Partida Rol por web

El grito de frustración de Alecto al salir del agujero se convirtió en un rugido mientras pasaba a su forma de lupus. Echó a correr tan rápido como le fue posible de vuelta al clan, aunque a cada paso que daba, junto con el dolor en la pierna, la inundaban las ganas de dar la vuelta y correr detrás de Viviane. Para no pensar en ella o en lo que podría estar esperándoles a ella y a Donny, se repetía la dirección una y otra vez, apretando la mandíbula.

No podía parar de releerla en su cabeza, de la última palabra a la primera sin pausas. Sabía lo que tenía que hacer, pero si se permitía a sí misma la mínima distracción y se planteaba la posibilidad de dar la vuelta, lo haría.

Para cuando había alcanzado la mitad del camino seguía repitiéndose la dirección, y sabía que no la olvidaría jamás.

Viviane masculló ante el estropicio que había hecho. Coger ese fusil era importante y ahora todo se había ido al traste. Muy bien, si no la mataban los Danzantes lo haría Donny en persona, así que más le valía salvar a su madre y usarla de escudo, y rezar para que no entrara en frenesí. Ahora sí que echaba de menos a Alecto, y a todo aquel capaz de echarle una mano, en general.

La Ragabash saltó hacia atrás y activó de nuevo su Don. Si venían a por ella no iban a encontrarla, y si todos se encaraban a Donny podría defenderle.

Alecto llegó al Clan a media mañana como una tormenta. No tuvo que pedirle a nadie que viniese con ella: Ashley y Sueño ya estaban listos para irse y luchar donde fuese necesario. El Theurge había tenido un sueño profético en el que veía a Donny luchando contra una bestia del Wyrm y el padre de Viviane había avisado al Clan como su hija le había pedido. Los esperaba fuera del boun con el coche en marcha desde hacía un rato.

Ashley no preguntó nada a Alecto, sino que condujo a la mitad de su manada hasta el coche de Adam para que los llevase donde fuera cuanto antes.

-¿Qué ha pasado? -preguntó Ashley tan pronto Alecto dijo la dirección-. ¿Ya se han metido en problemas ese par de idiotas?

La Fenris notaba el corazón bombeándole con fuerza. No podía dejar de pensar que Donny había caminado hacia una trampa, igual que los Buscadores. ¿Cómo se encontrarían al Ahroun y a la Ragabash? ¿Qué clase de perversión habrían tramado los Danzantes?

No tenía ni idea de si se alegraba de ver a Viviane o no. Por un lado acababa de hacer la lucha un poco más justa. Por otro, aún había otro Danzante, como mínimo, dispuesto a cargarse a su madre.

No pudo tiempo para pensarlo demasiado. Ygbump o como se llamase estaba corriendo hacia él. Desencajó el gran klaive del suelo y lo blandió delante suyo para mantenerla a distancia. Ni siquiera tuvo tiempo de soltarle un rugido a la cara.

El arco de plata le dibujó un corte rojo en el pecho a la otra Garou. Yaoorgjj dejó escapar un gruñido de dolor y corrió hacia atrás para huir del Gran Klaive.

La forma del Danzante macho en Crinos al que había visto en Callahan Co. se manifestó sobre el electroimán. Pescó a la madre de Donny, que soltó un gemido dolorido, y la sujetó por el pelo.

-Si no sueltas el Gran Klaive la mato -dijo el Danzante le cogió la mandíbula con una garra. La cabeza del electroimán se mecía suavemente, pero él lograba mantener el equilibrio.

-¡Mátala! -ordenó ella-. ¡Que vea lo que pasa cuando no sigues las normas!

Junto a Yaoorgjj comenzaron a brotar desde la Umbra las formas retorcidas de tres Perdiciones.

Viviane, en lo alto de una torre de coches, cogió al tipo al que había intentado matar y, convirtiéndose en Crinos, se lo lanzó al Danzante sobre el electroimán. El proyectil no resultaba nada adecuado, de modo que se estrelló contra la base de la torre de coches siguiente. La precaria torre se derrumbó con un estruendo y los coches y trozos de los mismos cayeron sobre Yaoorgjj y Donny.

Ambos Crinos esquivaron los coches que les caían encima.

De detrás de dicha torre surgieron dos fomori con garras y bocas babeantes que saltaron al pasillo interior de la chatarrería para vérselas con Donny.

Las vibraciones del derrumbamiento hicieron oscilar el imán como si fuera un péndulo. El Danzante perdió pie y cayó al suelo. Loretta aterrizó con el pecho soltando un gemido de dolor, mientras que él lo hizo de rodillas. Avanzó en dirección a la mujer una vez más.

