Partida Rol por web

Viviane regresó a la mesa con más cerveza y una bebida de naranja para el lupus. Sin alcohol.

Bien, ahora que estaban todos sentados a la mesa de nuevo, Sueño decidió que había llegado el momento de expresar sus intenciones para con la manada.

- Bueno, creo que ha llegado el momento de que os revele el por qué de mi llegada a vuestro clan. – Hizo una breve pausa pasando la mirada por las caras de sus compañeros. - Hace un tiempo, en las lejanas tierras de las que vengo, tuve una visión. Fue bastante imprecisa y vaga, por lo que tuve que buscar su significado a través del único medio que conozco, la Umbra. Esto me llevó hasta un espíritu, el cual me pidió que buscara una manada con la que convivir y aprender. Así que me puse en camino sin rumbo, hasta que escuché la llamada de vuestro clan pidiendo ayuda. – Hizo otra breve pausa y continuó. – Los espíritus me pusieron en camino, ellos me guiaron hasta aquí, vuestro clan necesita Garous, vuestra manada necesita un Theurge y yo necesito una manada a la que pertenecer. Las casualidades no existen en los oscuros caminos del lado sombrío. Por eso estoy aquí, quiero pertenecer a vuestra manada.

Ashley arqueó las cejas y le dedicó una mirada ligeramente alcoholizada. Esbozó una sonrisa.

-Si quieres pertenecer a la manada tienes que pelearte contra mí y... -Soltó aire entre los labios y negó con la cabeza-. Es coña. Necesitamos un Theurge, sí. ¿Vosotros qué decís?

-¿Cómo? ¡A mí me diste una paliza para poder ingresar! Será posible... sin ánimo de ofender -dijo volviéndose hacia el Lupus y haciendo un gesto con la mano-, nada en contra de que entres.

-He decidido mantener lo de las palizas para cuando lo necesitéis de verdad.

Donny le echó una mirada desagradable a Ashley y se encogió de hombros.

-Bienvenido -gruñó.

Viviane alzó las cejas, sorprendida. A parte de eso era difícil saber si la noticia le agradaba o disgustaba.

-Supongo que los espíritus nos están agrupando a la fuerza. ¿No sería Jabalí, por casualidad?

Las razones por las que Alecto estaba sentada en su misma mesa no dictaban mucho de las de aquel lupus. Ella tampoco creía en las casualidades a aquellas alturas de la vida. Después de lo que había pasado la manada, por fin parecían estar alcanzando un equilibrio.

El lupus la miró extrañado.

- No, no fue Jabalí, pero sí fue uno de sus vástagos el que me guió hasta aquí.

-Entonces habrá que darle las gracias a Jabalí. Después de estar encontrándonos con él de vez en cuando, creo que se merece que lo solicitemos como totem de manada de una vez. ¿Qué opináis? Ahora que contamos con un Theurge que puede interceder por nosotros, será más fácil -dijo Ashley.

Al lupus le brillaron los ojos y casi derrama su bebida al soltarla repentinamente sobre la mesa tras escuchar aquellas palabras.

- ¿En serio? Sería todo un placer y un honor interceder por vosotros... Digo... Nosotros para que Jabalí fuera nuestro totem.

Alecto carraspeó, levantando la cerveza:

-Sí, desde luego, después de todo lo que ha hecho por mí estoy completamente a favor. Cuando estéis de cañas Jabalí y tú dale las gracias de mi parte, campeón -dijo palmeándole el hombro al Theurge-. Dáselas encarecidamente -se inclinó un poco hacia él, seria-. No, en serio, de mi parte, dile que me estoy esforzando... y que he dejado el McDonalds.

Jabalí le parecía bien. Y no era un tótem problemático para nadie. Si hubiera tenido que aguantar una discusión sobre si Pegaso o Fenris probablemente hubiera ido a pedirle a Rata un puesto en la Manada Urbana. Además Alecto venía con recomendación de Jabalí o algo así, así que lo tenían hecho.

-Vale -dijo, y consideró que era suficiente para expresar su aprobación.

Dio un trago de cerveza. Las menciones al McDonalds aún le incomodaban.

-Hum... Bueno, supongo que se merece un brindis, después de todo -dijo, alzando la botella para que el resto de la manada la imitara.

-Por Sueño-de-Arenas-Rojas -dijo Ashley-. Y por nuestra manada.

Donny levantó su cerveza para brindar. Nunca había participado en un brindis, que recordara. A lo mejor cuando era pequeño y sus abuelos vivían. No, estaba equivocado. Una vez había brindado con la Manada Urbana y un cartón de vino. Bueno, a lo mejor. Había vaciado muchos cartones de vino aquella noche.

-Salud.

Sueño cambió completamente la expresión de su cara cuando Alecto habló, tornandose complétamente seria. Agradecía de todo corazón todo aquello e inclinó la cabeza para secundar el brindis, luego lanzó una mirada de reproche hacia la Galliard.

- Abrazar un totem de manada no es algo que simplemente se transmita por medio de la palabra, Alecto. Se trata de algo muy serio y todos debemos estar presentes, sin excepción, no hacerlo sería una gran falta de respeto.

Tras brindar y charlar un rato, cada mochuelo se fue a su olivo. Donny se fue a dormir a sus cartones, Ashley y Sueño volvieron al Clan y Viviane y Alecto se quedaron en la ciudad un poquito más.

Alecto se detuvo para abrocharse la chaqueta en la acera frente al bar, donde se había despedido del resto.

-¿Quieres ir a algún sitio en especial? -dijo peleándose con la cremallera. Era su chaqueta favorita, de cuero, y la que se ponía para las actuaciones con su grupo, cuando aún pertenecía a él. Se echó a reír, colocando bien el cuello de la chaqueta: -No sé por qué te pregunto como si te fuese a llevar, porque la verdad es que no tengo ni idea de dónde estamos. Pero eso sí, me siento como Superman. Creo que me sobraba la última cerveza. O las últimas tres.
 

Viviane la observaba curiosa mientras ella maniobraba con su nueva archienemiga: la cremallera. Se sonrió y echó la mirada atrás para ver perderse las figuras del resto de la manada. Tenía algo de sueño, pero se sentía con buen ánimo dadas las nuevas.

-No deberías haberlas tomado si pretendías volver al Clan tú sola -Se colocó a su vera y la empujó suavemente con el hombro, alargando la mano para sujetarla si perdía mucho el equilibrio-. No más alcohol para ti, Galliard. Demos una vuelta, a ver si te despejas un poco. Y sino, te daré café.

Escondió las manos en los bolsillos y echó a andar calle abajo. Sabía donde estaba, pero no le importaba demasiado a donde ir. Al final tendría que acompañar a Alecto hasta las afueras u ofrecerle cobijo en su propia casa.

Alecto imitó a Viviane y echó a andar, metiendo las manos en los bolsillos de la chaqueta y encontrando algunos papeles en el fondo. Chicles de menta para los conciertos. O para lo que pudiera pasar después de los conciertos.

-Bueno, mientras no me pidas que ande en línea recta, un paseo suena bien -dijo ella sonriendo y abriendo la boca para soltar una nubecita de vaho al aire-. Además, no estoy tan borracha. Sé cómo me llamo y todavía puedo sumar cifras de dos números. Multiplicarlas no, pero sobria tampoco puedo...