Partida Rol por web

Después de hablar con Carumirë, Khôradur salió al patio de armas donde se encontró con Walec. El jefe de guardia tenía un semblante serio...

-He estado indagando en la Academia, comenzó Walec con cara de pocos amigos. -Me avisaron de que no encontraban a una de las alumnas más jóvenes. Con todo lo que está pasando, quería asegurarme de que no se tratara de un juego de niños. Además, por lo que me dicen los maestros, la niña en cuestión a menudo se ausenta de las clases. He hablado con los guardias, y no les consta que haya salido o intentado salir de la aldea, pero no la encontramos. Y falta otra también. La pequeña es Sir, y la otra persona es más mayor, aunque físicamente parece una niña. Se llama Caäniza, y solía trabajar en el jardín de las hierbas, aquí al volver.

Antes de que pudiera seguir hablando, por el portón del castillo entra corriendo, casi sin aliento, el joven Girion. Uno de los exploradores de Denelloth.

Girion había subido corriendo toda la cuesta hasta llegar al castillo, y cruzó el puente de piedra. Estaba agotado, no había descansado en varios días... Pero traía nuevas importantes.

Vio al Lugarteniente umbareano junto al Jefe de Guardia Walec, y se dirigió directamente hacia ellos.

Tras la conversación con Carumirë, Walec sale a mi encuentro, su rostro lo dice todo

Algo pasa

Al escuchar sus noticias no puedo por menos que preocuparme

-Sir....-afirmo- Su nombre no me es desconocido, vino con un muchacho de la Academia desde Tharbad, y estaba bajo protección de la dama Ayla, como favor personal a un amigo de esa ciudad......¡Busca a Ragi!, es el muchacho de la Academia que vino con esa niña, tal vez él sepa dónde encontrarla. Si quiere ayudarte a buscarla, que lo haga. Da aviso a todos los hombres y que procedan a buscar a ambas niñas. Registrar la Academia y los lugares que suelen frecuentar. Puede ser un juego...o puede no serlo.

No había acabado de dar instrucciones cuando apareció Gidion, por su aspecto estaba agotado. Avanzo hacia él

-Tu aspecto delata que no has descansado y que vienes raudo como el viento....¿son buenas o malas las noticias que nos traes? -miro a Walec- Cumple las órdenes que te he dado y reúnete de inmediato con nosotros, avisa a Gaerel y a los sargentos que estén presentes y también a Curudae -Levanto una mano para que Walec aún no se vaya- Antes de que nos informes, quiero saber, ¿he de poner en alerta a los hombres? (1)

- Me temo que sí, mi señor- dijo nada más llegar y escuchar las palabras de Khôradur.

- Volviendo de la misión de reconocimiento, vimos a tres hombres en el rio que intentaban acabar con un joven, ahogándolo en el mismo río. 

- Actuamos con presteza y nos acercamos para ver que ocurría. Nuestra sorpresa fue máxima cuando descubrimos que los hombres no eran tal, si no orcos y el muchacho tampoco era un muchacho, si no un mediano. 

- Sin importarnos quien era nuestro oponente, decidimos ayudar al indefenso mediano y acabamos con los tres orcos. Otho, que así se llama el mediano nos dijo que le habían engañado. Que en una posada tres hombres que hablaban común pero con acento oriental...un tal Raku, creo recordar, le habían invitado a unas cervezas y le habían prometido comida. Pero era solo una estratagema para robarle sus ropas y así poder, para entrar en Sil Auressë y, con las ropas del mediano, poder secuestrar a un estudiante sin llamar la atención.

- Encontramos huellas que salían del río y se alejaban del mismo. Sin duda eran de los tres hombres que habían engañado al mediano.

- Denelloth me dijo que él seguiría las huellas y que Eliver y yo viniésemos aquí y contásemos todo esto a usted. A poco más de medio camino Otho no pudo seguir el ritmo y decidí adelantarme debido a la importancia de este asunto.

- Si no le importa me gustaría acomañarles para llevarles al vado donde encontramos a los orcos y al mediano e indicarles el camino que siguió Denelloth.

