Partida Rol por web

Ragi subió, sin dificultad, siguiendo a Milriel. No miró hacía abajo, sabía lo que le esperaba si cometía un error y no necesitaba recordarlo a cada momento. A cada paso colocaba una escarpia para ayudarle en la subida y, posteriormente, en la bajada; tenían que asegurarse de que todo iba correctamente.

Le sorprendió que la mujer pudiera subir con tanta habilidad a pesar de la armadura que llevaba. El joven, sin embargo, prefería ir ligero y no sentirse atrapado entre tanto metal.

Los dos subieron, no sin esfuerzo, apoyándose en los andamios algo precarios. Pero subieron hasta donde los andamios les permitieron, hasta que sólo quedaba pared y roca, con algunos salientos que permitían apoyar el pie o la mano. Y un poco más arriba, un trozo del antiguo suelo de la quinta planta. No era muy grande, pero lo suficente para poder descansar y montar la parte interior del artilugio. Después, Milriel se iba a quedar allí, y para Ragi iba a quedar un último tramo por trepar. Esta vez, por fuera y en solitario.

Subió Ragi primero, ayudado por Milriel. Y después ella. Tomaron aire, y por la apertura de la pared podían contemplar una vista privilegiada de los alrededores. Pero no había tiempo que perder. Las palomas habían salido ya, y necesitaban montar el dispositivo para poder enviar las señales de luz. Milriel comenzó a colocar las piezas y las herramientas en el suelo que tenían, y buscó un hueco más protegido donde encender el fuego.

Ragi buscó la forma más apropiada de subir para situar el artefacto aunque no lo veía claramente.

- ¿Ves un camino apropiado? - Le preguntó a Milriel antes de comenzar la escalada.

Una vez arriba subió los materiales con la polea y montó el artilugio.

Milriel negó con la cabeza ante la pregunta sobre el mejor camino. Le pareció extremedamente peligroso esta última parte de la subida por el exterior, y tan sólo acercarse al borde y ver el precipicio le producía un vértigo. -Ponte esto, saldrá todo bien, le dijo tratando de animar al joven. Le ayudó con el arnés y ató la otra punta de la cuerda en una viga del interior que tenía aspecto de resistente. -Te iré dando cuerda poco a poco, por si te resbalas es mejor que no haya mucha cuerda suelta. Una vez arriba, usaremos otra cuerda para subir las cosas. Le dio una palmada en el hombro, y no pudo evitar contener la respiración cuando miró como Ragi comenzó a subir.

Ragi comenzó a subir. Sabía que lo mejor era ir despacio, buscando bien al menos dos apoyos en cada avance. Las piedras de la facha podrían estar sueltas. Lo primero que notó al salir del interior fue el aire que le golpeó la cara. En esta época de finales de verano eran habituales los vientos huracanados en Cardolan. El de aquel día no era un viento extraordinariamente fuerte, pero en lo alto de una torre en una meseta alta se notaba bastante. Y algo más. El viento traía el escalofriante sonido de las bandadas de murciélagos que había enviado el enemigo contra Sil Auressë. Voleteaban por los alrededores, de momento lejos pero estaban allí. Puntos negros sobrevolando en pequeños grupos la aldea y el campo de batalla en el Oeste.

El joven había subido unos metros cuando se permitió un primer descanso y miró de nuevo alrededor. Vio la aldea de Sil Auressë en el sur, y la multitud que se había congregado junto a la puerta. Eran cientos y cientos de personas, en su mayoría mujeres y niños, y los ancianos. Gente de las granjas de alrededor que habían sido evacuadas. Estaban asustados, y las terribles manadas de huargos les separaban del castillo. Aún más lejos en el sur, vio una hoguera de aviso. ¡Señalaba que también había enemigos en el Paso! Era un desfiladero que conducía directamente a la aldea. En el Este, las tropas lideradas por Khôradur se habían formado para la gran batalla contra la hueste enemiga. Finalmente, al otro lado del castillo estaba el campamento de los hombres de Metraith. No los veía desde su posición, porque le tapaba el castillo. Pero confiaba en que segían allí, y que en cualquier momento les iba a llegar la paloma con un mensaje de esperanza. Igual que a Khôradur.

