Partida Rol por web

Herederos del lobo

29. El Campo de Batalla

Cargando editor
14/04/2013, 17:53
Flecha-de-Plomo

-¿Y un Ragabash qué tiene que demostrar? -quiso saber. Todo lo que le habían enseñado sobre su auspicio había sido bastante técnico, pero la práctica resultaba siempre diferente.

Cargando editor
14/04/2013, 19:02
Jochem Sangre-de-hada

-Lo dices porque no entiendes a Jabalí, ¿verdad? Ju, ju... Sí, sí, eso pasa a veces. El Gran Jabalí pide sangre, pero nuestra escasa Rabia nos habla de prudencia... Una cosa no quita la otra, ¿no crees? ¿Cómo lo harías tú?

Cargando editor
14/04/2013, 20:44
Flecha-de-Plomo

-No tengo miedo a luchar con fiereza -aseguró, recordando aquel sótano que olía a podredumbre y el asedio a su propio Clan, la primera manifestación de Jabalí-. Lo hago siempre que hay que hacerlo; vengo de na casta de guerreras. Pero la lucha sin medida a veces no es suficiente, o no todo lo ventajosa que podría ser. Pensar, observar, aprovechar las oportunidades... Eso es igualmente válido y útil. Jabalí alabó que nuestro Ahroun y nuestra Philodox se metiesen en una picadora de carne hecha de Perdiciones. Yo lo habría hecho para salvarles, pero si hubiesen tenido la cabeza un poco más fría nadie habría tenido que estar a punto de morir.

Cargando editor
16/04/2013, 22:01
Sueño-de-arenas-rojas

- No andaba muy desencaminado entonces. Tenía pensado pedir la ayuda de alguno de los hijos de Jabalí para que me acompañe y luche a mi lado.

Cargando editor
21/04/2013, 23:03
Alecto Tres-Acordes

Alecto bajó la mirada un momento, torciendo la boca y sopesando sus palabras. Ella nunca se había considerado demasiado buena moderándose con las cosas que le gustaban. Si quería algo y tenía dinero a mano lo compraba, si quería acostarse con alguien normalmente lo hacía, comía como una bestia parda y en general se movía por impulsos. No estaba muy segura de lo que tenía que hacer para vivir con intensidad y sin descanso, pero estaba dispuesta a intentarlo.

-No sé muy bien cómo hacerlo -dijo echándose la guitarra a la espalda-, pero encontraré la manera.

Cargando editor
23/04/2013, 19:17
Ethel Mataestrellas

-Los espíritus son parte de todo. Hay espíritus de sabiduría y de guerra. Los espíritus del odio, de la Rabia... Conócelos y encontrarás el guerrero que llevas dentro. Tu papel es diferente del de tus compañeros, pero el fin es el mismo: la guerra contra el Wyrm.

Cargando editor
23/04/2013, 19:20
Jochem Sangre-de-hada

-Cierto -dijo Jochem-. No te lo discuto. La verdad es que tienes mucha razón, sí, y nosotros... ju, ju, no siempre hay que estar cien por cien de acuerdo con todo lo que se dice. Nosotros tenemos que poner en duda todo lo que vemos. Mas... ¿por qué no mataste al que controlaba las Perdiciones antes de que llegasen? Ju, ju, ¿qué te parece esto?

Cargando editor
25/04/2013, 15:21
Flecha-de-Plomo

-No sabía quién las controlaba, no podía enfrentarme a eso -defendió. Empezaba a sentirse más despierta con aquella charla-. Pero... Podría haber tenido en cuenta otros factores. Fue una situación bastante complicada... -resopló pegando las orejas a pelaje, dividiéndose entre recordar y olvidar aquel fatídico suceso-. De todos modos no puedo hacer mucho sobre eso, excepto aprender. Jabalí no se verá impresionado porque un Ragabash haga su papel de Ragabash. Se trata de eso, ¿no? De hacer las cosas de otra manera.

