Partida Rol por web

-No recuerdo si te lo dije en tono de reproche, no creo que haya sido mi intención. El tiempo tiene un significado distinto para los elfos. Tú te enfrentas a toda la eternidad, y crees que serás juzgado por tus obras, por tu comportamiento. Por tu virtud, más que por la huella que puedas dejar. O así lo crees. Yo, en cambio, me enfrento a una sola vida. La mía. Sin ataduras, sin complejos. Pero sólo tengo una vida. Debo elegir, ya que el tiempo no es mi amigo ni mi acompañante. Es el fuego en el que ardemos. No creo que nadie tenga derecho a juzgarme. He luchado, he aprendido, me he esforzado en alcanzar cotas de conocimiento, dominar los restos de la sabiduría que aún perduran, lo poco que queda en el Norte sobre la Esencia, defender mi posición, mi derecho legítimo al principado, mis territorios… Muchas cosas, mucha carga para un viaje tan corto. Mi condición de mujer y hechicera no me lo puso fácil. Y allí, nos encontramos. En aquel momento, tras la Batalla de Metraith. Tú buscando tu camino, yo a punto de renunciar el mío de forma definitiva. En aquella conversación pasamos de posibles enemigas o rivales a otra cosa…

-Ahora vienes y me hablas de la inmortalidad en el recuerdo de los hombres. Falacias. Mentiras. Las generaciones venideras, la historia… ¿qué crees que dirá de nosotros? De las personas que vivieron durante la caída final de un reino dúnadan perdido. ¿Dirán si fuimos buenos o malos? ¿Tiranos o bondadosos con nuestros súbditos? ¿Vencedores o vencidos en nuestras guerras mezquinas? Pasarán los siglos, y nuestro recuerdo, lo que quede de nosotros, quizá no sea nada. O puede nuestro nombre se quede grabado en la historia, en alguna página mohosa de un libro en una biblioteca. Nuestras obras no perdurarán en el tiempo. Nuestro comportamiento tampoco. Porque buenos o malos, lo único que quedará es que vivimos en estos tiempos. Y morimos. Y en la muerte y en el olvido seremos todos iguales. ¿Quién nos va a juzgar? ¿Acaso hay un camino correcto y otro incorrecto? El bien y el mal… A final todos caeremos en el olvido. Y de esta vida, de todo esto, lo único que nos llevamos es nuestra libertad. Nuestras elecciones. Las decisiones que nos han hecho las personas que ahora somos. No me arrepiento de nada, Ayla. Toqué todas las puertas, me entregué al máximo a una causa: la búsqueda del conocimiento.

-Todas las puertas me fueron cerradas. Ningún maestro me quiso hacer avanzar de acuerdo a mis posibilidades. Visité Rivendel. Y Fornost. Y muchos más sitios. Nada. ¿Crees que tu destino hubiera sido muy distinto al mío a no ser por la intervención de los elfos? Sí, veo en ti esa imprenta, esa forma de manejar la magia como algo innato, con la sutileza y facilidad de los Primeros Nacidos. Sutil, constante fluir… Has encontrado tu camino. ¿Y si no te hubieran enseñado? Si te hubieras visto atrapada dentro de una jaula, sin posibilidad de avanzar más. Si todo lo demás falla, ¿hasta dónde serías capaz de llegar? La vida que has elegido exige el máximo compromiso. El máximo sacrificio…. Tú mejor que nadie sabes el precio que tuve que pagar. Un precio demasiado elevado, pero la decisión fue mía.

-No me importa lo que deje atrás. No quiero hacer historia, solamente hacer mi vida. Tomar mis decisiones. Sin rendir cuentas a nadie. Porque de esta vida, lo único que me llevo es mi libertad, le replicó con voz severa aunque dejando lugar al diálogo. Quizá las largas semanas de soledad y exilio le habían hecho más receptiva a una conversación, a un intercambio de ideas y de opiniones.

Ayla trató de convencerle y de tranquilizar su mente: -Sé que tu corazón esta afligido, se del ardor que sentiste, pues fui compañera de Baldakur, yo lo vi crecer como guerrero, los dos defendimos nuestras vidas como hermanos en el combate, pero el destino nos tenia reservados distintos caminos y un día todo lo que nos unía, nos separo. Yo lo vi convertirse en Hazvadok, vi la muerte de Baldakur… Creeme, cuando el se encontró contigo por primera vez, yo y otros compañeros lo esperábamos acampados fuera de la ciudad. De esa unión nació tu hijo y extendió su halo sobre tu corazón. Es comprensible, pues pocos hombres tan apuestos había como el, pero Baldakur murió, yo lo vi caer, y lo que queda hoy de el no es mas que una sombra de lo que habría podido llegar a ser, eternamente fría y atormentada. No queda nada en el del hombre del que te enamoraste, si quedara estaría a tu lado. Pero hace tiempo que te abandono y se llevo a tu hijo al fruto de tus entrañas para entregarlo a su perdición, pero no todo esta perdido pues tu hijo volverá a ti y en ese momento de ti dependerá el camino que siga su vida.

No parecía gustarle demasiado que Ayla el tema de su hijo, aunque ella misma la había sacado primero. Por un momento parece que iba a corregirle en un dato en el relato¹. También hizo un gesto de no estar de acuerdo cuando Ayla habló de que se había enamorado de Baldakur. Pero le siguió escuchando en silencio…

-Mientras hay vida hay esperanza, le dijo, -y ahora te conmino a que te prepares para evitar la perdición de tu hijo, pues si a ti bien poco te puede importar lo que se piense de ti, el amor de madre si hace que te importe lo que sea tu hijo, y tu hijo es el fruto de uno de los mas grandes guerreros que he visto y de una poderosa hechicera. Ha nacido para hacer grandes cosas, pero según el camino que elija le espera un final glorioso o un cruel final, pues para el oscuro no hay gloria en los caídos, y probado esta que nadie vive eternamente. Y esto que te digo bien sabido es por el oscuro, pues también ha enviado a sus emisarios a buscarte para así evitar que traigas la gloria para tu hijo y eches por tierra los crueles designios que le ha vaticinado.

