.

Todo eso ya se lo imaginaba, necesitaba algo más específico que 'van a hacerle algo a Gaia'. Su mera presencia ya era dañina para Gaia.

-Es algo grave, entonces. Muy serio -meditó, de lo contrario no se habrían tomado tantas molestias en todo aquello-. ¿De qué se trata?

-Existe una bestia dormida no muy lejos de aquí, un gran espíritu servidor del Corruptor que fue derrotado antes de los tiempos de tus abuelos, antes de que las grandes ciudades se construyeran en este continente. Nadie sabe dónde se encuentra exactamente, pero Garra-Pestilente lo busca -dijo Trace mirándola fijamente con los ojos blancos.

Viviane se tomó unos segundos tras recibir aquella respuesta. Necesitaba aprovechar el tiempo que Trace le estaba dando sabiamente.

-De acuerdo -dijo para sí misma, tratando de serenarse-. ¿Dónde están emplazados ahora los Danzantes? Tenemos... que encontrarlos para pararlos. ¿Son muchos?

-Podrían ser entre tres y cinco manadas -respondió la maga con aquella voz triple-, pero nadie está seguro. Las Perdiciones destruyen a los que se acercan demasiado. Se encuentran en la foresta cercana a la cloaca umbral, más allá de este nido de Tejedora que llamáis Naperville. Su lugar favorito es junto al roble retorcido, donde canta el pájaro muerto. Se reunen cada luna llena y se escapan por los túneles secretos que conducen a la gran ciudad podrida.

Viviane miró a la maga descompuesta, abatida. Tenía la sensación de estar cayendo por un precipicio sin sujeción alguna, y el terror trepaba por sus extremidades como una enredadera de forma irrefrenable. No sabía qué responder a aquello; era mucho más grande de lo que habían imaginado. Se desinfló hasta quedar sentada completamente en el suelo.

-Pero... ¿Cómo vamos a enfrentarnos a eso? El Clan está mermado, exhausto, y las manadas que llegan son jóvenes, quizá dispuestas en valor, pero... -La Ragabash recordó la primera vez que Adam la había llevado a Nueva York. Todos aquellos rascacielos tan grandes y sobrecogedores, tan altos que le hacían cosquillas a las nubes, que parecían tambalearse con el azote del viento. La impresión le había producido mareo, y se repetía ahora. Resultaba como mirar a aquellas gigantes estructuras sintiéndose muy, muy pequeño-. Necesitamos ayuda -dijo, como si una bombilla de luz se hubiese encendido. Buscó el rostro de Trace de nuevo-. Ustedes... Ustedes son sabios, mucho más de lo que podemos imaginar. ¿Hay algo? ¿Algo que pueda ayudarnos? Un... fetiche, un Ritual, algún Incarna que reclame venganza al otro lado. Se trata de la seguridad de Gaia - dijo apresuradamente sin dejar de gesticular con las manos. 

-Evitadlo y preparaos. Buscadlos y matadlos mientras aún no son invencibles -respondió el espíritu triple-. Cualquier arma que encontréis será útil, pero depende de vosotros.

Durante un breve instante pensó que le estaban tomando el pelo. Pero no, sus consejos acaban ahí.

-¿Evitar a quién?

-A la bestia dormida... -Trace parpadeó y dejó caer la cabeza mientras sus ojos recuperaban la normalidad. A cuatro patas sobre el círculo, empezó a toser y tuvo una arcada que terminó en nada. Con los ojos llorosos, se abrazó a sí misma y habló con voz áspera-. ¿Has podido hablar el espíritu?

Viviane aguardó hasta estar totalmente segura de que el ritual había acabado para trasgredir la línea del suelo y abrazar a Trace frotándole la espalda de forma reconfortante.

-Sí, muchas gracias -dijo atropelladamente-. Oye, ¿tienes papel y boli? Necesito apuntar cosas antes de que se me olviden. Esto... esto es MUY grave. Tengo que irme cuanto antes.

El miedo se reflejaba en su tono de voz y en la urgencia de sus palabras, tanto que apenas le prestó atención a la maga apuntando todo lo que los espíritus le habían dicho: nombres, números y lugares. Era de vital importancia que le llevase aquella información al Clan cuanto antes.

Trace le señaló una mesa más allá donde encontró una libreta y un bolígrafo. La maga se encogió sobre sí misma mientras lo apuntaba todo.

-¿Qué te han dicho?

-Un gran peligro nos acecha -resumió apresuradamente mientras rasgaba el papel. Se detuvo de repente, como si recayese en algo, y volvió la cabeza para mirarla-. Deberías... tener cuidado. Hay muchos Danzantes sueltos por aquí, podrían hacerte daño. Sobre todo sí... bueno, si te relacionan con los garou. ¿Crees que podrías cogerte unas vacaciones o algo así? Hasta que lo solucionemos.

Se acercó hasta su posición, arrodillándose a su lado.

-Tendré cuidado, pero no puedo dejar de... Esto es lo que soy, Viviane. Yo también quiero ayudar a los espíritus. Si dejo que se corrompan, estaría permitiendo que lo hiciera el mundo. Puede que no tenga la facilidad que tenéis vosotros para pasar al otro lado, pero los espíritus me hablan igual que a vosotros -dijo, algo ofendida-. Lucharé del modo que pueda. Por favor, no dejes de llamarme para hacer lo que sea necesario.