Partida Rol por web

La mañana siguiente, Ayla se encontraba en en una sala con los dos alumnos que había comentado Cerveth. Los alumnos aventajados y especiales: Tarosh y Sir. Mientras comenzaba a hablar, se fijaba con más detalle en ambos. Tarosh no se había quitado la capucha. Solía llevarla puesta siempre. Su cabello oscuro lo llevaba corto, y sus rasgos denotaban su origen dúnadan. Tenía una nariz prominente, pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos de color gris claro. Una mirada algo inquietante, pero llena de fuerza interior. Su porte y su actitud eran los de una persona mayor y no los de alguien que aún no había cumplido los dieciséis años. El contraste con la niña que había junto a él era evidente: Sirin tenía unos diez años, quizá alguno más o menos. Pero su actitud era la de una niña pequeña y asustada. Le clavaba sus ojos azules y violetas mientras le cogía la mano a Tarosh, quien estaba visiblemente incómodo con esa muestra de afecto.

A la mañana siguiente Ayla se fue a la Academia y se reunió con los dos alumnos en una clase a solas.

-¿Sabeis por qué estais aquí? Os he hecho llamar porque habeis sido tocados por lo Valar, los dos teneis un don y aquí vais a aprender a utilizarlo, a amarlo, a temerlo y a respetarlo. Este mundo es un mundo hecho para la guerra, y un buen guerrero no es el que más mata indiscriminadamente, sino el que es consciente del poder que ha adquirido y lo utiliza para traer la paz, y no la guerra. Un guerrero extraordinario es aquel que no necesita hacer uso de las armas para traer la paz. Vosotros sois guerreros no de las armas y aquí se os va a enseñar a como utilizar la fuerza de la que disponeis, pero no solo eso, se os enseñará a ser como el buen guerrero, y después como el guerrero extraordinario. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad y sobre vuestros hombros llevareis el peso de muchas vidas. La magia, os permiterá ver cosas que muy pocos mortales pueden ver, os hará sentir cosas que no todo el mundo puede sentir, os hará notar que incluso una roca tiene vida. La magia es algo extraordinario si se sabe utilizar con prudencia, pero a la vez puede ser en extremo peligrosa. La magia requiere paciencia, y conocerse a si mismo. Esa es la verdadera magia, y solo cuando os conozcais en profundidad podreis utilizarla con seguridad. El primer principio de la magia es la prudencia, y eso es lo que nuestro amigo Tarosh ha mostrado al mantener oculta a los demás su habilidad, ¿no es así Tarosh? Ese es el primer requisito de supervivencia de un usuario de la magia, un mago solo debe utilizar la magia cuando los medios físicos no le permitan alcanzar una meta determinada. La gente teme lo que desconoce, y al temerlo a su vez lo quiere eliminar, ese es el sino de un mago, esconder su fuerza y solo manifestarla cuando sea realmente necesaria. El segundo es la perseverancia, hay muchos caminos para aprender la magia, pero solo uno es el que os llevará a conocerla y emplearla sin dañar lo que os rodea y acabar con vosotros mismo. Ese camino es el más arduo y complejo, pero luego la recompensa no tiene límites. Esto lleva al tercer principio, la paciencia. El camino de un mago extraordinario no es para nada rápido, es extremadamente lento y con avances apenas apreciables, hay que buscar como utilizar la magia como si fuera tu vida, sintiendo lo que te rodea, amando cada resquicio de vida y eh aquí otro principio básico, el respeto. Un mago tiene una gran responsabilidad, ya que tiene la habilidad de alterar la realidad que nos rodea, pero eso a su vez no está exento de daños para la vida que rodea al mago y para el propio mago, es por eso que se debe respetar en extremis toda fuente de vida, y solo cuando el uso de la magia llegue a ser puro, se perturbará lo mínimo posible lo que te rodea y así lograras por tanto que otros usuarios de la magia no logren encontrarte. He dicho respeto y no miedo, hay una delgada línea entre ambas y en la magia solo cabe el respeto. Por supuesto que tendreis miedo, todo usuario de la magia ha tenido miedo, pero debeis convertir ese miedo en respeto. Y el último principio básico es utilizar la magia no para el bien personal, sino para el bien común. La magia no es un juego, tampoco un pasatiempo. No debe utilizarse para obtener beneficios exclusivamente personales. Si se os ha concedido este don es para que lo useis para traer la paz, la esperanza y lograr que toda la gente que os rodee se beneficie de él. Eso es la magia, y eso es Sil Aüresse. Ahora quiero que me digais que es lo que sentís...