Cargando editor
25/04/2013, 19:09
Jochem Sangre-de-hada

-Lo dices como si hubiese situaciones simples, ju, ju -rió el Ragabash-. Todo tiene su dificultad. Todo es complicado. Pero... ¿cuál es el papel de un Ragabash? Ah, no, no... No es fácil saberlo. Tu amigo el negro lo tiene fácil, ¿a que sí? Sólo tiene que matar y matar. Pero eso es lo que hacemos los Garou, ¿o no? Ju, ju... No, Jabalí no va a sentirse impresionado por tus dotes de sigilo. Jabalí es un guerrero y le gusta cuando matamos enemigos. Pero no sólo eres una Ragabash. Eres una Garou. Hasta el Theurge más enclenque puede convertirse en Crinos y matar y destruir.

Míralo así: Jabalí es muy parecido a los Fenris. A nosotros no nos atraen los juegos mentales de los Contemplaestrellas. ¡Qué pesados! Tampoco nos gusta la política. Eso se lo dejamos a los Colmillos Plateados, que están peor de la cabeza que yo. Nosotros luchamos. Eso es lo nuestro. Nunca pelearás tan bien como yo, pero ninguno lo hará tan bien como un Ahroun. Podemos... ju, ju, esforzarnos. Eso es lo que Jabalí aprecia.

Cargando editor
04/05/2013, 09:59
Ethel Mataestrellas

Cuando llegaron al límite del Reino Umbral y lo cruzaron, la Rabia en su interior comenzó a crepitar como un fuego violento. Una sed de lucha los empujó hacia delante, allá donde temblaba el suelo por las explosiones de las bombas, los gritos de guerra, los cuernos, los tambores, las balas, las flechas, los aullidos y los gemidos de dolor. Su sangre de Garou hervía. Comprendieron al instante que su naturaleza salvaje y guerrera se sentía regocijada allí dentro. Fuesen chamanes o espías, bardos o jueces, todos ellos servían a un propósito: la defensa de Gaia por medio de la guerra.

-Los Mokolé son la memoria, los Gurahl los sanadores, los Córax los espías -dijo Ethel con voz atronadora, como si les hubiese leído la mente-. Nosotros somos los guerreros. Este es nuestro Reino. De entre los Garou, los Fenris somos los verdaderos guerreros, pero los Hijos de Jabalí pueden contarse muy cerca de nosotros. Venid conmigo.

La Theurge encabezó la marcha a través del sendero, hasta un poste en el que todas las batallas que tenían lugar se hallaban inscritas. Les mostró las Termópilas, Normandía, Farsalia, Hastings y Waterloo, y otras batallas sin nombre que tenían lugar entre unos pocos guerreros. Una tribu de indígenas americanos se cernía sobre otra, un grupo de Neandertales machacaba los cráneos de sus enemigos. Milicianos africanos abatían a civiles apenas armados mientras un grupo de samurais luchaba entre sí con movimientos líquidos y hermosos.

Llegaron al centro del Reino Umbral, un páramo silencioso y en calma. Aquello ponía los pelos de punta.

-Esta es la Llanura del Apocalipsis. Aquí tendrá lugar la última batalla y nosotros seremos los contendientes.

Alrededor de la llanura había tres ejércitos. Uno enarbolaba el estandarte de la Araña y los combatientes luchaban con eficiencia y economía, todos unidos como un mismo ser. El otro era una masa informe de combatientes heterogéneos que atacaba y se replegaba sin control, a veces siendo consumida por su propio caos interior. El último, una horda de Perdiciones, atacaba a los otros dos ejércitos sin pausa y sin miedo, sin temor a ser aplastado o a luchar contra corriente.

-Antes de unirnos a ninguna batalla, quiero que meditéis acerca de lo que haréis cuando llegue el día. Somos Fenris, somos Hijos de Jabalí. Sangraremos, sufriremos y moriremos sin duda alguna. Pero lo haremos por Gaia, el mayor de los honores, y seremos recompensados con el Valhalla. Mejor morir sabiendo que hemos dado todo lo que podíamos que sobrevivir porque no hemos sido capaces de entregarnos por completo.

Cargando editor
08/05/2013, 02:06
Arend Seis-garras

Tras la meditación, Sin-voz asintió y Arend tradujo sus palabras y cambió a Crinos rápidamente.

