Partida Rol por web

Con otro chirrido ensordecedor, una Perdición llegó desde los cielos con las garras por delante dispuesta a acabar con las dos Garou.

Ashley apartó a Viviane de un empujón para parar el golpe de la Perdición con su cuerpo, si llegaba a producirse. La Perdición aulló de dolor y se revolvió, furiosa. El mordisco del espíritu le arrancó media garganta. Ashley no tuvo fuerzas ni para gritar. Se tambaleó torpemente, pero permaneció en su puesto a pesar de todo.

Se estaban alejando demasiado de la manada y de la misión principal. Con un gruñido Alecto tensó los músculos para intentar saltar hacia el escurridizo Metis antes de que se alejara más. No podía ir más allá. Un último esfuerzo...

Alecto se arrojó sobre el Lupus y éste hizo un quiebro demasiado rápido para ella. Se perdió a toda velocidad más allá de la vista, tan deprisa que les fue imposible llegar hasta él.

Sueño abrió la puerta y se encontró con otra sala de tortura, sólo que de una naturaleza diferente. Lluvia-de-sangre, clavada a la pared con puntas de plata, sangraba copiosamente. La habían amordazado con un artilugio muy humillante.

Frente a ella estaba Morro-ensangrentado. La habían atado a una camilla con correas y cadenas de plata, estaba igualmente amordazada y desnuda. Por la postura, parecía como si hubiese estado en posición de someterse al macho, pero esa sumisión no había sido voluntaria. En su espalda había marcas de mordiscos y garras, y hasta de algo ácido que había corroído su carne. Respiraba, pero todo su ser estaba en carne viva.

Ismene, viendo esto, dejó escapar otro gañido sanguinolento y empezó a soltar espumarajos. Su cuerpo maltrecho tornó en Crinos. ¡Estaba en Frenesí!

Apenas la vio venir, y cuando recuperó el equilibrio tras el empujón sólo alcanzó a ver borbotones de sangre empapando el pelaje blanco de Ashley. Con un grito ensordecedor placó a la perdición apartándola de su líder queriendo reducirla a nada, pero ni toda la rabia y adrenalina del momento fueron suficientes.

-¡Ayuda! -aulló Viviane en la mente de Alecto.

Ashley saltó una vez más sobre la Perdición y le arrancó la cabeza. Tras esto, se desplomó.

Pero al menos estaban seguras.

Sueño, al ver aquello se quedó paralizado sin saber como reaccionar ante aquel despliegue de odio y crueldad, pero quién reaccionó fue Ismene. La Sirviente empezó a pesar y a pesar y a removerse entre sus brazos hasta que no pudo con ella y tuvo que soltarla.

-¡NO! -gritó al darse cuenta de lo que pasaba.

Sueño cerró las garras en un par de puños y empezó a golpearla intentando llevarse la rabia consigo.

Alecto frenó en seco y reanudó la carrera deshaciendo el camino. No podía alejarse más, aunque le rechinaban los dientes al pensar en aquel despojo escapando sin más. Tenía que volver con los demás y sus ideas se despejaron completamente cuando escuchó la voz de Viviane. Sentía las piernas arderle del esfuerzo al intentar aumentar una vez más la velocidad y por un segundo una dirección flotó en su mente.

"¡Ya estoy contigo, Viviane!"

Donny le rugió al Metis, cada vez más pequeño y lejano, y esperó a que Alecto retrocediera para volver con ella junto a los demás. Tenían que encontrar a las Sirvientes y salir de alli antes de que ese Danzante volviera con refuerzos.

Al regresar encontraron a Ashley y a Viviane, las dos muy heridas. La Fenrir había luchado hasta las últimas consecuencias y ahora apenas podía moverse, hecha trizas como estaba. Olfateó en su dirección.

-Sueño...

Ismene le clavó los dientes en el hombro cerrando los ojos con cada golpe, aún enfervorecida por la Rabia.

Hacía un rato que no oían nada de él. Aquello se había salido de madre muy rápido, y había sido por su culpa. La Perdición le había visto y había dado la alarma.

Donny también estaba herido, pero Ashley y Viviane tenían muchos más problemas. Volvió a forma Crinos y se acercó a sus compañeras de manada.

-Alecto, ocúpate de ellas y preparaos para salir de aquí. Voy a buscar a Sueño y nos marchamos.

Se concentró y trató de echar un vistazo al otro lado de la Celosía para ver si estaba todo despejado.

Al otro lado había un pasillo y una puerta abierta. Al otro lado de la puerta había dos Crinos peleando entre sí entre aullidos y gruñidos de dolor y de Rabia.

Donny parpadeó, gruñió y se concentró... pero nada pasó. En vez de atravesar la Celosía, rebotó contra ella y trastabilló. Gruñó de nuevo, frustrado, y levantó las garras como si fuera a hundirlas en su propia cara.

-¡Mierda, mierda, mierda! Alecto, pon a Ashley en pie YA. Necesito que me pases al otro lado -le dijo a la Fenris.

Sueño aulló de dolor y siguió golpeándola, tratando a la vez de esquivar sus golpes.

-¡CÁLMATE! ¡AYUDA A TUS HERMANAS!

Con la adrenalina hirviéndole en el cuerpo, Alecto respetó la orden de Donny y se dejó caer de rodillas junto a Ashley. Respiró hondo antes de ponerle las manos encima, intentando concentrarse por encima de la rabia de los últimos minutos y los nervios. Cuando el don fluyó con fuerza suspiró aliviada:

-Arriba -dijo ayudando a Ashley a levantarse y acudiendo al lado de Viviane tan deprisa como le fue posible.

Parte de la carne que le faltaba se reconstruyó a gran velocidad, sanando con un cosquilleo agradable. En otra circunstancia tal vez se hubiese preguntado hasta qué punto podía Alecto darle ese cosquilleo, pero ahora su mente saltó a cumplir la orden y acabar con todo.

-Vamos.

Arrastró a Donny consigo a través de la Celosía y aparecieron detrás de Sueño. Ismene estaba en Frenesí y peleaba contra él. El Theurge le daba puñetazos en las costillas intentando quitársela de encima con poca suerte.