-Sí. Que no es asunto tuyo, eso es lo que estoy diciendo.
Donny empezó a andar otra vez, dejándose guiar por el olor a comida.
-Perdón -se disculpó escuetamente, esquivándole también.
Le dedicó una sonrisa comprometida y siguió al Ahroun conteniendo las ganas de soltarle una colleja. Si empezaban así nada más llegar poco iba a tardar en lloverles hostias.
Alecto se aclaró la garganta y se metió las manos en los bolsillos. Se estaba pelando de frío, pero intentó hablar de la forma más natural y relajada posible:
-Mi nombre es Alecto Tres-Acordes, Galliard de las Furias Negras. Como intuyo que mi presencia es más que molesta ahora mismo, intentaré ser breve. Con respecto al bebé... sin ánimo de desmerecer tu decisión, me gustaría saber si existe alguna forma de convencerte de que no lo hagas. Lo cual podría parecer como que estoy, de hecho, desmereciéndola. Pero no. Nada más lejos de mi intención. Respetuosamente. Sin ánimo de ofender.
Cuando llegaron a la comida, se escuchó un silbido a su espalda. Los Fenris que comían miraron hacia allí y luego negaron con la cabeza. No iban a darles nada. El que les había preguntado por el Fetiche continuaba cruzado de brazos a varios pasos de distancia.
-¿Te dicen que mates a tu hijo si quieres quedarte y accedes? ¿Qué clase de decisión es esa? -Ashley apretó los puños-. Eso parece más propio de los nazis, ¿no te parece? Y los Fenris matamos a los nazis. Eso me lo enseñaste tú.
Donny soltó un bufido y se volvió. Desandó la distancia que le separaba del tipo. No le molestaba que no le dieran comida, porque Donny nunca pasaba hambre gracias a sus Dones. Eran Jabalí y Ashley y su madre lo que le tenían tan tenso. Eso, y el temor a que se metieran con él en el Clan. Sabía que estaba a la defensiva y que con ello estaba provocando a aquel tipo, pero no sabía qué hacer para no sentirse así. Y eso empeoraba todavía más su actitud.
-Qué.
-Este Clan es todo lo que tengo -dijo Adelheid-. Ser expulsada no es una opción.
La chica decidió quedarse en un segundo plano. Quería ofrecerle amablemente la explicación que buscaba, pero temía incluso recibir gruñidos por parte de su Ahroun. No era muy dada a la violencia gratuita.
-Bueno... seguramente no es lo que quieres oir ahora mismo, pero yo me vi obligada a cambiar de clan por... circunstancias, y tengo que decir que aunque al principio me parecía una deshonra y un castigo, he descubierto que mi lugar estaba allí desde el principio. Tal vez... hay algún otro lugar donde necesitan a alguien como tú, o incluso a alguien como... -hizo un gesto torpe para indicar las dimensiones reducidas de un niño recién nacido-. Y estoy segura de que tú no quieres hacer esto. Todo el mundo en mi manada está perdiendo el sueño con el crío, así que tú debes estar... bueno, no es que te conozca, pero debe ser así, con todo lo que Ashley nos ha contado sobre tí -dijo solemnemente, aunque ella particularmente no sabía que esta mujer existía hasta hacía escasas horas.
Motivo: Jajá
Dificultad: 1
Tirada (2 dados, se repiten 10s): 8, 4
Éxitos: 1, Éxito
-1 FdV
-Los que no saben apreciar los grandes tesoros de nuestra gente ni los sacrificios de los héroes de antaño no merecen comer -dijo el joven con desafío-. No la comida de los Fenris, al menos.
Fuegofrío cerró los ojos y dejó caer la cabeza. Fuera lo que fuese que hubiese dicho, había dado en el blanco. Una expresión sentida apareció en su rostro. La Fenris se giró del todo para encararse a ellas.
-Lo pensaré.
Ashley dejó escapar una exhalación entre dientes. Miró a la que había sido una de sus mentores con fiereza y decidió dejarla tranquila. Le hizo una señal a Alecto para que bajasen de vuelta al Clan y por el camino dijo:
-Si ha dicho que lo pensará es que lo pensará. Al menos hemos hecho que se replantee su opinión. O bueno, has hecho.
-Se ve que eres un experto. Ilumíname -respondió, igual de desafiante, y tiró del Gran Klaive para ofrecérselo, empuñadura por delante.
Donny no recordaba con nostalgia sus primeras horas junto al Fetiche. Después de que los espíritus que había dentro le aceptaran, había sentido que se ahogaba. Había sido consciente de su lado espiritual más que nunca en el momento en que la Gnosis lo debilitaba.
-Oh, sí. La mejor Galliard de la historia ataca de nuevo -dijo ella cerrando el puño en señal de victoria y olvidándose de que había temido que le arrancaran la cabeza minutos antes-. Espero que eso relaje un poco a Donny y a Viv. No me gustaría armar un lío en el clan de tu padre... sobre todo cuando podemos solucionarlo con mi lengua lupina de plata -dijo haciendo un pequeño baile mientras la seguía.
El Theurge investigó en la Umbra en busca de espíritus amistosos con los que poder hablar del tema. Le costó trabajo localizar a alguno que no fuese un hervor de Ira y Rabia, pero finalmente se topó con un espíritu Mapache. Parecía rondar los límites del boun en busca de algo que comer, escondiéndose del poderoso Lobo Invernal que guardaba el Túmulo.
-Eh, amigo mío, ¿tienes comida? -preguntó Mapache.
Cuando Ashley y Alecto bajaron de lo alto del risco, descubrieron que Donny y Viviane habían conseguido alterar a los presentes. Estaban de pie hablando con un atractivo Homínido cuando el Ahroun de la manada desenvainó el Klaive y todos a su alrededor se levantaron de golpe. Incluso el Garou con el que hablaba se echó hacia atrás por instinto.
-¡Botón-del-pánico! ¿Qué estás haciendo? -preguntó Ashley acelerando el paso. Al posar su vista en el otro Garou sus labios se curvaron en una sonrisa-. ¡Viento-furioso!
-Digna-hija -El tipo le devolvió la sonrisa, pero no dejó de mirar a Donny por lo que pudiera pasar-. Acababa de oír tu llegada y venía a saludarte, pero parece que el Roehuesos de tu manada tiene otros planes. ¿O me lo estás prestando?
Con una ceja arqueada tomó el Gran Klaive por la empuñadura y lo miró de cerca un momento. Una expresión de asombro le cruzó el rostro.
-Vaya. Diría que esto es Dientegélido, un Gran Klaive forjado por los Wendigo. ¿Cómo exactamente ha llegado a tus manos? -preguntó devolviéndoselo a Donny.
Miró ceñudo a Ashley y envainó el Klaive. No tenía ni idea de que tenía nombre, y no pudo dejar de sentirse impresionado del conocimiento del tal Viento-furioso.
-Era de Tommy. De... Niebla-de-verano. Un Ahroun del Viento Ululante.
Por instinto, Viviane también retrocedió cuando el Ahroun desenvainó el Gran Klaive. Agradeció la repentina intervención de su Alfa, y en vez que prestarle atención a las discusiones sobre la procedencia del arma, se acercó a la Galliard para preguntarle sobre la charla con Fuegofrío.
-¿Cómo a ido?