Partida Rol por web

Entonces mejor te hablo de mi prima Antuanet, porque hablar sobre Steven es hablar de campamentos sin magia.

Tanto el uno como la otra son los familiares más cercanos que tengo por ambos lados, Steven tiene 15 y Antuanet 14, Steven es fanático de las acampadas y Antuanet disfruta más del teatro.

El año pasado, mientras mis padres y yo recorríamos el mundo, pasamos unos días en casa de Antuanet, ella estaba de vacaciones por fiestas en casa.

La pobre la estaba pasando fatal, pues se había comprometido a participar en una obra de teatro, iba a interpretar a Julieta y aunque había pasado semanas practicando sus líneas, la escena de la muerte le seguía saliendo sobreactuada.

Antuanet estaba más que frustrada, por lo que me convenció de que la ayudara a conseguir cierto filtro del laboratorio del tatarabuelo Nicolas.

Vaya locura, el sólo entrar al laboratorio sin permiso fue una odisea, hasta ahora no sé como consiguió la llave. Sin embargo, como nadie puede entrar en ese lugar sin que mi tatarabuelo lo sepa, bueno pues, la justicia nos llegó de inmediato y vaya que recibimos nuestro castigo. - digo negando con la cabeza.

Justo cuando Antuanet tocó lo que sea que estaba buscando, la voz de nuestro tatarabuelo nos tomó por sorpresa. Creo que en nuestras vidas nunca antes estuvimos más pálidos.

Antuanet rápidamente inventó una historia sobre indigestión y estreñimiento. Venga creo que la hubieramos pasado mejor si ella hubiera confesado. -  añado con resignación.

Con un rápido movimiento de varita el tatarabuelo cerró elnarmario y se acercó a nosotros con una sonrisa serena, una de esas sonrisas que esconde un grave peligro. 

Se me escarapela el cuerpo con sólo recordarla, aún recuerdo las palabras exactas del tatarabuelo Nicolas. - digo para luego hacer una pausa y modular mejor mi voz.

Así que estaís mal del estómago niños. - digo con voz ronca y aterciopelada. - Pues bien, aquí tengo un remedio que acabo de inventar, veamos, dos cucharadas para cada uno y debe hacer efecto de inmediato. Por cierto, el baño del laboratorio está fuera de servicio, así que apresurénse en llegar a la casona, no querrán tener un "accidente". Dijo el.

Vaya como corrimos, mi prima y yo pasamps toda la noche en el baño. Viejo canijo. - comento con la cara totalmente roja mientras intento contener una sonrisa culpable.

- Casi mejor de Antuanet que de Steven... - confirmó Kayla cuando supo que el primo de Artemis iba a campamentos sin magia... ¡sin magia!..., ¿eso existía?... Debería ser eso como una acampada en el averno.

La pelirroja escuchaba a su amigo, el cual narraba la historia de su prima y su problema con una actuación de teatro. La solución encontrada era peculiar, entrar en un laboratorio para localizar una poción, siendo pillada por el tío de Artemis y castigados por ello de una manera peculiar.

- ¿Cómo se os ocurrió?.... - pregunta ella mordiéndose el labio, escandalizada por el atrevimiento -.... si yo le hago eso a mis padres salgo en el Profeta como muerte prematura... - indica la muchacha totalmente convencida -... Ahora, seguro que aprendisteis a respetar los espacios de trabajo de los adultos... - Sonríe ella, en su propia casa había una sala de pociones y ungüentos donde tampoco le permitían el acceso, pero ella era una chica lista y no se saltaba las normas.

- Mis padres son muy estrictos... - le explica ella -...jamás hubiera podido hacer algo como lo vuestro, me abrían tenido machacando cochinillas o gusarajos durante un mes...., vamos eso si no me lanzan una maldición... - indica la muchacha desde su posición recostada en la cama -... Dime Artemis..., ¿cómo llevas la colección de cromos?..., ¿tienes ya muchos magos y brujas en el albún?....