 -Tienes razón. He tenido que aprender a ocultar quién soy, y lo que puedo hacer. La gente teme lo desconocido, aunque en mi caso el Enemigo conoce muy bien quiénes somos y qué podemos hacer. Por eso enviaron a eliminar a mi tío. Él me iba a iniciar en estas artes. Era miembro de una Orden de Fornost Erain. Y un gran hechicero y consejero. Desde hace generaciones, algunos  miembros de mi familia formaban la columna vertebral de aquella Orden. La muerte de mi tío sucedió durante la Plaga. Una noche tuvimos visita. Un hombre alto y corpulento. Iba  armado. Capa negra, y una pesada armadura. Recuerdo sus botas, y su voz áspera y rota, como si le costara respirar. Un asesino. Había acudido a por mi tío. Nunca más supimos de él. Nunca encontramos su cadáver, pero todos sabíamos que lo había matado. Durante la Plaga murió la mayor parte de mi familia, salvo mi padre y yo. La enfermedad hizo lo suyo, y otros hechiceros y miembros de la Orden recibieron visitas parecidas a la del asesino que mató a mi tío.

-Mi padre tomó la decisión de ocultar nuestra identidad, y mi don. Así que sé la importancia de la prudencia. Y sé quién nos persigue y qué nos espera si nos encuentran.

Tarosh le miraba fijamente a los ojos. -Necesito prepararme para enfrentarme al Enemigo. Necesito aprender los peligros que conlleva la magia. Quiero estudiar contigo Ayla, quiero que me enseñes el camino. Te mostraré prudencia, perseverancia… Incluso paciencia, aunque el tiempo juega en mi contra. No quiero dominar la magia para la venganza, ni para obtener poder. Ni siquiera para defenderme. Quiero seguir los pasos de mi tío, y de mi abuelo. Quiero aportar mi granito de arena en esta lucha.”

-Te pido que me enseñes, que me guíes en mi camino, aunque sea a ratos. Aprenderé contigo,  y te daré mi más absoluta entrega. Lo único que te pido a cambio es que la prudencia de la que hablas no se convierta en un obstáculo que te impida enseñarme lo que necesito saber para poder ayudar. No quiero que me guardes nada, quiero absorber todo el conocimiento, todo el poder. Necesito practicar mis hechizos de ataque. El tiempo de estudiar libros entre las paredes de una biblioteca se acaba. Su mirada reflejaba ansiedad, convicción y firmeza.

-¿Qué me dices?

-Tarosh, veo en ti el deseo de ser invencible. Nadie es invencible mientras esté solo. Todo el poder que puedas obtener no proviene solo de tí. El verdadero poder que un mago puede obtener es del amor de los demás, y eso es lo que tienes que buscar. He combatido a las fuerzas oscuras desde que salí de mis Tierras, he perdido a valientes compañeros y he encontrado otros. Khoradur luchó contra mí hace un año y ahora confiaría mi vida en él. He venido aquí para hacer lo más grande a lo que puede aspirar un mago, poner mi magia al servicio de los hombres, crear un espacio de esperanza, de paz, de amor... Ahí es donde radica el verdadero poder Tarosh y la magia no es solo ataque. La magia no es un vaso de agua de puedas beber ávidamente cuando tienes sed, sino que es como una poción que hay que beber a sorbos pequeños para que no te haga daño y haga en ti todos sus efectos beneficiosos. Mientras estéis bajo los muros de Sil Auressë no tenéis nada que temer si sabeis ser cautos con vuestro don. Aquí no hay cabida para la oscuridad. Tarosh, somos pocos los que luchamos contra la ella, pero no somos débiles y poco a poco vamos haciéndonos más fuertes. Hay fuerzas que no terminamos de entender que nos apoyan.