-Finduilas, es la segunda vez que nos encontramos y en las dos he buscado tu bien. Escúchame en lo más hondo de ti, escúchame como a quien hace tiempo estuvo como ahora estas tú y que encontró su camino. Mas no voy a creer por mas que me digas que estas bien dado que tu fea me dicen lo contrario, no imaginaste en tu vida el estar así. Todo el mundo espera estar bien, en paz. Y ahora tu alma esta turbada y buscas una salida pero que no ves fácil. Nada es fácil, mi camino no lo ha sido, pero me ha llevado a sentir cosas increíbles, a ver situaciones inimaginables, a sentir emociones que hacen que merezca la pena vivir. Finduilas, no importa lo que hayas hecho en el pasado, aun te queda mucho por vivir y puedes hacer con el tiempo que se te ha dado cosas increíbles. Vuelve a tu torre, deja que la luz entre y se su Dama, amada, respetada, portadora de esperanza, de vida… Rescata los nobles valores de antaño, pues tienes poder para ello, honor, valentía, templanza, sabiduría… Crea un dominio que deslumbre a quienes lo vean, que les contagie el alma de respeto y amor, prepárate para cuando tu hijo vuelva a verte pues necesitaras de mucha fuerza para proporcionarle una gloriosa vida y un glorioso final. No estarás sola Finduilas, pues tienes gente que ha estado siempre a tu lado apoyándote y siempre estará como Muryelle, pero además hay mas, que ya conoces y esperan de tu regreso… No importa cual haya sido el pasado, he ahí la grandeza de los hombres, trae la grandeza a esta tierra, se como las antiguas Damas y haz lo que hasta ahora tus antepasados no se atrevieron a hacer, distínguete de las calamidades que han azotado tus tierras y rescata la gloria de antaño. Escribe en la historia Finduilas con letras que los anales del tiempo no podrán borrar. Ahora se te ofrece una oportunidad que puede que no se te vuelva a presentar. Vuelve a Cardolan, ahora esta naciendo un nuevo lugar. En el estas invitada y si acudes seras como una mas, y veras lo que te digo. Siente la esperanza, y el amor, deja que fluya por tu alma, te reconforte y cure tus heridas, que te de la fuerza para poder ocupar tu lugar, el lugar de los grandes hombres de antaño y que puedes ocupar.

-Lo nuestro nunca podría ser una relación de maestra y aprendiz. Entre otras cosas porque me enseñaste a mí una forma distinta de hallar el poder. Me comprendiste. Entendiste mi angustia, mi frustración, los motivos que me llevaron a tomar ciertas decisiones. Y al mismo tiempo rechazaste mi forma de llegar al poder. Para ti yo no era más que un ejemplo de los peligros que conlleva el ansia de poder. Un aviso. Tomaste tu camino. Te mantuviste firme. Tú y sólo tú decides tu vida, tu destino, y el cómo quieres llegar. Allí reside la diferencia entre tú y yo, Ayla. En el cómo… O en el porqué… Estás convencida de tu elección, pero debes entender que tu camino nunca podrá ser el mío. Dudo que los que te enseñaron a ti lo harían conmigo. Tampoco acepto fácilmente las negativas, las promesas vacías. Debo darme prisa en aprender todo lo posible, ya que mi vida siempre la intuí demasiado corta. Aún así, no debes subestimar el poder que he adquirido. En cuanto a Cardolan, creo que mi tiempo pasó. No tengo pensado regresar… No obstante estoy dispuesta a escucharte, en caso de que tengas un plan concreto para Dol Caladir, o para mí. Aunque sea para pasar el rato. Ya no tengo prisa, aunque me temo que tampoco he hallado la paz. Dudo que entiendas el alcance de lo que me pides. Sé muchas cosas de Cardolan, prácticamente todo de su política, de sus intrigas, de sus facciones. Y sinceramente no veo cómo mi regreso podría ser beneficioso para nadie.

-Pero antes quiero hacer algo por ti, durante estos años he hecho cosas que me han forjado en mi camino. Un hechicero siempre debe tomar decisiones dificiles. Tales decisiones en ocasiones me han herido en el alma, pero hay formas de sanar tales heridas, de sentir toda la vida que te rodea, de respetarla, amarla, sentir como fluye la vida de cada ser y aqui hay mucha vida. Antes he sentido la energia de este lugar, una energia antigua, noble, que si te sensibilizas a ella su poder es mayor, pero es complejo.

Ayla se puso a trazar simbolo en el suelo. Su símbolo.

Finduilas le agarró de la mano, y le paró antes de que siguiera con el ritual de purificación. Se sentó junto a Ayla en el suelo. 

-No sigas, hay cosas que no entiendes de este lugar, le dijo en voz baja, -no le entregues a ella, a este lugar, más de lo que te pide, que no es poco…, añadió con seriedad, y a continuación se relajó un poco. -Sé lo que quieres hacer, y en otro momento quizá me interese. Pero ahora no. Aquí no. Careces de la paciencia de los elfos, Ayla. En tu ignorancia abrazas lo desconocido como una salvación, sin percatarte de los peligros, sin meditar en las posibles consecuencias. Tu alma inocente y hambrienta de conocimientos y de aceptación se ofrece sin restricciones a lo desconocido. Debes andar con más cuidado, porque a veces no todo es lo que parece.