Tras decir esto, Girion se permitió tomar un respiro y luego beber un vaso de agua que le duró un instante. Luego miró exhausto a Khôradur y esperó a ver que dictaminaba.

Khôradur no se inmutó ante las palabras de Girion, estuvo serio todo el tiempo, pero en sus ojos se reflejaba la preocupación

Comienza el juego y ahora algunas piezas comienzan a encajar

-Walec, Gaerel, que la milicia y el ejército estén en alerta. A partir de ahora se controlará a toda persona que entre o salga de Sil Auressë, y si alguna parece sospechosa se la retendrá para ser interrogada. Todo carruaje que entre o salga será inspeccionado. Preguntar a los guardias de las puertas si ha salido alguien en las últimas horas, especialmente desde que se vio por última vez a Sir y a Caäniza. Y enviar a alguien para que vaya a buscar a Eliver y al mediano y los traigan hacia aquí.

-Girion, dos alumnas de la Academia han desaparecido, las estamos buscando, pero tus noticias no son buenas. Tal vez esas criaturas inmundas han cumplido su misión. ¿El mediano escuchó algún nombre?

-Preparar un grupo de jinetes, Girion, descansa un poco, nos acompañarás en cuanto todo esté listo.

Se mantuvo pensativo unos segundos.

-Girion, ¿alguna novedad más?, ¿descubristeis algo en el bosque?

- Escuchó el nombre de Raku, o eso creí entender. Pero ninguno más- contestó a la primera pregunta.

- En el bosque vimos huellas de pisadas recientes y un monolito extraño en medio de un claro, que parecía que quitaba la energía o que te hacía ver cosas si la tocabas- dijo Girion mirando fíjamente a Khôrandur-. De todas formas Denelloth dejó a varios de nosotros allí para que vigilaran  el claro y todo lo que allí aconteciera.

- Lo que sí que vimos y por suerte evitamos, es una patrulla de huargos con jinetes orcos. Eran tres y estaban buscando algo. Nos escondimos y pasaron de largo. Pero al acercarse mi montura viento salió corriendo con Norion en su grupa- recordó Girion-. Es una montura inteligente y muy veloz, por lo que no temo por que le haya pasado nada a Norion. Además le dije que llevara a Norion aquí, a Sil Auressë. ¿Ha llegado?- preguntó esperanzado el joven.

-Raku -musito para mí-, no me suena, hay un muchacho de la Academia cuyo nombre tiene cierta similitud, Ragi, y curiosamente llegó a Sil Auressë con una de las alumnas que han desaparecido, Sir.

Escuchó pacientemente las explicaciones de Girion, aunque su rostro mostraba preocupación

-¿Que tipo de visiones?. No me parece prudente que ese monolito continúe en pie, tal vez habría sido mejor destruirlo, ¿que pensaba al respecto Norión?

-Hemos detectado en vuestra ausencia señales de huargos, es más, hemos enviado a un grupo a buscar a dos hombres que las seguían, temerosos de su suerte. Que hayáis visto jinetes orcos confirma nuestros hallazgos -miro a Walec y a Gaerel- Sobre Norión, no tenemos noticias de él ni de tu montura.

Girion no dijo nada respecto de las presunciones de Khôrandur respecto a Ragi. No había compartido casi nada con él y no tenía una idea formada de lo que podía o no hacer.

- No sé si sería prudente derribar el monolito. De hecho Norion no lo pudo examinar, pues el encuentro con los huargos fue anterior. Es posible que el monolito solo se defendiera y no sea maligno...o es posible que sí lo sea. No le lo sé, pues yo no lo toqué- dijo el joven sinceramente.

- ¿No ha llegado aun Norion?- preguntó más para sí. Girion se quedó pensativo y luego habló-. Los encuentros con los huargos siempre son difíciles y si no va un destacamento muy probablemente dos hombres no puedan con ellos si les han detectado. 

- En cuanto lo decida partimos a buscar a Denelloth, estoy preparado. Pero necesitaré un caballo, pues el mio está con Norion quien sabe dónde.

