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Dhaeva 2: El Caballero de las Tinieblas.

Transilvania: 1) Alba Iulia: Castillo de Balgrad. - Habitaciones privadas de Durius de Slobozia.

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19/03/2013, 17:49
Sirvienta Enrietta.

De repente recordé que no eran más que las cinco de la tarde y Durius no despertaría hasta dentro de media hora. Tenía tiempo justo y suficiente para arreglar su habitación.

Cogí unas cuantas velas del cajón para reponer las de la habitación. Encendí algunas, cogí un cubo de agua y me dispuse a limpiar el suelo.

Aún me quedaba más de la mitad cuando decidí tener lista la ropa de mi señor antes de terminar todo. La ropa limpia y bien plegada reposaba ahora en la cómoda. Puse la ropa sucia en mi habitación, más tarde me la llevaría para lavar.

Proseguí con la limpieza del suelo y cuando terminé seguí encendiendo las velas. Ya casi debía ser la hora de despertar de mi señor y debía contarle lo que la moza del castillo me comentó con tanto miedo y ajetreo, por lo que esperaría sentada de espaldas a la habitación, mirando por la ventana, supuse que a mi señor no le haría mucha gracia que le viese despertar y le observase. 

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21/03/2013, 16:58
19 - El Sol.

SON LAS CINCO Y MEDIA DE LA TARDE.

El Sol de pondrá pronto.

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24/03/2013, 19:58
19 - El Sol.

EL SOL SE HA PUESTO.

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25/03/2013, 04:31
Chambelán Otto de Sajonia.

Y una noche más Otto abrió los ojos a la oscuridad. La primera la del ataúd cuya tapa apartó para descubrir la segunda, la de la habitación en la que dormía. Si bien difícilmente se le podía llamar dormir a lo que hacía. No soñaba, no tenía pesadillas. Mientras estaba allí, mientras “descansaba”, no sentía nada. La más absoluta nada. Aquello era lo que más cercano que conocería a la Paz y sin duda era mucho mejor que lo que le aguardaba el día del Juicio Final.

Pero aquellas dos no eran ni de lejos las dos únicas oscuridades en su vida. Había una tercera, la más importante sin duda. Una oscuridad que era intrínseca a su existencia. Una que había sido forjada con llamas negras en el más profundo de los abismos para dar vida a lo que no debía estar vivo. Era difícil de percibir para quien el mirara, pero la evidencia estaba allí. O mejor dicho, no estaba. En lo más profundo de sus ojos, allí donde se ve centellear la ilusión y la inocencia, que no son sino manifestaciones de un alma pura, no había nada.

Soltó un suspiro sin aliento, se sacudió la arena y caminó hacia la puerta contando los pasos con movimientos que la costumbre había vuelto mecánicos. Una vez junto a ella tanteó la oscuridad en busca del cerrojo allí donde siempre había estado y donde debía seguir estando. Cuando lo encontró lo descorrió y guiado por su silueta llegó a la llave que giró para liberar el pestillo. La puerta se abrió con un crujido y la penumbra creada al otro lado por las velas invadió el dormitorio desterrando las sombras a un montón de temblorosas islas.

Otto salió de su cuarto y vio no muy lejos la silueta de alguien sentado en una silla. No podía ser otra más que Enrietta, tan silenciosa y quieta que temió que estuviera muerta. Pero unos leves movimientos de su cabeza, con los que la muchacha parecía seguir las figuras dibujadas con el hilo en un tapiz como si estas fueran realmente cosas vistas a través de una ventana, la confirmaron como viva.

- Buenas noches Enrietta- la saludó.

No había olvidado que aquel era el día que tanto había esperado y el que tanto temía. El día para el que había invertido tanto tiempo, dinero y esfuerzo, y en el que tantas cosas podían salir mal. Habría querido estar presente para poder solucionar cualquier problema y para encargarse él mismo de todos los detalles que tan importantes consideraba. Por supuesto había resultado imposible estar, así que lo único que podía hacer era preguntar.

- ¿Sabes algo de la boda? ¿Ha salido todo bien?

Obviamente no todo podía haber salido bien. Nunca lo hacía. Daba igual cuánto se planeara ni el esmero que se pusiera, siempre ocurría algo inesperado que lo descabalaba todo. Aun así Otto seguía albergando la ignorante esperanza de que en aquella ocasión los hados hubieran sido lo suficientemente generosos con él como para concederle el sí de Enrietta. O al menos un casi todo...

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25/03/2013, 10:18
Durius Tremere de Slobozia.