Ayla se quedó parada, pensativa, con la mirada perdida. -Tienes parte de razon, abrazo todo lo aquello que me es desconocido, todo aquello que se me ofrece, pero para poder tomar una decision posterior con toda la informacion posible, y ese coqueteo con el conocimiento no esta exento de peligros. Yo tuve otra eleccion, otro camino que me habria llevado a ser todo lo contrario a lo que ahora soy y creeme que estuve mas cerca de lo que jamas crei de perderme, pero el amor por todo lo vivo volvio a llenar mi corazon y me llevo a tomar ciertas decisiones que me alejaron cada vez de aquella Ayla que pudo ser, y que ya no sera. Tu tienes una vision distinta de la mia, has visto mas que yo, eres mas sabia que yo, lo reconozco, y eso te hace mas paciente. Por mi sangre corre tambien la de los hombres, soy el resultado de la union de hombres y elfos, el resultado de una gran historia de amor con un amargo final que hace llorar a los mismo elfos. Es por ello estoy sometida a las virtudes y debilidades de ambos. Aun me queda mucho por encontrar mi sitio, y tardare mucho mas que cualquier otro mortal o elfo, pero poco a poco voy avanzando y voy reconociendome, y descubriendo quien soy. Pero hay algo por encima de todo que es lo que me empuja a actuar, algo que para mi esta por encima de mis necesidades personales y es ayudar a los demas, amar, sentir el amor que sintieron mis padres, comparable solo al que se puede sentir cuando se ama a todas las critaturas. Es por eso por lo que he intentado ofrecerte ahora dicha ayuda, dicha caricia, dicha reflejo del amor que siento, y en ocasiones me ciega y al igual que puede mostrarme cosas que solo pocos pueden ver, tambien puede ocultarme otras que como tu has visto pueden ser obvias. Si que senti "algo" en este lugar, pero no pense que entrañara ningun peligro, para mi ni para nadie, sino que tales actos solo podrian traer el bien. Pero agradezco tu advertencia.

-Por otro lado, no pretendia ofrecerte una relacion alumna maestra, no puedo hacerlo. No creo que magicamente tenga mucho que enseñarte, pero si puedo exponerte lo que esta aconteciendo en Cardolan, en tus tierras y alrededores, y creeme cuando te digo todo esta cambiando, esta naciendo una nueva esperanza, una nueva forma de ver la vida, y quiero que la veas, quiero que te impregnes de ella. No puedo tomar decisiones por ti, ni mucho menos obligarte a que las tomes. Tu y solo tu eres dueña de tus decisiones, y tu responderas frente a ti misma, frente a tu conciencia y frente a tu corazon. Aqui estas para curar una parte de ti que ha quedado dañada por el camino que seguiste, pero lo que yo puedo ofrecerte es una vida en el que se abra tu corazon al resto de seres vivos y seas tratada con todo el amor que se pueda profesar, en el que todo lo que sabes sea utilizado para beneficiar a la mayoria de personas que se pueda. Finduilas, tienes una llave que has ido forjando a lo largo de tu camino. Decias que en tu camino abriste todas las puertas que encontraste, y cuando nos encontramos hace un tiempo, estabas cerrandolas todas. Ahora dispones de dicha llave creada a base de tus conocimientos, con la que puedes abrir una nueva puerta, un nuevo camino ¿que vas a hacer? Lo que yo te puedo ofrecer es una existencia sencilla, con todo mi apoyo y de toda la gente que me sige, y cuando te sientas con fuerzas podrias retomar las riendas de Dol Caladir, pero te propongo que designes un Senescal que Gobierne tus tierras en tu ausencia, que las prepare para tu regreso, que cuide de lo que has obtenido con todo tu esfuerzo, porque lo que no se cuida, perece.

-Tambien, quiero advertirte, de que como te he dicho antes, otros te buscan y sus intenciones son muy distintas a las mias. Te desean el tormento, y aprovecharse de lo que has obtenido para su propio beneficio con independencia de lo que te pueda pasar. Y al igual que me has advertido antes cuando intente ayudarte, ahora he de decirte que pese a que no les tengas miedo, mientras sigas sola seras vulnerable, y si ahora fracasan enviaran a otro. Cierto que hay decisiones y acciones que solo puedes hacer tu, pero no debes rechazar la ayuda con tanta ligereza, dado que el orgullo solo lleva a la destruccion y piensa que hasta el campesino mas humilde te puede aportar algo que te pueda ayudar. Ya te he expuesto lo que te ofrezco, y tuya es ahora la decision. Como lo fue hace un año. Yo tambien dude si enfrentarme a ti, pero observe que pese a que somos distintas, no eramos tan diferentes, pruebas parecidas se nos habian puesto a las dos, pero diferiamos en el modo de enfrentarnos a ellas. Como digiste tu has sido para mi el ejemplo de lo que conlleva el ansia de poder, pero ¿que es lo que has visto en mi?

-Lo que te empuja… el amor a los demás…Dices que buscas el poder para hacer el bien. Es posible que así sea, o así te lo creas. Pero no somos tan diferentes. Tú también buscas el poder. El poder de influir en las personas, de lograr mejorar las cosas. De cambiarlas según tu parecer, aunque sea buscando el bien. Igual que yo, tú también tienes tus enemigos, tus obstáculos, tus rivales. Deberás demostrar tu fuerza. Para mí los rivales eran los demás príncipes. Yo jugué la Gran Partida de Cardolan, un juego macabro de tronos y terrenos, conquistas y saqueos, intrigas y mentiras. La sublevación de los gremios de Tharbad, los sobornos, las falsificaciones, las revueltas. Aprendí a manejarme en esa vorágine, y aunque finalmente perdí, mi derrota no fue por haber fallado en la partida en sí. Ahore te explico a qué me refiero. Jugué para ganar, lo único que importaba era la victoria, el juego. Ninguno de mis rivales me derrotó. No me interesaba la política en sí, ni Cardolan ni mi reino. Quise ganar porque me pareció divertido. No tenía un objetivo más allá de la victoria sobre los demás.

Se quedó pensativa, reflexionando, mirando fijamente un punto en el suelo. Ayla le dio algo de tiempo para que siguiera hablando.