Sólo tres, pero aún tengo ranas por abrir, un buen número de hecho, aunque estoy buscando a una pelirroja genial que me ayude con esa difícil tarea. ¿Conoces alguna? - pregunto con un tono risueño, mientras saco dos ranas de la túnica.

Es práctico tener algunos bolsillos extra, mamá se los puso a escondidas, cuatro para ser exacto, dos a cada lado. Vieras las cosas monas que cargo aquí. 

Además de las que metí de contrabando a la escuela. Jajaja, tengo suficiente como para una travesura en grande, pero aún no tengo fecha para ello. - digo con un brillo pícaro en mis ojos.

Kayla sonríe al muchacho. Le gustaba pasar el tiempo con él, y el hecho de que le hiciera partícipe para ayudarle con su colección de cromos le encantaba. Además, la propuesta no había sido realizada en vano. El Hufflepuff sacó de su túnica un par de ranas de chocolate, mostrando que tenía algunos huecos ocultos en su túnica.

- ¿Cómo hiciste eso?... - la explicación vino pronto, la madre de Artemis, muy previsora, le había cosido unos bolsillos extra -... ¿qué más cosas llevas dentro?..., si sacas de ahí una escoba te doy un premio.... - la muchacha sonríe mostrándose, como siempre, encantadora.

Su amigo además le daba una información extra muy interesante.

- ¿Has comprado artículos de broma?.... - los ojos de la muchacha, verdes y hermosos muestran sorpresa -... pero..., ¿y si te pillan?..., ¿no te da miedo de que te castiguen?... - si sus padres se enterasen del tipo de amigos que tenía la mandarían sin dudarlo a Durmstrang -....no irás a hacer ninguna locura..., no... ¿verdad?....

Y es que ella nunca había quebrantado las normas, quizás si lo hiciera descubriría lo divertido que ésto podía llegar a ser...

Mientras no me descubran, no habrá problema y mi escoba me la dejé en la otra túnica, lo siento mucho. - respondo con una sonrisa pícara.

En cuanto a las cosas que cole de contrabando las estoy reservando par cuando la situación lo amerite, tampoco voy a ir por allí gastándole bromas a todo el mundo, pero si alguien me toca las narices, puede que cierto libro mío le muerda la suya.

Además lo más problemático que me traje fue un pantano portátil y una caja de fuegos artificiales edición de luxe, el resto son puras bagatelas para escapar de clase. - añado en tono tranquilizador.

- Mientras no te descubran..., ¡pero imagínate que lo hacen!...., sería horrible..., podrían incluso expulsarte, y eso no me gustaría nada... - se cruza de brazos con un mohín de disgusto en su rostro -... si la vas a liar como mínimo quiero saber cuándo y de qué manera, para tener la vía de escape preparada. No quiero que te pase nada.... - le dice algo seria -... prométeme que me tendrás al tanto... o te lanzo una maldición.... - sonríe, no era demasiado habilidosa con la varita, probablemente antes se transformase ella en rana.

- Si alguien te molesta también quiero saberlo, yo misma tengo unas orejas extensibles, podría colarme en algún sitio donde esa persona se encuentre y cotillear sus secretos..., y vengarnos..., así aprendería con quien puede meterse o con quien no... - sus ojos brillan mostrando una particularidad, Kayla era un encanto siempre y cuando no la enfadasen, de lo contrario la niña podía ser muy pero que muy rencorosa..., y vengativa....

- Un pantano portátil..., ¿cómo es que no lo has sacado ya en astronomía?...., esas clases son infumables, quizás un poco de humedad ambiental hace que todo funcione mucho mejor... - propone la pelirroja, que parece querer ser una niña buena, pero el lado oscuro podía ser tan atractivo....

No te preocupes, te prometo que serás la primera en enterarte cuando vaya a hacer una broma y ya verás como es de justificado el asunto.

Además, en Hogwarts nunca han expulsado a nadie por hacer alguna jugarreta. Venga regálame una sonrisa que no te sienta estar ceñuda. - digo mientras levanto cariñosamente el menton de Kayla, para poder hacer contacto visual.