-Con Sil Auressë, hemos obtenido mucha fuerza y hay que extenderlo por estas tierras. Si quieres formar parte de los soldados de la luz seguirás el camino que yo y Sil Aüresse te marquemos hasta que tengas los suficientes conocimientos para seguirlo tu solo, pero la magia debes entender que no es el filo de una espada, es mucho más poderosa, y a la vez mucho más inofensiva. Es un gran poder el que tendréis y no podreis juzgar vida o muerte con facilidad... Hay muchos vivos que deberían morir, y muchos muertos que deberían vivir ¿podrías devolverles la vida? No seas presto en tus prejuicios y aprende que quien un día fue tu enemigo, puede ser en el futuro tu mayor amigo. Nunca olvideis esto. Y otra cosa, nunca se acaba el tiempo de estudiar, sino que comienza el tiempo de poner en práctica lo que sabes...

-"El deseo de ser invencible"… No creo que nadie lo sea. Quiero llegar a convertirme en un hechicero con fuerza y poder para enfrentarme al Mal que acecha a los dúnedain. Estamos inmersos en una guerra por la supervivencia, y nuestro enemigo es el Rey Brujo de Angmar. No hay posibilidad de tregua, de paz, de convertirle en nuestro aliado, y menos en un amigo. Representa el Mal más absoluto. El único objetivo de su reino es la aniquilación total de los dúnedain, le contestó Tarosh con un dolor y una resignación impropias de su edad.

-Sin embargo, entiendo lo que quieres decir. Y me imagino que no todos los siervos de la Oscuridad son iguales. Muchos caen engañados en sus redes, con promesas falsas y manipulación. Encontraré mi fuerza en la gente a quien pueda ayudar, en los pueblos que pueda proteger. No en la fuerza de mis ataques. Beberé a sorbos el poder que me ha sido otorgado. Sil Auressë será, en efecto, un refugio para mí. Aprenderé y me prepararé, y cuando esté listo partiré. Te juro que nunca dejaré de estudiar, y que llevaré conmigo todo lo que aquí pueda aprender. Seguiré el sendero que tú marques, hasta dónde mi corazón me dicte.

-En efecto el Rey Brujo de Angmar no tiene redención posible, hace mucho tiempo cruzó una linea de la que no podrá volver jamás... Y como él muchos de sus siervos, pero como bien has sabido traslucir de mis palabras, no todos han cruzado esa línea y oscilan entre ambos bandos, de nuestros actos depende el convertirlos en aliados o enemigos definitivos. Me alegra oir parte de tus palabras, yo llevo mucho tiempo combatiendo el mal, he llegado casi hasta las puertas de Angmar, sé quienes son aquellos que asesinaron a tu tio y conozco la noble Orden a la que pertenecía. Llevo mucho tiempo combatiéndolos pero no el suficiente, con el tiempo serás más fuerte y te enfrentarás a enemigos más oscuros cada vez e incluso te tentarán, yo lo fuí. Por eso debemos eliminar la ansiedad que tienes por obtener el poder necesario para enfrentarte al mal, ya que el enemigo lo puede utilizar contra tí y contra todos los que te rodean. Solo en ese momento podré ayudarte a crecer en la magia. No debes perder esa energía que tienes, pero debes canalizarla de otra manera y el primer paso ha sido comprender mis palabras, entender de donde viene la verdadera fuerza de un mago, de la vida y no de la muerte... Cierto que el pueblo dunadan está siendo muy castigado, pero debes tener paciencia para poder entrar en el campo de batalla. Si entras cuando no estés preparado, puedes morir o perderte en tu cometido, al igual que he visto enemigos que se han convertido en mis más fieles aliados, también he visto aliados que se convirtieron en enemigos. No cometas el mismo error y eso deberás interiorizarlo aquí Tarosh.