-Se trata de esa diferencia entre rivales y enemigos. Un enemigo no busca ganar la partida. Busca acabar contigo. Yo tuve el mío. Mi enemigo. Pensé que era un rival más en aquel juego. Pero realmente era el que movía todos los hilos. El caso es que fallé porque en mi otra lucha, en la búsqueda de poder, me encontré con él. Se convirtió en mi enemigo, aunque parecía otra cosa. Me engañó. Y me derrotó. Me gustaría decir que fue una lucha tremenda que sacudió los cimientos de la Esencia, que arrastró reinos y destinos… Pero no fue así. Yo, Finduilas III, fui una presa fácil. Él acabó conmigo con demasiada facilidad. Se lo puse demasiado fácil a mi enemigo… El Angûlion”, su voz se convirtió en un susurro al pronunciar aquel nombre tan temido.

-Es un gran hechicero y un hombre de inmenso poder y autoridad, y el artífice de la caída de Cardolan. Y de muchas más cosas. La mano derecha del Rey Brujo de Angmar. Mi partida era contra los demás Príncipes de Cardolan por la supremacía del Reino, pero la suya consistía en destruir el tablero por el que jugábamos. Sutil, manipulador, poderoso, hábil, maestro del espionaje, de las intrigas y mentiras… Para Angûlion el territorio de Dol Caladir, mi principado, no era más que un trofeo, uno de tantos… Acabó conmigo y con mi linaje utilizando a Baldakur. ¿Lo entiendes, no? El hijo que se llevaron es el único heredero. El primogénito. En caso de haberme casado con alguno de los señores de Cardolan, quizá se podía haber reforzado alguna alianza. Pero esa posibilidad ya no existe. Entregué mi reino, mi linaje, mi vida, mi futuro y la vida de mi hijo a ese hombre. Ya no hay más. No puedo dar más. Uno a uno ha vencido a todos, con distintas artes sin que los afectados ni siquieran se hayan percatado. En muchos casos no ha tenido que hacer nada. En otras han sido pequeños empujoncitos, unos sobornos, problemas inesperados, muertes en la noche… Cartas de socorro desde Umbar, familiares secuestrados, oportunidades de negocio en otras partes… Asesinos enviados, cazarecompensas contratados a acabar con enemigos de Angmar, suministros que nunca llegan, rutas de comercio que se vuelven peligrosas… Y muchas más cosas que desconozco. Lo que fuera, el alcance de sus maquinaciones ha sido realmente espectacular. Él es el ganador, sin haberse presentado ni siquiera en la partida. Para mí, y para todos, la partida ha terminado, retiramos fichas. Lo queda es el tablero roto. La victoria de Angûlion. Y un futuro incierto para Cardolan.

Se quedó de nuevo en silencio. En su mano sujetaba un anillo plateado con una rosa en el centro. Debió ser el escudo de Dol Caladir. El símbolo de su categoría de soberana, una noble dúnadan de sangre númenoreana.

-Sé que dices que no todo está perdido. Que hay un nuevo comienzo, una nueva esperanza en Cardolan. Te creo, en parte. Las heridas del pasado se cicatrizarán con el tiempo. Los dúnedain pronto seremos tan sólo un recuerdo, quizá perduren algunos valores. Pero nuestros escudos, nuestras familias, nuestras tradiciones. Nuestra soberanía. Todo eso se ha perdido de forma irremediable. No sé que será de los valores, las ideas, del recuerdo. No lo sé. Pero en esa nueva etapa, en la reconstrucción del tablero… No veo cómo podría encajar, le dijo mientras sacó el símbolo de su enganche en el anillo. Era en relieve, y de orfebrería muy fina y delicada.

-Yo represento el pasado, y tuyo es el futuro. Somos dos caras de una misma moneda.  Dos hechiceras, dos mujeres, que se encuentran ahora de nuevo. No sé en qué te puedo ayudar, salvo en los conocimientos que tengo. El pasado reciente de Cardolan, todo lo que sucedió, quizá te sirva para no repetir ciertos errores, para aprender de lo que hicimos mal y tratar de conservar lo que se hizo bien. Cardolan ha dejado de existir como reino dúnadan. Da igual lo que suceda en estos meses y años, el destino ya está sellado. El nuevo reino o lo que surja de las cenizas del pasado será algo distinto, diferente. Conservará algunas cosas del pasado, espero. Al menos el recuerdo de lo que una vez fue. Pero será una tierra de los plebeyos, de la gente común de Cardolan, de los clanes y de los campesinos. Eso tiene una gran ventaja. Esa nueva Cardolan ya no será objetivo de las fuerzas oscuras. Para el Enemigo, Cardolan ya no es relevante. Los dúnedain somos el enemigo a batir para Angmar. Quiere aniquilarnos, acabar con nuestro legado, con todos nosotros. Rhudaur cayó hace tiempo. Ahora Angûlion podrá centrar sus estrategias y sus planes en acabar con Arthedain. Eso dará un respiro, un tiempo precioso que Cardolan debe aprovechar. Que tú debes aprovechar.

Le miró fijamente a los ojos, y de nuevo se vio aquel brillo en lo profundo de su mirada. La fuerza de un espíritu inquebrantable capaz de sobreponerse incluso aquí, en este lugar que parecía adormecer las ansias, curar las penas y tranquilizar el alma sucumbiendo a sus huéspedes en un dulce letargo.

-Me preguntas sobre lo que he visto en ti. De alguna forma, tú eres lo que yo podría haber sido. Una hechicera y soberana de un territorio, amada por sus súbditos, capaz de forjar alianzas que busquen el bien de su pueblo. Eres la constatación de lo que yo podía haber sido, pero nunca fui. En realidad es un destino cruel, ya que es posible que mi poder, mis aptitudes, hayan sido muy superiores a las tuyas. Por el simple azar, o giro del destino, no tardarás en sobrepasarme, llegarás a superarme en los conocimientos y poder sin ni siquiera tener que pagar un tributo. Mantendrás tu alma intacta, porque tu búsqueda parte de tu alma, no la sacrificarás para obtener el poder. Buscando tu alma, tu propia identidad, has encontrado tu fuerza. Tu camino. Y a ti misma. Mientras yo en la búsqueda del poder he entregado mi alma. Dos caras de una misma moneda. Eso es lo que somos. Una llena de color, y otra oscura, siniestra, aunque aparentemente fuerte y entera. Pero aún así, no me siento derrotada por ti Ayla. Porque nunca jugabámos en la misma partida, las dos caras de la moneda no llegan a verse frente a frente.