Una vez que cruzo miradas con Kayla, su mohín se transforma en una sonrisa y tras amenazarme con lanzame una maldición, me hizo la propuesta más loca y osada que me hubieran hecho jamás.

¿Qué dices? ¿Hablas en serio? - pregunto con los ojos abiertos como platos. - Eso sí sería riesgoso, épico y a la vez podría provocar que nos expulsen.

Claro que las clases de Astronomía son soporíferas, pero tanto como para convertir el aula en un pantano, aunque quizá podríamos ponerlo en la escalera de acceso y así salir bien librados, pero si lo usasemos en el aula. - guardo silencio unos segundos.

Sí eso voy a hacer, pensaba guardarlo para luego, pero bueno ya luego compro otro. Eres una verdadera genio. - añado para luego besarla en la frente.

Cuando me di cuenta de lo que acababa de hacer, mi cara se puso del mismo color que mi cabello.

Lo siento, me dejé llevar, no quería incomodarte. - balbuceo a modo de disculpa.

Las explicaciones que le daba Artemis le tranquilizaban. Saber que él solamente haría bromas siempre y cuando hubiera un motivo muy justificado, era lo único que precisaba oír para tener plena confianza en el muchacho. Su palabra.

- Nunca han expulsado a nadie en Hogwarts por hacer alguna travesura  por ahora..., pero imagínate que tu haces una, te pillan y eres el primero..., no te arriesgues de manera absurda... - le indica la muchacha determinando de alguna manera de que el Hufflepuff, le importaba.

Él por su parte le toma de la barbilla y le pide que le regale una sonrisa, la pelirroja fue incapaz de negarse mostrando aquel gesto delicado y sincero que tanto practicaba. Mientras sus ojos verdes observaba los del muchacho, el contacto visual se había creado y era intenso.

El plan de poner el pantano portátil en la escalera de la clase de Astronomía era sublime. De esta manera siquiera debía esforzarse en subir hasta la clase, ya se anularía desde abajo cuando nadie tuviera acceso a la torre, le ahorraba el deporte del ascenso, mancharse los zapatos con la inundación, y la posterior bajada. Era un señor plan.

- Tenemos que hacer lo del pantano y reventar la clase de astronomía.... - no es que fuera muy complicado convencerla para hacer travesuras -... si quieres el próximo pantano lo compramos a medias y va para historia de la magia..., hagamos que esa clase sea histórica... - sonríe de nuevo, estaba viniéndose arriba y cuando eso sucedía, podía ser imparable.

El muchacho le cogió de las mejillas y le besó en la frente, Kayla se puso completamente roja. Avergonzada en parte por el gesto, pero por otra parte una leve sonrisa de sus labios indicó que el contacto no le había desagradado.

- No..., no te preocupes..., no ha pasado nada.... - tenía calor -....ha sido por la emoción de nuestro planes... ¿verdad?..., seguro que eso... - y sonríe de nuevo mordiéndose el labio, un gesto propio que usaba cuando estaba nerviosa, o había causado algún desastre. O ambas cosas a la vez.

Kayla, me preguntaba si tienes planes para este fin de semana, se como si pudiéramos tomar nuestrad escobas y salir volando a Hogsmeade, pero sí podemos dar un paseo por los jardines y disfrutar de un picnic. - digo con una sonrisa nerviosa en mi rostro.

Comprenderé perfectamente si tienes planes, aunque me gustaría mucho que aceptes mi invitación, incluso podríamos revisar a detalle nuestro plan. 

Aunque los dos jovencitos no fuesen conscientes del hecho, Madame Pomfrey había estado tras una cortina escuchando toda la conversación desde que el profesor de Herbología había salido de la estancia. En ningún momento había intervenido para reprenderles y que descansaran, justo al contrario, las palabras de la parejita le habían recordado que ella en su momento también tuvo el primer amor de su vida, pero que quizá al contrario que ellos dos, nunca tuvo el valor de decirlo...