-Dicho esto Tarosh, en vista de lo último que os he dicho, ¿seguirás el sendero que te marque aunque parezca que se aleja de nuestro fin? Respetando cada una de las cosas que te he dicho y las que te pueda decir en adelante.

Después, Ayla se acercó a los dos y cogió sus manos e hizo que se iluminasen con una suave luz.

-Sirin, ¿cómo te sientes? Tú también tienes la fuerza de Tarosh, mi fuerza. No debes temerla, sino conocerla y aprender a controlarla. Dime ¿me dejas ser tu luz guía?

Ayla se fijó en Sir, o Sirin como la llamaban muchos, mientras le cogía la mano. Le preguntó cómo se sentía. La niña le miraba pensativa, como reflexionando. Su poder seguía siendo un misterio para Ayla, aunque de todos modos su mente aún era muy joven. A pesar de haber vivido tragedias similares, el punto de partida de los dos alumnos era muy distinto.

Al contrario que Tarosh, Sir no mostraba convicción, firmeza, sed de venganza, odio… Su mirada era limpia y brillante, como la superficie de un lago. Pero no Ayla no lograba ver más allá. Intuía que había miedo en su corazón. Y también inseguridad. No obstante, todo parecía suceder ante sus ojos sin que ella se inmutara. Aceptaba las cosas que le rodeaban con naturalidad e indiferencia.

-Sirin, ¿cómo te sientes?

-Me gusta tu luz…pero me da miedo el camino que ilumina…, le dijo con voz delicada. -No sé si debo seguirla … aún. [86] Recuperó la compostura y le miró con sus enormes ojos [33]: -hay veces que prefiero cerrar los ojos y no ver nada. Me cuesta distinguir entre lo que sueño y lo que veo despierta.

Tú también tienes la fuerza de Tarosh, mi fuerza. No debes temerla, sino conocerla y aprender a controlarla. Dime ¿me dejas ser tu luz guía?

Tarosh asintió sin decir más.

Ayla observaba a Sir con atención, preocupada por esta niña tan frágil que además de perder a sus padres debía poseer alguna capacidad que le permitía revivir acontecimientos del pasado. O del futuro. Sin embargo no podía controlarlos. Tenía serias dudas de que le podía enseñar magia, ni que debía hacerlo. Pero sí le gustaría poder ayudarla de algún modo.

Ante las respluestas de los dos, Ayla se mostraba satisfecha. -Pues bien, Tarosh quítate la capucha que ya no te hace falta, libera tu corazón de la pesada carga que llevas, puesto que habeis vuelto a nacer, habeis nacido en la luz y ahora sereis como hermanos en ella, os apoyareis mútuamente en lo que haga falta. A partir de ahora solo se practicará la magia cuando esteis conmigo, y no se dejará de estudiar. El verdadero camino del conocimiento es combinar el estudio con la práctica. Un mago nunca abandona los libros. Bien, ahora necesito Tarosh que traigas todo el material mágico que tengas. Tus notas, tus libros, y esa varita que tienes. A partir de hoy, todos los días nos reuniremos a la misma hora, antes de que comenceis el resto de clases y no direis nada a nadie. No olvideis los principios que os he dicho, puesto a partir de ahora deberéis vivir en concordancia con ellos.

-Mañana me mostrareis lo que podeis hacer y empezaremos el entrenamiento

En cuanto al horario propuesto, el único inconveniente era que todos los alumnos debían comenzar su entrenamiento marcial al alba. Luego empezaban las clases. Teniendo en cuenta que uno de los principios de Sil Auressë era que todos recibiesen instrucción también en las armas, lo lógico sería que Tarosh y Sirin participasen con sus compañeros, y al terminar las clases por las tardes acudiesen a las sesiones privadas.