-Andando. Escoged la batalla que más os guste y luchad hasta que no podáis más.

Cargando editor
08/05/2013, 02:42
Donny Botón-del-pánico

Donny miraba a su alrededor sin dejar de temblar de anticipación. Apenas escuchó a Mataestrellas; estaba muy ocupado mirando ansiosamente una batalla, sólo para descubrir unos metros más allá otra que le atraía más. Cuando por fin recibió permiso para empezar a repartir se transformó en Crinos tan rápido que por un momento parecía que había estallado en dientes y pelo oscuro.

Le dio un golpe en el hombro a Alecto y señaló a los samurais con el hocico. Había pensado en atacar a los milicianos africanos, por eso de las raíces, pero los samurais molaban demasiado para resistirse. Soltó un rugido y saltó entre las espadas, soltando zarpazos a diestra y siniestra.

Cargando editor
08/05/2013, 03:08
Alecto Tres-Acordes

Alecto sonrió y siguió a Donny pasando a crinos. En cuanto el cambio se completó, Alecto echó la cabeza hacia atrás y aulló, llenando a sus compañeros de fuerza e incitando aún más la fuerza de la rabia que les hervía en la sangre. Si tenían que luchar con fuerza, sin descanso, sin pensar, ella les daría un empujoncito a los que, a diferencia de Donny y ella, la rabia no les consumía con tanta fiereza.

El aullido vibró con fuerza, y el sonido aún flotaba en al aire cuando se lanzó a luchar.
 

- Tiradas (1)

Notas de juego

1 FdV. 4 éxitos.

¡Mira, Eckart, sin manos!

Cargando editor
08/05/2013, 20:48
Flecha-de-Plomo

Viviane no se dejó llevar por el entusiasmo de sus compañeros, aunque el aullido de Alecto logró que la Rabia de su espíritu vibrase con más fuerza. Desde su forma lupina pasó a Hispo, emitiendo un gruñido grave mientras decidía en qué batalla quería participar. Había muchas, todas, y aunque la mayoría no despertaban un gran interés en ella más allá del suceso histórico que habían acontecido, no tardó mucho en elegir. Ya había sentido varias veces el ardor de una bala en su cuerpo, armas que los fomori usaban constantemente, y ese iba a ser su objetivo. Emitiendo un aullido feroz, Flecha-de-plomo corrió a un campo donde los soldados de a pie armados con rifles guerreaban sobre tierra húmeda entre varios tanques.

Cargando editor
11/05/2013, 13:14
Sueño-de-arenas-rojas

Sueño no fue tan directo como sus compañeros de manada, pero el aullído de Alecto lo llenó de ganas, aunque en su forma lupina no se le notase. Se paró a ponderar las diferentes batallas que tenía a su alrededor para elegir hasta escoger una en la que se enfrentaban caóticamente espíritus y perdiciones. Si tenía que luchar, que fuera en su elemento y así conocer también a sus enemigos. Con un rugido pasó a Hispo y se lanzó al campo a desgarrar cualquier perdición que se le pusiera por delante.

Cargando editor
14/05/2013, 13:41
Ashley Digna-hija-del-Klaive

Ashley aguardó hasta que sus compañeros escogieron batalla. Cuando se vio liberada del peso de la manada, acudió a una playa donde un drakkar acababa de atracar. Los vikingos que la tripulaban habían saltado de la embarcación y cargaban contra los defensores sajones entre gritos y aullidos atronadores. Transformada en Crinos, la Fenris se unió a sus antepasados y peleó a su lado con fiereza, quemando la Rabia que la hacía vibrar.

Cargando editor
14/05/2013, 13:46
Director

Las dos manadas lucharon en las diferentes muestras de guerra que se diseminaban por el Reino Umbral. El Martillo del Alba se movía por allí como expertos, saltando de una a otra batalla como si no quisieran terminar jamás. Eran un solo sistema cuando atacaban, como una nube de avispas furiosas que no necesitasen comunicarse verbalmente para saber lo que debían hacer. Bajo sus garras caían víctimas a cientos, ya fuesen caballeros medievales o soldados modernos. Las Perdiciones y engendros del Wyrm tampoco representaban una gran amenaza; sus pútridos servidores no tenían nada que hacer contra los Fenris. Aquel espectáculo era suficiente para que cualquiera que dudase de la valía de la Camada cerrase la boca y aprendiera un par de cosas.