Los pensamientos de la enfermera flotaron en el tiempo, y recordó al joven y apuesto profesor Rowle en su juventud, del que siempre estuvo enamorada desde que llegó a Hogwarts, pero al que siempre observó de lejos como éste estaba acompañado de su inestimable amiga del alma, Miranda Goshawk. Aquel dúo siempre estaba distraído y emocionado recolectando todo tipo de información, buscando ingredientes mágicos para sus colecciones, clasificando plantas y criaturas mágicas, realizando conjuros y encantamientos. 

No por nada, Harold se había convertido en un magnífico artesano de varitas y profesor en el colegio Hogwarts, y Miranda había escrito libros de encantamientos, guías de herbología y se había hecho una famosa escritora, merecedora de estar en uno de los cromos de las ranas de chocolate. ¿Y ella? Ella dedicó su vida a convertirse en medimaga, afición que comenzó a despertar al ver a aquellos dos llenos de heridas continuamente. Aunque nunca lo confesó, tener esos momentos de intimidad con el profesor Rowle, aunque prácticamente no intercambiasen palabras, siempre la había hecho feliz...y lo seguía haciendo cuando acudía a verla a la enfermería, aunque fuese por las heridas de los pequeños.

Ya cuando salió de su estado de ensoñación, decidió que era el momento de intervenir, por lo que dio unos pequeños pasos hacia los pequeños recordándoles su presencia allí y les susurró con calma.

- Bueno pequeños, siento interrumpir vuestra hermosa conversación... Pero tú jovencito, aún deberías reposar por el shock anafiláctico que has sufrido, y la jovencita necesita ahorrar energías para recuperarse bien de la pierna. Anda, vuelve a tu cama... En verdad debería enviarte a tu sala común, pero sé que deseas estar con la señorita Silver, por lo que permitiré que te quedes esta noche siempre y cuando me obedezcan y descansen en sus camas... y se quedó allí de pie esperando a que Ártemis regresara a su cama. Kayla, siento decirte que no será tu mejor noche... Tendré que despertarte un par de veces para hacerte tomar un brebaje que provoca bastante dolor cuando se sueldan los huesos... La buena noticia es que mañana estarás en perfectas condiciones y podréis ir a donde os plazca...

Entonces empezó a alejarse lentamente hacia uno de los armarios pero se giró con una sonrisa divertida y finalizó. 

...incluso a Hogsmade con la escoba. Sabia que no se tomarían al pie de la letra sus palabras, de hecho estaba prohibido ir allí hasta tercero y se necesitaba un permiso firmado por los padres o tutores, pero con aquello les dejó claro que había escuchado bien atenta la conversación entre ambos. Y aunque no lo dijese, su secreto estaba a salvo.

Al ver a Madame Pomfrey de pie, sentí como si un bloque de hielo recorriera toda mi espalda.

Sí madame Pomfrey. - digo mientras retrocedo lentamente hacia mi cama, meditando sobre las palabras de la medimaga.

¿Habrá oído todo? ¿Nos delatará si ponemos el pantano en la torre? No, no creo que vaya a chivarse. - pienso al tiempo que me acomodo en la cama y caigo en cuenta de otra cosa, algo que hace que se me suban los colores al rostro.

En verdad, no quería separarme de Kayla y eso era porque era mi amiga y me gustaba mucho estar a su lado o tal vez simplemente me gustaba ella.

Cuando esos pensamientos llegaron a mi cabeza, no pude resistirlo más y todo mi rostro se puso rojo al tiempo que una sonrisa aparecía en mi rostro mientras nos imaginaba volando juntos hacia Hogsmeade.

Tras acomodarme en mi cama y tomarme unos minutos para ordenar mis ideas, me giro hacia Kayla y con las orejas rojas aún, le regalo una sonrisa.

Que descanses Kayla, ya tendremos tiempo para hablar largo y tendido mañana.

La muchacha pelirroja, con su siempre eterna sonrisa, mira a Artemis para darle una respuesta a la propuesta para el fin de semana, cuando ambos se ven interrumpidos. La señora Pomfrey se aproxima, siempre amable y diligente, para darles unas indicaciones. La sorpresa de kayla es cuando su amigo Hufflepuff se torna del color de su propio pelo... ¿qué le sucedía?...., y de manera educada y siempre correcta, se retira hasta su cama para descansar, no iba a irse de su lado, algo que a la niña le gustó, no deseaba estar allí sola.