Con el nuevo ocaso, una vez más, Durius despertó a las obligaciones del castillo. El recuerdo de los dobles esponsales llegó inmediato y agradeció que Stonic hubiera decidido que las ceremonias tuvieran lugar por la mañana ahorrándole aquel poco refinado tormento. Con suerte, para aquellas horas, todo habría finalizado ya y los respectivos recién casados estarían ya haciendo uso de sus débitos matrimoniales, lo cual le evitaría tener que verlos. Tomó la ropa que Enrietta había colocado sobre la cómoda y despojándose de la que llevaba procedió a cambiarse. Tras ello, cepilló cuidadosamente sus cabellos, dejándolos tirantes y atándolos con una cinta de seda.

Escuchó una voz, que reconoció como la de Otto, preguntando por la boda. Realmente, su chiquillo era un ser impaciente para según y qué cosas, una impaciencia que, sin embargo, carecía para otras. Salió del dormitorio y se acercó a la dulce Enrietta.

-Buenas noches, Otto. Buenas noches, mi bella Enrietta -saludó con un leve tono de preocupación al tiempo que tomaba a la muchacha de la barbilla y la alzaba hacia él-. ¿Qué mirabas con tanta atención e intensidad? ¿Es tu concentración fruto de algún inconveniente? ¿Algo o alguien te ha turbado, Enrietta, pequeña mía?

Miró en su derredor, frunciendo el ceño.

-Y dime, Enrietta, ¿dónde están Vasilov y Mikhail?

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25/03/2013, 13:17
Sirvienta Enrietta.

Me hallaba observando por la ventana el asombroso paisaje que la hermosa luz de la luna daba al castillo. El tiempo pasaba y yo me sumergía en mis pensamientos, pensamientos que me llevaban a sentir un inmenso dolor por mis sentimientos de soledad. Dejé que la luz de la luna iluminase levemente mi rostro, sumergiéndome en esa leve oscuridad que adoraba.

Antes de que me diese cuenta el chambelán ya había despertado y Durius también. Me levanté y con una leve reverencia saludé a ambos.

 - Buenas noches mi señor, buenas noches chambelán Otto - dejé caer un leve suspiro cuando Durius me llamó bella, pero no podía dejar que los sentimientos me dominasen en aquel momento  - debo contaros algo, lo que responderá a vuestras preguntas directamente. Hace una hora, aproximadamente, me despertó una moza del castillo que llamó a la puerta. Parecía muy asustada y alterada y... me contó que... 

 

Las bodas empezaron una hora más tarde. Los Basarab invitados eran Blaatu y su hijo Nitku, que son el abuelo y el padre de los niños Basarab, pero el boyardo se ha tomado la libertad de traer a los otros 13 hijos, todos armados hasta los dientes y con las armaduras puestas. Hasta que se decidieron si dejan pasar a todo el mundo, tardaron bastante y el noble Basarab ya empezaba a ponerse muy nervioso. Al final su nuera y los dos niños salieron al patio y pasaron todos al salón para tomar algo de vino y hablar tranquilamente.

Desde el salón se fueron a la capilla y por alguna extraña razón, que solo los presentes saben, la boda tardó tres horas y no dos, como era previsto.

Zort, uno de los padrinos andaba muy despistado y llegó a entrar muy tarde en la capilla.

Nada más acabar, Iacobus y Radovina salieron corriendo. Una falta de respeto muy grave hacía los invitados. Mientras la otra pareja esperaba que los invitados salieran de la capilla, Dubieta empezó a sentirse muy mal, se desmayó y fue llevada a sus aposentos en los brazos de su fiel caballero y protector, Schaar.

Los nobles salen al patio y se dirigen al salón. Al entrar en el salón, los nobles esperaron ser llevados a sus plazas, pero Zort, estaba de nuevo ausente. Innya, que sabía cuál eran los asientos asignados a cada uno, no dijo nada. Se acercó para servirle vino al boyardo y, aunque el hombre acababa de sentarse, le dice que esos asientos estaban dispuestos para los novios, el Senescal en vez de calmar los ánimos, amenaza al noble, diciéndole que si no se levanta, no recibirá comida. El escudero del caballero Iacobus, se acerca para intentar arreglar las cosas, pero ya era demasiado tarde. En cuando otra sirvienta, el ama de llaves Mariana, intentó dar un buen consejo, de preparar otra mesa para los novios, el boyardo descarga su furia contra ella y de una bofetada la tira al suelo rompiéndole la mandíbula.

En ese momento entra en el salón Zarak y Farkas y después de que un lacayo los pone al día con todo lo ocurrido, Farkas arregla un poco la situación. Maserrak se lleva a Mariana fuera y ordena que los sirvientes le sigan. Dagu pasea con un cuchillo por el salón y mira mal a Farkas, por culpar al servicio de todo aquello. Al final deja el cuchillo en la mesa, pero algo tarde ya que tanto Farkas como los Basarab lo han visto.