En su mano sujetaba el símbolo de Dol Caladir, sacado de su anillo. Por un lado era la rosa con el borde verde, y el reverso era algo diferente. Tenía el mismo contorno, el mismo símbolo. Pero oscuro, de tonos azulados, de bordes más irregulares. Las cinco puntas de la estrella central eran oscuras, y el centro era como un abismo negro que atrapaba a uno si lo miraba fijamente.

-Nuestro encuentro no es casualidad, de eso estoy segura ahora. Dime una cosa Ayla. Cuando tomaste la decisión de acudir en mi busca, ¿qué esperabas encontrar? ¿Cuál era la razón última? ¿Qué esperabas conseguir de mí? No me vale que me digas que yo podría ayudar en la reconstrucción de Cardolan. Hay muchas otras personas, más capaces que yo y con más voluntad, a los que podrías haber acudido.

-La razón es sencilla, te estimo tanto como te temo. Pocas personas han lograr ver tanto en mí como tú, y es porque como bien has dicho somos iguales, pero distintas. No puedo decidir por tí, pero como bien sabes, pese a la derrota de Dagorhir la oscuridad no se ha retirado de estas tierras y aunque provocó tu caida como bien has dicho ahora te busca para terminar de retorcer tu alma a su voluntad y perderte para siempre. He venido para ofrecerte la ayuda de la amiga que habría podido ser si nuestro destino hubiera sido distinto, he venido a ofrecerte que vengas a ver como nace una nueva tierra, a que participes y a que ayudes a mantener lo que era bueno de esta tierra. He venido para darte el calor y abrigo que nadie te ha dado. Has tenido muchos enemigos, pero ¿y amigos? Muryelle sufre por ti, Khoradur creyó en ti, yo me vi en ti. He sufrido parte de tus penurias. Hace un año y pico fui en tu busca, arriesgué mi vida por tí sin nada a cambio, para que todos los nobles no irrumpieran en tus tierras y acabaran con tu vida por su oscura ambición. Lo que no imaginé es que encontraría una parte de mi misma en Dol Caladir. Luché contra Khoradur, que fué uno de tus hombres en la última batalla, y ví su nobleza. El destino quiso que nos enfrentáramos, pero en realidad nuestros ideales no eran difierentes, así que ahora es una de mis personas de máxima confianza y autoridad. Lo que quiero es que vuelvas conmigo, ofrecerte una mano amiga, ya sea como Dama de Dol Caladir o como una más si no quieres ocupar tu puesto, podrías designar un Senescal y venir conmigo. Hay una academia en la que podrías ser muy útil, pero te necesito a tí Finduilas Tercera, que te desprendas de todo aquello que te impidió alcanzar tu objetivo y hagas un esfuerzo por abrazar un nuevo mundo, una nueva oportunidad. El Reino de los Dúnedain no se ha destruido, se ha fragmentado y yo estoy recogiendo los pedazos para intentar construir algo nuevo, con todo lo bueno del pasado intentado aprovechar todas las virtudes, y aprender de los errores que se cometieron. Hay un lugar para tí en esta nueva etapa, para todos los dúnedain y todas las razas que abracen tales ideales. Nunca importó lo que se haya hecho en el pasado, sino lo que se hará con el tiempo que quede por delante. Veo que estás dividida, una parte confirma todo lo que te ha llevado hasta aquí, pero otra piensa en otras decisiones que se habrían podido haber tomado. Ya no importa todo aquello, ya no importa la partida perdida, ni el tablero roto. Todos en esta tierra nos hemos caido al suelo, los cimientos han sido arrasados, pero podemos construir algo nuevo y quiero que participes, que nos des tu protección y nosotros la nuestra. Solos no tenemos posibilidades, pero juntos no tendremos límites. La idea es pensar no en uno mismo, sino en toda la colectividad, pensar, amar, sufrir, llorar como si fueramos uno solo y ahí estará toda nuestra fuerza, no en la soledad... Quiero que veas la vida bullir y que te contagies de ello. Quiero que ahora juegues conmigo...

-Me ofreces acompañarte, e ir preparando mi regreso a Dol Caladir. Una poderosa región de Cardolan de eso no cabe duda. El futuro de Cardolan es más que incierto, pero en esa incertidumbre también hay oportunidades. Comienza un nuevo juego... Tomé una decisión, elegí un camino que me alejaba de todo aquello. Tu llegada me ha hecho reflexionar de nuevo. Eres bastante convincente en tu ingenuidad, Ayla, le dije y una leve sonrisa apareció en sus labios, aunque pronto desapareció y frunció su ceño mientras seguía hablando y recordando.

-En Dol Caladir dejé a alguien a cargo. Un chambelán. Desde siempre gestionaba los asuntos del principado. Se llamaba Dagobert. Me robaba ya entonces, cobrando más impuestos de los que debía pero sin embargo a las arcas sólo llegaba una pequeña parte. Nunca le dije nada al respecto. Me imagino que ahora seguirá robando. Si no se ha sublevado el pueblo y lo han matado. No me interesó el bienestar de mi pueblo, simplemente dejé que las cosas sigan cómo estaban. Mi partida era otra. Tampoco me importó el cómo me recuerden. Dol Caladir no me ha costado esfuerzo, es algo que he heredado. Su mirada se clavó en los ojos de Ayla, y sentenció: -las cosas que te llegan fáciles no tienen valor.