- Dolerá...¿mucho?.... ¿mucho?.... - no le habían gustado las informaciones de la medimaga, no se llevaba muy bien con el dolor ni tenía ganas de experimentar cuan alto o bajo era su grado de sufrimiento. Suspira sabiendo que en cualquier caso, aquello no tenía remedio, debería de sufrir y soportar el malestar de su lesión. Solo esperaba no despertar a Artemis con gritos tras tomar la poción, que vergüenza pasaría....

La señora Pomfrey antes de marcharse hace alusión a un comentario que hizo el muchacho. Ir a Hogsmeade en escoba era algo completamente loco pero... ¿y si se arriesgaban a hacerlo?...., en el colegio habían muchos alumnos y ellos no eran particularmente problemáticos, quizás pudieran pasar desapercibidos....

- Artemis..., me encantará este fin de semana salir contigo.... - le dice ella girando el cuello en su dirección, encontrándose sus ojos -....y que sepas que me ha encantado el plan de la escoba...., si quieres... y no temes meterte en un lío..., pues podríamos...., hacer algo muy loco.... - sonrisa traviesa -....hay en Hogsmeade una tienda de artículos de broma..., puede ser divertido.... - suspira -.... pero tampoco me importaría pasear por los jardines, siempre y cuando no toques más calabazas... ¿de acuerdo?.... Buenas noches..., descansa y mañana planeamos....

Y es que a Kayla le hacía falta solo un ligero empujoncito para poder hacer verdaderas barbaridades, y es que la pelirroja, siempre vital, no podía dejar de pensar que estudiar era su obligación, pero divertirse, algo necesario para ser cada día más feliz....

La cálida y amable enfermera sonrió ante las lógicas dudas de la jovencita y no tardó en susurrarle.

- No voy a mentirte, te dolerá... Pero intentaré que sea lo más llevadero posible, te doy mi palabra. Bueno, ahora ya es hora de descansar...ya te despertaré cuando sea el momento ¿Vale? Eso es, descansa. Lo mismo para ti, joven Flamel. Buenas noches a los dos.

Y allí estuvo la agradable medimaga cuidando de ambos aquella noche, hasta que a la mañana siguiente, ya en perfectas condiciones, pudieron regresar a sus quehaceres rutinarios.

Durante la Clase de DCAO

Acompañado de Set me dirigí a la enfermería –Te debo una Seth, Viejo he hecho el ridículo más grande y frente a Gin- le comente al muchacho algo apenado por lo que había pasado, -Pero gracias por acompañarme, has visto como se ha puesto Melker, daba miedo- comente al chico mientras entrabamos a la enfermería.

-Buenos días disculpe, podría ayudarme- solicite a la enfermera un poco de asistencia, mostrando la herida que me había ocasionado – Ha sido un conjuro que ha salido mal- trate de ser optimista – Si no es mucha molestia podría ayudarme para volver a mis clases.

---No te preocupes, estoy encantado de acompañarte aunque ojalá fuera en mejores circustancias- digo avanzando con él hasta la enfermeria donde rápidamente solicitamos la asistencia de la profesora, yo por mi parte cogí una silla y me senté a su lado mientras esperaba a que le atendieran- Bueno, ¿que te parecen la gente y las clases?¿ vas a apuntarte al equipo de ...Qui..."Quiddigt"?- pregunto tratando de pasar  un rato distraidos mientras acababamos

-Las clases me parecen bien, mejor que en mi viejo colegio, y pues no he hablado con todos, pero tú me agradas, Gin me agrada, Alistair es buena persona, supongo que todo está bien- respondí sinceramente –aunque a varios se les va la pinza un poco como hoy, han sido días tensos- reconocí, desde los eventos con los dragones todos habíamos cambiado un poco, pero no era el momento de ponernos sentimentales, teníamos un año completo para aprovechar y divertirnos en este colegio.