Innya quiere salir del salón y además ignora por completo la orden de Maserrak, haciendo una clara señal a los otros sirvientes que se queden. Pavetta quiere salir, su hijo ya marchó antes, para avisar a Durius de lo que pasa. Los siervos Basarab se dan cuenta de que la comida está fría, igual que Farkas. Demasiado temprano, Innya, a quien Otto dejó encargada del banquete, sirvió la comida, aún sabiendo, que la boda se iba a alargar. Greta intentó decirle que se iba a enfriar todo, pero la mujer no le hizo ningún caso.

Por fin se retira la comida fría y se trae otra en condiciones. Pero ahora, Iacobus está en el salón. Parece que se ha enterado de lo que ha pasado y no se sabe si va a mejorar o empeorar las cosas.

Me alteré un poco mientras contaba lo que había ocurrido y miré con preocupación a mi señor.

Sé que el Duque os dio ciertos cargos cuando se fue... sé que está al cargo del castillo y todo lo que aquí suceda pero... mi señor... no sé si sería muy apropiado ir al salón si Iacobus se halla allí y... si es cierto que la situación es tal como me indicó la moza, yo... tengo miedo de que os ocurra algo. Sabéis que Iacobus no es de fiar y si el conflicto con los basarab aumenta y acaban empuñando las armas...  ¿Quién dice que no pueda aprovecharse y atacaros? - miré al suelo y apreté mis manos, realmente estaba preocupada y aún el sentimiento de soledad parecía rodear con espinas mi corazón. Ahora recordé la pregunta de mi señor - bueno, eso es lo que me preocupa y... supongo que Vasilov y Mikhail estarán en el salón o en la zona de servicio pero no puedo asegurarlo.

Miré al chambelán fijamente.

- Oh, dioses... discúlpeme, la costumbre hizo que me olvidase de entregarle su ropa limpia - Antes de que dijesen nada busqué las ropas limpias del chambelán y se las dejé en la habitación - ya tiene su ropa limpia en la habitación, espero que sepa perdonar mis modales y mi falta de memoria en este día, no se me volverá a olvidar.

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25/03/2013, 15:38
Durius Tremere de Slobozia.

El rostro de Durius fue adquiriendo una paulatina gravedad y su mirada fue oscureciéndose como un bravío mar del norte bajo la tempestad, conforme Enrietta desgranaba lo acontecido durante la jornada. Por un solo segundo desvió la mirada hacia Otto, Chambelán del Castillo, quien pudo apreciar claramente el frío glacial que desprendían sus verdes ojos, quizá con mayor precisión que cualquier otro en su condición de Chiquillo.

-No es Iacobus Radoslav quien me inquieta, Enrietta. Es el Segundo Caballero y leal al Duque a quien juró servir y respetar. Nuestra mutua animadversión no es óbice para que, llegada la circunstancia, hagamos frente común ante nuestros enemigos. Respecto a Mikhail y Vasilov, ¿cómo es que no guardaban las puertas de mis aposentos?¿Con qué venia han hecho caso omiso de sus funciones? Ve y encuéntralos, Enrietta y haz que regresen al lugar que les corresponde. Y diles que si no les complace servirme, pronto hallaré el destino que mejor les convenga -la voz de Durius, suave como la seda, mostraba el letal veneno de un áspid-. Chambelán, vestíos con urgencia. El Salón del Castillo nos aguarda.

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25/03/2013, 21:14
Sirvienta Enrietta.

Miré a mi señor con gran preocupación, pero mis palabras iban tanto para él como para el chambelán.

Por favor... tened cuidado - me incliné levemente a modo de despedida - haré lo que me ordene, mi señor. No sé donde están, pero trataré de encontrarlos.

Con paso acelerado me dirigí a la zona de servicio, supuse que allí encontraría a alguno de los dos, no obstante, fui sin dejar el cuchillo que guardaba en mi bolsillo pues me sentía más segura para ir por el castillo sola.

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26/03/2013, 03:02
Chambelán Otto de Sajonia.

Otto se quedó inmóvil al escuchar a Enrietta, una quietud que nada tenía que ver con las emociones que bullían en su interior amenazando con desbordarle. Pero no lo hicieron, no al menos entonces. Cerró los ojos para abrirlos llenos de determinación segundos después de terminado el informe de la sirvienta. Se habían cometido muchos errores que tenían que subsanar. El deber era el deber y cumplir con él era lo correcto. Y si alguien no cumplía con él…

Al cruzarse su mirada con la del Caballero Durius cabeceó afirmativamente.