De nuevo Finduilas miró el suelo. Estaban sentadas las dos, las horas pasaban lentamente. Era primavera y por primera vez en mucho tiempo Ayla no sintió una urgencia. Estaba en paz. Sintió como un calor especial le envolvía, le acariaba. Todo a su alrededor parecía hermoso. El aire estaba puro y limpio, las flores olían a primavera, la resina de los árboles… La Naturaleza les rodeaba. Ayla respiró hondo y cerró instintivamente los ojos. De repente escuchó de nuevo la voz de Finduilas. Le seguía hablando tras una larga pausa, aunque Ayla dudaba si se había quedado dormida unos segundos.

-… insistes mucho en que me buscan. Me cuesta creerlo. Pero en todo caso el tiempo juega a mi favor. Aquí estaré a salvo, me curaré y hallaré la paz. No me encontrarán. Jamás. Allá fuera, tendría que enfrentarme a mis enemigos, que son muchos. Y uno en particular muy superior a mí, a ti y a las dos juntas. Es una decisión difícil. Para que me interese, debería ser un juego que merezca la pena. Una nueva partida.

De nuevo Ayla vio el brillo en la profundidad de sus ojos. Su mente era poderosa, siempre estaba encajando piezas, analizando información… Capaz de generar los planes más complejos e imprevisibles, encontrar la debilidad en cualquier rival. Un maestro del juego de las intrigas.

-Háblame de la academia, de lo que estáis haciendo. Y qué hace Khôradur en una academia, una amplia sonrisa se dibujó en su rostro. -Le recuerdo bien, aunque nos conocimos poco tiempo. Un auténtico hombre del Oeste. Reune todo aquello que aspiran ser los varones dúnadan, las cualidades que anhelan los dúnedain, y al mismo tiempo ha elegido una vida que tantos detestan en el Norte. La vida de un soldado. Un equilibrio difícil. ¿Qué función desempeña? Y con cuántos más contáis para la tarea de rescatar el legado de los dúnedain de Cardolan. En definitiva, ¿a qué juegas Ayla?

-No son pocas las vidas que se encuentran en juego Finduilas, he puesto una rueda en marcha y en cuanto gire con inhercia propia podrán prescindir de mí. Estoy intentando construir los cimientos de algo grande, y sólido, difícil de destruir. En cuanto a los apoyos, empecé yo sola, depués busqué a otra persona, y poco a poco se han ido uniendo otros de todas clases. Gente poderosa, y otros cuyo poder aún está por descubrir. Empecé siendo la arquitecta de algo en lo que me he convertido en su instrumento. Poco más puedo decirte Finduilas, puesto que si decides venir conmigo debo confiar en tí plenamente. Deberías hacer las cosas de distinto modo, ser paciente y todo llegará, créeme.

-En cuanto a Dol Cáladir, no te ha costado esfuerzo dices, pero el ser querido, respetado por tu pueblo, que la gente que lo habita prospere y convertir tu tierra en un punto de referencia, de culto, eso sí que es complejo y hay que ganárselo. Mi objetivo último es demostrar que la fuerza de la gente no está en el brazo, en las armas, sólamente, sino en la combinación de voluntad, templanza, valor, honor, respeto y amor por lo que te rodea. Es plantar una semilla de esperanza, de que vendrán tiempos mejores, de llenar las almas heridas de luz y que vean como de las cenizas se puede construir algo maravilloso. Un lugar de conocimiento, descanso, en el que todas las artes sean amadas por igual, pero a la vez toda la gente tenga ciertas nociones de cada una de ellas. Un reflejo de la grandeza de antaño traida a la actualidad. Es un sueño, el de ayudar y lo mejor que puedo recibir es que la gente sea consciente del potencial de la unión de cada una de las vidas que integran esta tierra. Es la idea de que una vida no vale más que otra, todos somos igual de importantes, todos somos iguales, da igual la raza, o lo que se hubiese hecho, un lugar en el que todo el mundo tiene una oportunidad siempre que abrace lo que se le ofrece y no lo pretenda destruir, ya que en éste último caso, toda la voluntad, toda la fuerza de dicho lugar caerá sobre dicho sujeto. Un lugar en el que las viejas rencillas queden disipadas y se empiece a hablar todos al unísono. Esa es una tarea compleja, la más difícil a la que me pueda enfrentar. Muchas vidas están en juego, muchas esperanzas dependen de que esto funcione, por ello no puedo decirte más. Necesito tu apoyo incondicional y yo misma te llevaré a ver lo que se está creando, para que la gente de Dol Cáladir vea a su señora como a una de las grandes de antaño. Se que en cuanto el oscuro se de cuenta de ello enviará emisarios y sembrará semillas para intentar destruirlo, pero aun si consiguiera que todos los edificios quedaran arrasados, con que una persona crea lo mismo que yo existirá esperanza para volver a empezar y sembrar nuevamente esta semilla en otros muchos corazones y esa es la veradera fuerza de mi juego. Dime Finduilas, ¿serás una Dama de la luz? No serás más importante que cualquiera de los campesinos de tus tierras, pero unirás su fuerza a la tuya. ¿Emprenderás el camino de la nobleza, del honor, y del amor por cada una de las vidas que te rodea? ¿Crees que te quedan fuerzas para afrontar este cambio? ¿Y voluntad?

La miró a los ojos buscando la máxima sinceridad en sus palabras. La estudió mientras meditaba o se lo pensaba buscando la verdad en su decisión. Y susurró con sus propias palabras: -bastante convincente en mi ingenuidad, no Finduilas, lo que has visto es esperanza...