- Si no tiene ninguna cuastión más, iré a ensillar una nueva montura y prepararme-  comunidó y espero a que Kôrandur le hablara

-Sí señor, confirmó Walec sobre el control incrementado de las entradas y salidas. Ya se habían aumentado los controles de forma sutil, pero no habían sido suficientes a juzgar por la desaparición de Sir. Ahora tenía que ser a consciencia. –La información de la que dispongo es que Caäniza se encontraba extramuros para buscar plantas para el jardín, no muy lejos del castillo. Y que no regresó. El maestro Ionell ha ido con dos guardias al lugar, y hallaron una cesta suya a media milla al norte. Ionell considera que, juzgando por las huellas, Caäniza decidió salir corriendo en dirección noreste.

El jefe de guardia se quedó pensativo.–¿Podría haber visto el secuestro de Sir? Desde esa posición, se ve la entrada occidental de la aldea, se preguntó en voz alta

Walec estaba agotado, y sobre todo se sentía frustrado y furioso por no haber sido capaz de proteger a una, o quizá dos, de las alumnas de la Academia. Los chavales estaban bajo la protección de la Dama Aylarien, y de alguna forma la Academia era el corazón de Sil Auressë. Tardó un poco en volver a hablar. –Señor, Ragi fue uno de los que acompañó a Denelloth a inspeccionar el bosque. Ha sido el protector de Sir desde que llegaron juntos.

-¿Norion no llegó a ver el monolito?, una auténtica lástima. Otro grupo tendrá que volver con él para que lo inspeccione y nos saque de dudas, eso cuando aparezca.

-Girion, eso es todo de momento, ve y descansa, te avisaremos cuando se proceda a partir, y no te preocupes por la montura, tendrás una lista cuando partamos.

Sir, Caäniza, Norion, la lista de desaparecidos crece

Al escuchar las palabras de Walec asiento

-Eso pienso yo, o una de ellas debió de ver a la otra dirigirse hacia algún lugar y movida por la curiosidad la siguió, pero ante estas noticias, el secuestro es una opción más que probable. -Me quedo pensativo unos segundos- Ragi llegó con Sir procedentes de Tharbad. Danroth el bardo pidió a la dama Ayla que cuidase de ella, o la protegiese de algo o alguien -miro a Walec- Tal vez por eso ha desaparecido. Que una patrulla siga el rastro de Caäniza a ver si la podemos encontrar y Walec -le pongo la mano encima de su hombro- No te preocupes, podemos tener mil ojos y diez mil lanzas y que un ratón pase el cerco, no siempre podemos prevenir todos los males, no te culpes por lo que ha sucedido, culpa a los causantes.

Girion dejó que Khôrandur acabase de hablar y luego asintió marcialmente como despedida y salió de la habitación.

Pero lo de descansar no formaba parte de sus planes, o por lo menos no hubiera podido tan tensionado como estaba por los acontecimientos.

Debía ayudar y sabía como hacerlo.

Girion cruzó el patio de armas en dirección al edificio de la Academia y la habitación, desapareciendo de la vista de Khôradur. El Jefe de Guardia Walec también se despidió para poner en marcha las nuevas normas de control de entrada y salida. El sargento Pinto ya había partido con cinco soldados y un cazador para localizar a los dos hombres desaparecidos en el Norte.

Del resto, nada…

Al poco tiempo, llegaron el sargento Eliver y el mediano Otho, exhaustos y acompañados de un soldado.

–Señor, comenzó y acto seguido se quitó las pesadas hombreras de la armadura. –Traigo a un mediano al que Denelloth y Girion rescataron de los orcos, y que había sido secuestrado aquí. Y algo más, añadió sacando con cuidado un grajo herido que guardaba. –Esta ave fue enviada por Denelloth hacia el sur, y sufrió un ataque, igual que otro. Denelloth sospechaba que el enemigo se estaba congregando y que contaba con murciélagos.

Girion se alegró de ver que Eliver y Otho llegaran a Sil Auressë. Atento, escuchó lo que el sargento le contó a Khôrandur, por si contaba algo que Otho le había contado cuando él no estaba.Al final no había dicho nada que no hubiera oído antes, así que siguió con lo suyo.

Khôradur se despidió de Girion. Aunque se mostraba, en apariencia, sereno, en su interior la sensación de que se aproximaba una tormenta de proporciones desconocidas crecía a cada momento que pasaba. Miró a Gaerel y con la mirada le decía que la lucha se avecinaba.