Los Cliath, por otro lado, se encontraron con algo más de dificultad. Carecían de la confianza en la manada y en sus propias habilidades, y aunque Donny, Alecto y Ashley, gracias a la gran cantidad de Rabia que llameaba en su interior, demostraron evidente capacidad de matar, Sueño y Viviane tuvieron dificultades. Las Perdiciones se cernieron sobre el Theurge, ahogándolo, y a Viviane le disparó un tanque por la espalda, catapultándola lejos y obligándola a emplear su capacidad regenerativa al máximo.

Todo parecía perdido para ellos: habían fallado la prueba. Pero un repunte de energía les llenó por dentro. Sintieron a Jabalí cercano a ellos, enseñándoles cómo proceder. Viviane acometió contra sus enemigos y logró derrotarlos. Sueño necesitó algo más de ayuda y esfuerzo, pero escapó de las garras de las Perdiciones y consiguió mantenerse a salvo. Cansado, pero vivo.

Cuando las batallas finalizaron, aparecieron de nuevo en la puerta del Reino Umbral, jadeando.

- Tiradas (9)
Cargando editor
14/05/2013, 14:06
Arend Seis-garras

El Philodox miró a la Alfa y asintió. Se volvió hacia los Cliath y sonrió.

-Regresemos. Habéis luchado bien. Creo que estamos todos de acuerdo en que serviréis bien a Jabalí y cumpliréis sus expectativas siempre que os esforcéis al límite.

Cargando editor
14/05/2013, 21:46
Donny Botón-del-pánico

Donny jadeaba sin dejar de sonreír. O lo más parecido a sonreír que podía lograr su boca sin labios de Crinos. Con un gruñido se arrancó una espada samurai que un guerrero había perdido al atravesarle el brazo con ella y la dejó caer al suelo. Temía cerrar la boca o cambiar de forma porque estaba bastante seguro de tenía trozos de armadura entre los dientes. Hubiera querido quedarse un rato más y probar algún otro campo de batalla. Hacía algunos minutos le había confesado a Alecto, mientras arrojaba un samurai por encima de la cabeza de su compañera y en medio de una pelea de pandilleros, que temía que como estaban luchando contra orientales al cabo de una hora volviesen a tener ganas de matar.

Cuando la herida del brazo terminó de sanar Donny escupió un trozo de yelmo y media oreja. Cambió a su forma homínida y se limpió la sangre de la boca con la manga. Después de haber derribado a un ejército de samurais con Alecto no tenía ninguna duda de que algún día serían capaces de repartir igual que el Martillo del Alba.

-Gracias. Eso no va a ser un problema -dijo, con un brillo de euforia en los ojos.

Cargando editor
14/05/2013, 23:22
Viviane Flecha-de-plomo

A la ragabash todavía le quedaba la sensación de tener un agujero en la espalda después de haber salido despedida por un tanque. Ese momento había sido crítico, pero el miedo a morir la forzó a seguir peleando con la ayuda de Jabalí. De algún modo, en medio del fragor de la batalla logró conectar con él, comprender eso de lo que Jochem Sangre-de-hada le había hablado, y rugió con más fuerza embistiendo a los soldados embravecida. Cuando salió del campo de batalla estaba teñida de pies a cabeza por la sangre, y por alguna razón sonreía ampliamente. Se echó el pelo para atrás y suspiró. Lo había logrado, había obtenido el favor de Jabalí y la adrenalina le recorría el cuerpo como un torrente de agua hirviendo. A pesar del cansancio tenía ganas de pasar a su forma lupina y correr.

-¿Qué tal uno de esos aullidos, Galliard? -dijo animosa, dándole a Alecto con el codo. Después buscó a Sueño para chocar los cinco con él, ya que eran los que peor lo habían pasado.

Ahora ya era hija de Jabalí y su madre, y todas las Furias Negras, estarían orgullosas de aquella nueva guerrera.