Siguió subiendo, y ya casi exhausto pudo por fin acariciar con los dedos las últimas piedras de la pared de la torre. Hizo un esfuerzo más y llegó arriba, y se sentó a horcajadas en la parte más alta. Con cuidado, empezó a montar la polea que traía. Pudo pasar un gran clavo de metal por un agujero entre las piedras, y con las herramientos lo fijó bien por ambos lados. Incluso pudo ponerle un pequeño brazo de metal. De esa forma, las piezas del valioso artilugio no se iban a golpear contra la pared mientras las subían. Bajó una cuerda a Milriel para que ella atara las primeras piezas a subir.

De nuevo escuchó a los murciélagos, y ahora el aleteo de alguna parte. Estaban más cerca...

Ragi miró a su alrededor tratando de descubrir de dónde venían los sonidos. Ahora se encontraba en una situación vulnerable y encontrarse con un enemigo volador podría ser demasiado arriesgado.

Tenía la esperanza de que, fuera lo que fuera, pudiera terminar de montar el artilugio antes de que llegara.

Las manos de Ragi trabajaban con celeridad para subir lo antes posible las piezas del artilugio de los enanos. Al mismo tiempo, un descuido podría resultar fatal para la misión. Ya tenía el cilindro principal, y la chapa trasera en lo alto de la torre. Y ahora estaba subiendo un saquito acolchado que contenía todos los cristales y los tornillos del engranaje. Era lo más delicado, y antes de comenzar a izarlo con la polea, echó un nuevo vistazo alrededor. ¡Y los vio! Una bandada de seis murciélagos gigantes. Eran extrañas deformaciones al servicio de las fuerzas oscuras. Estaban dando vueltas alrededor de una de las torres de la muralla exterior, bastante por debajo de la altura de Ragi y de Milriel. Allí atormentaban a los soldados que se encontraban defenfiendo el castillo. En cualquier momento, era posible que detectasen a Ragi en lo alto de la torre de homenaje. Milriel también los vio, y sacó rápidamente su arco por precaución mientras instaba a Ragi a terminar el subir el último saco y comenzar a montar el dispositivo.
 

Ragi vigilaba las bestias mientras subía el resto del mecanismo. No quería que le cogieran allí, sin ningún lugar donde resguardarse pero, por desgracia, era el único que podía montar el dispositivo.

Miro un segundo a Milriel y le tranquilizó ver que preparaba su arco. Él tenía su espada también, pero tendría que montar el aparato y no podía enfrentarse a las bestias mientras lo hacia.

Una bandada de seis murciélagos se acercaron más a la torre de homenaje. Algo había captado su atención. Mientras tanto, Ragi ya había colocado las piezas del artilugio y estaba con los cristales de colores. Aún necesitaba algo más de tiempo...
 

Los murciélagos se guiaban por sus instintos, y por una sed de sangre que les empujaba a servir a la Oscuridad. Seis volaban ahora hacia la parte alta de la torre de homenaje, y habían detectado algo moviéndose en lo alto.

Milrie maldijo la suerte. Seis murciélagos se acercaban volando. Tensó su arco, y sin dudar apuntó a uno de los tres que se dirigían hacia Ragi. Tenía que proteger al joven, de su misión dependía el futuro de muchos. Soltó la flecha...

¡Y falló!

Pero al menos había llamado la atención de los tres murciélagos que se unían a los otros. Y los seis estaban ahora pendientes de Milriel. La guerrera había ganado algo de tiempo. Desenvainó su espada.

No tardes, Ragi.

