Partida Rol por web

Así era la vida: te acostabas una vez con una chica y ya quería decidir cuando te tenías que tirar entre un Ahroun y una alfa medio rabiosos. Había formas más rápidas de morir, pero no más originales. Pero, ¿a quién quería engañar? Ya se lo había hecho antes de que se acostaran y le había hecho caso igual.

-Como Galliard primera y única de la manada -dijo levantándose tranquilamente y poniéndose junto a Viviane, intentando relajar la situación-, tengo que apoyar la moción de hablar primero y abrir cráneos después. Y me apunto a la charla, si no os importa. Después de todo vais a hablar y hablar es, puf -dijo subiendo las manos y mirando hacia arriba un momento-, lo que mejor se me da después de cabrear espíritus.

No, definitivamente no podía ir uno a cumplir una simple misión mandada por un espíritu sin meterse en más problemas de los que uno espera. Ahora entendía por qué le habían impuesto como "trato" el unirse a una manada...

Se levantó se sentó sobre sus cuartos traseros, con las orejas y el pelaje erizados y comenzó a gruñir, observando pasivamente como se gritaban unos a otros.

- ¡Basta! - Ladró el Lupus. - No podríais hacerlo mejor. Somos el centro de todas las miradas desde que hemos puesto una pata en este clan. No llevamos ni media hora aquí y ya habéis puesto en evidencia todas nuestras carencias y debilidades, además de nuestras intenciones. Solo os falta tiraros al suelo y mostrar el cuello para que os lo arranquen.

- Jabalí nos ha mandado aquí como manada, para ganarnos su respeto. Y lo primero que hacéis es ladraros entre vosotros por las estupideces que hace una madre con su hijo bastardo. Id a hablar con la madre, yo estaré en la Umbra si me necesitáis.

Y dicho esto se dió media vuelta y desapareció al otro lado.

Tras la abrupta salida de Sueño, el Ragabash enarcó una ceja.

-Ya está todo dicho y te he saludado -dijo Markus levantándose mientras los miraba con frialdad-. Que te vaya bien, Digna-hija, en lo que quiera que vayas a hacer. Si tienes algún problema sólo tienes que buscarme.

La cara de Ashley tomó un intenso tono rojizo con el devenir de los sucesos. Se despidió de Markus entre dientes y no tardó en pasar a Lupus de inmediato y saltar sobre Donny para dominarlo con los dientes sobre su garganta. Gruñendo y babeando, la Philodox intentó decir algo pero ninguno la entendió. Esperó hasta que el Ahroun diese muestras de rendición antes de soltarle.

Donny se había girado para ver cómo se marchaba Markus. Se volvió hacia Viviane para preguntarle algo, vio una mancha blanca precipitándose sobre él y cuando quiso darse cuenta estaba en el suelo y se le habían subido los huevos a la garganta. Y teniendo en cuenta que la garganta era precisamente lo que Ashley (ya había identificado a su agresora) amenazaba con arrancarle, prefirió no moverse. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando dejó de resistirse. El susto que le había dado Ashley se mezclaba con una rabia sorda, que sabía que terminaría saliendo por algún lado. Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, esperando a que Ashley se retirara.

Viviane observó la escena atónita sin comprender muy bien por qué el Theurge se había ofendido tanto ni la agresiva respuesta de Ashley, aunque eso, después de haberla visto pelearse con su padre, le quedó un poco más claro. Se cruzó de brazos mirando a Alecto como si fuese la única cuerda en aquel lugar y pensó en darle un beso, sólo por rematar la sucesión de actos absurdos. Desechó la idea al instante, resoplando por la nariz mientras Donny se rendía.

-¿Hemos terminado ya la escena? -preguntó. Pensó en añadir algo más mordaz, pero lo mismo le llovían los garrazos con lo tensa que estaba la situación, y no quería que Alecto tuviese que recurrir al poder de Awen o al Roce Materno.

-Si quieres el puesto de alfa -empezó a decir Ashley mientras cambiaba a Homínido-, rétame. Pero no me desobedezcas si no vas a hacerlo y menos aún delante de alguien de otro Clan. Te lo digo muy en serio, Donny: no me pongas a prueba. No voy a ser paciente cuando te empeñas en dejarme en evidencia delante de mi familia.

Miró con mal humor al resto de su manada.

-¿Qué creéis que vamos a hacer, eh? ¿Vais a lograr algo buscando pelea con los Fenris? Lo único que vais a conseguir es una cicatriz nueva. Un Roehuesos y dos Furias Negras. El Jarl se come uno de vosotros todos los días para desayunar. Intentaré hablar con Fuegofrío y no me importaría intentarlo con alguien más porque no creo que ese Metis deba morir, pero eso es todo. No vamos a meternos en problemas, no vamos a rasgarnos las vestiduras y no vamos a liar una gorda. No vamos a salvar el mundo empezando por esta puta montaña, ¿está claro? Vamos a buscar el reconocimiento de Jabalí, a marcharnos de aquí y a quemar Callahan Co. hasta los cimientos. Y eso-es-todo.