-Sirin, tu camino no es el de un mago, me parece ver. Acabas de ver en mi luz a donde me conduce mi camino, y has visto más de lo que deberías haber observado. Pero no te preocupes, esas visiones te son enviadas por los Valar y si así lo han hecho ha sido por un motivo. No debes temerlas, sino debes aprender a entenderlas y utilizarlas para el bien. No te puedo ayudar a controlarlo, pero podrás hablar conmigo y contarme todo lo que veas, e intentaré ayudarte con ellas en lo que me sea posible. Tienes un maravilloso don, aunque aún no lo veas así. Siempre se puede disinguir entre lo que sueñas y lo que es real, aunque a veces puede ser extremamente complejo, y en eso deberás centrarte aquí. No estarás sujeta a las clases como Tarosh, pero siempre que quieras podrás buscarme y hablar conmigo.

-Dicho esto Tarosh, mañana al finalizar las clases nos veremos. No olvides traer todos tus libros, notas, etc. así como objetos que tengas. Mañana me tendrás que enseñar lo que eres capaz de hacer...

Cuando Ayla salió de la Academia después de su primer encuentro con los dos alumnos, ella se dirigió pensativa a la Casa de Comercio. Tenía que meditar sobre Sir y su capacidad...

Ya en la soledad de sus aposentos, Ayla recordaba a Huinen, el vidente y después el Demiurgo.

¿Cual sería su comienzo? Claro que él lleva varias edades de visiones y por eso para él se rompió la delgada línea que separa la realidad de lo soñado, es capaz de ver todos los caminos posibles de la historia... ¿Qué nos deparará en ésta vida? Me gustaría saber que hace Kathog, como se está preparando para nuestro duelo final, pero no puedo exponer a Sil Auressë a su atención. ¿Esa joya, qué hace? Tal vez, la Orden de Lord Danroth sepa algo, pero... ¿Cuáles serían las consecuencias de implicarlos, manifestándoles mi conocimiento de tal objeto? Y por otro lado está Pelewen, ¿cómo sabe ella a lo que me voy a enfrentar?

Ayla tocó el medallón que le había dado Pelewen. Necesito saber qué es este medallón...

Al parecer tanto Sirin como Tarosh habían entendido el mensaje de su primer encuentro. Sentada junto a la ventana, con una infusión en la mano, Ayla evocaba los recuerdos de Huinen el Vidente. Su poder era grande en el Mundo de las Sombras, donde era capaz de crear sus propias realidades o refugios. Aquí fuera, en este mundo material y en este tiempo, los caminos de ambos no se habían cruzado, pero muchas cosas le hacían pensar que dónde realmente se sentía fuerte era en el Mundo Inmaterial. ¿Entonces los videntes corrían el riesgo de perder definitivamente el contacto con la realidad? ¿Hasta qué punto uno era vidente o místico? Había diferencia entre ver el futuro y crear realidades propias. Huinen parecía sobrepasar esos límites. Capaz de ver el final de todos los caminos, capaz de navegar en la tormenta de las realidades contrapuestas.

[63] Ayla tomó otro sorbo de la infusión mientras contemplaba las estrellas en la noche primaveral. En lo poco que quedaba de Cardolan, ella había sido capaz de ver un atisbo de la grandeza del Reino del Norte de los Exiliados númenoreanos.

¡Cuánta grandeza debió albergar la Isla Sepultada durante su esplendor!

Lo poco que sobrevivió al hundimiento se repartió entre Arnor y Gondor. No obstante, Elendil el Alto eligió Arnor, y seguramente los dúnedain más místicos, más en consonancia con la magia y la naturaleza eran los que siempre habían habitado en el Norte. El Reino del Sur había sido más práctico, más marcial, más bélico, más fuerte en algunos aspectos. Quizá por eso Gondor ahora era un gran imperio, mientras Arnor se había desmoronado. Primero la división en Rhudaur, Arthedain y Cardolan. Luego las guerras contra el Rey Brujo. Rhudaur ya era un vasallo de Angmar, y delante de sus ojos Cardolan había dejado de existir como reino dúnadan. Solamente quedaba Arthedain.