Ragi maldijo su suerte, parecía que le habían detectado antes de terminar de poner el artilugio y eso era un problema. Afortunadamente su acompañante había llamado la atención de los murcielagos antes de que llegarán a su lado.

Dándose toda la prisa posible, el joven, continúo montando el artilugio. Solo esperaba acabar de hacerlo antes de que las bestias llegarán a él.

Turno 1

Ragi trabajaba con prisas, pero la presión no hizo mella en su habilidad de montar las piezas. Los cristales encajaron en su sitio, y rápidamente movió los engranajes para comprobar el funcionamiento.

Apenas era consciente de los ruidos que se esuchaban debajo de sus pies. Dos de los murciélagos fueron directamente a por Milriel, que ya había desenvainado la espada.

Turno 1 & 2

La guerrera agarró la espada con fuerza, y buscó un apoyo para los pies. Detrás de ella había un precipio, y delante otro aún peor. Vio cómo los dos murciélagos gigantes se giraron y batieron sus alas para lograr una mayor velocidad.

-¡MUUUERTE!!!, gritó y pegó con la espada al primero. Pero el animal era muy rápido y ágil, y el golpe erró. Milriel recibió una mordedura del otro enemigo, pero éste no pudo atrevesar la armadura.

Golpeó nuevamente, y esta vez la espada impactó con fuerza lanzando el cadáver de la criatura vampírica al vacío. Mientras tanto, el segundo murciélago seguía enganchado a su pierna. 
 

Turno 2

Desde su posición elevada, Ragi vio cómo ahora tres enemigos más se dirigían hacia la apertura donde estaba Milriel. El artilugio estaba listo, pero necesitaba que ella manejara las luces desde abajo. Y además, Ragi necesitaba girar la luz hacia una de las tres direcciones: la aldea, el ejército de Khôradur y las unidades de Metraith.

Turno 2

Ragi vio que Milriel estaba en problemas, no podía hacer nada desde arriba, pero bajar sería arriesgado hasta terminar de realizar la comunicación.

Decidido, sacó el arco y lo cargó. Esperaba poder impactar a algún murciélago y acabar con él antes de que todo se descontrolara.

Turno 3

Ragi sacó su arco y cargó su flecha. Entonces dos murciélagos desaparecieron de su vista al entrar en el interior de la torre de homenaje, donde Milriel estaba luchando con otro. Quedaba uno volando en alto, y otro a punto de entrar en la torre.

Milriel golpeó con rabia, y su espada partió el cráneo del murciélago en dos. -¡Venid, carroñeros de la oscuridad!, gritó mientras dio un paso adelante y se preparaba para acabar con otro.

Turno 3

Ragi disparó al murciélago que iba a entrar al torreón. No quería que Milriel tuviera que enfrentarse a más ratas voladoras de las que pudiera manejar y, aunque temía que la otra criatura se dirigiera hacia él, sabía que podría enfrentarse en solitario contra una de esas bestias.

Turno 3: Resolución

El disparo de Ragi dio en el murciélago en la zona de la pierna, aunque la flecha siguió su curso. El animal emitió un sonido estridente de dolor, y se alejó de la apertura a la torre y voló de manera irregular hasta recuperar la coordinación. Entonces Ragi vio unas gotas de sangre oscura, y supo que no aguantaría mucho antes de caer.

El murciélago más alejado de la torre^M6 se fijó ahora en Ragi y comenzó a rodear la parte más alta donde se encontraba el joven. Tal vez estaba buscando aumentar la velocidad para cargar contra él, o tal vez esperaba a que más murciélagos se unieran a su ataque.

Turno 4

Sin poder hacer nada para ayudar, en ese momento, a su compañera; Ragi se preparó para el ataque de la otra bestia. Puso otra flecha en el arco y esperó a que asomara la cabeza. Tenía la esperanza de que Milriel aguantara el ataque y pudieran comunicarse con el resto de las fuerzas antes de que fuera demasiado tarde.