Donny saltó hacia delante, esquivando chatarra y neumáticos deshinchados. No había visto bien qué había pasado mientras se le caía una montaña de coches encima, pero suponía que había sido Viviane. El Roehuesos apartaba los trozos de carrozería y los asientos a zarpazos, como si nadara en ellos. Se encaramó a un asiento trasero, tratando de ubicarse de nuevo. No venía a Uñas-de-cristal ni a Flecha-de-plomo, pero si a los fomori. Y a su madre, después de un largo instante de pánico.

Y al que había estado a punto de matarla. Soltó un rugido que hubiera sido capaz de provocar un alud de coches y saltó en dirección del otro Danzante, brincando de carrocería en carrocería, a una velocidad que sólo podría ser efecto de la Rabia. Saltó  sobre él, cortándole el paso con un movimiento del klaive, y de inmediato volvió a dejar caer el Fetiche sobre el torso del desgraciado.

Como una guillotina de plata, la hoja cayó sobre el Danzante y entró desde el hombro al ombligo como si cortase mantequilla. No tuvo tiempo de gritar: pasó a su forma de raza en un suspiro y cayó al suelo muerto y casi en dos partes. La sangre bañó a Donny y a Loretta, que chillaba enloquecida en el suelo.

Yaoorgjj soltó un alarido de Rabia, pero en lugar de atacar se fundió con la Celosía y huyó Caminando de Lado.

Las Perdiciones se hicieron corpóreas en el Mundo Físico y rechinaron sus dientes como puñales.

Viviane se dejó ver para colocarse entre las Perdiciones que acababan de materializarse y la madre de Donny. El aspecto que tenía no parecía lo suficientemente bueno como para moverla, así que esperaba que Alecto hubiese hecho su trabajo y el resto estuviesen de camino.

Donny agitó el klaive hasta que se desprendió el Danzante, que voló hasta caer a los pies de una pila de neumáticos, y se volvió. Miró a Viviane acercarse a su madre y le dedico un gruñido amenazador y babeante, como si fuera a ser la siguiente.

Pero se dio cuenta de que era su compañera, y trasladó ese deseo de agresión hacia las Perdiciones. Se abalanzó sobre la más cercana, interponiéndose entre Viviane y las abominaciones, y trató de esparcir sus dientes por la zona a golpe de plata.

Viviane le devolvió el gruñido al Ahroun, sabiendo que cuando todo aquello acabase iban a tener problemas. Pero ahora había un enemigo común y eran aquellas perdiciones que todavía quedaban en pie. Sorteó el cuerpo de Botón-del-pánico y se lanzó contra una de ellas, propinándole un garrazo detrás de otro tratando de reducirla.

-Fuimos a buscar a la madre de Donny a Callahan Co. Nos dijo que tú ya lo sabías -dijo. Por primera vez desde que había llegado, Alecto no parecía dispuesta a hacer un chiste o a intentar aliviar la tensión. Cuando no hablaba todavía escuchaba su propia voz repitiendo la dirección en su cabeza-. No había nadie, sólo una nota para Donny. Decía que los Danzantes la tenían. La firmaba un tal... un tal Yaoorgjj. Decía que Donny tenía que ir, solo, en menos de una hora. Salió corriendo y nos dejó con la nota -cuanto más hablaba más sentía que la ira le burbujeaba en el estómago- Intenté decirle a Viviane que teníamos que volver al clan y avisar...  o llevarme con ellos para ayudar, con Awen... pero la muy gilipollas -dijo con los dientes apretados, sin importar que Adam la pudiese escuchar-, me empujó a una trampilla del suelo y desapareció. ¿Qué clase de movimiento táctico es ese? ¡Es literalmente... la peor de todas las posibles opciones!

Tenía ganas de pegarle a alguien o a algo. Sobre todo tenía ganas de pegarse a sí misma. Tenía que haber estado preparada para el empujón. Ella era mucho más fuerte que Viviane. Había sido un descuido. Un descuido que aún no sabía si podía permitirse. Dependería de la situación en la que encontraran a Donny y a Viviane.

Ashley arañó el respaldo del asiento delantero. Alecto vio que se estaba poniendo roja y quizá fuese buena idea tocar a Awen por si acaso, pero el padre de Viviane iba al volante y tenía oídos. El Pariente había empezado a tamborilear nerviosamente y a conducir un poco peor y no les había pasado desapercibido. Por suerte, el lugar donde les habían enviado no estaba muy lejos.

Se trataba de una chatarrería. Una de las torres de coches había caído y encima había dos Crinos peleando contra unas cuantas Perdiciones. Una de ellas fue derribada por el Crinos hembra y su forma se desvaneció del Mundo Físico. Dos más avanzaban en su dirección al igual que dos fomori rabiosos.