La mente de Ayla seguía divagando, tratando de hallar sentido a todo esto. ¿Por qué el destino de Zelene, y el de Ayla, le había traído hasta aquí? Los humanos, por definición, eran imprevisibles. Amos de su propio destino. Todo lo contrario que los elfos. La magia que practicaban es distinta. Más ordenada, más catalogada, más aburrida. No les venía con misma naturalidad. Se corrompían con facilidad. Pero no estaban exentos de poder. La Orden de Fornost parecía proteger grandes secretos de Númenor. Aún no creía que fuera el momento de involucrarlos. El destino de Zelene, de Amon Lind, el enfrentamiento con Khathog… Eran temas que iban más allá de la lucha contra el Rey Brujo, aunque no estaba del todo descartado que de alguna forma el gran hechicero de Angmar hubiera querido intervenir. Cuando Khathog se dirigió hacia el norte, en el Ángulo, apareció Huinen para avisar del enorme peligro que suponía el acercamiento de Khathog y la joya al Rey Brujo. Y seguro que Angmar tuvo que ver con la conversión de Baldakur en Hazvadôk.

Aún así, no era un asunto dúnadan, y la imprevisibilidad de los dúnedain podría poner en peligro todo. Querrían encontrar a Khathog, recuperar la joya. Incluso recuperar Hilde Sikelion. Ayla tocó suavemente el anillo. La lucha de la Orden era contra Angmar. La lucha de Ayla era contra el Universo. Debía vencer al tiempo y a la muerte, al propio destino. Debía conseguir que se hiciera realidad una profecía. Debía lograr recuperar a Zelene para que pudiera reunirse con el amor que le fue injustamente arrebatado.

Volvió a pensar en los hombres de Oesternesse. Grandes dotes les dieron los valar a los edain de Númenor. Una vida larga, gran fuerza y conocimiento. El Don de la Muerte. Y algunos de los númenoreanos, y aún algunos de los descendientes con la sangre más pura, tenían el Don de la Premonición. Una capacidad innata para ver el sino de una persona o de un pueblo. Lo que le esperaba el día de mañana. ¿Tendrá Sir ese don? Pelenwen al parecer que sí, pero por sus venas corría la sangre de la realeza. Ella le entregó el medallón hace ya muchas lunas. Vio algo en Ayla, y consideró que lo iba a necesitar. Pelenwen había luchado junto a su hermano durante años en las Quebradas, enfrentándose a los tumularios. Proyecciones en este plano de seres que habitaban en el Mundo de las Sombras. Un medallón de protección que de momento ya no lo necesitaba ella, ya que se dirigía a Fornost. ¿Y por qué se lo prestaba a Ayla? Salvo que pronto Ayla tuviera que enfrentarse a algún ser del más allá.

Sus pensamientos acerca de Khathog le llevaron a concluir que no debía poner en peligro Sil Auressë mostrándose a su enemigo. Pero al mismo tiempo debía recabar información, averiguar más…

El medallón de Pelenwen y la joya negra de Khathog. Dos objetos que podrían ser claves. Y Huinen, el Demiurgo quien conocía las dos profecías: la de la Luz y la de la Oscuridad. O eso parecía. Pronto esperaba recibir noticias acerca del paradero de Finduilas. Quizá ella le podía ayudar con información sobre Khathog, y sobre todo sobre la joya oscura, el orbe que portaba. En los libros de Finduilas había una imagen de esa joya. Y correspondencia con Khathog. Al parecer fue allí cuando Khathog se encontró con el orbe negro. Luego Ayla lo había visto en el Templo de la Justicia. Lo usaba para absorber la energía de los usuarios de la magia. Así que por un lado debía encontrar a Finduilas. Y por el otro… ¿sería posible visitar el Mundo de las Sombras sin provocar un encuentro con Khathog?

Si no era posible, la otra opción sería alejarse de Sil Auressë para preparar la visita al Mundo de las Sombras.