-Fuerza, voluntad y esperanza…, se dijo a sí mismo. -Al final, después del tiempo jugado, con la partida terminada… Aquí me tienes. La vida vivida, la historia escrita a falta de una última línea. He venido a Bar Irlossiel para responder a la pregunta de cómo afrontar el fin. Sin embargo, ahora me entra la duda de si se trata realmente el fin, el final de los finales de una vida corta pero intensa. O quizá sólo un capítulo que se cierra para abrir otro. Tú traes la duda, despiertas la curiosidad… La esperanza. Tu llegada no me sorprendió del todo. Ya había tenido una premonición. Una noche, yo estaba sumida en un profundo sueño, no muy lejos de este claro. De repente me encontraba en una cama elevada, en un círculo de luz en medio de la oscuridad. Sentí como las fuerzas me abandonaban, y me hallaba junto a un precipicio que se abría a mi izquierda. Pero no me daba miedo el abismo. Esta vez no. Tampoco miré en su interior. Esta vez no. En mi interior sabía que solamente tenía que girarme hacia el abismo y dejarme caer. Tenía la certeza de que allí encontraría la paz. Pero no lo hice. Algo me detuvo. De ese sueño hace ya muchas lunas, y cada día me pregunto qué fue aquello que me detuvo. Qué fuerza o qué voluntad me impidió dejarme caer hacia el eterno descanso. ¿Y por qué? En el sueño escuché una voz. Cuando hice el primer ademán de girarme hacia el abismo, la escuché. Algo distorsionada, pero se entendían perfectamente las palabras. La voz me habló y me dijo:

¿de verdad crees que has llenado tu medida?”

-En un momento así, ante el final de los finales, con el alma desnuda a merced del Universo, no puede tratarse de una pregunta sin más. Es una sentencia. Uno debe ser fiel a sí mismo, siempre. No hay otro camino que la Verdad. Y esa verdad, en mi caso, me lleva a plantearme hasta dónde soy capaz de llegar. Todo lo demás es secundario, irrisorio. Es vivir una mentira, o lo que es peor, morir a la sombra de una mentira.

Mientras hablaba, se incorporó lentamente. Se vio como su voluntad se reafirmaba. Como recuperaba la fuerza de su espíritu. -Hay un fuego en mi interior, aún me quedan cosas por dar, por vivir. Me niego a caer en la sombra oscura, en el olvido, por muy tranquila que sea, por mucho alivio que me dé. No quiero una victoria plácida. Prefiero la derrota, si es mi destino. Prefiero la verdad, aún dolorosa y cruel, a una mentira que me mata, que me asfixia día a día. Llevo semanas resistiéndome a este lugar, y ahora entiendo por qué. Aquel sueño, aquella voz me plantó la semilla de la duda. Y tu llegada ha sido lo que me ha indicado que existe un camino nuevo, un capítulo nuevo, un juego nuevo.

Se tranquilizó, con la voz agitada, le miró a los ojos a Ayla mientras le cogió de los hombros. Por un momento Ayla creyó ver locura en sus ojos, pero no era eso. Era pasión, ímpetu, ganas… En definitiva, fuego que salía de su alma.

-La voz que escuché en mi sueño por fin la he reconocido. Gracias a tu llegada, la he vuelto a oír después de un largo tiempo.

¿De verdad crees que has llenado tu medida?

-Aquellas palabras me frenaron en aquel momento. Me prepararon a un nuevo desafío. Aquella voz…

-Ahora la he vuelto a escuchar.

-Parecía tu voz, Ayla. Pero no lo era.

-Era la mía.

La miró emocionada al verla resurgir, al ver como aceptaba que la luz entrara en su alma y obtener asi la fuerza que precisaba para enfrentarse a un nuevo reto. Al aceptar las reglas de ese nuevo juego. Al cabo de un rato habló: -Hay mucho mas de ti en mi, y mucho mas de mi en ti de lo que imaginamos... Tal vez todo lo acontecido, no haya sido una derrota, sino tu preparacion, tu prueba para afrontar este nuevo reto, para prepararte para ello. Tu intervencion en el pasado para bien o para mal contribuyo a la caida de Cardolan, pero a la vez ha permitido el nacimiento de algo nuevo, de algo magico, tal vez tu verdadera prueba, tu verdadero juego sea este. El camino que cada uno seguimos hasta este momento nunca es el mismo para todos, yo necesite intuir el otro lado, tu necesitaste verlo, sentirlo, pero ahora mirate, has encotrado una verdad en ti misma, has reencontrado una parte de ti que estaba dormida pero que estaba en ti, esperando, y ahora ha aflorado, y te esta dando el impetu, la fuerza que precisas para afrontar esta nueva etapa de tu vida, este nuevo yo. Somos las dos caras de la misma moneda... No Finduilas, las dos somos la misma moneda, con las mismas caras, yo elegi una, y tu has tenido a oportunidad de elegir las dos. Escucha a tu voz interior, deja que entre en ti, te llene, vamos a preprarar tu vuelta. Muryelle nos espera a las afueras, mejor dicho, Muryelle te espera, Dol Caladir te espera... Pero antes deberias ver todo aquello de lo que te hablo, contigo se cerraria el ejemplo de la naturaleza de todo lo nuevo que esta creciendo, seras la viva imagen de la esperanza, de la fuerza de los hombres que el oscuro cree en declive. Hoy has sentido una voz, que ha despertado tu otra cara de la moneda. Hoy has despertado de un largo letargo y hay mucho que hacer. Si estas preparada, pongamonos en marcha, hay mucho que hacer, cada cosa mas compleja y el tiempo nos apremia. Emprendamos el camino Dama Finduilas, y vamos a recuperar un sendero caido en el olvido, pero que esta ahi esperando a ser redescubierto y trabajado...

Le tendió la mano mientras dejó que la luz fluyera por ella...

-Gracias por ayudarme a oír mi voz. A recuperarla. La echaba en falta. La añoraba. Es lo que tiene el Abismo que te ofrece el Enemigo. Te atrapa sin darte cuenta, te absorbe, te convierte en su instrumento aunque uno piensa que es dueña de sus actos. Te mata el espíritu.