-Es decir, que quedamos en que vamos a intentar hablar con la madre a ver si podemos hacerla entrar en razón, que era exactamente el mismo plan que teníamos antes de que todos decidiéseis gastar la pelea grupal del día delante del único tío dispuesto a darnos cerveza -dijo tirando de la correa de la guitarra para colocarla de forma más cómoda sobre tu espalda, preparada para conocer a la infame cuyo nombre rimaba con un montón de cosas-. Cuando estéis listas, yo os sigo.

Alternó la mirada entre la alfa y el Ahroun, deteniéndose más en este último.

-Id vosotras. Luego os busco, si hace falta -dijo, dándole un par de palmadas a Alecto y acercándose a Donny.

Cuando Alecto y Ashley se hubieron alejado, Donny se incorporó. Miró a su alrededor y soltó un bufido.

-Joder. Ahora que tengo pulgares ya no hay cerveza. -Se sacudió la nieve de la chaqueta y miró alrededor-. Venga, vamos a buscar más.

Empezó a andar sin mirar si Viviane le seguía. Estaba ocupado utilizando su ojo experto para localizar bebida desatendida. Tenía un año de práctica con comida, y era un maestro en el arte del gorroneo tanto en la ciudad como en Viento Ululante.

La ragabash le siguió con presteza, observando con cuidado a los que había a su alrededor por si alguno se les acercaba.

-Pero pídela, no la robes que aquí nos matan -le recordó. Prefirió quedarse en homínido, pues le era mucho más fácil pasar a Glabro o a Crinos, en caso de necesidad.

-Sí, sí -dijo, sin escuchar. No es que le hubiera hecho caso, pero tristemente no había nada de beber a la vista.

Buscó, en su defecto, un grupo no muy numeroso al que pudiera pedirle algo de comer o de beber, o indicaciones sobre quién tenía que darles permiso para cazar. Cuando tuvo un objetivo chascó la lengua y empezó a andar otra vez, acercándose a zancadas.

Ashley, de peor humor cada vez, fue con Alecto en busca de Fuegofrío. De camino, la Fenris murmuró algo sobre arrancarle los huevos a cierto Roehuesos y hacérselos comer, pero en un tono lo suficientemente bajo como para que simplemente fuese una cantinela interna y no una amenaza en toda regla.

Localizaron a la Fenris en el boun, alejada del resto y sentada en una roca pelada. Vestía pieles y una gruesa capa de oso para resguardarse del frío. Con la vista perdida en el valle bajo ellos, su perfil se recortaba en el cielo gris como la piedra crudamente cincelada y unos mechones rubios se escapaban de debajo de la capucha mecidos por el viento.

Ashley subió hasta ella de largas zancadas seguida de Alecto. Fuegofrío la miró de reojo y mantuvo la barbilla levantada con altivez.

-Di lo que tengas que decir y luego vete -dijo Fuegofrío.

-No puedo creer que hayas tenido un Metis. De todas, ¡tú! -exclamó la Philodox apretando los dientes-. ¿Por qué has tenido que cometer ese crimen, Fuegofrío? Me has decepcionado muchísimo...

-No espero que lo entiendas. Aprende algo de esto y no cometas el mismo error que yo -zanjó ella-. Si no tienes nada más que decirme, puedes marcharte.

Donny y Viviane vieron a lo lejos a una pareja de Fenris compartiendo un desayuno de cerveza y carne asada junto a unas brasas. Antes de dirigirse hacia ellos, un joven les cortó el paso con una sonrisa burlona. Soltó un silbido y señaló el Klaive a la espalda del Roehuesos.

-Disculpad, ¿eso no es un Gran Klaive? -soltó otra risa burlona-. Modi de los Roehuesos, ¿verdad? ¿De dónde has sacado eso?

Donny ya había encontrado de los Fenris que le gustaba. Sabían empezar el día con un desayuno lleno de energía. Iba a acercarse a mendigar un poco de manduca que le ayudara a olvidar el ataque de Ashley, pero al parecer las juventudes hitlerianas tenían otros planes. Bufó y cerró los puños dentro de las mangas de la chaqueta.

-Me lo encontré en la basura -respondió. "Estaba entre un montón de lechuga podrida y tu madre", estuvo a punto de añadir, pero no estaba tan loco.

-¿Que lo encontraste en la basura? -El Fenris los miró con una sonrisa congelada-. ¿Te haces una idea de lo que estás diciendo?