El coche era un seis plazas sin cinturones de seguridad, pero Mike no conducía con agresividad. Tardaron un poco más en llegar al Clan, pero para entonces Ashley ya se había calmado. Alecto aulló para anunciarse y atravesaron el boun en forma lupina para hacerlo lo antes posible.
Cuando llegaron se encontraron con la zona de viviendas atestada de gente. Muchos no eran Garou, sino Parientes a los que habían visto alguna vez. Eran los padres, los hermanos y los abuelos del Clan y de los niños a los que habían matado en Riverside. Un clima asfixiante de nervios y llanto enturbiaba el aura de curación que emitía el Túmulo. Con tanto dolor, las energías positivas no podían hacer su trabajo.
Tan pronto llegaron, los cinco fueron conducidos a la zona de asambleas, ahora ocupada únicamente por tres de los Ancianos. Paso-sin-prisa, Ira-sin-descanso y Flecha de escarcha los aguardaban allí, visiblemente afectados por todo lo ocurrido.
Mike les dejó para ir a ayudar con la Parentela y Lysandra fue la primera en tomar la palabra.
-Esto es demasiado -dijo, y su voz tembló. En sus ojos podían verse imágenes de otra realidad, una que podría haber ocurrido años antes mientras Viviane iba al instituto-. Os juro que la traidora pagará por esto. -Sus manos se tornaron en garras y volvieron a la apariencia humana como en un chispazo de Rabia-. Os juro que si por mí fuera iría directa a buscarla y le arrancaría el corazón. Pero mis compañeros me han hecho entrar en razón.
Si ha pasado lo que ha pasado es porque las Sirvientes no han podido evitarlo. No podemos contactar con ellas de ninguna manera y creemos que están en peligro. Es probable que los Danzantes estén encima de la manada en este momento, y es probable que la misión que os encomiendo sea propia de dos manadas, no de una. Pero no podemos escamotear más vigilantes, no ahora.
-Lysandra... -murmuró el anciano al ver que la Ahroun empezaba a perder la compostura-. Escuchad, debéis encontrar a las Sirvientes. Si están vivas, intentad rescatarlas, pero sólo si la amenaza no es muy grande para vosotros. Si han caído... Bueno, informadnos lo antes posible.
Se quitó uno de sus amuletos y se lo tendió a Viviane.
-Te presto esto. Si lo rozas con los labios te hará invisible y no podrán oírte, pero nadie. Úsalo bien y vuelve con vida para devolvérmelo. Es una orden. -El rostro bondadoso del Hijo de Gaia se dulcificó en una sonrisa.
-Tienes el Gran Klaive, Botón-del-pánico -dijo la Ahroun-. Úsalo y que averigüen lo que es el pánico y el dolor.
Flecha de escarcha llevó con la boca hasta la mano de Sueño otro amuleto.
-Es un amuleto de curación. Reserva tus energías.
Sueño se agachó para recoger el amuleto y se lo colgó al cuello, después pasó a lupus. El colgante se había ajustado perfectamente entre su tupido pelo y no había peligro alguno de que se le cayera.
Habiendo nacido en estado salvaje, siempre estaba preparado para seguir caminando tras un objetivo o presa. Con una sola palabra de sus compañeros iniciaría la marcha para vengar a sus parientes.
Donny asintió, contento a pesar de todo de poder enfrentarse al fin a Uñas-de-cristal. Sus posibilidades de éxito eran escasas, y sabía que era muy probable que no sobrevivieran todos. Pero no le importaba morir si con ello conseguía hacerle pagar a los Danzantes lo que le habían hecho a su madre y a los Parientes.
Sus dedos se cerraron en torno a la empuñadura de Dientegélido.
-Estamos listos.
Ashley ya había pasado a Glabro por la Rabia que se acumulaba en sus músculos. Miró a sus compañeros enseñando los dientes, ansiosa de muerte y sangre.
-Vámonos. Rápido.
De un vistazo Viviane trató de localizar a su padre entre la conglomeración de extraños y no tan extraños, un intento que cayó en saco roto bien porque el lugar estaba atestado o porque Adam seguía creyendo que una pistola era suficiente. No quiso dar crédito a esa idea, pero ella era la prueba viviente de la terquedad de su familia. Rápidamente desterró aquel pensamiento, había cosas que hacer.
Escuchó con atención, asintió ante las nuevas órdenes y le devolvió una mirada rígida al Anciano cuando este le tendió el amuleto, colmando el gesto con una sonrisa temblorosa. Aquello era lo suyo y lo encontró reconfortante.
-Oído. –Cogió el artefacto sopesándolo brevemente. Después lo levantó dejándolo entre ambos antes de guardárselo en el bolsillo-. Igual tienes que encontrarme para que te lo devuelva.
Asintió hacia Ashley con firmeza, y se tomó un momento separándose del grupo para abrazar a la Ahroun, algo que nadie en su sano juicio debería hacer ante una inminente guerra.
-Volveremos cuanto antes -aseguró con la confianza y fluidez que todo Ragabash poseía para mentir.
A pesar de lo grave de la situación a Alecto se le pasaron por la cabeza algunos comentarios sobre no haber recibido ningún regalo antes de irse, pero por una vez consiguió callarse a tiempo, en parte porque los sentimientos que seguían predominando en ella eran una oscura sed de venganza y la voz en el fondo de su mente que intentaba convencerse a sí misma de que dejarse llevar por la rabia sólo traería problemas. Era consciente de lo que se jugaban y de que iban a necesitar tanto músculo como sensatez para minimizar las bajas.
Cuando Viviane se hubo despedido y se hubieron guardado los amuletos, Alecto asintió brevemente hacia los Ancianos antes de seguir a su manada:
-Volveremos y se contarán las historias de los que vivan y de los que caigan.