Observó al hobbit. No había visto a muchos, pero los pocos que se habían cruzado en su camino le habían parecido curiosos y pintorescos.

-Bienvenido a Sil Auressë maese Otho, aunque lamento que no sea en mejores circunstancias. Por favor, sentaros.

Llamó a un sirviente y pidió más vino y algo de comer

-Seguramente estaréis hambrientos- dijo mientras llenaba dos copas de vino.

Se acercó al grajo que Eliver tenía entre sus manos y le acarició suavemente la cabeza

-Murciélagos....muy útiles para enviar mensajes o espiar....que curen al animal en cuanto sea posible.

Lentamente se sentó en su silla y miró a los dos recién llegados.

-Maese Otho, estoy al tanto de los contratiempos que ha tenido y que casi le roban, por no decir que le asesinan, tres orcos. ¿Que podría decirme al respecto?, en especial hablarme de ese tal....Raku y de los hombres que le acompañaban.

Girion vio desde la distancia cómo Khôradur comenzó a charlar con Otho antes de dirigirse a sus aposentos.

El veterano sargento sonrió al ver al mediano agarrar la copa de vino con las dos manos, y luego soltarla para partir otro trozo de pan. Se encontraban en el comedor del castillo, sentados en los bancos. Khôradur, Gaerel, Eliver y el mediano Otho. -He solicitado la presencia de Curudae, le dijo en voz baja al Lugarteniente. -Subirá al anochecer seguramente. Una comunicación más inmediata entre la aldea y el castillo seguía siendo una asignatura pendiente, pero mientras tanto Gaerel tenía la extraña habilidad de recordar e intuir lo que estaban haciendo las distintas personas. Y sabía que Curudae tenía trabajo que no podía aplazar hasta bien entrada la noche.

-Ah, maestro Ionell, tome asiento, dijo Gaerel y saludó a un hombre mayor y con aspecto de haber viajado mucho. -Es uno de nuestros más valorados maestros de la Academia, y le he pedido que se acercara porque conoce a Caäniza y sus rutas, y para que mire si puede ayudar a nuestro amigo alado, dijo señalando al grajo que estaba tumbado sobre la mesa. -Además, conoce a los medianos de Pinnath Ceren y alrededores.

-Así es, dijo el veterano maestro mientras su atención se centraba en el ala del animal después de los saludos pertinentes.

-No conocía a esos tres hombres de antes. Se me acercaron mientras me estaba comiendo unos pasteles de mi abuela Nalda, abuela por parte de madre. Los hace con carne..., comenzó su relato dirigiéndose al gigante sentado enfrente. -Pero me engañaron. Me dijeron que me invitarían a una cerveza. O tres. Entonces guardé lo que sobraba del pastel en la mochila. Sí, tenía mochila. Ahora ya no. Y una capa. Y unos pasteles de Nalda. Bueno, lo que os decía, aunque todo esto ya se lo conté a los que me rescataron de los trasgos...

El mediano se quedó pensando en las opciones de comida que había en la mesa, y finalmente optó por algo de fruta, y queso. -Los tres hombres querían entrar conmigo aquí. Con la capucha puesta al entrar tenía que ir. No me fijé mucho, porque ya veía las luces de la taberna de la Casa Común.

Siguió contando lo sucedido. Le habían invitado muchas cervezas, y luego dos se habían ido y le habían dejado con el que se llamaba Raku. Hablaban lengua común, pero con acento. Al rato, Otho se dio cuenta de que le faltaba su mochila y su capa con capucha. Raku le tranquilizó y dijo que irían a buscarlo juntos. Pero en vez de eso, le acompañó a la salide de Sil Auressë, y hasta esta orilla. -Entonces vi a los otros dos, a lo lejos. Iban andando con una persona de mi estatura, que ¡llevaba mi capa y mi mochila! Parece que le pasaba algo, porque entre los dos le sujetaban de las axilas. Como si fuera un saco de patatas de las que llevamos a mi abuela Nalda. Y entonces aparecieron de la nada los tres orcos, y me apresaron y Raku se rió y les dio órdenes y se fue.