-No lo tenía pensado, pero a Gin le gusta el Quiditch, aunque yo prefiero el Quodpot ¿ Por que no formamos un equipo extra?, no tiene que ser un club solo practicamos entre nosotros si la cosa funciona ire a ver al director para sugerirle que nos permita jugarlo con más chicos-mencioné animado, la mano aun ardía y no se sentía bien, pero hablar con alguien de mi deporte favorito era lo máximo –y puedo ayudarte con tu vuelo, la clase pasada no te fue muy bien, pero descuida puedo ayudarte a practicar siempre que lo necesites, incluso podemos volar juntos- la verdad me emocionaba mucho, la idea aunque eso significará que  me distraía un poco.

-Por cierto Seth ¿A ti te agrada la escuela?¿Tienes algún problema? Somos amigos; viejo, así que si tienes un problema también son míos- me expresé sinceramente, después de todo había estudiado en esos colegios nomagi y no es que fueran malos, pero no me gustaba esconderme o no poder conversar ciertos temas por miedo a que ocasionaría problemas a mis padres.

De camino a la enfermería, justo en el pasillo que daba al ala médica, no se os pasó desapercibido que Draco Malfoy y sus dos esbirros, Crabbe y Goyle hablaban con un chico de segundo de Slytherin. No sabíais de que podrían estar hablando, pero por la sonrisa maliciosa del rubio, sabíais que no podia ser nada bueno. Y en cuanto os vieron pasar justo al lado, dio la sensación de que el muchacho de segundo hacia un gesto como de esconder algo. ¿De qué podría tratarse?

Ya en la enfermería requeristeis la ayuda de la enfermera Pomfrey y esta no tardó en atenderos. 

- Uff, esa quemadura tiene mala pinta... ¿Seguro que no fue usando fuegos artificiales? ¡Ya sabéis que el celador Argus Filch confisca todo aquello que no es lícito tener en Hogwarts! Os comentó con cara de no estar 100% segura. No obstante, en cuanto empezó a tratar la herida con el ungüento pudo comprobar que efectivamente se correspondían a quemaduras al sostener una varita entre las manos. no es que desconfíe de ti... Pero esta semana anterior ya he tenido mucha gente herida y aún estoy algo susceptible, lo siento pequeño. Y tras finalizar el proceso de aplicación de la loción empezó a vendar la herida. La sensación era refrescante, como que de inmediato se estaban regenerando los tejidos, pero notabas la mano un poco tonta, como si no respondiese como querias, y la medimaga sonrió. Es normal lo que estás sintiendo... Durante todo el día hasta el anochecer te sentirás un poco raro, como si la mano no te respondiese perfectamente...pero el efecto es temporal, y desdentado puedes seguir con las clases sin inconveniente alguno. Ánimo.

Mire a Madame Pomfrey algo sorprendido pero era más que obvia su reacción con todo lo ocurrido- le juro por mi corazón y la varita, que lo que le digo es cierto, he fallado el hechizo y la varita parecía querer creer que era el 4 de julio- conteste a su pregunta.

No puedo decir que no me queje un poco del procedimiento, no porque la Sra. Pomfrey no supiera como tratarlo si no porque de verdad ardía un poco, pero la enfermera hacia todo lo posible por mitigar todo dolor.

-Wow que genial- dije cuando terminó su trabajo, ahora dolía menos y eso era agradable, así que me sentía bastante más cómodo que cuando había llegado – Muchas gracias Madame Pomfrey- agradecí a la enfermera – Gracias Seth por acompañarme, espero no haber causado líos-  sonreí a mi compañero y quizás fuera por  azares del destino pero me había parecido ver algo raro fuera de la enfermería.

Justo al pasar por al lado de aquel pequeño grupo viste que de forma escondida, como fingiendo saludar al chico, Draco le dio una esfera oscura, dura como el hierro, y que rápidamente relacionaste como una de las pelotas que se emplean en el Quidditch. ¿Una bludger se llamaba? ¿Por qué le estaría dando una bola al joven? ¿Cuáles serían sus intenciones?