-Conozco el Enemigo, y prefiero no tener que enfrentarnos a él directamente. Pero me presentas otra pugna, la lucha por devolver la esperanza. No será fácil. No te prometo nada, y menos la victoria. Las partidas complejas son un juego de equilibrios, de decisiones difíciles, de dulces derrotas y amargas victorias. Están llenas de contradicciones. Aparentar fuerza cuando se es débil, usar la guerra para obtener la paz… Aceptar la derrota como un camino hacia una victoria mayor. La esperanza se consigue con grandes sacrificios, y a menudo es para que la disfruten otros. Tendrás que enfrentarte al dolor y a la muerte de los que te rodean, de los que quieres proteger. Tendrás que ver el miedo en sus ojos cuando les dirás que les espera la guerra. O sentir la carga de tener que pedirles un esfuerzo más, un saco de grano más para costear esas guerras, para calmar tus ambiciones. Aunque sea pensando en su bien, en el futuro, a veces para forjar el futuro tienes que sacrificar el presente. Te acompañaré, Ayla. No necesitas convencerme más. Iré contigo, pero con ciertas condiciones.

-Andaremos juntas, jugaremos juntas. A ver qué secretos se revelan para nosotras, que senderos podemos recorrer en este viaje que nos ha tocado. Compartiré un tramo del camino contigo, y tu luz me iluminará, y se unirá a la mía, sin que ninguna de las dos luces tan distintas pierda su intensidad, sino que la fuerza de una se sume a la otra en este tiempo oscuro. Sé que el final de cada uno de nuestros caminos será muy distinto. Cada una seguirá su camino hacia su destino. Y es posible que la travesía juntas sea muy corta. Pero no pensemos en el adiós antes de comenzar a andar juntas, y si en ese camino hallamos aunque sea un reflejo de algo más grande, una visión de la verdad, de la esencia, de la esperanza, todo habrá merecido la pena, al menos para mí. Cada paso en el camino debe servir para enriquecer el espíritu en el poco tiempo que pasamos aquí. Quizá nuestro encuentro haya llegado tarde, o quién sabe, puede que haya sido justo en el momento oportuno.

-Ahora debo reencontrarme a mí misma, o reinventarme. En esta nueva andadura, comienzo sin saber quién soy en realidad. Averiguar eso me llevará tiempo, y esfuerzo. Trataré de salvar o recuperar aquello que es en verdad importante, y encontarme a mí misma en el sendero. Ésa es mi condición. Necesito un poco de tiempo para redescubrirme, reafirmarme en mi decisión, prescindir de cargas del pasado. Tiempo y soledad. Pero no será mucho, porque el camino me llama. El futuro me llama, y mi vida me llama. El tiempo apremia, soy consciente. Si Muryelle está por aquí cerca, y quiere esperarme, yo podría ir en su encuentro y me acompañaría hasta ti.

-Nos esperan grandes desafíos. No te prometo la victoria, ni sé la fuerza que aún aguarda mi espíritu. Ni siquiera sé con certeza si quiero encontrar mi sitio en este nuevo mundo del que me hablas. Dol Caladir para mí es el pasado, una carga que me fue impuesta. Un instrumento en una partida en la que jugué para ganar. Este nuevo mundo será distinto, mejor quizás. No sé si encajaré, pero me apetece verlo. Hasta hace poco te hubiera dicho que sólo juego para ganar. Algo ha cambiado en mí. Empiezo a ver las cosas de otra manera. Quiero sentir el latir del corazón de Cardolan, el recuerdo de lo que una vez fue, ayudar a tejer una nueva esperanza, delicada y frágil, pero hermosa al mismo tiempo. Algo real. Un reflejo dela Verdad. Y quizá alzarme de nuevo y plantar cara a mis enemigos, quién sabe. Aunque para ellos seamos un simple entrenimiento, un desafío menor en su gran juego. Pero si es dónde me lleva mi sendero, nuestro sendero, bien haría el Enemigo en no tomarnos a la ligera. Llegado el momento tomaré esa decisión, escuchando mi voz interior. Aún no. En esta nueva etapa no quiero empezar cometiendo errores del pasado. No se puede plantear el final del camino sin antes haberlo iniciado. De momento me apetece andar el camino, sentir la vida fluir a mi alrededor, y dentro de mí. Experimentar el delicado equilibrio del poder que nos rodea, afinar mis sentidos para presentarme en esta contienda por la recuperación de Cardolan. Por poner los cimientos de un futuro mejor. Por la esperanza. Y si en ese camino consigo aportar algo para conservar o rescatar la sabiduría de antaño, lo haré. En definitiva, Ayla…. Me apetece jugar, pero más que eso me apetece sentir la vida. La de todos los que nos rodean. La de los campesinos más humildes luchando por sacar adelante su familia. La de los soldados. La de los ancianos y niños. La de los aliados y rivales. La de los compañeros y amigos. Y la mía.

-Entiendo perféctamente tu decisión, este nuevo camino se caracteriza por la paciencia y la cautela, así que no te apremiaré. Tu determinarás tu regreso, le trasmitiré a Muryelle tu deseo de que te espere si no tiene inconveniente, aunque se que te esperará. Tendrá ganas de verte otra vez, y más cuando hable con él. Pero ya le contarás lo acontecido. Es un buen hombre, y puede ser clave en un futuro.

-Ahora se plantea un pequeño inconveniente, como me has comentado Dagobert es un tirano en tus tierras y es incompatible con todo lo que buscamos. Deberías designar otro senescal y expulsar a Dagobert o bien darle una nueva oportunidad si crees que podría aprovecharla, pero esa será tu primera decisión a tu regreso. Ya has dado el primer paso, y ese será el segundo. Ayla le sonrió.

-Entre tanto, te estaremos esperando, Sil Aüresse te esperará... Ahora debo partir de regreso. No olvides que el enemigo te busca, y es mejor que de momento lo evites, en ese aspecto, el tiempo juega a tu favor y tendrás a Muryelle a tu lado. Te esperaré en el camino, para comenzar a andarlo juntas...

-Dile a Muryelle que me espere en Iach Sarn. Él conoce el lugar, y el significado. Espero no tardar en ponerme en contacto con él. Siempre he confiado mi vida en sus manos, y al mismo tiempo le he protegido de muchas cosas a las que prefería enfrentarme yo sola.