- No pasa nada por lo de la ropa Enrietta, ha sido un despiste sin la menor importancia- le quitó importancia. Pero qué tenía importancia comparado con la desidia, ineptitud y arrogancia de quienes desconocía cuál era su lugar y su deber. Gente que derruía en un instante lo que otros habían tardado en construir meses o incluso años. - Y gracias por tu preocupación, pero estaremos bien- añadió con cortesía.

Luego, tras coger algo con lo que alumbrar su habitación, regreso a ella a zancadas y cerró la puerta por pudicia. Poco después volvió a abrir ya peinado y con la ropa limpia puesta.

- Perdonad mi tardanza, Caballero Durius. Ya estoy listo, así que cuando consideréis oportuno.

La flema era una máscara en la que cada vez aparecían más grietas.

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26/03/2013, 10:52
Durius Tremere de Slobozia.

-Hay un dicho que dice, despacio que tengo prisa. Hacer uso del tiempo necesario nunca es razón para disculparse -dijo Durius volviéndose hacia Otto-. Adiós, Enrietta. Chambelán, acudamos a esa notable fiesta en la que la diversión corre a raudales. 

Durius comenzó a andar, con calma. Un destino en su mente, el Salón. Un objetivo...

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26/03/2013, 10:55
Durius Tremere de Slobozia.

-Otto, el Salón está lleno de Basarab. El olor que desprende su sangre es embriagadora. Reza por que no se derrame una sola gota de ella -mencionó en el camino.

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26/03/2013, 13:38
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Durius.

El primer caballero Durius y su chiquillo Otto abandonan las estancias que les cobijan durante el día, en dirección al salón principal del castillo y el banquete. 

Notas de juego

Salen de escena: Chambelán Otto de Sajonia, Durius Tremere de Slobozia. 

Siguen en: patio del castillo. 

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28/03/2013, 13:06
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Durius.

- Enrietta sale deprisa de las estancias del Primer Caballero de la Corte.

Notas de juego

// Sale de escena: Sirvienta Enrietta.

// Sigue en: Patio del Castillo.

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01/04/2013, 08:39
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Durius.

- Mikail pasa a la antesala de las estancias privadas de Durius y cierra por dentro con llave.

Notas de juego

// Entra en escena: Mikail. - Viene de: Patio del Castillo.

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01/04/2013, 16:44
Lacayo Mikail.

El lacayo se recostó sobre la puerta por un segundo, mientras recobraba el aliento aliviado. Tragó saliva y en grito apagado por la agitación llamó - ¡Mi señor! ¡Mi señor! ¡Algo terrible ha pasado! - Exclamó el truhán intentando mantener la compostura.

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01/04/2013, 23:32
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Durius.

- Se hace un silencio, denso, espeso, amargo...

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02/04/2013, 03:32
Lacayo Mikail.

El descorazonador silencio aplastó al desafortunado contra la puerta. El lacayo se deslizo pesado por la puerta hasta caer en el suelo y, recostando su cabeza sobre un hombro, se esforzó para penetrar la oscuridad con sus oídos. Con vista perdida en el vacío, concentrado en su tarea, se sorprendió mirando al madero que sabia usarse para atrancar la puerta en caso de emergencia. Lo contempló por unos instantes, casi sin fiarse de su existencia. Luego se abalanzó sobre él con desaparición para ponerlo, con gran esfuerzo, sobre los seguros en la puerta. Respiró aliviado.

Sus ojos se acostumbraban ya a las tinieblas del lugar, encaminó sus pasos hacia la puerta de las habitaciones de su señor. Llego hasta ella y apoyo su oreja contra la madera, intentando percibir algún movimiento. Se separó un tanto, y a todo pulmón, golpeando con fuerza el portal con el puño cerrado, exclamó. -¡Mi Señor! ¡Soy Mikail! ¡Es urgente! - Sentenció, mientras sus golpes mermaban en brutalidad hasta dejar el puño apoyado en el umbral.

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02/04/2013, 09:03
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Durius.

MIKAIL:

- El denso silencio es toda tu respuesta.

- ¿Será posible que estés solo?

- El Sol se puso hace unos minutos. Tal vez tanto tu señor como el Chambelán ya no se encuentren aquí. Tampoco Enrietta.

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02/04/2013, 20:00
Lacayo Mikail.

Notas de juego

Tengo una muda de ropa ahí en la habitación? tengo entendido que duermo en esa antesala.

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03/04/2013, 08:46
Director II.

MIKAIL:

- Tienes un pequeño baúl en la Antesala en el que guardas todas tus pertenencias y las mantas que empleas para dormir en el suelo sobre un poco de paja.